Bruscamente, se multiplican en todo
el país los estallidos. Estamos en medio de un estallido social, de una
verdadera rebelión popular de distintos sectores de la población. La
desesperación, la situación intolerable provocada por la crisis y las últimas
medidas del gobierno ya habían provocado en los últimos tiempos un “clima” de
bronca y protesta, de una profundidad y generalización como nunca habíamos
visto.
Era notable no sólo la intensidad
de este sentimiento sino también la generalización a sectores sociales muy
amplios, que van desde comerciantes y productores reventados por la crisis
hasta sectores de trabajadores ocupados o desocupados. Esta presión acumulada
ha hecho estallar la caldera.
En las últimas horas, esto que
estaba “en el aire”, ha precipitado, bajo la forma de distintos estallidos y
movilizaciones populares y obreras.
La principal y más impactante es la
ola de saqueos y/o reclamos de comida a supermercados, que en estos momentos
parece extenderse tanto en localidades del interior como en el gran Buenos
Aires e incluso la Capital. Pero en esta situación de estallido se están dando
también otras expresiones: los cacerolazos auspiciados principalmente por los
pequeños comerciantes hoy en quiebra, huelgas como la de los ferrocarriles el
lunes pasado, los incidentes con los trabajadores municipales de Córdoba que
derivaron en el incendio de un piso del edificio de la Municipalidad, el corte
del puente Pueyrredón sobre el Riachuelo por la protesta de los remiseros, la
movilización de los estatales en La Plata...
Hay mucha gente
que no sólo está diciendo “¡basta!”, sino que está pasando a hacer
acciones.
Aquí no tenemos tiempo ni
posiblidad de hacer un análisis global, y menos que menos en caliente y con
cantidad de hechos de los cuales es difícil tener una visión de conjunto. De
todos modos, los elementos de reflexión y orientación hay que inscribirlos en
lo que ya veníamos señalando desde hace tiempo, acerca de la progresión y
agravamiento de la crisis económico-social pero también de la aguda
crisis política. Sin embargo, señalaremos algunos
aspectos:
Aunque esto se “parece” a la
situación de los saqueos que marcaron en 1989 el fin de Alfonsín, hay
diferencias muy importantes a tener en cuenta para la acción, dentro del marco
de una situacion más grave y aguda que en aquel
momento.
Al final de Alfonsín no sólo la
situación económico-social del país era distinta (estamos hoy mucho peor, con
una deuda externa duplicada, con gran parte del aparato productivo destruido y
los bienes del estado enajenados), sino también el cuadro político es
muy diferente: a) existía una clara alternativa apoyada mayoritariamente, la
de Menem, para hacerse cargo del gobierno; b) no había un desprestigio tal del
régimen y sobre todo de la “clase” política.
La burguesía tiene un lío
cualitativamente mayor que el de de 1989 para producir un cambio y dar una
“salida” tanto económico-social como política. En 1989/91 estaba la
alternativa neoliberal, triunfante en todo el mundo. Hoy, los políticos y
sectores burgueses que hablan del “fin del modelo”, no presentan claramente la
alternativa de otro “modelo” distinto de capitalismo que alivie las presiones
que han llevado a este estallido social. Es por eso que lo más probable es que
estemos no al final de un proceso de crisis gravísima, sino al
principio, en los comienzos de un proceso con rasgos
revolucionarios.
Acaba de renunciar Cavallo; casi
seguro lo siga De la Rúa. A nivel político, el reemplazo inmediato de De la
Rúa-Cavallo (o de Cavallo solo) tampoco dibuja una garantía de “gobierno
fuerte” como en 1989 con Menem. La burguesía, los políticos y los curas están
discutiendo desesperadamente una salida alternativa económica y política, pero
eso no se presenta tan fácil de formular como hace diez años, y configura
verdaderos elementos de crisis de gobernabilidad, de vacío político, aunque es
evidente que hoy por hoy no hay una alternativa de poder, obrera y popular al
alcance de la mano.
Remarcamos esto, porque tiene que
ver con las condiciones concretas en que debemos intervenir para ser
parte del proceso, aprender de él, promover en él la
auto-organización y autodeterminación democráticas de todos los que
luchan, e impulsar en él la perspectiva de una alternativa obrera y
popular, por una salida de los trabajadores, anticapitalista y
socialista.
Es indiscutible que en este proceso
de estallido social, de rebelión popular, los trabajadores y la mayoría de la
gente no tienen tampoco una alternativa propia e independiente bien definida.
Pero quedarnos en esa definición abstracta (más o menos válida para
todo tiempo y lugar) sería un error garrafal.
Tampoco en ese terreno la situación
es la misma de la de 1989/91. Hay muchos elementos que configuran un gran
avance. Con esos elementos, con esos puntos de apoyo hay que contar
para el combate por una alternativa independiente. Se ha generalizado, por
ejemplo, una santa desconfianza en el régimen y sus políticos, que antes no
existía, reflejada en las últimas elecciones tanto en el voto blanco/nulo como
en el voto a la izquierda. La conciencia de la contradicción de “ricos” versus
“pobres” es hoy también general. La cuestión de la deuda y la de necesidad de
dejar de pagarla está hoy en la conciencia, si no de todos, por lo menos de un
sector creciente de los trabajadores, las clases medias y hasta de la misma
burguesía. Hay también en mucha gente la conciencia de que esta catástrofe es
una cuestión global, de conjunto, que no se arregla con el cambio de tal o
cual político. Y, en ese sentido, hay en algunos sectores una cierta búsqueda
de “algo nuevo”.
Tenemos, entonces, mucho de qué
tomarnos para la pelea por una alternativa independiente, por desarrollar
organismos de autodeterminación y una conciencia de
clase.
Como medidas prácticas e inmediatas para intervenir
en todo esto:
* Editamos un volante para difundir
masivamente, que adjuntamos. Seguramente editaremos otros con el correr de
las horas.
* Debemos tratar de ser parte de las
distintas expresiones de este estallido tanto popular como obrero, tanto
de sectores de trabajadores ocupados como desocupados, bien en la base de la
sociedad: en los barrios, en las acciones dirigidas hacia los grandes
hipermercados, en las huelgas de los trabajadores como ENFER, municipales de
Córdoba, etc., en los distintos
movimientos de desocupados, en las marchas de los comerciantes,
etc.
* Es muy importante, en este marco, en la
medida de nuestras posibilidades, pararnos desde la perspectiva de que los
enfrentamientos no deriven en peleas de “pobres contra pobres”, que se
resuelvan democráticamente los ataques a los grandes hiper y supermercados,
que en la medida de lo posible esto sea de manera democráticamente
organizada, mediante asambleas, para debatir entre todos, tendiendo a
la vez a la coordinación y lucha en común con los sectores de trabajadores
ocupados: sean docentes, estatales, ferroviarios, trabajadores de fábrica,
etc.
Por último, vamos a intentar mantener una
elaboración permanente sobre la orientación del partido, por lo que esperamos
informes y opiniones de todos (sobre todo el interior del pais) y proponemos
que las distintas regionales y equipos funcionen en una especie de estado de
asamblea permanente y discutan a partir sobre todo del volante y también de
este primer borrador de orientación.
Un
saludo.
Comisión Política.
PD: al final de este
texto nos enteramos de la declaración del Estado de Sitio. Debemos
repudiarlo con toda fuerza esto, y plantear al llamado a una gran lucha
nacional para exigir su
levantamiento.
Así no se puede vivir más. Esto es lo que está
motivando el estallido de una verdadera rebelión de los trabajadores a lo
largo y ancho del país. Así, se suceden ocupaciones de supermercados,
saqueos, cortes de ruta, tomas de fábricas, protestas de
comerciantes.
La catástrofe económico-social que está
cayendo sobre nosotros, no tiene antecedentes históricos. La clase
capitalista, la que se arroga la "legitimidad" para gobernar, se desnuda
todos los días en su incapacidad, en su profundo fracaso para dar una salida
a la bancarrota del país. Los de arriba no pueden seguir gobernando: ¡hay
que echar al gobierno de De la Rúa-Cavallo, y también al resto de los
políticos y/o gobernadores patronales como Menem, Ruckauf, Duhalde, Reuteman
o De la Sota, en la perspectiva de imponer una salida desde abajo, obrera y
popular!
¡Para poder comer, cobrar y tener trabajo, hay
que atacar las ganancias y propiedades de los grandes capitalistas para
imponer un plan obrero y popular!
¡Tenemos derecho a comer! ¡Tenemos derecho a
tener un trabajo digno! Tenemos derecho a cobrar nuestros salarios y
jubilaciones!
El gobierno nacional y los gobernadores, los
políticos radicales y peronistas, los banqueros, los grandes capitalistas de
las empresas privatizadas y los usureros que tienen la deuda externa nos
niegan la comida y el trabajo.
Ahora están discutiendo entre ellos distintas
"alternativas" para seguir reventándonos. Están discutiendo si ponen la
"dolarización" o la "devaluación". Son sólo dos formas distintas de que
sigamos pagando nosotros, a costa de nuestro hambre, las fabulosas ganancias
que se meten en el bolsillo, como Repsol-YPF que ganó 6.700 millones. Para
ellos lo primero es pagar la deuda externa, que este año se llevó más de
20.000 millones. ¡La plata va para eso, mientras los desocupados se mueren
de hambre y el PAMI no da más remedios!.Además, para garantizar sus
intereses, aumenta la represión: la policia “custodia” los bancos y
supermercados de los trabajadores desesperados por comer o cobrar su sueldo.
Y se habla de que preparan al Ejército para defender las instituciones del
poder patronal. Así, dan palos a los trabajadores para defender la propiedad
de los capitalistas.
¡Hay que dar vuelta todo esto! La prioridad
debe ser comer y tener trabajo. Para lograr esto hay que atacar las ganacias
y la propiedad de los capitalistas. En primer lugar, dejar de pagar a la
Deuda Externa. También, ocupar y poner bajo control de los trabajadores toda
empresa que esté despidiendo o suspendiendo y nacionalizar la banca y el
comercio exterior
confiscando los depositos de los grandes capitalistas. Estas medidas
constituirían la base de un verdadero plan económico alternativo, obrero y
popular.
¡Los trabajadores debemos organizarnos
para desarrollar esta pelea!
¡Unamonos entre ocupados y desocupados!
Entre los trabajadores y los sectores
populares, una verdadera rebelión ha estallado. Este es el momento de
ponernos de pié y organizarnos por nuestra propia cuenta para imponer una
salida propia, independiente, obrera y popular. No las que están discutiendo
los políticos ladrones de la UCR y el PJ.
Para eso, el primer paso es el de organizarnos
democráticamente y coordinar con todos los que están en lucha. Unirnos entre
ocupados y desocupados. Los compañeros desocupados, los vecinos de los
barrios, junto con los docentes, estatales o compañeros de fábrica. Y al
mismo tiempo, intentar generalizar la experiencia que diversos sectores han
comenzando a recorrer: construir y desarrollar los organismos democráticos e
independientes de los trabajadores, las coordinaciones y plenarios, las
asambleas obreras y populares, todas aquellas formas de organización que
democráticamente decidamos desde abajo
No podemos entrar en peleas de “pobres
contra pobres” por el reparto de lo que se consiga: ni se trata de atacar a
los pequeños comerciantes del barrio, pobres y vecinos como nosotros. Ellos
también están repudiando a Cavallo. Por el contrario, hay que organizarse
para atacar las propiedades de los grandes capitalistas, responsables de
nuestra situación.
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