Asunto: | [BoletinAndaluciaLibre] nş 117 - Francia - Silvio Rodriguez | Fecha: | Lunes, 6 de Mayo, 2002 06:40:39 (+0200) | Autor: | Andalucia Libre <andalucialibre @.......es>
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nş
117
En este Correo:
* Francia,
Segunda Vuelta. Andalucía
Libre
* Cuba,
Silvio Rodríguez, Cuando
miro mi
vida
- Músicas de Silvio
Rodríguez en numeros anteriores de Andalucía Libre
* Solidaridad con
Palestina, Directorio,
Música, Suscripciones
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Francia
Segunda
Vuelta
Andalucía
Libre
Tal y como era
previsible el derechista Chirac ha ganado la segunda vuelta de las elecciones a
la Presidencia de la República Francesa.
Si en la primera
Chirac obtuvo un 19,88%, ahora ha recibido el 82,05%. El ultraderechista Le Pen
ha conseguido por su lado el 17,95% (16,94% en la primera, al que cabe sumar el
2,35% de su escindido MNR) y 500.000 votos más. La abstención ha descendido al
19,25%, nueve puntos menos que en la primera vuelta, aunque sigue siendo
superior a la registrada en las elecciones presidenciales de 1974 y 1981. Los
votos blancos y nulos han subido al 4,4%; dos puntos más que en la primera
vuelta.
Entre ambas
rondas, Francia ha vivido un ambiente de exaltación republicana y antifascista,
particularmente entre la juventud, en cuyos hitos y acciones de masas la propia
prensa francesa ha reconocido particular protagonismo a la izquierda
revolucionaria. Han proliferado las manifestaciones contra Le Pen desde la misma
noche electoral, con un 1ş de Mayo particularmente masivo, combativo y
militante. En todo este proceso, como era previsible y lógico, ha estado ausente
la derecha que se ha parapetado tras el conocido sonsonete liberal de
que "en las democracias, las cosas sólo se deciden en las urnas".
Los reflejos populares antifascistas han actuado, sin embargo, produciendo una
movilización sensible, que se ha traducido primero en la calle y luego en las
urnas, mayoritariamente en forma de voto contra Le Pen con la papeleta Chirac.
De ahí la primera
paradoja del resultado: Chirac ha pasado del peor resultado obtenido por un
presidente en la primera vuelta a verse beneficiado en la segunda con un apoyo
plebiscitario. El mismo Chirac ha tenido buen cuidado por intentar no verse
maniatado cara al futuro por estos resultados, huyendo de cualquier
vinculación a frente republicano alguno. La derecha francesa no sólo
quiere ganar las próximas legislativas sino que, sobre todo, no ha
querido admitir ninguna hipoteca sobre su legitimidad que le
impida auspiciar o imponer con toda rotundidad en la etapa inmediata una
nueva vuelta de tuerca neo-liberal; para ello cuenta destacadamente con que en
el próximo quinquenio sea uno de los suyos quien ocupe el Eliseo.
La segunda
paradoja es que la autoderrotada izquierda plural (PS, PCF, Verdes, PRG
y MDC) responsable política y electoral del pase de Le Pen a la segunda vuelta,
ha hecho lo posible y lo imposible por promover un estado de animo de
angustia republicana, con el que no sólo cabalgar y aprovechar el
sentimiento antifascista sino sobre todo tapar su propio fracaso. Ayudada por
los principales medios (Le Monde,
Liberation...) no sólo ha exagerado el peligro de
una inviable victoria de Le Pen sino que ha intentado que se olvide que el
incremento de Le Pen en la primera vuelta fue de sólo 300.000 votos en relación
con las elecciones de 1995 y que su éxito al conseguir pasar se debió sobre
todo al desastre de Jospin y a la propia dispersión de voto entre cuatro
candidaturas, políticamente socias pero obligadas a competir entre si para
afianzarse y medirse partidariamente. De hecho, el colapso y la vergüenza de la
izquierda plural tras su hundimiento de la primera vuelta, duró bien
poco y a los pocos días, sus baterías volvieron a apuntar a la izquierda
revolucionaria (LO y LCR) intentando, con todo cinismo, transferirle la
responsabilidad de su derrota. En este empeño y según el habitual reparto de
papeles, han destacado, con particular énfasis y con empeño digno de mejor
causa, el PCF y Los Verdes.
La izquierda
plural, otra aparente paradoja, ha hecho precisamente bandera de la
papeleta Chirac; olvidándose convenientemente de que la mera suma de las
diversas candidaturas de la coalición derechista tradicional
(RPR-UDF-DL) eran ya sobradamente suficientes para vencer
cómodamente a Le Pen. La convergencia entre esta actitud interesada y la
emersión de este sentimiento de rechazo antifascista en capas anteriormente no
activas, ha conducido a que la mayoría de quienes han votado a Chirac en la
segunda vuelta sean electores de izquierda. Preparándose para las nuevas
confrontaciones, el PS ya ha adelantado la necesidad de que "la izquierda
plural pase a ser una izquierda unida", es decir, que en lugar de la
habitual concurrencia de diversas candidaturas en la primera vuelta de las
legislativas, que terminan apoyando en la segunda a la mejor situada de su campo
político, comparezcan ya desde un principio con listas coaligadas entre
PS-PCF-Verdes-PRG-MDC. De esta manera quieren evitar el corte del 12,5% y
asegurarse mejores condiciones, dadas las peculiaridades del ultrareaccionario
sistema electoral frances. Aparte de estas maniobras de diverso tipo, no se
constata rectificación sensible en su curso social-liberal.
La ultraderecha,
por su parte, ciertamente no ha conseguido el salto soñado (alcanzar el 25%)
pero tampoco ha resentido electoralmente el acoso múltiple sufrido: ni el
de la izquierda ni el mediatico. Ha demostrado que cuenta tras de si con un
sector social, que si no es estable si muestra suficiente consistencia y que,
como era de prever, se muestra inmune a las criticas, cuando estas se visten de
liberal o europeista. Por supuesto, Le Pen es un demagogo fascista y además ha
optado en estas ultimas semanas por un discurso duro -con la previsible
intención de blindar su espacio- pero sería un error no valorar el peligro de
que, junto a su racismo inadmisible, terminara apropiándose también del rechazo
al librecambismo o a la Unión Europea.
En una coyuntura
políticamente muy compleja, la izquierda revolucionaria ha afrontado el envite
con diversas tacticas.
Lutte Ouvriere ha
hecho hincapié en que al fascismo no se le para en las urnas sino en la calle y
en las fabricas y que no se le puede combatir votando a un fiel servidor de
la burguesía francesa como Chirac. Ha subrayado que la victoria de Le Pen no
estaba entre lo previsible. Con todo ello ha provocado el consabido alud de
criticas desde los intelectuales establecidos y la izquierda plural,
que han acusado a LO de propiciar la abstención, lo que ha sido
radicalmente rechazado desde LO.
La LCR, por su
parte, comenzó la misma noche electoral organizando marchas anti-LePen y tras
unos primeros momentos de ambigüedad, optando por la consigna de "barrer a
Le Pen en la calle y en las urnas", lo que puede entenderse como una
aceptación del voto instrumental a Chirac.
Tanto LO como la
LCR han enfatizado las razones políticas y sociales reales del ascenso de Le
Pen; la culpabilidad de la política neo-liberal de la izquierda plural
y las amenazas que encierra Chirac y su programa político, trascendiendo los
limites del mero discurso republicano, que según el catecismo establecido
no era oportuno traspasar en estos momentos. Los resultados electorales
(votos, abstenciones, blanco-nulos) y los acontecimientos políticos hasta
el momento dan la impresión de que esta diversidad ha sido representativa de
actitudes y posiciones realmente existentes entre la izquierda social
francesa. Si LO parece haber primado el dirigirse a los sectores más
militantes (obteniendo, por cierto, algún eco entre aquellas células sindicales
del PCF a quien se le hacia demasiado cuesta arriba votar Chirac), la LCR ha
escogido fundirse con las juventudes movilizadas al calor de la coyuntura y con
el talante de algunas organizaciones sociales (Bové y su grupo, organizaciones
antifascistas, etc) recibiendo un alud de peticiones de incorporación, tanto a
la LCR como a las JCR-RED.
La LCR se ha
dirigido a LO proponiéndole un acuerdo de reparto de circunscripciones,
desistimiento y apoyo mutuo en las próximas legislativas; formula que aunque
pueda aparecer modesta en sus ambiciones quizá toma nota del nivel de acuerdos y
especificidades de cada una las partes. Lutte Ouvriere no se ha definido aún
oficialmente, aunque algunos comentarios suyos parecen dar la impresión de
que considera que existen electorados especificos. Aún reconociendo esa pluralidad -que deviene de opciones y prioridades
políticas diversas- y aún teniendo en cuenta lo endiablado del sistema electoral
francés, no por ello debiera olvidarse en la próxima etapa que los acuerdos
políticos de fondo entre ambas fuerzas de izquierda son
sustancialmente superiores a las diferencias y que los dos cursos serían
beneficiados si pudieran obtener y multiplicar un traslado lo más
parecido posible de su fuerza social a la arena electoral, de tal
manera que a su amparo pudieran preparar la resistencia a lo por
venir. Veremos hasta donde saben llegar.
En todo caso,
conviene recordar desde Andalucía a la hora de establecer afinidades, aparte del
peso internacional especifico de Francia, la alianza que casi llega a patronazgo
del Estado francés en relación al español y su apuesta estratégica a favor de la
unidad indisoluble del Estado español y contra el derecho a la autodeterminación
de las naciones sin estado; compartida tanto por Chirac como por la
izquierda plural (sea con argumentos pragmáticos, kaustkianos,
postmodernos o presuntamente jacobinos). Nuevamente, es obligado
anotarlo, en esta hora y en este caso, coinciden aquí los intereses,
referencias y posiciones de una izquierda andaluza consecuente nacional y
socialmente.
Enlaces:
Cuba
Silvio
Rodríguez: Cuando miro mi vida La ventanaManuel
González Bello | La
Habana
Silvio
Rodríguez
"Supongo que he tenido todas las tentaciones,
las de Cristo y las de Silvio Rodríguez. Pero si uno no tuviera
tentaciones sería fácil, no existiría el mérito. El mérito es el triunfo
del espíritu sobre las tentaciones." Silvio
Rodriguez.
Por
mucho que haya querido escapar a las trampas de la fama, Silvio Rodríguez no
ha podido lograrlo. Unos, la mayoría, hablan de sus canciones, ya sea porque
lo odien o porque lo quieran; otros, de su persona; un cuestionamiento puede
abarcar desde el contenido de un texto hasta si no saludó a alguien como se
suponía correcto. Tal vez sea el precio que paga por querer ser él
mismo.
Insertado para siempre en la cultura cubana, es la
máxima expresión de un movimiento original en la música de la Isla: la
Nueva Trova. Música y poesía, cerebro y corazón, ideas y
sentimientos, forman un solo cuerpo en este cantor de la
esperanza.
El poeta y narrador uruguayo Mario Benedetti ha
dicho de Silvio Rodríguez: "Curiosamente, su voz no es cálida ni grave
ni particularmente seductora, sino más bien aguda, de un timbre casi
metálico y sin embargo frágil. Al escucharlo, uno llega a temer que en
cualquier momento se le quiebre, y ese riesgo ( que en su caso no es
deliberadamente buscado sino más bien lo asume como algo irremediable)
también forma parte de su extraño atractivo. Con características que en
cualquier otro cantante serían anticarismáticas, Silvio funda precisamente
su carisma. Quizá el secreto resida en que siempre transmite una gran
sinceridad, una honestidad a toda prueba, un no aparentar lo que no es, y,
en estos tiempos de famas prefabricadas, de engendros de la machacona y
mistificadora publicidad, esa actitud, a la que el público accede sin
intermediarios, significa una bocanada de aire fresco en un ámbito, como el
del espectáculo, por lo común tan especulativo como
artificial." La Jiribilla ofrece a sus lectores algunas
concepciones, reflexiones y criterios de
Silvio.
A pesar de que el público de la radio es más local,
y el del Internet es más universal, el tipo de gente que está ahí es muy
joven. ¿Pasa algo similar aquí en Cuba? ¿Cómo es tu público aquí?
Asombrosamente mi público receptor siempre ha
sido de jóvenes. Cuando empecé "lógicamente" yo también era un joven, y en la
medida en que me han ido pasando los años, es como si ese público se hubiera
detenido: yo transcurro y el público no. El público sigue siendo
preferentemente un público de entre adolescentes y jóvenes de veintitantos
años. Pero eso me pasa en Cuba, eso me pasa en Argentina, en Chile, en España,
en Colombia, en todas partes, y para mí es un milagro ¿no? A mí me lo han
preguntado: "¿Por qué?". Yo mismo no tengo una respuesta certera, verdadera
¿no?. Yo puedo hacer conjeturas como cualquiera, y deduzco que, en primer
lugar, que yo he procurado no abandonar la niñez, pero parece también que la
niñez de alguna forma ha procurado no abandonarme a mí... y cuando te digo la
niñez, te digo la juventud, te digo la adolescencia, te digo esa etapa de la
vida en que uno mira asombrado al mundo y se hace preguntas. (...) Yo creo que
se debe a eso... se debe a esa condición, que me parece que es más una
condición que una actitud; yo pienso que es una característica: hay personas
que somos así, hay personas que en eso no cambiamos nunca y yo soy una de
ellas, y me tocó hacer canciones y me comunico a partir de esa característica
que tengo, y por eso lo que hago le interesa a la gente como yo que casi
siempre es gente joven.
Se habla de que el período de los finales de los
60 y los 70 estuvo matizado por diversas pugnas y hostilidades hacia los
trovadores y su obra. Con algo de mito y varios algo de verdad, usted ha
trascendido como uno de los que más sufrió esa hostilidad. ¿Cuáles eran esas
fuerzas o personas hostiles a los trovadores?. ¿Por qué esa hostilidad si los
trovadores, incluso cuando abordaban la crítica, no se manifestaban en un
sentido de ruptura u oposición hacia el proceso social
cubano?
Es cierto que hay anécdotas más o
menos tristes en nuestro repertorio. Y digo nuestro porque en aquella época,
desde que agarrabas una guitarra y decías cualquier cosa que no se entendiera,
podías estar en la mirilla. Esa mitología con visos de "leyenda negra" de la
que hablas, plantea que entonces éramos políticamente diferentes. Los que se
oponen abierta o veladamente a la Revolución lo han repetido para
desacreditarnos. Otros también lo han hecho. Lo cierto es que si nosotros
protestamos por algo fue justamente porque no había toda la revolución que nos
hubiera gustado.
Su
forma de vida, de un tiempo a esta parte, ha cambiado, en cuanto a carencias
materiales se refiere. ¿Es posible que haya caído en la tentación de
acomodarte mentalmente?
Supongo que he tenido todas las
tentaciones, las de Cristo y las de Silvio Rodríguez. Pero si uno no tuviera
tentaciones sería fácil, no existiría el mérito. El mérito es el triunfo del
espíritu sobre las tentaciones. Pero el hombre tiene memoria, y habrá que ser
un desmemoriado, pero no todos los hombres lo son. Si yo estuviera interesado
en convertirme en un beneficiario absoluto de mis conquistas, no viviría en
Cuba, y he tenido la posibilidad de ganar mucho dinero, pero tengo otras cosas
en las que pienso, por las que siento, con las que estoy comprometido. Yo no
puedo echar mi vida por la borda haciendo todo lo que me da la gana, porque
carecería de significado todo lo que hasta ahora he vivido, y para mí eso es
inconcebible. En los años sesenta, una época tan chocante y tan jodida, varias
veces me sorprendí dándole vueltas a la idea de irme de Cuba, entre otras
cosas, porque me botaron. A mí me botaron del país.
¿Le dijeron que se fuera?
Me dijeron que no podía trabajar en
nada que tuviera que ver con la Revolución. Y cuando protesté ("Pero si aquí
la Revolución lo es todo"), con la mejor de las sonrisas me dijeron que lo
interpretara como quisiera. Con esas palabras, a mí me botaron de Cuba. Pero
ni siquiera en ese momento tan nefasto, la tentación fue irme para cantar y
hacerme rico, sino por apartarme de aquellos hombres tan imbéciles,
despreciables y absurdos. No me cabe la menor duda de que, aun dentro de Cuba,
yo podría vivir muchísimo mejor que como vivo. Y si no lo hago es por
vergüenza.
En esos años difíciles, ¿llegó a hacer canciones
para molestar?
Si... "Debo partirme en dos", por
ejemplo, fue una canción hecha para joder, o "Resumen de noticias", una
canción muy desgarradora. Yo estaba suspendido por la radio y la televisión,
con toda la mitología de un niño malo detrás. Era algo que me dolía muchísimo,
que me laceraba realmente.
De la música cubana que se hace en el exilio de
Miami... ¿hay alguna que prefiera, que le guste
escuchar?
Siempre he admirado a Celia Cruz. Me
parece una cantante tremenda. Me gusta Gloria Estefan, tiene una voz muy linda
y es una mujer hermosa. Willy Chirino es un buen sonero, autor de excelentes
canciones, aun cuando en algunos casos yo no coincida con sus contenidos. Y
Carlos Gómez, que vive allá, siempre he pensado que es un gran trovador, un
fino guitarrista y un hombre de espíritu exquisito.
En la
década 1960 y 1970, usted fue parte de lo que se llamó la canción protesta.
¿Contra qué era la protesta? ¿Por qué dejó de usarse ese término entre los
compositores de su generación?
Es obvio que se nos etiquetó como
"protesteros" por aparecer convocados por el Centro de la Canción Protesta de
la Casa de las Américas, conste que gracias a Haydée Santamaría. En verdad, en
ese momento nuestras canciones consideradas "de protesta" se movían más o
menos en las temáticas reconocidas: la guerra contra Vietnam, la
discriminación racial y el antiimperialismo. Pero a nosotros nunca nos gustó
el término de cantores de protesta porque era muy estrecho, porque no
reflejaba, en un amplio y más profundo sentido, lo que queríamos, lo que
intentábamos y, por supuesto, lo que creíamos hacer. Y esto no era otra cosa
que seguir la tradición trovadoresca cubana en su diversidad de formas y
contenidos. El término cantores de protesta nos parecía chato,
incluso hasta burdo, porque nosotros sentíamos, además, un fuerte compromiso
con toda la trova, con la libertad de la poesía y la belleza, y nos parecía
que esa aspiración no se podía encasillar, que no tenía límites, que estaba
mucho más allá de un slogan circunstancial. Por otra parte, la Casa de las
Américas, durante un tiempo, fue casi el único lugar donde podíamos exponer
los fuegos iniciales. Allí tuvimos lo que necesita un joven: comprensión y
respeto, sentirse atendido y apoyado. Pero nosotros jamás usamos el término de
cantores de protesta para autodefinirnos. Siempre hemos dicho que somos,
sencillamente, trovadores. O sea que fueron otros los que nos llamaron
cantantes de protesta y también fueron otros los que así nos dejaron de
llamar.
Una generación de cubanos vio en su imagen y en sus
canciones una respuesta a la oficialidad. ¿Usted se considera ahora parte de
la cultura oficial, reconocida?
Creo que mis canciones, en cierto
sentido, siempre han sido una especie de grito, con pocos decibelios, porque
la bulla no me gusta. Creo que todo el que tiene algo que decir, lo hace desde
su propia conmoción. Casi todas mis canciones llevan implícita alguna queja y
creo que no hubieran podido ser de otra manera. Querer atrapar la vida
conlleva una angustia tremenda y estoy seguro de que los que hicieron las
pinturas rupestres la sintieron. En mi caso, ser parte de un país y una época
como en los que transcurrió mi adolescencia y luego mi adultez (a
regañadientes), también fue experiencia poco ordinaria. Aquella etapa, la
primera, fue la de darle nombre al mundo. Yo estaba ensimismado entre el
asombro y los signos con que dibujarlo. No era fácil, era una realidad
vertiginosa, por momentos caótica, y yo llevaba en mí mismo mucho de vértigo y
de caos. ¿Qué era "la oficialidad" por entonces, sino puros proyectos,
tanteos, búsquedas, caídas y puestas en pie?. Pero para mí la Revolución no
era quienes desacertaban con nosotros, aún cuando errar es humano. Entonces
todo lo veía más drásticamente, más contrastado, y para mí la Revolución la
representaban los revolucionarios comprensivos, que sí, discutían con
nosotros, pero nos escuchaban sin querer taparnos la boca. Aquellos años
fueron, en definitiva, los de aprender que la Revolución estaba hecha por
hombres y mujeres, y que algunos podían tener defectos, a veces bastante feos,
y que aquello era así porque algunos seres humanos eran así, no porque la
Revolución lo fuera. Se dice rápido, pero esa simple ecuación que he formulado
a veces hay que aprenderla a sangre y fuego. Sin embargo, ni entonces ni ahora
he pensado en "la oficialidad" para hacer o para dejar de hacer. Muchas de las
canciones que por algunos fueron vistas como "sospechosas", luego fueron
editadas. Personas, de aquí y de allá, que antes me creían de una manera,
ahora me creen de otra. Y yo soy el mismo, hasta cierto punto, porque nada es
lo mismo ni siquiera de un segundo a otro. Por último me permito agregarle que
eso de cultura "oficial reconocida" es ponerle apellidos a lo que no lo
merece: la cultura. Y, sinceramente, yo me siento premiado tan solo porque se
me considere como parte de ella, a secas.
¿Qué papel ha jugado la Revolución en su
obra?
Creo que esta es la pregunta más ardua
de todo el cuestionario, porque, cuando trato de ver (suelo ver las ideas
antes de ser palabras), mis ojos se enfrentan a una vastedad, y describir esas
dimensiones de pronto parece trascender las posibilidades de una explicación.
Habría que empezar por discernir el papel que ha jugado en mí, porque sin
hombre es difícil que haya obra; y, ya empezando, cabe decir que me creo mejor
persona que la que fuera de no haber existido la Revolución. La Revolución,
como se sabe, no es solo asunto de convicciones, sino también de fe. Cuando
miro a mi vida, con sus altibajos, sus sombras y sus luminosidades, la
distingo, casi en su totalidad, envuelta por la Revolución. Cuando miro a mis
canciones y percibo a este hombre imperfecto, asediado por demonios externos e
internos (los peores), no puedo dejar de ver una correspondencia entre lo que
soy, lo que canto y la Revolución. Creo que hay un interminable juego de
espejos en ese triángulo que menciono, el que conforma un ademán de estrella,
un íntimo, modesto resumen de grandezas, iluminación y muerte que a cada uno,
a su manera, puede corresponder. No hace mucho vi a Fidel, en la televisión,
diciéndole a los jóvenes que cada cual podía llegar a sentir que era, en sí
mismo, la Revolución. Para mí no fue revelación sino memoria, porque la fe que
reconquisté por sobre la agonía la adquirí una joven noche, a principios de
1968, cuando la ignorancia me desterró de mi pasado y mi futuro, o sea de mi
vida, de mi Revolución, abandonándome en el presente más desesperado de mi
existencia. Salí de aquel recinto con la cabeza en brumas y caminé en silencio
hasta mi casa, presintiendo lo que aquel extraño juez ignoraba y yo tampoco
conseguía atrapar, allí en la punta de mi espíritu. De pronto, tocado por un
rayo, me detuve y grité, en medio de la calle: "Y ¿quién coño le habrá dicho a
ese que la Revolución es propiedad privada de nadie? ¡Yo soy la Revolución!"
Así de simple.
¿Su obra ha sido censurada alguna vez en
Cuba?
Ocasionalmente he sido censurado en
Cuba, en España, en Chile, en Argentina y en otros países, pero nunca tanto
como en Miami. Tengo entendido que en Miami mi música se vende bastante, pero
en secreto, y que quienes la escuchan lo hacen con audífonos o muy bajito. Me
han dicho que a quienes me oyen los pasan automáticamente a la lista roja. En
Cuba, con los artistas de allá, incluso con los que hablan mal de la
Revolución, no pasa igual. Quizá no los pongan en la radio, pero en sus casas
la gente pone a toda voz la música que prefiriere, sea cual sea.
¿Ha valorado alguna vez presentarse para el público
cubano y latinoamericano de Miami? ¿Aceptaría una invitación para actuar en
Miami?
No es la primera vez que dialogo con
"la cultura oficial" de Miami, para usar su lenguaje. Recuerdo que cuando
terminaron las dos horas que le dediqué a Openheimer, apagó la grabadora y me
dijo, ante testigos: "Me cuelgan, si publico esta entrevista allá". Usted me
hace ahora esta pregunta sin el más mínimo compromiso: qué haría yo. Cabría
preguntarle qué haría usted, qué escribiría, cuán profundamente sentiría la
responsabilidad de su influencia en lo que hagan otros, en el mal o en el bien
que liberen sus comentarios. Siempre he sentido una gran curiosidad por Miami
y estoy seguro de que algún día haré esa visita. De hecho Pablo y yo estuvimos
tratando de ir, en 1979, cuando hacíamos conciertos por ciudades de la
costa este, pero la brigada Venceremos, nuestra anfitriona, nos dijo que
el Departamento de Estado no lo permitía. Ya habíamos tenido amenazas de
bombas; nuestra presencia agregaba trabajo al diario fogueo de la policía
norteamericana. Hace algunos años dormí una noche en el aeropuerto de Miami,
en tránsito hacia Puerto Rico y al día siguiente mi guitarra, que llevaba en
el forro una pegatina donde se veían Fidel y la bandera cubana, llegó
destrozada a su destino (eran coterráneos los del aeropuerto). La Eastern tuvo
que pagarla. Ya en Puerto Rico, escuché un día por la radio a un comentarista
que acusaba a la contrarrevolución de floja y decaída, ya que en otros
tiempos, según él, hubieran barrido las calles de Miami con nosotros. Esa y
otras anécdotas, así de pintorescas, me inspiraron más tarde "El Necio".
Tiempo después, cuando canté con Juan Luis Guerra en Montecristi, conmemorando
el encuentro de Martí y Gómez, fui testigo de las injurias y amenazas que
sufrió Juan Luis, desde Miami, por atreverse a subir al mismo escenario que yo
(ni siquiera juntos), en su propio país, República Dominicana. Hablaban de
quemar sus discos y hasta un supuesto apartamento que tenía en Miami. A Rosa
Fornés, una señora que es una institución en el mundo de las tablas, la que
jamás ha estado vinculada, que yo sepa, a lo político, por el único delito de
vivir en Cuba, la amenazaron con bombas.
Pero voy a agregar tan sólo lo
ocurrido hace poco, en Puerto Rico, con Andy Montañez, y que ha despertado una
cabal respuesta de los artistas puertorriqueños. Parece que algunos en Miami
ni siquiera admiten que otros me saluden en su propia casa. Y vuestros
divulgadores tienen bastante responsabilidad en ese y en muchos otros
atropellos. Yo sé que todo Miami no es así. Y sé también que incluso la
mayoría no es así. Sé, por ejemplo, que los pequeños grupos que fomentan el
odio lo hacen por su poder económico, porque controlan los medios de difusión
en español y por su capacidad de aterrorizar a la gente. Sé que en Miami no se
pueden expresar con libertad algunos sentimientos y opiniones. Pero sé que,
incluso en la Calle 8, hay quienes piensan que de dar un concierto habría
mucha concurrencia favorable. Sé que los artistas que llegan a Miami, para que
no les cierren las puertas, tienen que pagar el tributo de "las
declaraciones". Y sé que hay quienes tienen la suficiente entereza como para
no hacerlas. Sé, además, que algunos muy afamados dicen una cosa públicamente,
y que en privado se portan como son y no como los obligan a ser para
sobrevivir. La doble moral, como se ve, no es patrimonio del socialismo. Cabe
preguntarse, ¿qué necesidad hay de todas esas máscaras?. ¿Qué tipo de
"dirigentes" pueden ser los que alimentan el odio y la falsedad?. ¿Es esa "la
oficialidad cultural" que merece la comunidad cubana de Miami?".
Canciones de Silvio
Rodriguez emitidas como músicas de fondo en
Andalucía Libre: Andalucía Libre nş 75,
Angel para un final; Andalucía
Libre nş 79,
Playa Girón; Andalucía Libre
nş 89, El
Mayor; Andalucía Libre nş
109, Ojalá. Asequibles en Archivo de
Boletines.
MONÓLOGO (A Teté
Vergara) MP3
(1,963 Kb) 
Favor, no se
molesten, que pronto me estoy yendo. No vine a
perturbarles y menos a ofenderlos. Vi luz en las ventanas y
oí voces cantando y, sin querer, ya estaba tocando.
Yo
también me alegraba entre amigos y cuerdas con licores y
damas, mas ¿de eso quien se acuerda? Una vez fui
famoso, siempre andaba viajando. Aquí traigo una
foto, actuando. Me recordaron tiempos de sueños e
ilusiones. Perdonen a este viejo, perdonen.
Ya casi me
olvidaba, pero para mañana van a dar buen pescado. Hoy nos
llegaron papas y verduras en latas al puesto del
mercado. En cuanto llegue y coma me voy para la zona, por
lo de la basura. Como la noche avanza, los dejo con la
danza, el canto y la cultura.
Disculpen la molestia. Ya
me llevo mi boca. A mi edad la cabeza a veces se
trastoca. En la alegría de ustedes distinguí mis promesas y
todo me parece que empieza.
Favor, no se molesten, que
casi me estoy yendo. No quise perturbarles y menos
ofenderlos. Vi luz en las ventanas y juventud cantando, y
sin querer ya estaba soñando. Vivo en la vieja casa de la
bombilla verde. Si por allí
pasaran, recuerden.
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Che Guevara, dignificando con su
presencia
la
habitualmente cínica, hipócrita o impotente ONU
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Solidaridad con Palestina
Tanques
sionistas machacan
Nablus
mientras la ONU
ni siquiera es capaz de investigar
la masacre genocida de
Jenin;
reconociendo la
impunidad sionista.
Música: El
Unicornio Azul, Silvio
Rodríguez
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BBVA:
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 [Adjunto no mostrado: Silvio Rodriguez - Unicornio.mid (audio/mid)
]
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