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Asunto: | [BoletinAndaluciaLibre] nº 162 - Euskadi - la vida - Venezuela Petrolera - Cuba | Fecha: | Jueves, 20 de Febrero, 2003 21:27:16 (+0100) | Autor: | Andalucia Libre <andalucialibre @.......es>
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nº
162
En este correo:
*Euskadi, Estado español
clausura diario vasco
Egunkaria -
Enlaces
*La Mochila y el
Curriculum, Arturo
Pérez Reverte
*Doble escala salarial
gana terreno en las empresas,
Raquel
Pascual
*Una guerra contra el
euro, Rafael
Poch
*VENEZUELA - DEBATE PETROLERO
*Petróleo
Subversivo,
Bernard Mommer
*Quinta columna sabotea flujo de petróleo al
exterior, VenPres
*Asamblea Nacional del
Pueblo Soberano Dueño de
PDVSA
*Proponen Encuentro
Nacional de Trabajadores
Petroleros, Opción de Izquierda
Revolucionaria
*¿Qué hacer con la industria
petrolera en esta Etapa?, Humberto
Gómez García - Enlaces
*Cuba, Sobre globalización,
desarrollo y peligro de
guerra, Fidel
Castro Ruz
*Sugerencias: Senderos de
Gloria *Solidaridad con
Palestina
*Directorio de Andalucía -
Música de fondo
--oOo--
Euskadi
Nueva agresión contra las
libertades democráticas
La Audiencia Nacional
española clausura el diario en vasco Egunkaria
Diez detenidos - Registros en la Federación de
Ikastolas (escuelas en vasco) y en las revistas 'Argia' y 'Jakin' -
Unanimidad de las fuerzas politicas y sociales
democráticas vascas al considerarla una agresión a la democracia y a la
lengua vasca - Las fuerzas españolistas (PP-PSOE) aplauden la
decisión.
Guardia Civil española cierra
el diario vasco
A los pocos días
de celebradas las grandiosas manifestaciones antiguerra, en plena escalada
belicista apoyada por el Gobierno español y pocas jornadas antes de que en
Madrid se celebre este fin de semana una manifestación de protesta por la
catástrofe del petrolero Prestige convocada por la
Plataforma gallega Nunca Mais
-que también se prevé masiva- un Juez de la Audiencia Nacional española, a
partir de presuntos datos suministrados por el Servicio de Información de
la Guardia Civil sobre pretendida colaboración con ETA, ha procedido de
hecho a cerrar el diario en vasco Egunkaria. Es el
segundo diario que la democracia española cierra en Euskadi en poco tiempo (el
anterior fue Egin).
Gobierno autónomo
vasco, izquierda abertzale, PNV, EA, Aralar, EB-IU, Elkarri, el sindicato de
campesinos vascos, los sindicatos obreros ELA y LAB, las asociaciones de
periodistas y un largo etcétera de organizaciones políticas, sociales,
sindicales y ciudadanas vascas han valorado la actuación estatal en
muy duros términos: "injustificada", "arbitraria", "oportunista",
"totalitaria"... Especial indignación ha producido que la intervención se
produzca en el único diario en vasco y simultáneamente en la federación de
ikastolas con lo que, como en episodios anteriores, se presenta desde órganos
del Estado español una imagen que asimila la normalización lingüística y
cultural vasca con la actuación de ETA.
Mientras
trabajadores del periódico intentaban conseguir sacar a la calle mañana un
diario en vasco como respuesta, se hacia publica la convocatoria para el próximo
sábado de una manifestación de protesta en Donosti.
Enlaces
Vascos para ampliar Información:
LA MOCHILA Y EL CURRICULUM
Arturo
Pérez-Reverte El Semanal, 9 de febrero de 2003
Llueve a ratos, y Madrid está frío y desapacible.
Pasan paraguas al otro lado del escaparate de la librería de mi amigo Antonio
Méndez, el librero de la calle Mayor. Estamos allí de charla, fumando un
pitillo rodeados de libros mientras Alberto, el empleado flaco, alto y
tranquilo, que no había leído una novela mía en su vida ni piensa hacerlo -"ni
falta que me hace", suele gruñirme el cabrón- ordena las últimas
novedades.
En esas entra un chico joven con una mochila a
la espalda, y se queda un poco aparte, el aire tímido, esperando a que Antonio
y yo hagamos una pausa en la conversación. Al fin, en voz muy baja, le
pregunta a Antonio si puede dejarle un currículo. Claro, responde el librero.
Déjamelo. Y entonces el chico saca de la mochila un mazo de folios, cada uno
con su foto de carnet grapada, y le entrega uno. Muchas gracias, murmura con
la misma timidez de antes. Si alguna vez tiene trabajo para mí, empieza a
decir. Luego se calla. Sonrie un poco, lo mete todo de nuevo en la mochila y
sale a la calle, bajo la lluvia.
Antonio me mira, grave. Vienen por docenas,
dice. Chicos y chicas jóvenes. Cada uno con su currículo y no puedes
imaginarte con qué nivel: Licenciados en esto y aquello, cursos en el
extranjero, idiomas. Y ya ves. Hay que joderse.
Le cojo el folio de la mano. Fulano de tal,
nacido en 1976. Licenciado en Historia, cursos de esto y lo otro en París y en
Italia. Tres idiomas. Lugares, empresas, fechas. Cuento hasta siete trabajos
basura, de esos de tres o seis meses y luego a la calle. Miro la foto de
carnet: un apunte de sonrisa, mirada confiada, tal vez de esperanza. Luego
echo un vistazo al otro lado del escaparate, pero el joven ha desaparecido ya
entre los paraguas, bajo la lluvia.
Estará, supongo, entrando en otras tiendas, en
otras librerías o en donde sea, sacando su conmovedor currículo de la mochila.
Le devuelvo el papel a Antonio que se encoge de hombros, impotente, y lo
guarda en un cajón. El mismo tuvo que despedir hace poco a un empleado,
incapaz de pagar dos sueldos tal y como está el patio. Antes de que cierre el
cajón, alcanzo a ver más fotos de carnet grapadas a folios: chicos y chicas
jóvenes con la misma mirada y la misma sonrisa a punto de borrárseles de la
boca. España va bien y todo eso, me digo. La puta España. De pronto la
tristeza se me desliza dentro como gotas frías, y el día se vuelve más
desapacible y gris. Qué estamos haciendo con ellos, maldita sea. Con estos
chicos. Antonio me mira y enciende otro cigarrillo. Sé que piensa lo mismo.
¿En qué estamos convirtiendo a todos esos jóvenes
de la mochila, que tras la ilusión de unos estudios y una carrera, tras los
sueños y el esfuerzo, se ven recorriendo la calle repartiendo currículums en
los que dejan los últimos restos de esperanza?. Licenciados en Historia o en
lo que sea, ocho años de EGB, cinco de formación profesional, cursos,
sacrificios personales y familiares para aprender idiomas en academias que
quiebran y te dejan tirado tras pagar la matrícula. Indefensión, trampas,
ratoneras sin salida, empresarios sin escrúpulos que te exprimen antes de
devolverte a la calle, políticos que miran hacia otro lado o lo adornan de
bonito, sindicatos con más demagogia y apoltronamiento que vergüenza. Trabajos
basura, desempleos basura, currículums basura. Y cuando el milagro se produce,
es con la exigencia de que estés dispuesto a todo: puta de taller, puta de
empresa, boca cerrada para sobrevivir hasta que te echen; y si tienes buen
culo, a ser posible, dejar que el jefe te lo sobe. Aún así, chaval, chavala,
tienes que dar las gracias por los cambios de turno arbitrarios, los fines de
semana trabajados, las seiscientas horas extras al año de las que sólo ochenta
figuran como tales en la nómina. Y si
encima luego pretendes mantener una familia y pagar un piso, date con un canto
en los dientes de que no te sodomicen gratis. Flexibilidad laboral, lo llaman.
Y gracias a la flexibilidad de los cojones se han generado, dice el
portavoz gubernamental de turno, tropecientos mil empleos más, y somos luz y
faro de Europa. Guau. Gracias a eso, también, un chaval de veintipocos años
puede disfrutar de la excitante experiencia de conocer ocho empleos de
chichinabo en tres o cuatro años, y al cabo verse en la calle con la mochila,
buscándose la vida bajo la lluvia. Partiendo una y otra vez de cero.
Flexibilidad laboral. Rediós. Cuánto eufemismo y cuánta mierda.
A ver qué pasa cuando, de tanto flexionarlo, se
rompa el tinglado y se vaya todo al carajo, y en vez de curriculums lo que ese
chico lleve en la mochila sean cócteles molotov.
La doble escala salarial gana terreno en las
empresas
Raquel Pascual /MADRID
(17-02-2003)
A igual trabajo, igual salario. Esta
máxima, que parecería extraída de la primera página del manual del buen
sindicalista, es, cada vez más, una utopía en el mercado laboral
español.
Es más, los propios sindicatos están negociando
desde hace algo más de cinco años en los convenios de algunos sectores
(automoción, químicas, banca, eléctricas) lo que llaman la doble escala
salarial. Consiste en establecer una categoría retributiva de entrada a la
empresa, con salario inferior al de los empleados que ya están en plantilla,
aunque estén desempeñando el mismo trabajo. Renault, Opel, Mercedes-Benz,
Seat, Volkswagen Navarra, Tudor, Panrico, Autobuses de Barcelona, CASA o Repsol
son algunas de las empresas de más renombre que han tenido o todavía tienen
doble escala salarial en sus convenios.
Pero esta herramienta de negociación en los
convenios que, a todas luces, supone una clara discriminación retributiva y un
recorte de costes laborales, no le sale gratis al empresario. En esto se escudan
los negociadores sindicales, quienes aseguran que aceptan la doble escala
salarial a cambio de que la empresa se comprometa a crear empleo o a convertir
contratos temporales en estables.
Aun cuando esto se adopta por acuerdo en un
convenio colectivo, cuando se pregunta a empresarios y representantes sindicales
sobre el asunto la mayoría esquiva la cuestión y prefiere no reconocer la
existencia de esta doble escala en sus sectores o utilizar eufemismos como
'salario de ingreso' o 'remuneración de entrada a la
empresa'. Sin embargo, hay sectores, como el de los fabricantes de
componentes para el automóvil y las grandes empresas de la automoción, en los
que esta práctica está tan extendida que sus negociadores sindicales hablan
abiertamente de ella e incluso la defienden como 'el único medio para crear
empleo en el sector', asegura un dirigente
sindical.
Según esta misma fuente, la jurisprudencia que
hay al respecto de diferentes tribunales (hasta el Constitucional) acepta la
doble escala salarial, pero con condiciones. Fundamentalmente, las
sentencias exigen dos requisitos. En primer lugar, debe crearse una nueva
categoría en el convenio, que recoja un salario inferior para los nuevos
trabajadores, pero siempre a cambio de 'importantes compromisos en materia
de creación de empleo'. En Panrico, por ejemplo, se llegó en 1999 a un
acuerdo para crear 80 nuevos empleos fijos tras pactar la doble escala salarial.
El segundo requisito que establecen las sentencias judiciales al respecto es que
esta situación de inferior salario por igual trabajo 'debe estar claramente
determinada en el tiempo'.
Renta inferior en un 25%
En el sector del automóvil, la merma retributiva
para los nuevos empleados de las empresas que tienen doble escala salarial es
entre un 15% y un 25% respecto a los trabajadores en
plantilla. En el caso
de Seat, los nuevos empleados que entran con un salario más bajo sólo pueden
estar en esta categoría un máximo de dos años y en las factorías de Renault este
límite está estipulado en cuatro años. Transcurrido el tiempo acordado, debe
producirse la homogeneización de los salarios entre todos los empleados que
desempeñen el mismo trabajo.
Varias empresas químicas también aplican la doble
escala salarial. De hecho, el propio convenio general de la industria química
recoge la figura del 'salario de ingreso', que después se ha
desarrollado de distintas formas según las compañías, entre ellas Repsol. Estos
ensayos en la industria química llevan aparejado un 'proceso de
aprendizaje' remunerado de forma inferior y posteriormente un plan de
integración salarial en la plantilla.
Pero la fractura salarial no se da sólo en el
momento de entrada en la empresa. Otro dirigente sindical del sector químico
explica que en algunas compañías de esta industria 'las diferencias
salariales existen en los niveles más altos, entre los nuevos directivos y los
antiguos consejeros delegados procedentes de otras
épocas'. En estos
casos, las soluciones que se están aplicando para evitar la doble escala
salarial -ya que en este caso supone un incremento de coste para la empresa y no
un ahorro- es convertir en complementos personales 'a extinguir' partes
del salario de los antiguos directivos, de forma que los nuevos altos cargos no
tengan derecho a cobrarlos.
Algo similar ha ocurrido de forma generalizada en
la negociación de todos los convenios colectivos con el complemento de
antigüedad. La propia patronal CEOE admite en uno de sus informes que 'en
los convenios de sector (no tanto en los de empresa) pervive una tendencia hacia
la supresión o congelación del complemento de
antigüedad'. Así,
en el 31% de los convenios sectoriales este complemento se ha congelado y en el
20% se ha suprimido, si bien en el 19% de estos últimos la supresión afecta sólo
a los nuevos trabajadores. Es ejemplo de otra clara quiebra salarial pactada y
aceptada de forma generalizada por los agentes del
mercado.
No obstante, no todo son pactos y acuerdos en
esta materia, ya que se trata de una herramienta peligrosa de cara a las
garantías de no discriminación. Por ello las empresas pueden caer en la
tentación de adoptar este sistema a cambio de nada y no como instrumento de
negociación en tiempos de crisis. Recientemente se ha conocido una sentencia del Tribunal Superior de
Justicia de Cataluña contra la doble escala salarial en Nissan Motor Ibérica de
la Zona Franca, por no recoger las garantías temporales exigidas por la
jurisprudencia. También el sindicato CGT ha impugnado esta práctica en
Construcciones Aeronáuticas, Seat, Volkswagen de Navarra y el Ayuntamiento de
Barcelona.
A igual empleo, las mujeres cobran un 29% menos que los
hombres
Los datos oficiales del Instituto Nacional de
Estadística (INE), dependiente del Ministerio de Economía, reconocen que las
trabajadoras españolas cobran una media de un 29,2% menos que los hombres. Se
trata de cifras difícilmente rebatibles, por la naturaleza de la fuente, que
demuestran una importante y generalizada quiebra salarial del mercado laboral
español. La mayor discriminación la sufren las trabajadoras de Aragón, que
cobran un 41,8% menos de media que sus compañeros varones. Esta diferencia se
reduce al 26,6% en el caso de las empleadas de Canarias. A diferencia de la
práctica de la doble escala salarial (con remuneraciones inferiores para los
nuevos trabajadores a cambio de creación de empleo), que se suele pactar en los
convenios, las diferencias retributivas entre hombres y mujeres se tratan de
combatir por los sindicatos. En concreto, los dos acuerdos interconfederales
sobre negociación colectiva para 2001 y 2002 que han firmado la CEOE, CC OO y
UGT dedican un capítulo a recomendar a los negociadores de los convenios que
incluyan cláusulas contra esta discriminación hacia las
mujeres.
Inmigrantes, trabajadores a precio de saldo
La otra gran brecha salarial en España en estos
momentos es la que han generado los empresarios al contratar inmigrantes con
salarios microscópicos en sectores como la agricultura, la construcción, el
servicio doméstico o la hostelería, donde los trabajadores extranjeros están
cobrando hasta un 50% menos que lo que cobraría un español en el mismo puesto.
Los sindicatos denuncian que esta situación es especialmente alarmante entre los
trabajadores inmigrantes del campo y del servicio doméstico, donde además las
condiciones laborales son draconianas. Así lo detectan masivamente en las
asesorías jurídicas de los sindicatos, donde aseguran que 'los inmigrantes
cobran bastante menos que los españoles y, generalmente, trabajan más
horas' en el mismo puesto. Es más, los asesores sindicales aseguran que hay
malas prácticas que se extienden entre los empresarios como la pólvora. Por
ejemplo, el colectivo de inmigrantes empleados en el servicio doméstico han
denunciado que 'está de moda' que se les descuente del sueldo los
pequeños desperfectos que puedan causar en la casa mientras desempeñan sus
trabajos. Sin embargo, en la construcción, los propios sindicalistas aseguran
que 'los inmigrantes han aprendido mucho'. 'Saben -asegura un líder
sindical- que el salario del convenio es un espejismo y que los salarios
reales están por encima y los negocian como los españoles'. Si bien los
trabajos que realizan son muy inferiores a su cualificación
laboral.
Una visión de las contradicciones
interimperialistas
Una guerra contra el
euro
Pekín.- El impulso de la gente común a
favor de la paz está mas que claro, pero ¿cómo se explica que tras haber
colaborado activamente o aplaudido tres campañas militares en los últimos 13
años (Iraq, Yugoslavia y Afganistán), la matriz de la Unión Europea se oponga,
ahora, a la guerra contra Irak? ¿Qué hace "pacifistas" a los financieros de
Francfort, y por qué no ven del todo clara la guerra de Bush los editorialistas
de "The Economist"?
La respuesta puede ser que
estamos ante un pulso decisivo, y muy significativo, entre el dólar y el
euro.
MAYO DEL 2001
Javier Solana, "ministro de exteriores" de
la UE, visita Moscú para la "cumbre técnica" Rusia-UE. El principal
resultado de la cumbre es la creación de un "grupo mixto" para el
estudio de la posibilidad de que el comercio bilateral se haga en euros en lugar
de en dólares. Resulta que el 40% del intercambio comercial ruso es con la UE
(Estados Unidos 8%) y el grueso de ese intercambio es gas y petróleo. Rusia ya
vende la tercera parte de los carburantes consumidos en Europa y la proporción
aumentará un 10% en los próximos años. Solana está
radiante.
Faltan ocho meses para que la moneda europea
esté en los bolsillos de la gente, explica. Cuando eso ocurra, "tendremos
sorpresas positivas". Solana cita "cambios en el mundo del
petróleo", que van a hacer posible el paso ruso al euro y el abandono del
dólar. El petróleo se compra y se vende en el mundo en dólares, pero la mitad de
las exportaciones de gas ruso ya se realizan en euros y algo parecido pasa con
la madera. "Irak ya se ha pasado al euro y Argelia y Libia, lo harán en el
futuro", dice Solana. (Vease L.V, 18/05/2001: "Rusia acuerda con la
Unión Europea estudiar el uso del euro en sus relaciones
económicas").
Efectivamente, Irak se pasó al euro
en noviembre del 2000. Fue un mal negocio porque entonces el euro estaba a 80
céntimos de dólar y el cambio supuso pérdidas millonarias, pero venía dictado
por consideraciones políticas. Radio Liberty, el antiguo instrumento de la CIA
para el bloque soviético, explicó así la noticia aquel día: "El paso de
Bagdad del dólar al euro para el comercio de su petróleo es un intento de
castigar la línea dura de Washington en el asunto de las sanciones y animar a
los europeos a desafiarla".
ENERO DEL 2002
Romano Prodi, presidente de la Comisión
Europea, primera autoridad de la U.E., presenta el euro en la bolsa de Nueva
York, capital mundial del dólar. El evento viene rodeado de un ambiente malsano.
La prensa estadounidense elude el asunto. El director de la bolsa no acude al
acto "por enfermedad". ¿Estados Unidos no se toma al euro en serio? Al
contrario, se lo toma muy en serio. Donde no se lo toman en serio es en España;
en la prensa española la introducción del euro se reduce a una sucesión de
anécdotas sobre el uso popular de la moneda y los líos con el cambio. Por el
contrario, en Moscú, donde junto a muchos defectos y problemas hay hábito de
pensamiento global, recojo reflexiones sobre las consecuencias de la
introducción del euro en la correlación de fuerzas global. Cito la competente
opinión de Fabían Estapé en este diario ("el día en que el comercio de
petróleo se haga en euros, creeré en el euro") y escribo mi artículo:
"Abrir una brecha que desplace al dólar en asuntos energéticos es algo serio
y cargado de implicaciones". "Los estadounidenses saben de qué se trata y van a
ser implacables, como lo son siempre cuando se trata de dinero y de
competidores".
A continuación menciono dos opiniones de
expertos rusos: "Es más que probable que Estados Unidos hará uso de los
numerosos medios de que dispone, incluidos los extraeconómicos, para impedir un
paso masivo de la utilización del dólar a favor del euro", dice Olga
Butorina, del Instituto de Europa de la Academia de Ciencias. El
"debilitamiento de la eurozona", sin reparar en medios, va a ser una de
las líneas maestras de la política americana, e, incluso, "la condición
estratégica para la supervivencia de Estados Unidos como líder geopolítico
mundial", pronostica Mijail Deliaguin, director del Instituto de problemas
de la globalización de Moscú. (Véase "Euro", Diario de Moscú, 24/01/2002). La
próxima guerra forma parte de esa respuesta (una respuesta de verdadero "rogue
state"- estado gamberro-) y por eso es inadmisible para la Unión
Europea.
HASTA EL DIA DE HOY
La economía de Estados Unidos atraviesa una
fase delicada con un déficit de 6,3 billones de dólares equivalente al 60% del
PNB y un regreso a los déficits presupuestarios de centenares de miles de
millones. Todo eso basta y sobra para devaluar el dólar, pero, desde 1945, la
moneda estadounidense dispone de las enormes "subvenciones globales"
que se desprenden de su liderazgo. Cuatro quintas partes de las transacciones
internacionales, la mitad de las exportaciones y dos tercios de las reservas
globales en divisas se hacen y están en dólares. El comercio petrolero en
dólares es un pilar básico de ese estatuto. Desde que existe el euro y la
eurozona, esa situación se ha hecho aun mas anómala porque no corresponde al
peso real de la economía de Estados Unidos en la economía
global.
La eurozona ya tiene una mayor participación en
el mercado global que Estados Unidos y sus cuentas están mas saneadas. Pero lo
verdaderamente amenazante para Estados Unidos es el fuerte comercio de la Unión
Europea con Oriente Medio. Después de la ampliación del 2004, la Unión Europea
tendrá 450 millones de habitantes y comprará más de la mitad del crudo de la
OPEP. Es una cuestión de poco tiempo que el euro sustituya al dólar en el
comercio petrolero, dice el jefe del departamento de análisis de mercado de la
OPEP, Javad Yarjani.
Tras Irak, también Irán ha
estudiado su tránsito al euro y su banco central ya tiene sus reservas en esa
divisa. El resentimiento antiestadounidense en la región podía adquirir efectos
de alud. Y no sólo en la región; Corea del Norte también ha dejado de utilizar
el dólar en su comercio exterior por razones políticas. La Venezuela de Chavez
ve con muy buenos ojos esta perspectiva, lo que puede tener algo que ver con el
aplauso de EEUU al golpe que sufrió en abril el Presidente venezolano.
Venezuela, Rusia y China han diversificado las reservas de sus bancos centrales.
Hasta los bonos del tesoro de Brasil se venden en euros, me explica un
diplomático brasileño en Pekín…
Y detrás de todo eso
aparecen palabras mayores; vacilaciones japonesas acerca de la apuesta de la
mayor reserva bancaria (en dólares) del mundo, fin del monopolio global en
dólares, mengua del poderío global estadounidense.
"La guerra es una
estrategia de EEUU para prevenir una estampida de la OPEP hacia el euro como
moneda de referencia en las transacciones de petróleo. El control (militar) del
petróleo de Irak permitirá a Estados Unidos desmantelar el control de precios de
la OPEP. Esta guerra no tiene que ver con ninguna amenaza de las viejas armas de
destrucción masiva de Saddam, ni con terrorismo. Esta guerra será por la divisa
global para el petróleo", explica el Profesor William Clark de la
universidad Johns Hopkins, en un artículo bastante claro.
Y DE AQUI EN ADELANTE
Vista desde la perspectiva de la rivalidad
comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea, la actual crisis de la Otan
es una consecuencia lógica. ¿Puede la Unión Europea tener una política económica
y exterior propia, cuando la estructura de seguridad continental está hipotecada
a una superpotencia dominante que es su principal rival comercial? Si la
respuesta es "no", hay que deshacerse de la Otan, esa Otan que Estados Unidos
quiere convertir en instrumento de su estrategia de intervención
global.
Otra reflexión es la de si la Unión Europea está
dispuesta y capacitada para asumir las consecuencias de su propio impacto. Si la
respuesta es "sí", éste es el calendario que citaba el año pasado en "Die
Zeit" una experta de la Sociedad Alemana de Política Exterior; "2004
ampliación al este de la UE; 2007, Constitución Europea; 2010, puesta en común
de la participación europea en el FMI, y, en consecuencia, traslado de la
central del Fondo de Washington a Bruselas; 2012, creación de un puesto común
europeo en el Consejo de seguridad de la
ONU….".
Desconozco si Estados Unidos estaría
dispuesto a reformular pilares tan fundamentales del actual "orden". No hay nada
mas imprevisible que una superpotencia mundial apeada de su estatuto histórico.
Lo acabamos de ver en la URSS, con resultados sorprendentemente
pacíficos.
Una Europa más articulada y emancipada de su
medio siglo de tutelas y vasallajes (la tutela soviética desapareció hace 13
años de la mitad oriental de Europa, la estadounidense sigue ahí), ¿se
comportará de acuerdo al reto de los tiempos, o reeditará el viejo orden que ya
la destruyó dos veces el pasado siglo?
Los actuales
niveles, europeos, de consumo de recursos agotables que se niegan a las
generaciones futuras y su precio "de mercado", la misma esencia de la
actual fractura noratlántica, forman parte de aquel viejo orden destructor del
medio y sin futuro. Estamos en el principio de un nuevo mundo y el actual
militarismo de EEUU solo es un dato entre otros muchos posibles. Pase lo que
pase, en la guerra del dólar contra el euro no sólo hay desastres sino también
grandes oportunidades en forma de espacios autónomos; para los países en
desarrollo como China, para un mundo multipolar y para la mayoría de la gente
que está a favor de un mundo menos injusto, como demuestran las enormes
manifestaciones contra la guerra del petróleo.
A corto
plazo es probable que la propaganda de la próxima guerra ya no presente aquel
bloque unido de pensamiento único de anteriores ocasiones. Puede, incluso, que
los periodistas moderen su habitual propaganda de guerra e imbuidos por causas
más decentes, nos informen, no de lo que desea el establishment, sino
de lo que ocurre en realidad. O, por lo menos, de lo que creen que está
ocurriendo desde el plural entendimiento de su ética profesional.
Venezuela - Debate
petrolero
Petróleo Subversivo
La IV República, como el régimen político previo a
1998 ha sido bautizado póstumamente, fue desgarrada por dos movimientos
subversivos, uno dentro de las fuerzas armadas y otro dentro de la industria
petrolera nacional. La historia de la subversión militar es bien conocida, pero
no así la historia de la subversión dentro de la compañía petrolera nacional,
Petróleos de Venezuela, S.A.(PDVSA).
Después de la
nacionalización de la industria petrolera en 1976, PDVSA se convirtió en algo
así como un 'Estado dentro del Estado'. Sus ejecutivos venezolanos
compartieron el punto de vista de las compañías petroleras internacionales, para
quienes ellos habían trabajado durante muchos
años.
Además, los sucesivos gobiernos de Acción
Democrática (AD) y del Comité Organizativo Pro Elecciones Independientes
(COPEI), durante y después de los años del auge petrolero de los años 1970,
fracasaron en crear un nuevo y eficiente régimen fiscal y regulatorio, a la vez
que implementaban desastrosas políticas de desarrollo, caracterizadas por una
planificación pobre y por el despilfarro. Esto finalmente llevó, después de
1989, a la 'Política Petrolera de Apertura' (o simplemente 'Apertura'),
que encaminó a la política petrolera venezolana hacia la re-privatización de la
industria. Al mismo tiempo, la encaminó también hacia la minimización de los
ingresos fiscales petroleros. El Presidente Hugo Chávez se atravesó en este
camino, pero la orientación de la política petrolera sigue siendo una cuestión
que no sólo divide a la sociedad venezolana, sino también al movimiento
chavista.
Existen algunos paralelismos notables entre el
desarrollo de ambos movimientos sub-versivos.
Chávez
fundó su movimiento alrededor de 1982; los ejecutivos de PDVSA se embarcaron en
su estrategia de internacionalización en 1983. La internacionalización fue
ideada por PDVSA con el fin de crear un mecanismo para trasladar ganancias fuera
del alcance del gobierno por medio de precios de transferencia (es decir, los
precios cargados en las ventas a sus propias filiales en el exterior). Tanto los
ejecutivos de PDVSA como Chávez y sus seguidores estaban convencidos de que el
régimen político vigente en aquel momento, ya no tenía arreglo. A juicio de los
dos grupos conspiradores, el despilfarro de los ingresos petroleros jugó un rol
crucial en este continuo declive. Tanto los militares como PDVSA asumieron una
actitud moralizante y culparon a la corrupción de la crisis. Los militares
soñaron con salvar el país; los ejecutivos de PDVSA sólo soñaron con salvar a la
industria petrolera de las manos del país.
Las secuelas de la
nacionalización
La nacionalización en Venezuela, en
1976, fue la resulta de una política sostenida de maximización del ingreso
fiscal recaudado por las exportaciones petroleras. En los dos años previos a la
nacionalización, por cada dólar de exportación petrolera, el gobierno recaudaba
80 céntimos en rentas, regalías e impuestos. En 1970 el gobierno hizo valer su
derecho a exigir impuestos a las exportaciones a su sola discreción, dejando
efectivamente a las compañías sin más que con una ganancia regulada. Las
compañías extranjeras estaban perdiendo el control sobre sus negocios. Ya no
podían maximizar sus propias ganancias, porque el gobierno iba a recaudar los
ingresos adicionales por la vía de los impuestos a las exportaciones (por el
mecanismo de los valores fiscales de exportación). Así, apenas resistieron
cuando el Presidente Carlos Andrés Pérez nacionalizó la industria el 1 0 de
enero de 1976. Sin embargo, sólo unos pocos años después de que Pérez dejó su
cargo, su plan de crear una 'Gran Venezuela' y desarrollar el país, de
la noche a la mañana, por un programa de industrialización forzada, había
fallado estrepitosamente. PDVSA empezó entonces a desarrollar su propia
'agenda secreta' para apartarse del control
estatal.
Con la nacionalización cambió el propietario de
la industria petrolera, pero no su tren ejecutivo venezolano. Previo a la
nacionalización, existían tres grandes concesionarias extranjeras operando en
Venezuela: Exxon, Shell y
Mobil. A lo largo de los años, en parte respondiendo a
presiones políticas, las compañías extranjeras habían seleccionado a venezolanos
para ocupar las más altas posiciones ejecutivas. Estos ejecutivos aceptaron la
nacionalización en 1976 sólo porque no tenían otra opción. Una vez que
estuvieron encargados de PDVSA, su primer objetivo fue desplazar el
Ministerio de Energía y Minas
(MEM), el tradicional asiento institucional del Estado terrateniente. La
compañía ciertamente no tenía en mente la maximización de los ingresos fiscales
(regalías, impuestos sobre la renta y a las
exportaciones).
Al contrario, una vez que la 'Gran
Venezuela' de Pérez se había estrellado, PDVSA buscó limitar sus propias
obligaciones fiscales. El fracaso de la política de desarrollo sólo reforzó su
determinación. ¿Para qué generar ingresos fiscales que, de todos modos, se
despilfarrarían? ¿Para qué maximizar beneficios cuando éstos terminarían,
inevitablemente, en las arcas del fisco nacional? Así, la compañía terminó por
concentrarse en su propia agenda: el desarrollo del sector petrolero en términos
reales, maximizando volúmenes, el flujo de caja y ventas - ¡pero no beneficios!
- en todos los segmentos de la industria, tanto a nivel nacional como
internacional, sin consideración alguna para con el fisco
nacional.
PDVSA socavó así las bases de la
nacionalización y allanó el terreno para el retorno de los inversionistas
privados. En 1989, cuando Pérez asumió nuevamente la Presidencia e implementó el
'Gran Viraje' que incluyó la Apertura al capital extranjero, una
alianza emergió entre la compañía petrolera nacional, por un lado, y las
compañías petroleras extranjeras, junto a los países consumidores, por el otro.
Contrariamente a lo que comúnmente se cree, la privatización no era en absoluto
la principal prioridad de esta alianza. Las compañías internacionales y los
países consumidores estaban preocupados, antes que nada, por desmantelar en
primer lugar el marco político e institucional que había llevado a la
nacionalización. Es decir, querían reducir el poder del Estado de maximizar su
participación en los ingresos petroleros y de controlar los precios y la oferta.
Su estrategia fue poner en juego una nueva estructura regulatoria diseñada para
evitar que el gobierno (a través del MEM) pudiera volver a seguir una estrategia
de maximización de ingresos fiscales. Sólo después de alcanzar este objetivo, la
privatización pasaría a ocupar el primer lugar en la agenda (Mommer, 2002a).
Entretanto, el capital extranjero en asociación con PDVSA se convirtió
nuevamente en un importante productor en
Venezuela.
Actualmente, alrededor de un 25% del petróleo
venezolano es producido en esta forma. Según los contratos firmados bajo los
términos de los años de Apertura, después de 1989, este porcentaje se
incrementará por encima del 40% para el año 2010 (Mommer,
1998).
Cuando las compañías extranjeras controlaban la
producción petrolera y fijaban los precios, el Estado vigilaba, de manera
natural, sus operaciones. Después de la nacionalización, esta vigilancia pareció
innecesaria. Peor aún, en respuesta al explosivo crecimiento de los precios
petroleros y, por lo tanto, de los ingresos fiscales en 1973/74, el Congreso
recién electo aprobó una Ley Habilitante que dio al Presidente Pérez completa
libertad para gastar el dinero a su discreción, de acuerdo con su visión de la
'Gran Venezuela'. En otras palabras, el Congreso rehuyó a su más básica
y esencial tarea: el control de las finanzas públicas. Pérez emprendió una serie
de grandes proyectos de inversión, nacionalizó la industria del hierro, y forzó
la salida del capital extranjero de muchas otras áreas económicas claves, tales
como la banca y las cadenas de comercio al detal, mientras que surgía un sistema
de empresas estatales en el corazón de la nueva economía. Simultáneamente, las
empresas privadas venezolanas fueron marginadas. Así, FEDECÁMARAS, la mayor
organización empresarial del país, en la víspera de la nacionalización ya se
había convertido en un cuerpo relevante política, e incluso económicamente; pero
una vez que sus miembros extranjeros dejaron la organización, entre ellos las
compañías petroleras internacionales, lo que quedaba era sólo su
sombra.
Durante los años posteriores a la
nacionalización, el gobierno - o más precisamente, el Presidente - parecía tener
todas las cartas del triunfo en sus manos. El ingreso fiscal petrolero aumentó
de 1.4 miles de millones de dólares en 1970 (alrededor del 10% del PIB), a 9
miles de millones en 1974 (un impresionante 40% del PIB). Tal
entrada, con relación a la estructura productiva nacional, fue más allá de la
capacidad de absorción de la economía.
Peor aún, por la
prisa de construir su 'Gran Venezuela', el gobierno de Pérez contrató
créditos internacionales gastando así, de hecho, ingresos petroleros futuros,
además de los altos ingresos petroleros corrientes. Pero, en realidad, con la
salida de las empresas extranjeras, la capacidad de absorción de capital de la
economía nacional decayó. Ciertamente, el país no necesitaba el dinero de los
inversores extranjeros en ese momento, pero sí necesitaba sus capacidades
gerenciales, para poder llevar sus ambiciosos planes de inversión a buen
término. Así, finalmente, un gobierno aislado e indefenso fue ahogándose en su
riqueza financiera.
Clientes políticos, no ciudadanos o
socios de negocio, rodearon al Estado, que supuestamente estaba dotado de
poderes mágicos para desarrollar la economía (Coronil, 1997). Ésta fue una
fórmula para el desastre. El Congreso nunca más recobró el control sobre las
finanzas públicas y el sector privado tampoco volvió, hasta el día de hoy, a
recuperar el rol que le corresponde. Sólo los acreedores extranjeros estarían
finalmente en una posición de poder forzar al gobierno y a las empresas del
Estado a cambiar de rumbo, pero entonces lo harían en función de su agenda
particular. Después de 1983, se mantenía en pie una sola institución fuerte y en
pleno funcionamiento en toda la economía nacional: PDVSA. La falta de un marco
regulador apropiado se iba a revelar entonces de mayor consecuencia para la
compañía, pues le permitió seguir desarrollando su propia agenda.
La
política de internacionalización de PDVSA y los precios de transferencia
La primera repuesta de PDVSA a la implementación de
un control de cambio en 1983, fue la política de internacionalización (Boué,
1997). En un infructuoso esfuerzo de última hora por contener la crisis de la
deuda externa y financiera, el gobierno recurrió a los fondos de reserva de la
compañía, de aproximadamente US$ 5.5 mil millones, que ésta había podido
acumular durante los años de precios altos con miras a inversiones futuras. Al
mismo tiempo, sin embargo, los altos precios del petróleo habían llevado a una
caída de la demanda y a unas cuotas de la OPEP cada vez más restrictivas, que
dejaron a la compañía sin oportunidades de nuevas inversiones en Venezuela. Para
impedir que el gobierno volviera a apropiarse de sus activos líquidos en el
futuro, PDVSA decidió no acumular nunca más tales activos. Y como invertir en el
país no era posible, las ganancias acumuladas tenían que gastarse en el
exterior. Pero, ¿dónde podría gastarse el dinero en momentos en los que la
producción se estaba recortando? La repuesta fue la política de
internacionalización de PDVSA. En 1983, PDVSA compró su primera participación en
una refinería extranjera (VEBA) en Alemania. En esa ocasión, la compañía explicó
que esa refinería proveería un mercado para el petróleo pesado venezolano,
difícil de colocar de otra manera. Pero hasta el día de hoy, sin embargo, la
refinería alemana en cuestión nunca ha procesado un solo barril de crudo pesado.
A lo largo de todos estos años PDVSA ha suplido a VEBA de crudo liviano el cual,
de todos modos, podría haber sido vendido fácilmente en el mercado mundial.
Además, PDVSA vendió el petróleo a sus filiales europeas a unos precios de
transferencia con descuentos sustanciales, trasladando de este modo una porción
de sus ganancias fuera del alcance del gobierno venezolano (Guevara,
1983).
Algunos políticos de Acción Democrática (AD)
-Rafael Guevara y Celestino Armas- se dieron cuenta de la maniobra y alarmaron
al Congreso, pero fue en vano. Al contrario, la cuestión de los precios de
transferencia se decidió totalmente a favor de PDVSA cuando el gobierno del
Presidente Jaime Lusinchi (1984-1989), siendo él también miembro de AD, decretó
que la compañía podría, en lo sucesivo, establecer sus propios precios. Este
Decreto dio a la política de internacionalización un nuevo espaldarazo.
Posteriormente, PDVSA volcó su atención hacia el mercado estadounidense, donde
opera con el nombre de CITGO.
Una vez
más, PDVSA compró sistemáticamente refinerías allí, suscribiendo contratos de
suministro a largo plazo y garantizando descuentos sustanciales a sus nuevos
afiliados con el propósito de trasladar significativas porciones de sus
ganancias hacia el exterior. Con el fin de asegurar que ese dinero estuviera
definitivamente fuera del alcance del gobierno, los contratos fueron usados,
además, como colaterales para garantizar créditos extranjeros. Así, antes de que
Chávez o cualquier otro futuro gobierno pueda cambiar los términos contractuales
entre PDVSA y sus propias subsidiarias, habrá que cancelar primero todas las
deudas de PDVSA, que ahora ascienden a una suma cercana a los 10 mil millones de
dólares.
Trasladar ganancias al exterior por medio de
precios de transferencia, éste es el verdadero motivo para la
internacionalización, lo que también explica el incontrolado crecimiento de la
red internacional de refinerías de PDVSA con una capacidad, en la actualidad,
para procesar alrededor de dos millones de barriles por día (b/d) y con una red
de 14.000 estaciones de servicio en los Estados Unidos. En la segunda mitad de
1990, PDVSA estuvo traspasando a través de precios de transferencia, un promedio
del orden de 500 millones de dólares anuales en ganancias, desde sus cuentas
domésticas a sus filiales extranjeras (Mendoza Potellá, 1995; Boué, 2002).
Durante los dieciocho años posteriores al inicio de la internacionalización, las
filiales extranjeras de PDVSA nunca pagaron dividendos a la compañía matriz en
Caracas. En realidad, generar ingresos para el país nunca fue el objeto de esta
política. Pero en diciembre de 2001 el gobierno de Chávez las constriñó a pagar
dividendos por primera vez.
Las cuotas OPEP y PDVSA
A principios de 1980, después de que la demanda
empezó a decaer, la OPEP creó un sistema de cuotas en un intento de mantener los
precios altos. PDVSA y los gobernantes venezolanos en apuros financieros,
empezaron a buscar vías para minimizar el impacto de esas cuotas. Así, en 1983,
Venezuela empezó a medir la producción, sujeta a las cuotas OPEP, en las puertas
de las refinerías y en los puertos de exportación, y no más en los campos de
producción (como es usual en cualquier parte del mundo para el cobro de
regalías). De modo que la cuota, aunque sea por una sola vez, se
'incrementó' por unos cuantos millones de barriles que se encontraban
en las tuberías y en los tanques de
almacenamiento.
Simultáneamente, PDVSA prometió al MEM
que instalaría medidores modernos automáticos en los campos. Esto nunca ocurrió,
a pesar de las repetidas y formales protestas del Ministerio durante los
siguientes quince años.
Consecuentemente, el efecto más
duradero fue que el MEM perdió, de hecho, su capacidad para monitorear y
controlar directamente los niveles de producción de petróleo crudo y gas
natural, dando a PDVSA un margen de maniobra significativo para minimizar sus
pagos de regalías.
PDVSA empezó a buscar otras maneras
de manipular la definición de petróleo crudo sujeto a las cuotas OPEP:
aumentando la producción de los crudos extra- pesados (es decir, más pesado que
el agua) de la Faja del Orinoco, con creces la mayor reserva de este tipo de
crudo en el mundo. La compañía sostuvo que estos extra-pesados - que se
procesaban, en parte, convirtiéndolos en Orimulsión(TM) - no entraban dentro de
la definición de petróleo crudo (esta afirmación es técnicamente correcta, ya
que estos extra-pesados no son líquidos a temperaturas ambientales normales). En
consecuencia, PDVSA argumentó que los extra-pesados deberían clasificarse como
'bitúmenes' y, por lo tanto, no estarían sujetos a las cuotas OPEP. En
el 2000, PDVSA produjo aproximadamente 100 mil b/d de Orimulsión, derivados de
alrededor de 70 mil b/d de petróleo extra-pesado, y planificaba triplicar esta
cifra en el futuro cercano.
Después de 1989, con el
inicio de la Apertura, PDVSA entró en cuatro asociaciones con compañías
extranjeras en la Faja del Orinoco, para el mejoramiento de crudos extra-pesados
convirtiéndolos en crudos sintéticos (syncrude). PDVSA planificaba incrementar
la producción de syncrude a 1.2 millones de b/d (requiriendo alrededor de 1.5
millones b/d de crudos extra-pesados) para el año 2010. Como la Orimulsión, el
crudo sintético está sujeto a bajos niveles de imposición (1% de regalías y 34%
de impuesto sobre la renta). Si este petróleo fuera incluido en la cuota OPEP
correspondiente a Venezuela, desplazaría de las exportaciones de PDVSA a un
volumen proporcional de crudos convencionales que sí están sujetos a impuestos
mucho mayores. Calculado sobre la base de los precios de la primera mitad del
año 2001, la pérdida en ingresos para el gobierno sería de tanto como 10 dólares
por barril.
La entrada acelerada en la Faja del Orinoco
se pretendía justificar, durante los años de la Apertura, conque la producción
proveniente de ella no estaría sujeta a las cuotas OPEP. Un propósito de mayor
alcance fue, sin embargo, provocar que Venezuela entrara en conflicto con la
OPEP, posiblemente forzándola a salirse de la Organización, para someter al
país, de una vez por todas, a una política basada en altos volúmenes y bajos
precios. Esta estrategia es consistente con los objetivos de la Agencia
Internacional de la Energía (AIE) que fue fundada por los países consumidores a
principios de los setenta, precisamente con la finalidad de hacer frente a la
OPEP. De hecho, Andrés Sosa Pietri, Presidente de PDVSA a comienzos de los
noventa, ha venido abogando sistemáticamente por la salida de Venezuela de la
OPEP y por su incorporación a la AIE.
El gobierno de
Chávez tuvo que enfrentar esta situación. El compromiso práctico ha sido incluir
el crudo sintético en la cuota OPEP, pero no la Orimulsión. No obstante, los
recientes recortes de la producción (2001) están causando muy sustanciales y
desproporcionadas pérdidas de ingresos fiscales. La alternativa a las cuotas,
sin embargo, serían precios mucho más bajos, los que tendrían un impacto aún
peor. Abandonar la OPEP no es una opción que el gobierno de Chávez esté
dispuesto a considerar.
La Apertura en el contexto de la política
neo-liberal posterior a 1989
En diciembre de 1988
Pérez fue electo Presidente por segunda vez, pero se encontró con una situación
totalmente diferente a la de veinticinco años atrás.
A
pesar de que los precios petroleros colapsaron en 1986, el gobierno precedente,
de Jaime Lusinchi, mantuvo el ya acostumbrado alto nivel de gasto público. Así,
cuando Pérez asumió la Presidencia en febrero de 1989, tuvo que enfrentarse al
hecho de que el Banco Central se había quedado sin reservas de divisas. Pérez
aceptó inmediatamente un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y con el
Banco Mundial, que incluía un aumento en los precios de la gasolina en el
mercado doméstico. Pérez entonces anunció un 'Gran Viraje' que le cayó
de sorpresa al pueblo venezolano, al que nadie le había dicho, de entrada, que
la economía nacional estaba en crisis. En efecto, el aumento en los precios de
la gasolina, reflejado en el encarecimiento de los pasajes de transporte,
desencadenó el Caracazo de la semana del 27 de febrero de
1989.
Pérez también empezó a permitir el retorno de los
inversionistas privados a la industria petrolera venezolana. Como parte de la
Apertura de la economía venezolana al mundo exterior en general, PDVSA
fue encargada de la Apertura Petrolera. El rol del MEM, que con anterioridad a
la nacionalización había sido responsable de las relaciones legales,
contractuales y fiscales con las compañías extranjeras, fue reducido a un
estatus de organismo refrendatario.
PDVSA predicó el
evangelio de la competitividad al gobierno, alegando que las regalías y los
impuestos tenían que reducirse para atraer a los inversionistas extranjeros. El
gobierno siguió este consejo. Además de las asociaciones en el mejoramiento de
crudos extra-pesados, ya mencionadas, PDVSA abrió a la inversión privada campos
'marginales' productores de crudos convencionales (acuerdos conocidos
como 'Contratos de Servicios Operativos'), los que para 2001 llegaron a
producir alrededor de 500 mil b/d. La mayor parte de esta producción no está
sujeta a la cuota OPEP -es decir, se supone que PDVSA hace los ajustes del caso-
además de estar sometida a bajos niveles impositivos. En este proceso, de nuevo,
se recortó la producción de PDVSA sujeta a altos niveles
impositivos.
Aún más, en estos contratos PDVSA actúa
como un 'paraguas' protegiendo al capital privado contra el Estado,
garantizando que la compañía estatal pagaría una indemnización a sus
'socios' si se produjera algún cambio legislativo en su
'detrimento'. Estos contratos, por lo demás, incluyeron el arbitraje
internacional, un arreglo que Venezuela nunca había aceptado hasta entonces. Por
último, pero no menos importante, en caso de disputas, las exportaciones de
PDVSA -renunciando la compañía nacional contractualmente a sus privilegios de
empresa pública- están sujetas a embargo. No obstante, el Congreso aprobó todos
estos contratos.
Habiendo actuado a favor de los
inversionistas extranjeros privados, PDVSA del mismo modo insistió en una baja
imposición también para sí. Su mejor oportunidad llegó en el caótico año de
1993. El Presidente Pérez fue destituido de su cargo, principalmente como
consecuencia de los dos intentos de Golpe de Estado en
1992.
Un gobierno provisional muy débil asumió el poder
y aceptó una nueva Ley de Impuesto Sobre la Renta con generosas exenciones por
inflación. Además, el poder discrecional del gobierno sobre el impuesto a las
exportaciones, que había sido creado en 1970 para permitir la recaudación de
ganancias extraordinarias en períodos de altos precios, fue suprimido
progresivamente, para desaparecer por completo en 1996. Estas medidas
contribuyeron a una significativa caída del ingreso fiscal
petrolero.
Las estadísticas ponen en evidencia la
declinación de la participación del gobierno en el ingreso petrolero. En 1981,
el ingreso bruto por la producción de hidrocarburos, incluyendo la refinación,
ascendió a US$ 19.7 mil millones, un máximo histórico. En 2000 se alcanzó un
nuevo máximo, de US$ 29.3 mil millones. No obstante, en 1981 PDVSA pagó US$ 13.9
mil millones en ingresos fiscales, pero solamente US$ 11.3 mil millones en 2000.
En otras palabras, por cada dólar de ingreso bruto, PDVSA pagó en 1981 al
gobierno 71 céntimos en rentas, regalías e impuestos, pero sólo 39 céntimos en
2000. Además, el ingreso gubernamental derivado de la producción de crudo
sintético, que empezará en un futuro próximo, será sustancialmente más bajo aún.
Así, la tendencia a la caída del ingreso fiscal petrolero continuará con toda
seguridad.
El fin de la IV República
En
las elecciones generales de 1998, los dos movimientos subversivos -uno conducido
por ejecutivos de PDVSA y el otro por militares- llegaron a confrontarse
(Arrioja, 1998; véase también el capítulo de Hellinger en este volumen). PDVSA
se había fortalecido lo suficiente como para asumir ya públicamente un rol
político preponderante y sus dirigentes estaban convencidos de que había llegado
el momento para implementar su agenda liberal. El liberalismo, en el contexto de
las políticas petroleras internacionales, debe entenderse en su concepción
revolucionaria originaria, basada en el reemplazo de las manos visibles del
terrateniente por las manos invisibles del mercado.
Como
sus antepasados, los liberales en la actualidad quisieran debilitar el poder de
los 'terratenientes' (es decir, de los Estados Nacionales Soberanos) de
restringir el acceso del capital (es decir, las compañías petroleras
internacionales).
Es este poder de restringir el acceso
al yacimiento lo que constituye la base del terrateniente, privado o público,
para poder recaudar una renta. El objetivo para los liberales es 'la tierra
para quien la trabaja' o, para ser más preciso, 'los minerales para los
mineros'. Ellos desean que los recursos naturales sean considerados no sólo
como un don libre de la naturaleza, sino un don libre de la naturaleza a las
compañías productoras y a los consumidores. 'Libremente' se refiere así
a la eliminación de la obligación de pagar renta.
¿Es el
petróleo venezolano un don libre de la naturaleza para las compañías y los
consumidores internacionales? La agenda liberal de PDVSA responde esta
interrogante con un 'Sí' incondicionado. Esta visión
es la antítesis de todo lo que ha logrado el nacionalismo petrolero en
Venezuela, incluyendo la fundación de la OPEP y la nacionalización. Esto es
imperialismo en su más antigua definición: la conquista de tierras extranjeras y
de sus recursos minerales.
Como era de esperar, PDVSA
disfrutó de un fuerte respaldo de los gobiernos de los países desarrollados y de
las compañías petroleras internacionales. Sus expertos diseñaron cambios en el
sistema fiscal venezolano siguiendo el ejemplo del Mar del Norte Británico, la
región productora de petróleo más liberal del mundo en términos de permitir el
libre acceso del capital a los recursos naturales. Así, PDVSA entró a jugar un
rol importante introduciendo al país en un mundo global donde el Estado
territorial está destinado a desaparecer.
Venezuela se
unió a la Organización Mundial del Comercio (OMC) sin reservar ningún derecho
especial con respecto a su petróleo (en contraste con México). De acuerdo a la
visión adoptada por PDVSA, la única ventaja de los recursos naturales consiste
en atraer inversiones, más no en constituir una palanca para la promoción del
desarrollo nacional. En contraste con períodos anteriores, la nación ya no
requirió a los inversionistas extranjeros la transferencia de tecnología o la
compra obligatoria de equipos de producción
nacional.
PDVSA argumentó que cualquier insistencia en
medidas de maximización del ingreso petrolero podría obstruir el libre flujo de
la muy necesitada inversión extranjera. Si la meta principalísima del Estado,
como dueño del recurso natural, era atraer inversión extranjera, entonces más
bajos los niveles impositivos y más flexibles los regímenes fiscales, mejor.
Consecuentemente, la política fiscal de maximización del pasado fue remplazada
por una política de minimización. En febrero de 1998, parecía que Irene Sáenz
iba a ganar fácilmente las elecciones y que PDVSA jugaría un rol central en su
gobierno. Venezuela estuvo a punto de convertirse en el pupilo modelo
latinoamericano del liberalismo en materia de recursos naturales y de la
globalización. Una nación que había jugado un papel clave en la fundación de la
OPEP, el epítome de una organización dedicada al fortalecimiento de la soberanía
nacional sobre los recursos naturales agotables, estaba por convertirse en líder
del desmantelamiento de todo lo que se había logrado dentro del marco de la
OPEP.
Es entonces cuando, echando a perder todo, surgió
Chávez como un candidato popular.
Los pequeños grupos
políticos que se habían opuesto a la política petrolera liberal de PDVSA
apoyaron a Chávez, aunque éste no tenía una agenda petrolera específica más allá
de un compromiso impreciso de seguir una política nacionalista. Él y sus
seguidores más cercanos no estaban aún al tanto del petróleo subversivo, pero
una cosa era cierta: su victoria, como mínimo, frenaría la implementación de la
agenda liberal. Y no había nada que pudieran hacer al respecto los dirigentes de
PDVSA y los partidos políticos tradicionales. Desesperados, AD y COPEI formaron
en un último momento un frente común electoral, pero todo fue en vano. Durante
la campaña electoral Chávez subió en los sondeos de opinión tan inexorablemente
como los precios mundiales del petróleo bajaban. PDVSA había estado presumiendo
públicamente de que nunca más cortaría ni un sólo barril de producción. Ya no se
trataba de si el crudo extra-pesado estaba, o no, sujeto a las cuotas OPEP, sino
de poner fin al sistema de cuotas per se. Pero incluso la formidable maquinaria
de relaciones públicas de PDVSA -sosteniendo que los bajos precios asegurarían
más mercado para Venezuela con un balance general positivo- no pudo convencer al
país de que la caída de los precios era buena noticia, a pesar de intentarlo
tanto como pudo.
La V República
Hugo
Chávez asumió la Presidencia en febrero de 1999 en medio del peor colapso de los
precios en los mercados petroleros mundiales en cincuenta años. La situación,
sin embargo, pronto cambió radical y favorablemente; y no hay dudas sobre el rol
crucial que jugó el gobierno de Chávez en esta recuperación. El último gobierno
del ancien régime había llegado cerca de abandonar la
OPEP.
La política de PDVSA, anunciada públicamente, de
maximizar volúmenes, desatendiendo las cuotas de la OPEP y sus objetivos de
precios, fue la mayor causa individual de la crisis de los precios petroleros de
1998. Incluso el gobierno de Caldera que había mostrado poca resistencia a las
iniciativas de PDVSA, tuvo que echar atrás esta política y en sus últimos meses
acordó nuevas cuotas con la OPEP; pero en casa, un MEM débil, fue incapaz de
imponerlas a PDVSA. Si no fuera por la victoria de Chávez, PDVSA se hubiera
transformado ya, en poco más que una agencia de licitación y la privatización de
sus filiales hubiera sido el resultado final
inevitable.
El Presidente Chávez y su Ministro de
Energía, Alí Rodríguez Araque, revirtieron la política de rechazo de las cuotas
OPEP y empezaron a defender los precios.
Junto a México
y Arabia Saudita, Venezuela promovió exitosamente un nuevo entendimiento sobre
las cuotas entre los miembros de la OPEP y otros países exportadores. Venezuela
también promovió y organizó durante septiembre del 2000 la Segunda Cumbre de
Jefes de Estados de la OPEP. Los precios se
recuperaron.
Los ingresos brutos por exportaciones de
hidrocarburos ascendieron a 29.3 miles de millones de dólares en el 2000. Sin
embargo, los precios eran tan sólo un aspecto de los problemas que en materia
petrolera estaba confrontando Chávez. Su otra tarea fue encontrar la forma de
detener la caída de los ingresos fiscales, debido a problemas estructurales y
legales de largo plazo, que por ello mismo también serían mucho más difíciles de
corregir.
Recuperando el control sobre los recursos naturales
nacionales
Tan pronto como Rodríguez Araque asumió
el Ministerio en 1999, empezó a implementar una política dirigida a reafirmar el
control sobre los recursos naturales y sobre la política fiscal. Rodríguez
Araque se había opuesto a las decisiones de los gobiernos anteriores de dejar la
negociación de los contratos aguas arriba a PDVSA.
En el centro de la problemática de los
regímenes fiscales se encuentra la cuestión de las regalías, que representan la
forma más segura de ingreso para los propietarios de los recursos naturales
(Mommer, 1999). La virtud de las regalías está en la facilidad con la que pueden
recaudarse, envolviendo solamente dos variables: volúmenes y precios. A
diferencia del impuesto sobre la renta, éstas son inmunes contra la manipulación
de los costos de producción. Por esta precisa razón PDVSA quería abolir las
regalías; y, en cambio, estaba dispuesta a aceptar un aumento en las tasas del
impuesto sobre la renta aplicable a los campos altamente productivos (Espinasa,
1998). El problema de esta propuesta es que la recaudación efectiva de impuestos
sobre la renta es mucho más difícil, especialmente para un Estado cuyas
capacidades burocráticas estaban mermando. El gobierno venezolano, como hemos
visto, estuvo luchando hasta para medir y controlar aunque fuese los volúmenes y
precios. Con un éxito parcial, el MEM, bajo la dirección de Rodríguez Araque,
empezó a monitorear los volúmenes producidos en algunos campos y a rechazar los
precios de transferencia, cargados por PDVSA a sus filiales extranjeras, como la
base para el cálculo del pago de regalías. PDVSA fue así obligada a pagar
regalías con base en los precios del mercado internacional. No obstante, el
Ministerio de Finanzas continuó aceptando los precios de transferencia en el
cálculo de lo que la compañía tenía que pagar en impuestos sobre la
renta.
Con Rodríguez Araque, el MEM también rediseñó los
términos de los contratos para el gas natural, que estaban en preparación cuando
el nuevo gobierno asumió el mando. Una nueva Ley del Gas Natural, promulgada en
1999, estableció una tasa mínima de regalía del 20%; en la práctica, por vía de
la subasta, se llegó incluso a una tasa tan alta como del 32%. Al mismo tiempo,
este sector se abrió por completo a los inversionistas privados. Una nueva Ley
Orgánica de Hidrocarburos, promulgada en el 2001 -redactada por Álvaro Silva
Calderón, quien sucedió a Rodríguez Araque como Ministro (Rodríguez Araque pasó
a la Secretaría General de la OPEP)- estableció una tasa mínima de regalía de un
30%(con alguna flexibilidad a la baja, hasta el 20% para crudos convencionales y
hasta un sexto en el caso de crudos extra-pesados). Al mismo tiempo, la ley bajó
la tasa del impuesto sobre la renta aplicada a crudos convencionales, del 59% al
50%; para los crudos extrapesados se mantuvo la tasa de 32%. En total, hubo un
incremento en los niveles impositivos basado en el incremento de la tasa de
regalía. La ley también reserva al Estado la mayoría accionaria en cualquier
asociación para la exploración y producción de hidrocarburos líquidos. La nueva
Ley de Hidrocarburos se aplicará sólo a las licencias, concesiones y contratos
futuros.
Sobre la base de los acuerdos existentes, las
compañías privadas continuarán pagando menos, en regalías e impuestos, por el
acceso a los depósitos petroleros más rentables, de lo que pagan por los
arrendamientos de campos marginales en los Estados Unidos. De hecho, desde 1993,
incluso PDVSA paga menos en regalías e impuestos que las compañías privadas en
Alaska (Mommer, 2001b).
Controlando a PDVSA
El MEM, a cargo de Rodríguez Araque y Silva
Calderón, esperaba obligar a PDVSA a gastar menos y a pagar más impuestos. Esta
meta no sería fácil de alcanzar.
A finales del 2001 el
Ministerio se mantenía en manos de funcionarios pertenecientes a dos pequeños
partidos, Patria Para Todos
(PPT) y Movimiento Electoral del
Pueblo (MEP). De por sí débiles, se debilitaron aún más cuando
ambos partidos perdieron su pequeña representación en la Asamblea Nacional en
las elecciones generales del 2000. Por lo tanto, el Ministerio carecía de apoyo
político en la Legislativa, entre tanto PDVSA continuaba haciendo su labor de
cabildeo con el MVR de Chávez. En noviembre del 2000, por ejemplo, PDVSA
convenció a la Comisión de Energía y Minas de la Asamblea Nacional de declarar
públicamente su intención de promover una legislación a favor de bajas tasas de
regalías. Ello ocurrió el mismo día en que se aprobó una Ley Habilitante, de
acuerdo a la cual el gobierno estaba autorizado para hacer exactamente lo
contrario: elevar las tasas de regalía. Esta última posición prevaleció a nivel
gubernamental, pero no estaba claro si ésta se defendería en la Asamblea
Nacional (otrora Congreso Nacional).
El Presidente de
PDVSA, el General Guaicaipuro Lameda, criticó públicamente la nueva Ley Orgánica
de Hidrocarburos precisamente por el aumento de las
regalías.
En febrero del 2002, el Presidente Chávez
destituyó a Lameda y nombró en su lugar a Gastón Parra, un Profesor
Universitario con un fuerte trasfondo nacionalista, en línea con el
MEM.
A primera vista, la nueva Constitución también se
presenta reforzando, aparentemente, la propiedad soberana sobre el petróleo,
pero en realidad a la agenda liberal de PDVSA no le fue nada mal en la Asamblea
Constituyente. De acuerdo con la nueva Constitución Bolivariana, PDVSA, que es
en realidad una sociedad de cartera, no puede ser privatizada, pero esta
restricción no se aplica a sus filiales productoras. PDVSA, a diferencia de sus
filiales, no produce ni un sólo barril de petróleo. La mayoría de los
venezolanos cree que la Constitución Bolivariana ha fortalecido, en realidad, la
nacionalización, pero irónicamente lo que ha hecho es abonar el terreno para la
transformación de PDVSA, la sociedad de cartera, en una agencia liberal de
licitación al servicio de la industria privatizada.
En
el año 2000, los costos y gastos de la compañía aumentaron en un sorprendente
44.6%, como declaró oficialmente PDVSA. Esto se explica principalmente por los
Contratos de Servicios Operativos, suscritos con las compañías privadas en los
años de la Apertura, diseñados tan flexibles como para permitirle a la compañía
producir petróleo a muy alto costo (y con bajos impuestos). Los costos de PDVSA
ya han pasado la marca de 10 dólares por barril. PDVSA también siguió con su
vieja política: siempre que las cuotas OPEP limitan las posibilidades de
inversión en la producción de petróleo en Venezuela, aumenta sus gastos en el
extranjero. PDVSA continua su expansión en el negocio de la refinería y de las
ventas al por menor, pero ahora no sólo en los EE.UU y Europa, sino también en
toda América Latina.
Los dos negocios del petróleo - el
negocio del inversionista, por un lado, y el del dueño del recurso natural, por
el otro- eran fáciles de distinguir, mientras que el primero estaba en manos de
inversionistas extranjeros y el último estaba en manos del gobierno nacional,
re-presentado por el MEM.
Con la nacionalización en 1976
los dos negocios se confundieron por completo. No hay duda de que lo que se
necesitaba, más que nunca, era un control fiscal más estricto y más
transparente; lo que realmente ocurrió, sin embargo, fue todo lo contrario. El
control fiscal se relajó cada vez más a lo largo de los años y el control
accionario de la compañía por su único accionista -el Estado- en realidad nunca
funcionó. El Ministerio por sí mismo no ejerce poder alguno sobre la compañía
porque el Presidente nombra a todos sus directores. Ellos son, desde este punto
de vista, pares del Ministro. El único accionista verdadero es el Presidente,
quien virtualmente no tiene apoyo institucional o estructural alguno para
ejercer eficazmente esta función.
PDVSA siempre presentó
el mismo argumento para la flexibilización del control estatal: la necesidad de
fortalecer a la compañía petrolera nacional, el orgullo de la nación, aumentando
su competitividad. De hecho, la compañía actuó de acuerdo con la máxima de que
siempre era mejor gastar un dólar, que pagar ese dólar en impuestos. Invertir
era una cuestión de principio, no una cuestión de maximizar ganancias. Mayores
volúmenes de producción a precios bajos siempre se consideró una mejor opción,
que defender precios limitando la tasa de explotación de un recurso natural
agotable. Por lo tanto, PDVSA, contrariamente a lo que la empresa pretende
públicamente, no actúa como empresa comercial.
PDVSA no
maximiza ganancias (que podrían convertirse en dividendos para el gobierno) sino
volúmenes a lo largo de toda la cadena, desde la producción a la refinación, al
transporte y a la venta al detal. A lo largo de la cadena se diluyen las
ganancias provenientes de la extracción en Venezuela, a través de la práctica de
los precios de transferencia (Boué, 2002).
Para volver a
un control efectivo de PDVSA, la nueva Ley Orgánica de Hidrocarburos exige a
todas las compañías -públicas o privadas- la presentación de sus cuentas de
manera separada, de acuerdo a las diferentes fases del negocio. Así se volverá a
aclarar dónde se producen, efectivamente, ganancias, y dónde no; una condición
sine qua non para cualquier política petrolera racional. Más por el contrario,
los métodos de contabilidad opacos de PDVSA están diseñados para ocultar los
descuentos en sus precios de transferencia, así como los costos deliberadamente
inflados. Por ejemplo, PDVSA transfiere una importante parte de los costos de su
programa de internacionalización, incluyendo el servicio de su deuda por 10
miles de millones de dólares, a su sede en Caracas. De muchas maneras PDVSA ha
perdido control sobre sí misma, especialmente en lo concerniente a su política
de internacionalización. La compañía se ha ido estructurando en el devenir de
los años preocupada, en primer lugar, por evitar que su accionista (el Estado)
pueda intervenir en ella. Actuando así, se volvió más y más difícil de
dirigir.
Conclusiones
PDVSA dio la
espalda a la nacionalización tempranamente, en 1983, con su política de
'internacionalización'. Para 1989, de hecho, ésta ya no pretendía más de ser una
compañía petrolera nacional, sino una corporación energética global. En efecto,
la esencia de este mensaje era que con la globalización los recursos naturales,
como tales siempre nacionales, ya carecían de toda importancia. Por extraño que
pueda parecer, este planteamiento -con el cual PDVSA se alineaba con las
compañías petroleras internacionales y con los países consumidores- gozaba de un
fuerte respaldo público entre los profesionales venezolanos y la clase media en
general. Hasta la nacionalización, era obvio para todos los venezolanos que los
altos ingresos fiscales petroleros generaban bienestar material para la
población entera. Después de la nacionalización, sin embargo, la validez de esta
percepción llegó a cuestionarse, debido al desastroso desempeño del sistema
político y económico. Por lo tanto, sujetar a PDVSA nuevamente al control
fiscal, será una tarea mucho más difícil de lo que cabría imaginar en otras
circunstancias.
Una gran parte de la clase profesional
venezolana apoya el razonamiento de PDVSA, de que volúmenes mayores son más
importantes que la defensa de los precios. Completamente confundidos en lo que
respecta a política petrolera (Baptista y Mommer, 1987) y bajo la influencia de
una política eficaz de relaciones públicas de PDVSA, éstos no están dispuestos a
desafiar la lógica neoliberal. Buscan un ambiente de trabajo decente y
profesional en una compañía moderna (preferentemente privada) y, por supuesto,
un salario satisfactorio, todo lo que la IV. República no pudo ofrecerles más;
menos aún creen que la situación con respecto a la V República sea diferente.
Así, están convencidos de que la privatización de PDVSA mejoraría sus
perspectivas. A nivel popular, sin embargo, la situación luce muy diferente. Los
sectores desfavorecidos de la población temen su exclusión, que se les dejaría
atrás si la nación llegara a re-privatizar a la industria petrolera. En otras
palabras, la política petrolera ha sido atrapada en el proceso de polarización
general que ha caracterizado al país desde comienzos del
2002.
El país entero ha estado embelesado desde la
nacionalización. Gobierno tras gobierno ha concentrado toda su atención en PDVSA
olvidándose del MEM. Presidente tras Presidente ha pasado muchas horas en PDVSA
y ninguno puso alguna vez el pie en el Ministerio de Energía y Minas. Éste fue
desmantelado progresivamente y gran parte de su personal más capacitado se lo
llevó PDVSA. El Ministerio mismo ha sido víctima de la decadencia de su
infraestructura física y su personal se ha empobrecido junto con los demás
empleados públicos. En pleno auge de la Apertura Petrolera PDVSA se movió
incluso para reducir la brecha con el pago de un bono mensual a los empleados
del Ministerio que trabajaban en la sección de hidrocarburos (práctica vigente
en la actualidad), doblando así sus salarios miserables. Hoy, el presupuesto de
PDVSA representa no menos del 40% del gasto público. La influencia financiera de
PDVSA penetra profundamente al mundo político, periodístico y de los hacedores
de opinión pública en general, siendo fácil convencer a la gente de trabajar
para PDVSA como asesores de relaciones públicas a tiempo convencional, sin
hablar de las compañías asesoras internacionales establecidas en Caracas desde
el inicio de la Apertura Petrolera en 1989.
Resumiendo,
PDVSA se transformó en un 'Estado dentro del Estado'
desde hace tiempo, haciéndose más poderosa a medida de que el país se iba
empobreciendo.
Bajo el gobierno de Chávez -aunque el
país ha seguido empobreciéndose- esta tendencia ha sido revertida; en
consecuencia, el país ha hecho progresos significativos en recuperar el control
sobre su recurso natural más importante. En la consecución de este fin, sin
embargo, el gobierno fracasó en atraer de su lado al tren ejecutivo de PDVSA. En
la actualidad, los ejecutivos de la compañía que, de hecho, ya no estaban
dispuestos a cooperar con la Cuarta República, aún menos lo están con respecto a
la Quinta.
Estas conclusiones fueron confirmadas por
completo por los sucesos que vivió el país en abril del 2002. El fracasado golpe
de estado deja atrás una situación muy fluida y el destino final de la política
petrolera no está resuelto. Alí Rodríguez Araque, quien para entonces fungía
como Secretario General de la OPEP, aceptó asumir la Presidencia de PDVSA como
candidato de un consenso político, al menos hasta donde pueda haber consenso en
Venezuela en estos momentos. Rodríguez Araque enfrenta la tarea de promover,
desde PDVSA y en estrecha cooperación con el MEM, una reforma sistemática del
sector petrolero. El gobierno de Chávez tendrá que demarcar los tres roles del
Estado, política e institucionalmente: como Soberano en general, como dueño de
los recursos naturales y como accionista único de PDVSA. Al mismo tiempo, tendrá
que definir un nuevo rol para el sector privado, nacional y extranjero. Dada la
inestabilidad política venezolana, su éxito está en dudas.
Venezuela
"Quinta
columna" sabotea flujo de petróleo al exterior
La acción de la "quinta
columna" está golpeando áreas muy sensibles dentro de Petróleos de
Venezuela como es el flujo de petróleo al exterior y el suministro de gas,
denunció Guillermo García Ponce, integrante del Comando Político de la
Revolución.
Según el dirigente político los recientes
atentados terroristas contra las instalaciones de Pdvsa, pusieron de relieve
como era de profunda la penetración de esa "quinta columna" dentro de esa
institución, pero señaló que sin embargo, aún no está vencida, pues "sus
agentes aún tienen importantes posiciones en sus manos y son capaces de
provocar un inmenso daño a la joven revolución
venezolana".
En Petróleos de Venezuela queda una
red de células comprometidas con el plan terrorista de la mafia sindical y la
cúpula de Fedecámaras y "no tiene nada de extraño que, por diversas presiones
y mediante toda una suerte de subterfugios, intenten burlar las órdenes del
presidente de la República para volver a introducir en Pdvsa, los mismos
personajes culpables de atrocidades y los mismos esquemas del expresidente de
ese organismo, Luis Guisti.
Denunció a sectores como
el eléctrico, especialmente en Edelca y en el transporte público, donde el
golpe está dirigido a paralizar el Metro, son objetivos potenciados
activamente para participar en las próximas acciones desestabilizadoras.
"La quinta columna controla gerencias decisivas en Edelca y Cadafe, allí
desde hace mucho tiempo los escuálidos han dominado niveles claves en Guayana,
donde gente de la vieja política se ha repartido los cargos directivos de las
empresas del Estado como si se tratara de su feudo exclusivo",
apuntó.
A juicio de García Ponce, el gobierno ha
logrado pocos cambios porque las disputas y membretes partidistas han
permitido infiltraciones y manipulaciones de los integrantes de esa
"quinta columna". Dio a conocer como por ejemplo en
el Metro de Caracas, en su opinión se mantiene aún una plantilla de gerentes,
supervisores y ejecutivos, que se pronunciaron públicamente a favor de los
golpistas el pasado 16 de diciembre, quienes continúan ejerciendo sus cargos y
"llevan a cabo una sistemática actividad con el propósito de cerrar las
puertas del Metro cuando la mafia sindical y Fedecámaras tomen la
decisión".
Finalizó, señalando García Ponce que
un atentado en Edelca sería catastrófico porque afectaría la energía en las
principales ciudades del país y en el Metro provocaría un caos en el
transporte público.
Asamblea Nacional del Pueblo Soberano Dueño de PDVSA
El
próximo sábado 22 de febrero se llevará a cabo la primera "Asamblea Nacional
del Pueblo Soberano Dueño de PDVSA" la cual contará con la participación de
700 delegados provenientes de todos los estados del país, con el objetivo de
proponer diversos lineamientos sobre la situación actual de la industria
petrolera.
Germán Ferrer, vocero oficial del evento,
destacó que "la idea de esta actividad es la preocupación de la
presidencia de PDVSA por vincularse con las organizaciones sociales y
comunitarias, además se busca el reconocimiento de las personas que participan
en la contingencia y la expresión de las comunidades en la defensa de la
industria petrolera" Así mismo, Jesús Serna miembro del equipo promotor
agregó que: "La idea es que a través de las mesas de trabajo pautadas
dentro de la jornada se pueda desarrollar un nuevo paradigma que
verdaderamente sirva a los intereses del pueblo venezolano en toda su
dimensión, ya que los recursos que antes fueron distraídos hacia difusas
operaciones comerciales y políticas contrarias al interés nacional
sean revertidos hacia el desarrollo de la República Bolivariana de
Venezuela".
El comité promotor de la "Asamblea
Nacional del Pueblo Soberano Dueño de PDVSA esta conformado por líderes
comunitarios, representantes de sindicatos petroleros, estudiantes
universitarios, círculos bolivarianos, redes sociales, ONG´s, Clase en Media
en Positivo, medios alternativos, entre
otros.
Igualmente, -Ferrer y Serna- explicaron que es
importante consultar la opinión de las comunidades en todos los Estados y dar
respuestas a las interrogantes ¿cómo Pdvsa se coloca al servicio del pueblo?,
y ¿cómo el pueblo soberano defiende a PDVSA?. Se pretende lograr una serie
resoluciones para lograr la construcción de la nueva
Pdvsa.
Caracas será la ciudad sede donde los delegados
se reunirán para hacer un ejercicio de articulación comunitaria, que pueda
tener fuertes referencias y lograr que la asamblea se convierta en permanente.
Además, reproducirá en varias regiones, hasta lograr una constituyente
petrolera y que haya una interacción entre la industria petrolera y el pueblo
venezolano".
Después de elegir a los delegados que
representaran a cada uno de los estados del país, éstos tendrán que elaborar
unas propuestas con la intención de hacer un único documento el cual será
presentado al Presidente de PDVSA, Alí Rodríguez
Araque.
La experiencia del control obrero en la
industria petrolera Proponen
Encuentro Nacional de Trabajadores
Petroleros
Opción de Izquierda Revolucionaria
(OIR) - APORREA
El sabotaje que ha sufrido la industria petrolera y la
respuesta que ha recibido por parte de los trabajadores y el pueblo, han
permitido que Venezuela conozca la importancia real de nuestra principal
industria y lo clave que significa su control.
El pueblo trabajador ha aprendido que el control de la
industria petrolera es clave para tener el control del país. Profundizar el
proceso venezolano significa y pasa por el control de la industria petrolera.
En este sentido revisten especial importancia las experiencias de control
obrero que han experimentado los trabajadores petroleros de las refinerías de
Pto. La Cruz y El Palito.
Pero estas experiencias no han sido vividas por el
resto de los trabajadores petroleros y mucho menos por el resto de los
trabajadores. Son muy importantes las movilizaciones que los trabajadores y
población en general han protagonizado para tomar el control de los
llenaderos, etc. Pero tienen la limitante de terminar devolviendo el control
al gobierno, para su operación. En medio del lock-out patronal, también se han
dado experiencias de tomas de fábricas exigiendo su reapertura y directamente
control obrero de la producción, como es el caso de Texdala (textilera de
Maracay) y Central Carora (Azucarera de Lara), las cuales revisten de
particular importancia por ser directamente contra patronos privados, pero que
lamentablemente no se han mantenido en el tiempo por diferentes
causas.
Otro es el sentido del control obrero de las
refinerías de El Palito y Pto. La Cruz el cual permitió el funcionamiento de
las mismas en ausencia de gerentes y otras direcciones, con el solo concurso
de los trabajadores operacionales.
Actualmente el gobierno ha comenzado una
reestructuración de la industria petrolera desde arriba, con el concurso de
gerentes y profesionales de la industria, algunos afectos al gobierno y otros
oportunistas que capean el temporal. Esta reestructuración es clave en cuanto
al matiz que puede imprimir al futuro político del país. En la
reestructuración del gobierno existe una total ausencia de participación
democrática de esos mismos trabajadores que el presidente ha elogiado por su
participación clave en la reactivación de PDVSA.
Los trabajadores petroleros han demostrado que es un
mito la percepción de que PDVSA sólo puede ser manejada por una casta
iluminada y preparada en monasterios tecnológicos. Pero aún subsiste esa
especie de religión tecnócrata que ha permeado como cultura entre los mismos
trabajadores petroleros. Es por ello que
se hace necesaria y urgente la expansión de la experiencia del control obrero,
protagonizada por los trabajadores de las refinerías de El Palito y Pto. La
Cruz hacia el resto de los trabajadores de PDVSA y del país.
De lograrse repetir esa experiencia en todas o la
mayoría de las instalaciones petroleras, podemos estar hablando de un paso
importante hacia la revolución social con protagonismo de la clase
trabajadora, donde la reestructuración de la industria petrolera marque el
camino a tomar por el resto de los trabajadores. Este hecho, el control obrero, y reestructuración de la
industria desde abajo, tratándose del sector responsable del 80% del PIB,
permitiría en los hechos la toma virtual del poder por los trabajadores y
establecería las condiciones para la toma del poder
político.
De allí que se hace necesaria y urgente la
convocatoria a un Encuentro de Trabajadores Petroleros que discuta las
experiencias en la recuperación de la industria y permita establecer acciones
que garanticen la dirección de los trabajadores en las operaciones de PDVSA y
su reestructuración desde abajo, incorporando en su control y fiscalización a
las organizaciones populares y movimientos sociales. En el marco de estas acciones y el éxito de las mismas, la convocatoria
a un Encuentro Nacional de Trabajadores será más fácil y la discusión de su
coordinación nacional dé la posibilidad de dotarnos de una nueva dirección
política y sindical, de las acciones necesarias para la profundización y
consolidación de la revolución venezolana.
Se proponen tres encuentros: 15 de Febrero Caracas.
Auditorio Azul (Carlos Marx), Faces-UCV - 08 de Marzo Pto. La Cruz,
experiencia profunda de control obrero. 15 de Marzo El Palito, experiencia de
control obrero. La razón de los tres
encuentros es garantizar la difusión de la experiencia lo más amplia posible a
través de los medios y de la participación de otras organizaciones (Caracas) y
la participación de los trabajadores protagonistas del control obrero (El
Palito y Pto. La Cruz).
¿Qué hacer con la industria petrolera en esta
Etapa? Notas para el debate de las Asamblea
Comunitarias de las Parroquias de Caracas de los Propietarios Originarios de
PDVSA
¿Qué se plantea el pueblo
venezolano, los vecinos y vecinas de las parroquias de Caracas, reunidos en
Asambleas Comunitarias de Propietarios Originarios de PDVSA, ante la nueva
industria que está por nacer después del cuantioso daño echo por la oligarquía
y de sectores de la clase media fascista y ultra derechista y grupos
extranjeros, transnacionales a la industria con los sabotajes y el terrorismo
con el pretexto de un paro patronal?
La respuesta es unánime y
contundente: NACIONALIZARLA, o renacionalizarla.
1. Reimplementarse el plan que tenía
el gobierno, cuando nombró a la anterior directiva que no pudo prácticamente
tomar decisiones importantes porque la Nómina Mayor se lo impidió –ese fue el
pretexto para iniciar en abril el anterior golpe de Estado–, como principio de
la auténtica nacionalización.
2. Reconfigurar la Junta Directiva de
PDVSA para que esté más a tono con el actual proceso, incluyendo en la misma a
los diferentes representantes obreros y de los trabajadores cuyo aporte fue
decisivo en la recuperación de la industria.
3.Que la nueva PDVSA invierta en
Venezuela un alto porcentaje de sus ganancias en partes industriales que se
producen en el país y estimule la industria de toda aquella
tecnología.
4. Crear, dentro del proceso de
reestructuración de toda la industria, una instancia de participación
comunitaria para el ejercicio, a todos los niveles de la administración y
gerencia de la industria, de la Contraloría Social, como lo establece la
Constitución.
5. Continuar cesanteando a TODOS los
miembros de la Nómina Mayor y de cualquier otro nivel por abandono de su
puesto de trabajo, con el consiguiente perjuicio para la empresa.
6. Enjuiciamiento judicial y penal y
juicio por traición a la Patria para todos aquellos empleados de la Nómina
Mayor de PDVSA o de cualquier otro nivel cuya conducta de sabotaje y
terrorismo a la industria petrolera causó daños extremadamente graves a la
misma y pérdidas por más de 10.000 millones de dólares al país por parar la
producción de petróleo, gasolina, gas y derivados, dejar de vender cerca de
180 millones de barriles en dos meses; por daños a los equipos y maquinarias,
buques de cabotaje, equipos de computación, transporte, pérdidas de mercados y
de la confianza de sectores internacionales.
7. Dimensionar estratégicamente el
petróleo como herramienta del desarrollo diversificado y soberano de Venezuela
con proyección bolivariana hacia Latinoamérica y en Caribe.
8. Volver a las carreras de petróleo,
petróleo y minas, geología y minas y todas aquellas que se impartían en la
Escuela Técnica Industrial para preparar a los técnicos medios.
9. Crear la Universidad Venezolana del
Petróleo, Alma Mater de la ciencia y la tecnología venezolana para
Latinoamérica y el mundo.
10. Redimensionar todo el concepto
estratégico de la educación venezolana e incluir al petróleo y la minería,
entre otros, en los pensum de estudio desde la educación pre escolar, la
educación básica y el bachillerato.
11. Impulsar la industria nacional de
derivados del petróleo (alimentos, medicinas, tecnología, industria),
aprovechando más sus potenciales beneficios, que su irracional explotación
primaria.
12. Crear a mediano y largo plazo una
industria pesada de producción de tecnología petrolera venezolana para el
mercado internacional.
13. Sembrar el petróleo en el
desarrollo de una pujante industria y agricultura, de una cultura floreciente,
de la educación de nuestro pueblo en todas las carreras de la ciencia, el
humanismo y las artes.
14. Nacionalizar el petróleo para
fortalecer la Revolución Bolivariana, invertir en la prensa alternativa, radio
y TV alternativa, en el cooperativismo y la economía social, para elevar el
estándar de vida de todos los venezolanos.
15. Dedicar un porcentaje de los
ingresos del PDVSA para fortalecer la cultura y la industria cultural
venezolana, instrumento fundamental para el avance del proceso revolucionario
de cambios bolivarianos.
16. Ir hacia la conformación de la
Organización de Países Latinoamericanos y Caribeños Productores de Petróleo,
de manera de conformar un bloque continental para la defensa de los precios y
de los intereses de las economías de los países productores y
exportadores.
17. Revisar toda la política petrolera
en cuanto a las llamadas asociaciones estratégicas de manera de romper los
lazos coloniales y neo coloniales con las empresas petroleras
transnacionales.
18. En la parte del comercio petrolero
donde participen sectores privados, privilegiar al capital venezolano
auténticamente nacionalista y no al vinculado al capital extranjero. Estimular
y apoyar la creación de cooperativas petroleras (transporte de gasolina, gas,
derivados, etc.) de comunidades y trabajadores para la participación, en
sociedad con el Estado, o concesionarios de aquellas fases del proceso
productivo que puede perfectamente ser manejado por sectores populares.
19. Eliminar todos los monopolios en
la distribución de gas y gasolina y abrir ese mercado a las comunidades y
grupos de trabajadores organizados en cooperativas.
20. En la parte internacional de
PDVSA, mantener una relación especial con los empleados extranjeros de la
industria (caso Citgo) y ganarlos, en una política de nueva visión de las
relaciones humanas y laborales, para el proceso de cambio que se produce en
Venezuela.
21. Abrir, por fin, la Caja Negra de
PDVSA, y poner al descubierto la cadena de negociados y corrupción que por
años allí a privado manteniendo en secreto el derroche, despilfarro y saqueo
de los dineros que han ingresado a la empresa petrolera los últimos 27 años.
Hacer público los nombres, apellidos de todos y todas aquellas personas e
instituciones y empresas nacionales y extranjeras, que se han enriquecido con
los beneficios del petróleo y afectado la nación; publicar, igualmente, los
montos de los dineros acumulados en sus ilícitas actividades. Que tanto el
Ministerio de Energía y Minas como PDVSA hagan un conjunto de publicaciones
ilustrativas y de denuncias sobre la Caja Negra, que las mismas lleguen a
todos los sectores organizados del pueblo venezolano.
Enlaces de
Venezuela:
Cuba
Discurso en la
clausura del V Encuentro sobre Globalización y Problemas del
Desarrollo
Fidel Castro
Ruz La Habana, 14 de
febrero del 2003

Muy estimados participantes en el Encuentro
sobre Globalización y Desarrollo, Distinguidos
invitados:
Nos hemos reunido aquí a debatir con
respeto y escuchar puntos de vista diferentes. Hemos tenido el honor de contar
con la presencia de eminentes y lúcidos pensadores así como representantes de
organismos internacionales, que tuvieron la amabilidad de aceptar la
invitación que se les hizo, a pesar de conocer que en este evento la mayoría
de los que asisten tienen opiniones discrepantes de las políticas que
siguen las instituciones que representan. Se ha convertido en tradición de
estos encuentros la hospitalidad y el respeto para los que sostienen criterios
diferentes. ¿De qué valdrían nuestros análisis si las ideas no entrasen en
confrontación con otras absolutamente opuestas sostenidas con valentía por los
que sustentan otra concepción del mundo? Los que no somos académicos también
necesitamos una dosis de valor. Aun cuando procuremos estar lo mejor
informados posible de cuanto ocurre en el mundo, escasea a veces terriblemente
el tiempo con que satisfacer nuestras ansias de conocer el creciente número de
hechos y opiniones relacionadas con el singular proceso histórico que estamos
viviendo y tratar de adivinar el incierto porvenir que tenemos
delante.
No podemos quejarnos. Nos ha tocado el
privilegio de vivir lo que me atrevo a calificar como la más extraordinaria y
decisiva época que ha conocido hasta hoy la especie humana. Del mismo modo que
el profesor norteamericano Edmund Phelps, de la Universidad de Columbia,
cuando alguien abordaba una cuestión que se apartaba del tema económico que
estaba exponiendo, respondía: "ese no es mi tema", debo adelantarme a
decir que la economía no es hoy mi tema. Mi tema es político. Aunque no hay
economía sin política, ni política sin economía.
Todo
cuanto hasta hoy existió o existe le ha sido impuesto a la humanidad. Desde
las leyes naturales que la hicieron evolucionar hacia la categoría de seres
pensantes, hasta el origen étnico y el color de la piel; desde la condición de
grupos que vagaban por los bosques recogiendo frutas y raíces, cazando o
pescando, hasta las sociedades capitalistas de consumo con que hoy esquilman a
la Tierra un grupo de naciones ricas.
El capitalismo
desarrollado, el imperialismo moderno y la globalización neoliberal, como
sistemas de explotación mundial, les fueron impuestos al mundo, igual que la
falta elemental de principios de justicia durante siglos reclamados por
pensadores y filósofos para todos los seres humanos, que aún están muy lejos
de existir sobre la Tierra. Ni siquiera los que en 1776 liberaron las 13
colonias inglesas de Norteamérica proclamando "como verdades
evidentes" que todos los hombres nacían iguales y a todos les confería su
Creador derechos inalienables como la vida, la libertad y la consecución de la
felicidad, fueron capaces de liberar a los esclavos, por lo que la
monstruosa institución se prolongó durante casi un siglo, hasta que,
anacrónica e insostenible, una cruel guerra la sustituyó por formas más
sutiles y "modernas", aunque no mucho menos crueles, de explotación y
discriminación racial. Del mismo modo que los que bajo el emblema de libertad,
igualdad y fraternidad proclamadas en 1789 por la Revolución Francesa no
fueron capaces de reconocer la libertad de sus esclavos en Haití y la
independencia de esa rica colonia en ultramar. En lugar de esto, enviaron 30
mil soldados para reprimirlos, en intento inútil de someterlos nuevamente. Por
encima de los deseos o las intenciones de los hombres de la Ilustración, se
iniciaba, por el contrario, una etapa colonial que durante siglos abarcó
África, Oceanía y casi todo el Asia, incluidos grandes países como Indonesia,
India y China.
Las puertas de Japón al comercio fueron
abiertas a cañonazos de la misma forma que hoy, aun después de una guerra que
costó cincuenta millones de muertos en nombre de la democracia, la
independencia y la libertad de los pueblos, se abren a cañonazos las puertas
para la OMC y el Acuerdo Multilateral de Inversiones, el control de los
recursos financieros mundiales, la privatización de empresas de las naciones
en desarrollo, el monopolio de patentes y tecnologías, y la pretensión de
exigir el pago de deudas ascendentes a millones de millones de dólares,
imposibles de cobrar por los acreedores e imposibles de pagar por los
deudores, cada vez más pobres, más hambrientos y más alejados de los niveles
de vida alcanzados por las que fueron sus metrópolis durante siglos y
vendieron a sus hijos como esclavos o los explotaron hasta la muerte, como
hicieron con los nativos de este hemisferio.
No podría
afirmarse que en la segunda mitad del siglo xx tuvo lugar un nuevo reparto del
mundo como ocurrió a finales del xix y principios del xx. El mundo hoy ya no
puede repartirse por ser posesión casi exclusiva de la que al final de esta
azarosa historia emerge como superpotencia única y el más poderoso imperio que
jamás existió. Basta observar cómo casi todas las capitales del mundo tiemblan
ante la última palabra o la última declaración que se pronuncie o esté a punto
de pronunciarse en Washington. Si existió alguna vez la ilusión de que la
Organización de las Naciones Unidas existía, esta fue prácticamente disuelta
por decisión imperial después del fatídico 11 de septiembre, hace apenas 17
meses, y el más feroz unilateralismo ocupó enteramente su
lugar.
Cuando en estos días escuchaba a nuestros
distinguidos ponentes e invitados esgrimir afilados argumentos para discutir
temas como la crisis económica mundial y especialmente en América Latina, el
ALCA, los obstáculos para el desarrollo de los países pobres en el mundo
actual, el papel de las políticas sociales y los hechos reales, muchas veces
en detalle, que tales temas suscitaban sobre las causas de tantas y tales
tragedias; cuando escuchaba que el PIB aumentó o se redujo, que el crecimiento
sostenido se produjo y luego se detuvo, que el aumento de las exportaciones es
el único camino para reducir el déficit, equilibrar balanzas, crear empleos,
reducir el número de pobres, impulsar el desarrollo, cumplir obligaciones; o
en otras ocasiones, cuando se afirmaba que las privatizaciones pueden ser muy
útiles, crear confianza, atraer inversiones a toda costa, buscar
competitividad, etcétera, etcétera, no dejaba de admirar la persistencia con
que hace medio siglo se nos recomienda la forma de salir del subdesarrollo y
la pobreza.
Dije anteriormente que toda opinión era
respetable. Pero también pueden serlo las múltiples interrogantes y preguntas
que asaltan nuestras mentes. ¿En qué mundo idílico estamos viviendo? ¿Dónde
están las mínimas condiciones de igualdad que hagan posibles las soluciones
que nos enseñan en las escuelas de economía para el desarrollo de los países
del Tercer Mundo? ¿ Existe acaso verdaderamente la libre competencia, igual
disponibilidad de recursos, libre acceso a las tecnologías pertinentes,
monopolizadas por aquellos que poseen no solo los frutos del talento propio
sino también del ajeno, sustraído de los países menos desarrollados, sin pagar
por él un solo centavo a los que con sus magros recursos lo formaron? ¿En
manos y bajo el control de quiénes están las instituciones financieras
internacionales y los grandes excedentes de fondos? ¿Quiénes son los
poseedores de los grandes bancos? ¿Dónde, cómo y quiénes lavan y depositan las
enormes sumas derivadas de las especulaciones financieras, evasiones de
impuestos, comercio de droga en gran escala y los frutos de las grandes
malversaciones? ¿ Dónde están los fondos de Mobutu y otras decenas de grandes
malversadores de bienes públicos, que con el beneplácito de sus tutores
occidentales entregaron los recursos y las soberanías de sus países al capital
extranjero? ¿Cómo, por qué vías y dónde están los cientos de miles de millones
de dólares escapados de la antigua URSS y de Rusia cuando los asesores,
técnicos, especialistas e ideólogos de Europa y Estados Unidos la condujeron
hacia el brillante y bienaventurado camino del capitalismo, en el que una
plaga de buitres salidos de todas partes se apoderó de gran parte de los
recursos naturales y económicos del país? ¿Quién rinde cuenta moral de que hoy
su población disminuya y sus índices de salud ?incluidos mortalidad infantil y
materna? hayan empeorado, y muchos ciudadanos, entre ellos ancianos que
lucharon contra el fascismo, sufran hambre y pobreza extrema, que afectan a
millones de personas? ¿Quiénes destruyen las culturas nacionales de otros
pueblos a través del monopolio de los medios masivos y siembran el veneno del
consumismo en todos los rincones de la Tierra? ¿Cómo juzgar el gasto de un
millón de millones de dólares en publicidad comercial cada año, con los cuales
podrían resolverse los principales problemas de educación, salud, falta de
agua potable y techo, desempleo, hambre y desnutrición que azotan a miles de
millones de personas en el mundo? ¿Se trata simplemente de un problema
económico y no político y ético?
La globalización
neoliberal constituye la más desvergonzada recolonización del Tercer Mundo. El
ALCA, como ya se reiteró aquí, es la anexión de América Latina a Estados
Unidos; una unión espuria entre partes desiguales, donde el más poderoso se
tragará a los más débiles, incluidos Canadá, México y Brasil. Un inmoral
acuerdo para el tránsito de capitales y mercancías, y la muerte de los
"bárbaros" que traten de cruzar los límites del imperio por el matadero de la
frontera entre México y Estados Unidos. Para ellos no existe Ley de Ajuste que
conceda derecho automático a residencia y empleo -cualesquiera que fuesen las
violaciones o delitos que hayan cometido-,y que fue inventada para
desestabilizar a Cuba como castigo por los cambios revolucionarios que
tuvieron lugar en nuestra Patria.
Debo expresar
resueltamente y sin vacilación alguna, como revolucionario y luchador que cree
realmente que un mundo mejor es posible, el criterio de que la privatización
de las riquezas y los recursos naturales de un país a cambio de inversión
extranjera constituye un gran crimen, y equivale a la entrega barata, casi
gratis, de los medios de vida de los pueblos del Tercer Mundo, que los conduce
a una nueva forma de colonización más cómoda y egoísta, en la que los gastos
de orden público y otros esenciales, que antaño correspondían a las
metrópolis, correrían ahora a cargo de los nativos.
En
sus relaciones con el capital extranjero, Cuba recurre a formas de cooperación
mutuamente beneficiosas y bien calculadas que no enajenan la soberanía ni
ponen a merced del capital y el poder extranjero el control de las riquezas y
la vida política, económica y cultural del país.
Como
norma, no regalamos absolutamente nada y, puestos en el dilema de pagar un
precio, damos al César lo que es del César y al pueblo lo que es del pueblo
(Aplausos). Nadie se engañe, somos un país socialista y seguiremos siendo
socialistas (Aplausos). Y pese a colosales obstáculos, estamos construyendo
una sociedad nueva y más humana, con más experiencia, entusiasmo, vigor y
sueños que nunca. Circula el dólar y comienza a circular el euro, a las que
pudieran seguir otras para facilitar el turismo, pero circulan también
fundamentalmente el peso cubano normal y el peso cubano convertible. La
situación monetaria está bajo control. El valor de nuestra moneda nacional se
mantuvo estable durante todo el año en el 2002, algo inusual en otros países,
y no hay escape de divisas.
Entre los inmensos males
que agobian a este hemisferio - como es de sobra conocido- está la gigantesca
deuda externa, cuyo pago de capital e intereses absorbe a veces hasta el 50%
de los presupuestos nacionales, en detrimento de servicios vitales para
cualquier país: la salud, la educación y la seguridad
social.
Los enormes intereses que se ven obligados a
pagar los gobiernos por los depósitos en los bancos, para defenderse
precariamente de los asaltos especulativos y la fuga de capitales, hacen
absolutamente imposible todo desarrollo con los fondos propios de cualquier
país.
El libre cambio de monedas impuesto por el nuevo
orden económico, constituye un instrumento mortífero para las débiles
economías de los países que pretendan desarrollarse. Hace rato el dinero ha
dejado de ser inevitablemente un valor en sí, como lo fuera en pasados
tiempos, que podía ser guardado y enterrado dentro de una botija como piezas
de oro o plata.
En Bretton Woods ?como todos los
economistas conocen?, Estados Unidos, que poseía el 80% de las reservas
mundiales de oro, recibió el privilegio de asumir el papel de emisor de la
moneda de reserva mundial. Pero entonces, por cada papel moneda que emitía,
contraía la obligación de convertir en oro su valor. La obligación se cumplió
garantizando el valor del papel moneda mediante la estabilidad del precio del
oro por el sencillo procedimiento aplicado por el gobierno de ese país, de
comprar o vender el metal en cantidades suficientes cuando había excedentes o
déficits del mismo en el mercado. Esta fórmula duró hasta 1971 en que un
presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, después de colosales gastos
militares y una guerra sin impuestos, adoptó la decisión unilateral de
suspender la conversión en oro del papel moneda
norteamericano.
Nadie podía imaginarse cuán colosal
especulación se desataría después con la compraventa de monedas, que hoy
asciende a cifras siderales de transacciones que superan el millón de millones
de dólares cada día.
Por la credibilidad adquirida, el
hábito de usar el dólar como instrumento de cambio aceptado por todos, el
enorme poder económico del país que lo emitía, y la ausencia de otro
instrumento, el dólar continuó ejerciendo su papel.
De
ese privilegio no gozaban ni podían gozar los países latinoamericanos y otros
del Tercer Mundo. Nuestras monedas son simples papeles en el mercado
internacional. Su valor se limita a la cantidad de reservas en moneda externa,
fundamentalmente dólares, con que cuente el país. Ninguna moneda nacional en
los países de América Latina y el Caribe es ni puede ser estable. Su valor
real puede equivaler hoy a 100, y en cuestión de meses, semanas o días, en
dependencia de factores externos o internos, puede ser 50, 40, o el 10 por
ciento del valor que tenían. Lo ocurrido con el idílico, utópico y folklórico
intento en Argentina de mantener la paridad entre el peso y el dólar, terminó,
como era lógico, en desastre; otro tanto ocurrió entre el real y el dólar.
Países como Ecuador terminaron lanzando su moneda al basurero, adoptando el
dólar directamente como única moneda de circulación
interna.
En México, como norma, cada seis años el
cambio de gobierno producía una fuerte devaluación que reducía
considerablemente el valor de su moneda. Brasil, a raíz del último ataque
especulativo y la crisis de 1998, perdió en apenas ocho semanas los casi 40
mil millones de dólares que había obtenido con la privatización de muchas de
sus mejores empresas de producción y servicios.
La
fuga de capitales es una de las peores formas de sangría económica que han
estado sufriendo los países de América Latina en las últimas décadas. No se
trata de remesas de ganancias obtenidas por inversionistas extranjeros; no se
trata del saqueo que se deriva del pago de una deuda externa contraída muchas
veces por gobiernos tiránicos y corruptos que despilfarraron y malversaron los
fondos recibidos, o para asumir responsabilidades derivadas de deudas privadas
y en ocasiones de robos o negocios turbios de la banca privada, ni tampoco de
las pérdidas crecientes que ocasiona el conocido fenómeno del intercambio
desigual; se trata de fondos creados dentro del país, plusvalía arrancada a
los obreros mal pagados, o ahorros bien habidos de trabajadores intelectuales
y profesionales, o ganancias de pequeñas industrias, comercios y
servicios.
El yugo estrangulador que ata a los países
latinoamericanos a la fuga de capitales, es la compra libre, sin restricción
ni requisito alguno, de divisas convertibles con moneda nacional, fórmula
impuesta como sagrado principio neoliberal por las organizaciones financieras
internacionales. Se estima que tales fugas ascendieron, en algunos países como
Venezuela, durante un período de más de 40 años, a 250 mil millones de dólares
aproximadamente. Súmese a esta cifra los fondos nacionales que escaparon de
Argentina, Brasil, México y el resto de América
Latina.
¡Gloria al bravo pueblo venezolano y a su
valiente líder, que acaban de establecer el control de cambio!, con lo cual
ponen fin en su país a la tragedia que he
mencionado.
Recuerdo que al triunfo de la Revolución
cubana, en 1959, el conjunto de la deuda de América Latina ascendía solo a 5
mil millones de dólares. Su población, de 214,4 millones, se incrementó a
543,4 millones de habitantes ?de ellos 224 millones de pobres y más de 50
millones de analfabetos?, y su deuda a no menos de 800 mil millones de
dólares, en el 2003.
¿Cuál es la causa por la cual
esta región del hemisferio no hubiese alcanzado en la posguerra un desarrollo
que pudiera ser similar a Canadá, Nueva Zelandia o Australia, que fueron
colonias europeas en un tiempo menos ricas y desarrolladas que nosotros? ¿No
se debe acaso en parte al dudoso privilegio de ser el patio trasero de Estados
Unidos? ¿O será porque somos un despreciable conjunto de blancos, negros,
indios y mestizos, y por tanto la negación de lo que los estudios del genoma
humano y las investigaciones científicas han demostrado: que no existen
diferencias de capacidad intelectual entre las distintas etnias que integran
la especie humana? ¿Dónde está la culpa?
Comencé
expresando que todo cuanto existió y existe ha sido impuesto a la humanidad.
Coincido enteramente con Carlos Marx, quien afirmó que cuando el sistema de
producción y distribución capitalista no exista, y con él desaparezca la
explotación del hombre por el hombre, la sociedad humana habrá salido de la
prehistoria (Aplausos). Basaba sus razonamientos en el desarrollo dialéctico
de la historia de nuestra especie.
Este pensamiento
puede parecer a muchos demasiado simple y demasiado distante. Marx estudió el
capitalismo en su primera etapa, que coincidió con el nacimiento de una nueva
clase llamada a transformar aquella sociedad, que inevitablemente devino
explotadora y despiadada, y dar paso a una nueva época y a un mundo justo.
Cuando tales puntos de vista sustentó, no existían siquiera la electricidad,
el teléfono, los motores de combustión interna, los barcos modernos de gran
velocidad y capacidad de carga, la química moderna, los productos sintéticos,
los aviones que cruzan el Atlántico con cientos de pasajeros en cuestión de
horas, la radio, la televisión, las computadoras. Se libró de la terrorífica
visión de la forma irresponsable en que la técnica moderna ha sido utilizada
por el hombre para destruir bosques, erosionar la tierra, desertificar cientos
de millones de hectáreas de suelo fértil, sobreexplotar y contaminar los
mares, liquidar especies vegetales y animales, envenenar el agua potable y la
atmósfera.
Marx, que elaboró su teoría en las
condiciones de Inglaterra, el país más desarrollado de la época, no planteó la
necesidad de una alianza obrero-campesina, ni pudo percibir todavía el colosal
problema que sobrevendría del mundo colonial de aquel entonces, algo que
Lenin, su genial discípulo, siguiendo la línea de su pensamiento en las
circunstancias especiales del Imperio Ruso, descubriría y profundizaría
después.
En época de Marx, que observaba el desarrollo
acelerado de la revolución industrial inglesa y la incipiente
industrialización de Alemania y Francia, nadie habría sido capaz de prever,
salvo que asumiese una actitud de adivino, algo tan ajeno a su carácter, el
papel que vendría a desempeñar Estados Unidos de Norteamérica apenas 60 años
después de su muerte.
Mientras Malthus sembraba el
pesimismo, él alentaba la esperanza.
En aquel tiempo
la geografía del planeta y las leyes que rigen la biosfera -tierras, bosques,
mares y atmósfera- eran poco conocidas. Muy poco se sabía del espacio. No
existía la teoría de la relatividad ni se había escrito una palabra sobre la
gran explosión, el «big bang».
Marx no podía
imaginar que el teléfono celular permitiría comunicarse de un extremo a otro
del mundo a la velocidad de la luz, que millones de millones de dólares en
acciones, monedas, operaciones de resguardo, productos básicos que no se
moverían de su sitio, y otros títulos, pasarían de mano cada día, y que el
valor de las ganancias especulativas superaría el valor de la
plusvalía.
Marx creía por encima de todo en el
desarrollo de las fuerzas productivas y las posibilidades infinitas de la
ciencia y el talento humano. Concibió un mundo cabalmente desarrollado como
condición sine qua non de la existencia de un sistema social capaz de
producir los bienes necesarios para la plena satisfacción de las necesidades
materiales y espirituales de la sociedad. No concebía la Revolución en un solo
país, y vio tan lejos, que fue capaz de generar la idea de un mundo
globalizado, tal como lo entendí siempre, hermanado en la paz y en el acceso
al disfrute pleno de las riquezas que fuera capaz de crear. No podía pasar por
su mente la idea de un mundo dividido entre pobres y ricos. "Proletarios
de todos los países, uníos", proclamó, que en el mundo real de hoy podría
interpretarse como un llamado a la unión de todos los trabajadores manuales e
intelectuales, los campesinos y los pobres de todos los países, en busca de lo
que se ha dado en llamar "un mundo mejor"
(Aplausos).
Por primera vez en la historia humana,
nuestra especie corre un riesgo real de extinción. La amenazan no solo la
destrucción de su medio natural de vida, sino también graves riesgos
políticos, armas cada vez más sofisticadas de destrucción y exterminio masivo
y doctrinas extremistas que podrían apoyarse en mortales y aniquiladoras
fuerzas.
La paz no vive sus mejores días de gloria y
esperanzas. Una guerra está a punto de estallar. No se trataría de un
enfrentamiento entre fuerzas equiparables. De un lado estaría la superpotencia
hegemónica con toda su abrumadora fuerza militar y tecnológica, apoyada por un
aliado principal, otro país nuclear y miembro del Consejo de Seguridad de
Naciones Unidas. Del otro lado, un país cuyo pueblo ha sufrido más de 10 años
de diarios bombardeos y la pérdida de cientos de miles de vidas,
principalmente niños, por hambre y enfermedades, después de una desigual
guerra provocada por la ilegal ocupación iraquí de Kuwait, que era un estado
independiente y reconocido por la comunidad internacional. La inmensa mayoría
de la opinión mundial rechaza con unánime oposición la nueva guerra. No acepta
en primer lugar la decisión unilateral del gobierno de Estados Unidos, que
ignora las normas internacionales y las facultades que corresponden a las
Naciones Unidas, que ya de por sí son bastante pocas. Se trata de una guerra
innecesaria, bajo pretextos nada creíbles ni
probados.
Completamente debilitada por la anterior
guerra que tuvo lugar en 1991 frente a Estados Unidos, Iraq -que en su
conflicto con Irán fue apoyada y armada en no poca medida por Occidente-
carece en absoluto de capacidad para contrarrestar el armamento ofensivo y
defensivo con que cuenta Estados Unidos -capaz de anular cualquier riesgo de
uso por parte de Iraq de un arma nuclear, química o biológica si ese país
contara con alguna de ellas, lo cual es muy poco probable-, y sería además
absurdo políticamente y suicida desde el punto de vista militar que intentara
hacerlo.
El verdadero peligro radica en que tal acción
bélica se convertiría para el pueblo iraquí en una guerra patriótica, y nadie
podría de antemano asegurar cuál sería su reacción y su resistencia, cuánto
duraría esa guerra, cuántas muertes y destrucción ocasionaría, y cuáles serían
las consecuencias humanas, políticas y económicas de la misma para cada uno de
los contendientes. El mundo sin duda sería sometido a colosales riesgos
económicos en medio de la profunda crisis que hoy afronta. No podría
calcularse lo que ocurriría en esas circunstancias con los precios del
petróleo.
El pasado 28 de enero, cuando hablé en
ocasión del 150 aniversario del natalicio de José Martí, recordé y analicé
varios discursos pronunciados por el Presidente de Estados Unidos. Citaré en
esta ocasión solo algunos párrafos que hablan por sí mismos: "Vamos a
utilizar cualquier arma de guerra que sea necesaria." "Cualquier
nación, en cualquier lugar, tiene ahora que tomar una decisión: o está con
nosotros o está con el terrorismo." "Esta es una lucha de la
civilización." "Los logros de nuestros tiempos y la esperanza de todos los
tiempos dependen de nosotros." "Y sabemos que Dios no es
neutral." [20 de Septiembre de 2001]. "Nuestra seguridad
requerirá que transformemos a la fuerza militar que ustedes dirigirán en una
fuerza militar que debe estar lista para atacar inmediatamente en cualquier
oscuro rincón del mundo, [...] que estemos listos para el ataque
preventivo" [...]"Debemos descubrir células terroristas en 60 o más
países." "Estamos ante un conflicto entre el bien y el mal." [Discurso
ante los cadetes en el 200 aniversario de West Point, 1 de junio de 2002]
"Estados Unidos le pedirá al Consejo de Seguridad de la ONU que se reúna
el 5 de febrero para considerar los hechos sobre los desafíos de Iraq al
mundo." "Vamos a consultar, pero que no haya malos entendidos. Si Saddam
Hussein no se desarma plenamente, por la seguridad de nuestro pueblo y por la
paz del mundo encabezaremos una coalición para desarmarlo." "Y si nos
obligan a ir a la guerra, vamos a luchar con el pleno poderío de nuestras
Fuerzas Armadas." [Declaración ante el Congreso, febrero 5 del 2003]
Aunque el Presidente Bush expresa su convicción de
que Dios no es neutral, lo cierto es que el Papa Juan Pablo II y casi todos
los jefes religiosos del mundo están contra esa guerra. ¿Quién interpreta
realmente los designios del Señor? (Aplausos.)
Aquí
se discutía hace dos días cuál será el futuro de la humanidad. Algunos
preguntaban qué vendría después de la globalización, si sería largo o breve el
actual orden económico mundial, cuánto durará el nuevo sistema imperial.
Intentaré con gran riesgo improvisar una respuesta a esas preguntas, sobre las
que he meditado más de una vez.
Parto de algunas
convicciones íntimas, en las cuales creo firmemente. Los hombres no hacen la
historia. Los factores subjetivos pueden adelantar o retrasar los grandes
acontecimientos, incluso por períodos relativamente largos, pero no
constituyen el factor determinante, ni pueden impedir el desenlace final.
Accidentes de gran trascendencia de origen humano o de origen natural, una
guerra nuclear, la destrucción acelerada del medio ambiente y el cambio
relativamente brusco del clima, pueden alterar todos los cálculos o
pronósticos que hacen los más preclaros talentos de nuestra especie. Ambas
cosas podrían todavía evitarse.
Los factores objetivos
derivados del propio desarrollo de la sociedad humana son los que determinan
los acontecimientos. La economía no es una ciencia natural, no es ni puede ser
exacta; es una ciencia social. Conceptos e ideas, tendencias y leyes surgidas
en una época dentro de un sistema económico y social determinado, tienden a
perdurar en el tiempo, aun cuando tales sistemas estén agotados o hayan
desaparecido, lo cual no pocas veces perturba la interpretación más correcta
de los acontecimientos. La enorme diversidad de opiniones y teorías que se
escuchan en los encuentros o reuniones de las ciencias sociales son una prueba
de ello. Servirán igualmente de ejemplo los enormes errores que se cometen en
cualquier proceso revolucionario profundo.
De la
política me parecería mejor decir que es una mezcla de ciencia y de arte,
aunque más de arte que de ciencia.
Nunca debe
olvidarse que tanto en uno u otro caso, la responsabilidad de la tarea
corresponde a los seres humanos, y estos son tan variados y variables como
partículas llevan en las combinaciones de su mapa
genético.
De la historia se puede sacar una lección en
la que suelo insistir. Solo de las grandes crisis han surgido las grandes
soluciones. Entiendo que de esta regla escapan muy pocas
excepciones.
Nos encontramos hoy ante una gran crisis
generalizada, tanto económica como política. Tal vez la primera de carácter
plenamente global.
El orden económico prevaleciente ni
es sostenible ni es soportable (Aplausos). No tiene solución posible sin
grandes y profundos cambios. No es necesario abundar en datos, que aquí y en
todas partes se repiten, para comprender la realidad. Los ejemplos de crisis
locales, regionales y hemisféricas que se repiten con creciente frecuencia lo
demuestran. De ellas no se libran ni países pobres ni países ricos. Muchos
partidos están sumidos en total descrédito. Los pueblos se hacen cada vez más
ingobernables. Los organismos financieros internacionales e instituciones
afines como la OMC, o grupos de superricos como el de los 7, no encuentran ya
dónde reunirse. Las organizaciones y los movimientos sociales afectados o
sensibilizados por la tragedia que vive el mundo se multiplican en todas
partes. Las tecnologías modernas han hecho posible la transmisión de mensajes
sin acudir a la ayuda de los medios tradicionales de
comunicación.
A pesar de los 800 millones de
analfabetos que todavía existen, miles de millones de personas de una forma o
de otra tienen acceso a determinadas informaciones y sufren a diario las
calamidades del desempleo, pobreza, carencia de tierras, insalubridad,
inseguridad; falta de escuelas, techos, condiciones higiénicas mínimas,
autoestima y reconocimiento social. Hasta la propia publicidad comercial
consumista exacerba la conciencia de sus propias carencias y
desesperanzas.
No hay forma de continuar el engaño
sistemático, no es posible matarlos a todos; son ya más de 6 220 millones los
habitantes del planeta, que en solo un siglo se han multiplicado por más de
cuatro veces. Al ejército de descontentos del Tercer Mundo se unen millones de
trabajadores instruidos, y hombres y mujeres de los sectores profesionales y
de las capas medias de los países desarrollados, cada vez más preocupados por
su propio destino y el de sus hijos, al ver envenenarse el aire, las aguas,
los suelos, las plantas y desaparecer lo agradable de cuanto los rodea,
producto de la irresponsabilidad y la anarquía en el uso de los recursos
naturales. La existencia de los ciudadanos en cualquier parte se convierte
cada vez más en una lucha por la supervivencia.
Que la
humanidad no tiene otra alternativa que cambiar de rumbo, es algo que no puede
dudarse. ¿Cómo cambiará? ¿Qué nuevas formas de vida política, económica y
social adoptará? Es la pregunta de más difícil respuesta, lo cual me conduce a
la última idea que deseo expresar.
En esto el factor
subjetivo deberá desempeñar su papel más importante, y para ello debe ser
informado e incitado a pensar.
Transmitir información,
alentar debates, crear conciencia, será tarea de los más avanzados. Un ejemplo
alentador de nuevos métodos de lucha fue el Foro Social Mundial de Porto
Alegre. Las cien mil personas que allí se reunieron a meditar y debatir han
mostrado una imagen de las fuerzas emergentes e impulsoras de los cambios que
objetivamente se imponen en el mundo.
En Cuba llamamos
a esta lucha Batalla de Ideas. En ella estamos fuertemente
enfrascados hace ya tres años y dos meses. Más de cien programas sociales han
surgido de esa lucha, la mayoría consagrados a la educación, la cultura
general y artística, la masificación del conocimiento, la revolución de los
sistemas de enseñanza escolar, la divulgación de conceptos sobre los más
variados temas políticos y económicos, el trabajo social, la multiplicación de
las posibilidades de realizar estudios superiores, la búsqueda a fondo de los
problemas sociales más sensibles, causas y soluciones; la meta de alcanzar una
cultura general integral, sin la cual no bastaría obtener un título
profesional universitario para dejar de ser analfabeto
funcional.
Son ambiciosos nuestros planes, pero
estamos realmente alentados por los resultados que vamos
obteniendo.
A pesar de que el mundo atraviesa una gran
crisis económica, nuestro país ha logrado reducir el desempleo a 3,3%;
esperamos a finales de este año reducirlo a menos de 3%, con lo cual
ingresaríamos a la condición de país con pleno empleo (Aplausos). Quizás lo
más útil de nuestros modestos esfuerzos en la lucha por un mundo mejor será
demostrar cuánto se puede hacer con tan poco si todos los recursos humanos y
materiales de la sociedad se ponen al servicio del
pueblo.
Ni la naturaleza debe ser destruida, ni las
podridas y despilfarradoras sociedades de consumo deben prevalecer. Hay un
campo donde la producción de riquezas puede ser infinita: el campo de los
conocimientos, de la cultura y el arte en todas sus expresiones, incluida una
esmerada educación ética, estética y solidaria, una vida espiritual plena,
socialmente sana, mental y físicamente saludable, sin lo cual no podrá
hablarse jamás de calidad de vida.
¿Acaso algo impide
que podamos alcanzar tales objetivos?. ¡Queremos demostrar lo que todos
proclamamos: que un mundo mejor es posible!. ¡Ha llegado la hora de que la
humanidad comience a escribir su propia
historia!
Muchas gracias.
Sugerencias
Esta noche, a partir de las 22 horas
(conviene conectar sobre esa hora, porque ya es sabido que la RTVA
tiene un peculiar sentido de la puntualidad) y bien a tono con el momento,
Canal 2 Andalucía emite la pelicula de Stanley Kubrick,
Senderos de Gloria (y ademas sin cortes
publicitarios). Toda una obra de arte y un alegato antimilitarista de primer
orden. Si teneis oportunidad no os la perdais y si ya la habeis visto,
revisadla. Aprovechemonos de que, esta vez, PSOE-PA no están de "ardor
guerrero" y en primer tiempo de saludo (al menos de momento).
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