nº
184
¡Viva la Revolución Cubana!
La Habana, 1º de Mayo de
2003
Presentación
Por
tercera vez consecutiva dedicamos parte importante de nuestro espacio a la
situación de Cuba y al debate abierto en el seno de la izquierda andaluza e
internacional a partir de las ultimas acciones del Régimen revolucionario
cubano. Hacerlo implica un reconocimiento por nuestra parte de que, en
ocasiones como esta, la importancia subjetiva de determinadas cuestiones se
sobrepone a su inicial peso objetivo y hay que afrontarlas actuando en
consecuencia. No tiene caso lamentarse recordando -por poner sólo tres
ejemplos- que las varias matanzas de manifestantes que ya han perpetrado
en Iraq las tropas ocupantes yanquis, las constantes masacres y torturas
sionistas sistemáticas en Palestina o la continua violación de
derechos civiles en EEUU, no han provocado ni de lejos una convulsión
proporcionalmente similar a la levantada por Cuba; aunque en pura lógica
cuantitativa desde un punto de vista humanista hubieran debido, en abstracto,
merecer una atención cualitativamente superior. No ha sido así. Una
buena prueba de que estamos ante una cuestión esencialmente política y no
simplemente ética. Sometiendonos a este imperativo, relegamos a un proximo
numero los otros temas que el limite de 300 kb por correo que nos impone
el servidor nos impiden sumar aquí.
Plenamente conscientes de lo que se discute y
dilucida, hemos titulado con toda intención este espacio "¡Viva la
Revolución Cubana!". Lo hemos hecho, como adelanto,
a titulo combinado de afirmación, de provocación y de desagravio. La actuación
de Cuba, al margen de cual fuera la intención primera de la dirección cubana y
muy posiblemente sin que estuviera en su agenda ni entre sus preocupaciones,
se ha convertido en estos días en un barómetro para toda la izquierda, una
espoleta, un test. Las reacciones ante los hechos cubanos -especialmente tras
la espectacular defección del Nobel Saramago- han sacado a la luz múltiples
debates, carencias, actitudes, prioridades, que yacian soterradas en la
izquierda en general y en la de nuestra Nación en particular. No es que ahora
pensemos que la posición ante Cuba sea "la piedra de toque del
internacionalismo proletario", transfiriendo a La Habana el lugar que los
estalinistas endilgaban al Kremlin en sus "buenos viejos tiempos". O que
de forma sobrevenida nos hayamos convertido en hinchas de Fidel Castro,
considerándolo -a estas alturas y en un ataque de amnesia selectiva- "el punto
de referencia de la izquierda mundial". O que compartamos al ciento por ciento
las acciones, argumentos o justificaciones cubanas. Para situarnos -y para
quienes aún no lo sepan- recordemos que quienes hacemos ANDALUCÍA LIBRE
somos una 'singular especie' de nacionalistas andaluces 'trosquistas' (para
entendernos); por nuestra trayectoria y ubicación, poco propensos y
sospechosos de fidelidades ciegas y seguidismos inquebrantables. Lo que
ocurre, simplemente, es que hemos constatado que el debate sobre Cuba no
sólo toca y se refiere a Cuba sino que -visto desde ojos andaluces- afecta a
algunas cuestiones esenciales que nos implican directamente a
quienes aquí luchamos por la Independencia y el Socialismo para
nuestra Patria; asuntos y cuestiones que no pueden dejarse pasar, tampoco en
Andalucía, sin riesgo para avanzar hacia ese objetivo. De ahí nuestra
reincidencia.
Dada la abrumadora dimensión del material
producido al respecto en estas ultimas semanas, este informe se limita al
articulo de Sandels sobre el contexto de las iniciativas cubanas
relacionadas con la política imperialista vigente de EEUU; a la Declaración
distribuida por el PCC argumentando la postura del Gobierno cubano, que nos ha
parecido obligado incluir; a una resolución de 1995 de la IV Internacional -a
la que pertenecemos aunque, por supuesto, no representamos ni pretendemos
representar- que publicamos como testimonio histórico de cómo se veía la
situación cubana hace ocho años y cómo se analizaba desde una corriente de la
izquierda revolucionaria internacional -solidaria pero critica con la
Revolución cubana- y finalmente a un texto de análisis y opinión de nuestra
cosecha. A todo ello, añadimos una selección de enlaces -que
recomendamos explotar con sosiego pero en extenso- a partir de los cuales
creemos que puede accederse a una amplia visión de los diversos aspectos
implicados en el debate vigente. Nuevamente, deseamos que estos materiales os
sean de alguna utilidad.

Ofensiva cubana:
¿Una rebelión contra la Estrategia de Seguridad Nacional de
EEUU?
Traducido para Rebelión por Marina
Trillo
Desde su nombramiento en setiembre 2002 como
principal funcionario de la Sección de Intereses de EEUU en Habana, James Cason
ha potenciado las conexiones oficiales de EEUU con disidentes cubanos.
Injiriendo directamente en la política interna de Cuba, Cason ayudó a lanzar el
ala joven del disidente Partido Liberal Cubano. En ningún lugar del mundo, dijo
el Ministro de exteriores Felipe Pérez Roque, sería legal para un extranjero
participar en la formación de un partido político.
En octubre 2002, Cason
invitó a un grupo de disidentes a una reunión en su residencia en la Habana con
los editores de un periódico estadounidense. Aunque buscar disidentes ha llegado
a ser una rutina para los jefes de la misión de EEUU, era excepcional reunirlos
en la propia casa.
El 24 de febrero de este año, participó en una reunión
de la disidente Asamblea para la Promoción de la Sociedad Civil en casa
de la destacada disidente Marta Beatriz Roque. Presentes también en la reunión
estaban varios periodistas a quienes Cason repitió sus críticas al gobierno del
Presidente Fidel Castro y reafirmó el apoyo de EEUU a los
disidentes.
Cason organizó otras dos reuniones similares en su domicilio
en marzo aún después de recibir una queja formal del Ministerio de Exteriores.
En una reciente entrevista por televisión en Miami, Cason dijo que la
ayuda que prestaba a disidentes era de naturaleza "moral y espiritual".
Pero, según el testimonio de varios agentes de seguridad cubanos que se
infiltraron en las organizaciones que recibían apoyo estadounidense, la Sección
de Intereses llegó a convertirse en el cuartel general y en un área de oficina
para disidentes. Algunos de ellos, incluida Marta Beatriz Roque, disponían de
pases firmados por Cason que les permitían el libre acceso a la Sección de
Intereses donde podían usar los ordenadores, teléfonos, y máquinas de
oficina.
El Departamento de Estado llama a estas actividades "de
alcance". Sin embargo, bajo las leyes de EEUU, semejante "alcance"
por parte de un diplomático extranjero en los Estados Unidos podría tener
como resultado la persecución criminal y una sentencia de 10 años de cárcel para
cualquiera "que acceda a operar dentro de los EEUU sujeto a la dirección o
el control de un gobierno o funcionario extranjeros" (Titulo 18, sección
951 del Código de EEUU.)
El 4 de marzo, Castro advirtió que Cuba podría
cerrar la Sección de Intereses: "Cuba puede prescindir fácilmente de esta
oficina, una incubadora de contrarrevolucionarios y un puesto de control para
las acciones subversivas más agresivas contra nuestro país," dijo. En
abril, el Ministerio de Exteriores mandó una nota al Gobierno de los EEUU
diciendo que el gobierno se vio forzado a actuar contra los disidentes debido al
"declarado propósito" de EEUU de derrocar al gobierno de
Cuba.
El 18 de marzo, el gobierno comenzó a acorralar a los disidentes
incluidos miembros del Proyecto Varela de Oswaldo Payá -aunque no a
Payá- periodistas independientes, y varios destacados disidentes como Marta
Beatriz Roque. Las sentencias dictadas iban de 6 a 28 años. El cargo formal
contra la mayor parte de los acusados fue el de crímenes contra "la
independencia o la integridad territorial del estado."
En una rueda
de prensa del 9 de abril, el Ministro de Exteriores Pérez Roque dio la
explicación de Cuba respecto a las detenciones. "Se nos ha acabado la
paciencia con el Sr. Cason y sus actos irresponsables. Es la persona más
responsable por lo que ha ocurrido."
Esa fue la explicación corta.
En la exhaustiva denuncia que siguió, Pérez Roque demostró que la administración
de Bush había aumentado extremadamente la hostilidad hacia Cuba para
desestabilizar su gobierno.
El muy alabado Proyecto Varela es un
caso especialmente interesante. Según los documentos que Pérez Roque presentó en
la conferencia de prensa, el referéndum del Proyecto Varela fue financiado por
los Estados Unidos y organizado con la ayuda de Carlos Alberto Montaner, un
exiliado cubano radicado en España, asistido por funcionarios españoles. En una
carta de 2001 a Osvaldo Alfonso, uno de los detenidos, Montaner mencionó dinero
mandado a Cuba para afianzar el proyecto y dijo, "Muy pronto, algunos amigos
españoles de alto nivel te llamarán para hablar acerca del Proyecto
Varela." Montaner sugirió que varias personas, incluido Payá, ayudaran a
montar el proyecto.
Las detenciones condenadas como represión de
derechos
Las detenciones generaron condena casi universal. El
portavoz del Departamento de Estado Richard Boucher dijo que los EEUU fueron
"ultrajados" y el Secretario de Estado Colin Powell requirió que Cuba
liberara a los "presos de conciencia." Ni Boucher ni Powell dieron
explicaciones ante la evidencia de que los disidentes eran agentes pagados por
los Estados Unidos.
El gobierno cubano siempre ha mantenido que los
disidentes son creados y financiados por el gobierno de EEUU. Bajo esa base, la
ley Cubana hace de la colaboración con la política de EEUU, especialmente la
Helms-Burton Act de 1996, una ofensa criminal punible con largas condenas de
prisión. En 1997, la Asamblea Nacional aprobó la Ley de Reafirmación de la
Dignidad Cubana y la Soberanía como un "antídoto" para la Helms-Burton,
y en 1999, la Ley de Protección de la Independencia Nacional Cubana, que
criminalizaba cualquier acto de colaboración con la política de EEUU hacia Cuba.
Estas leyes son semejantes a las leyes estadounidenses que rigen las actividades
de agentes no registrados de gobiernos extranjeros.
Evidencias que avalan
la reivindicación cubana de que los disidentes son mercenarios de los EEUU está
disponible en sitios web del gobierno estadounidense. El sitio web de la Agencia
Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID) relaciona los receptores
de fondos de EEUU para apoyo a disidentes, periodistas independientes, libreros
independientes, y organizaciones de derechos humanos en Cuba. Por ejemplo, en el
2000 USAID dio US$ 670.000 a tres organizaciones para apoyar "la publicación
en el exterior del trabajo de periodistas independientes de la isla... y para
distribuir sus escritos dentro de Cuba" (informe de USAID, Evaluación del
Programa de USAID Cuba, 2001).
La revisión 2003 del Departamento de
Estado del Programa Cuba, establecido para llevar a cabo la directiva de cambio
de régimen prevista en el Acta Helms-Burton, observa que el Grupo de Tareas de
Disidencia de Cuba "fue creado para apoyar las actividades de grupos
disidentes en Cuba," especialmente el Grupo de Cuatro -el grupo dirigido
por Marta Beatriz Roque-. Este grupo de tareas recibió una donación de US$
250.000 en 1999. US$ 280.000 fueron a la Prensa Libre de Cuba entre
1998 y 2000, para "dar voz a periodistas y escritores independientes en el
interior de Cuba."
CubaNet, que opera fuera de Miami, cuelga en su
sitio web el trabajo de periodistas independientes. La Universidad Internacional
de Florida, otro beneficiario de USAID, trabaja con CubaNet para traducir al
inglés, francés y alemán, los artículos escritos por periodistas disidentes.
CubaNet recibió US$ 343.000 en 1997.
EEUU admite / niega que financia
a disidentes
El funcionario de USAID Adolfo Franco dijo a principios
de este año que la agencia había gastado US$ 20 millones en la cumplimentación
de mandatos de Helms-Burton desde 1997. No obstante, otro funcionario de USAID,
Alfonso Aguilar, negó que la agencia financiara a disidentes, aunque reivindicó
que era legal hacerlo. Admitió que USAID da dinero a organizaciones no
gubernamentales que a su vez pagan a disidentes. Pero sostuvo que las
acusaciones de Pérez Roque eran "ultrajantes", porque los pagos no
provenían directamente del gobierno estadounidense.
A pesar de la tácita
aceptación de USAID de que los pagos indirectos son un medio legítimo para
financiar la oposición interna en países soberanos, el Departamento de Estado
dijo que la acusación de Pérez Roque relativa a que los EEUU fabricaron la
disidencia Cubana era "ridícula".
Parte de la causa judicial
contra Héctor Palacios, un partidario del Proyecto Varela sentenciado a
25 años de cárcel, fue que había recibido US$ 3.000 en remesas de organizaciones
en los Estados Unidos así como también ordenadores y otro equipo donados por la
Sección de Intereses. Los investigadores encontraron US$ 5.000 en metálico
escondidos en un frasco de medicinas en su casa.
Otro de los prominentes
escritores detenido fue Oscar Espinosa Chepe, a quien sentenciaron a 20 años.
Entrevistada en el programa de radio "Democracy now" (04/09/03) de la
red Pacífica, Miriam Leyva, esposa de Chepe, negó que hubiera colaborado con los
EEUU. Dijo que él había recibido solo US$ 15 por artículo de CubaNet en Miami.
Durante la conferencia de prensa del 9 de abril, el Ministro de Exteriores Pérez
Roque mostró recibos indicando que Espinosa Chepe había recibido US $ 7.154 de
dichos pagos durante 2002. A razón de US$ 15 por artículo, Espinosa Chepe habría
tenido que vender 477 artículos o 10 por cada semana de ese año. Pérez Roque
dijo que los investigadores encontraron US$ 13.660 en el baño de Espinosa Chepe
y que no había desempeñado ningún trabajo en 10 años.
A los disidentes se
les pagaba frecuentemente con fondos de EEUU canalizados a través de un banco
canadiense. El banco permite que los cubanos tengan acceso con una Transcard
(tarjeta de débito) a los fondos suministrados por Estados Unidos.
La
nueva iniciativa de Bush y la ofensiva cubana
Casi sin excepción,
los reportajes y editoriales de los medios dijeron que Castro se había
aprovechado de la guerra de Irak para ordenar la represión de la disidencia. Esa
interpretación, sin embargo, omite considerar el contexto actual o la larga
historia de tentativas de EEUU para derrocar al Gobierno
Cubano.
Verdaderamente, la crisis actual, como otras, se ha tratado en
los medios casi como otro acto al tuntún fruto de los defectos del carácter de
Castro y sin que tengan conexión con ningún acontecimiento histórico
relevante.
No obstante, se puede decir que la crisis actual tiene sus
orígenes en la nueva iniciativa del Presidente George W Bush. En un discurso del
20 mayo 2002 en Miami, titulado "iniciativa para una nueva Cuba," Bush
reinstauró la línea dura de la política de EEUU y propuso el aumento de la ayuda
gubernamental estadounidense a los disidentes. Parecía que no hubiera nada
realmente novedoso en ello, pero el gobierno cubano lo tomó como una amenaza
nueva, especialmente a la vista de que el discurso tuvo lugar pocos días después
de que el funcionario del Departamento de Estado John Bolton anunciara que Cuba
estaba fabricando tecnología de armas biológicas y transfiriéndola a estados
terroristas.
Desde el discurso de Bush, los EEUU han prestado creciente
atención al referéndum de Varela, que propone esencialmente un enfoque
reformista para la eliminación del estado y la economía revolucionarios. Los
funcionarios de la Administración negaron que hubiera elementos nuevos en el
discurso y hablaron acerca de confiar en la disidencia cubana en vez de en la
presión externa para derrocar al régimen.
Después de aceptar el Premio
SaJarov de la Unión Europea (UE) para la Libertad de Pensamiento el pasado
diciembre por dirigir el referéndum Varela, Payá hizo un viaje triunfal que
incluyó una parada en Washington donde fue recibido cordialmente por el
Secretario Powell. En Miami, ganó el apoyo de la Cuban American National
Foundation (CANF). Durante el mismo período, la CANF abrazó formalmente la
estrategia de trabajar para el derrocamiento de Castro por medio de disidentes,
indignando a otros extremistas que apoyan acciones más agresivas desde los EEUU.
Sin embargo, si uno toma el Proyecto Varela como una operación secreta
de EEUU, el cambio hacia la confianza en los disidentes domésticos anunciado por
el discurso, aparecería como el comienzo de una agresiva campaña encabezada por
la Sección de Intereses, la "solución final" de Bush al
"problema" Cuba.
Castro respondió al referéndum Varela con una enmienda
constitucional convirtiendo el socialismo de Cuba en "irrevocable".
Aunque esto se vio en EEUU como un tosco intento para bloquear el
referéndum, su sincronización e intensidad indicaban que era la respuesta de
Castro a la iniciativa de Bush para una nueva Cuba.
El anuncio de la
iniciativa salió cuatro meses después de que Bush proclamara su radical doctrina
de política exterior, la Estrategia de Seguridad Nacional de EEUU. Los
funcionarios cubanos señalan la doctrina como una amenaza más a Cuba porque
anuncia "una estrategia integral" para promover una economía de
libre-mercado global. De modo más amenazante, afirma el derecho a una guerra
preventiva unilateral contra estados que apoyen a terroristas o se crea que
tengan armas de destrucción masiva. Puesto que el Departamento del Estado ha
declarado públicamente que Cuba es un estado con tecnología de armas biológicas,
y sigue considerando a Cuba como uno de los estados que promueven el terrorismo
junto con Iraq, Irán, Libia, Corea del Norte, Sudán y Siria, la nueva estrategia
lógicamente deja a Cuba abierta a la intervención militar a discreción del
presidente.
Bajo esta doctrina, el ejército de EEUU será perpetuamente
dominante y puede operar al margen de las sanciones internacionales. Ellos
"serán lo bastante fuertes para disuadir a potenciales adversarios de que
sigan aumentando su fuerza militar con la esperanza de superar, o igualar, el
poder de los Estados Unidos" y "no serán menoscabados por la
posibilidad de investigación, indagación, o persecución por la Corte Penal
Internacional (CPI), cuya jurisdicción no alcanza a los Americanos y que
nosotros no aceptamos."
Un funcionario cubano dijo a Wayne Smith,
anterior jefe de la Sección de Intereses estadounidenses, "Esta nueva
política vuestra de ataques preventivos nos pone en un nuevo juego de pelota, y
en ese nuevo juego, debemos dejar claro que nosotros no podemos ser
intimidados."
Cuba en rebelión contra la Estrategia de Seguridad
Nacional
Aparte de la perspectiva inmediata de la represión en Cuba,
está la cuestión de la iniciativa de EEUU en Oriente Medio.
Llama la
atención lo similar que es el guión para Iraq, a la política estadounidense para
la transformación de Cuba: identificación del país-diana con armas de
destrucción masiva y terrorismo; petición de cambio de régimen; selección de
exiliados para formar gobiernos provisionales; control estadounidense de esos
gobiernos durante el período de "transición"; arrogación del poder de
determinar cuándo un gobierno se considera democráticamente elegido; y
rectificación de las estructuras económicas en el país-diana para
conformarlo a las directivas de libre-mercado, que han sido definidas ya como
concomitantes con la democracia.
Se podría decir que la decisión de Cuba
de destruir las organizaciones disidentes internas y sus vínculos con EEUU,
señala a Cuba como el primer país que abiertamente se rebela contra las
doctrinas post-11 de Septiembre de Bush.
A los Partidos y Organizaciones
Amigas
DEPARTAMENTO
RELACIONES INTERNACIONALES
COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA
DE CUBA
El pueblo de Cuba libra hoy una intensa batalla por su
derecho a la libre determinación y su derecho a la independencia. Se trata de
defender, bajo cualquier circunstancia, el futuro de nuestro país como nación
y todas las conquistas que la Revolución ha alcanzado y puesto al servicio de
nuestros hombres, mujeres y niños, muchas de las cuales constituyen hoy una
quimera en numerosos países del mundo.
La humanidad vive difíciles momentos, marcados por la
agresividad de una administración norteamericana fascista que se ha empeñado
en sustituir las relaciones diplomáticas y las normas jurídicas
internacionales por la fuerza brutal de una superpotencia que apuesta a la
imposición y a la guerra en aras de afianzar su hegemonía
mundial.
Cuba conoce bien la agresividad del imperio: más de 40
años de férreo bloqueo económico, financiero y comercial; acciones
terroristas; más de 600 planes de atentado y planes de asesinato contra
nuestro Presidente; estímulo a la subversión, a la emigración ilegal, a los
sabotajes, a la acción de grupos armados que han sido tolerados en su accionar
terrorista contra nuestro país. Y desde el mismo año del triunfo de la
Revolución -1959- la obsesión de los gobiernos de Estados Unidos de fabricar
en Cuba una oposición, de fomentar la creación y fortalecimiento de grupos que
respondan a sus intereses y encargados, en un supuesto escenario de derrota de
la Revolución, de propiciar la anexión de Cuba a Estados
Unidos.
Para algunos en el mundo hablar hoy de anexión puede
parecer historia antigua. Pero para el pueblo cubano, que ha debido enfrentar
las apetencias históricas y los planes concretos de anexar a Cuba a Estados
Unidos, ese diferendo entre la voracidad imperial y nuestra voluntad de
independencia se mantiene vigente y es un factor ineludible a la hora de
analizar la realidad cubana.
La hostilidad de la administración Bush hacia Cuba ha
superado la de todas las administraciones anteriores. Una veintena de cubanos
procedentes de los grupos extremistas de Miami ocupan puestos claves en su
gobierno, a lo que se unen los compromisos del Presidente con esos mismos
grupos extremistas que jugaron un papel clave en su elección.
La Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana
se ha convertido en el Cuartel general que pretende dirigir la subversión
interna en nuestro país, con un Jefe de esa Oficina que viola constantemente
las leyes que rigen el comportamiento diplomático, en abierta injerencia en
los asuntos internos de Cuba y dedicado por entero a la organización y apoyo
de esa "oposición" fabricada y financiada por Estados Unidos.
Pruebas concretas de estas afirmaciones fueron
presentadas a la prensa extranjera el pasado día 9 de abril por nuestro
Ministro de Relaciones Exteriores. Curiosamente, el contenido de dicha
conferencia de prensa ha sido prácticamente silenciado en el exterior por los
grandes medios de comunicación.
Por otra parte, en los últimos meses se han producido
en nuestro país siete secuestros de naves aéreas y embarcaciones cubanas,
propiciados por la aplicación indiscriminada de la Ley de Ajuste Cubano, la
práctica de recibir en Estados Unidos a gente que comete actos terroristas,
uso de armas y violencia para llegar allí y la tolerancia del gobierno con
esos delincuentes, muchos de los cuales se pasean hoy libremente por las
calles de Estados Unidos.
La experiencia de más de 40 años en el enfrentamiento
a las agresiones de Estados Unidos y al modo de operar de la mafia anticubana
de Miami, indicaba que ese desenfrenado estímulo a los grupos de mercenarios y
traidores a su Patria y el aliento, de hecho, a esa ola de secuestros tiene
propósitos de provocación y de posibles conflictos graves, incluidas la
agresión y la guerra contra Cuba.
Ningún gobierno extranjero puede dictar nuestro
destino. Estamos siendo agredidos y nuestro deber es responder a esas
agresiones, como lo haría cualquier gobierno del mundo. La Revolución se ha
visto obligada a adoptar medidas duras, pero ineludibles, dentro del marco
estricto de las leyes.
Alrededor de esas medidas se ha desatado una inusitada
campaña mediática de tergiversación y falseamiento de los hechos.
Precisaremos los que más se repiten:
§
No se juzgó y condenó a "disidentes" y supuestos
activistas de derechos humanos, sino a personas que trabajaban (y cobraban)
para una potencia extranjera que por ley aprobada por su Congreso (la Helms
Burton) tiene el propósito declarado de destruir la Revolución.
§
En todo el proceso judicial ha habido respeto absoluto a las
garantías para todos los acusados, en virtud de la legislación cubana y en
virtud de principios generalmente reconocidos y aceptados en el mundo.
§
Todos los acusados conocieron los cargos que se les imputaban
y tuvieron oportunidad de alegar sobre ellos antes de la celebración del
juicio.
§
Todos los acusados ejercieron el derecho de contar con
abogado defensor. 44 abogados fueron designados directamente por los acusados
y sus familias y 10 fueron de oficio.
§
Todos los acusados ejercieron su derecho de ser escuchados en
juicio por tribunales previamente constituidos. No se creó ningún tribunal
especial ad hoc para juzgarlos. Ha habido una vista oral donde ha intervenido
el acusado, ejerciendo su derecho de volver a intervenir al final y responder
preguntas tanto de la defensa como de la fiscalía. Estuvieron presentes
testigos de una y otra parte, además de los peritos; los abogados de la
defensa interrogaron igualmente a testigos y peritos.
§
Todos los juicios han sido públicos. En cada uno participó un
promedio de 100 personas, incluidos los familiares de los acusados.
§
Todos los acusados y sus defensores han ejercido el derecho
de aportar las pruebas a su favor que consideraron, además de las presentadas
por la instrucción policial y la fiscalía; los abogados defensores presentaron
28 testigos. Todos tuvieron acceso previo al expediente de la acusación.
§
Todos tienen derecho, y así les fue notificado en el juicio,
de recurrir las sentencias ante un tribunal superior al que fueron condenados,
en este caso ante el Tribunal Supremo, lo cual es un derecho que les asiste y
que la legislación cubana respeta escrupulosamente.
§
Ha habido un escrupuloso respeto a la seguridad física, a la
integridad física y moral de cada uno de los acusados en todas las etapas del
proceso. No se nos puede imputar el empleo de la coacción, la presión, la
amenaza o el chantaje.
§
Los terroristas secuestradores que fueron condenados a la
pena máxima fueron juzgados en idénticas condiciones legales a las arriba
expresadas. Se trataba de delincuentes comunes con pésimos antecedentes
penales y no tenían vínculo alguno con la supuesta "oposición política".
Somos un país amante de la paz, de la solidaridad
entre los pueblos, de la amistad fraternal y sincera y siempre hemos honrado
estos principios.
Justamente en nombre de la paz, en nombre de la
seguridad de nuestro pueblo, en nombre de nuestra independencia, actuamos y
actuaremos siempre.
Más allá de la enorme campaña que se viene desplegando
contra Cuba, distorsionando y falseando nuestra realidad y nuestras acciones,
hay un hecho incuestionable que trasciende incluso las fronteras de Cuba: si
en las condiciones del mundo hoy, un país pequeño, cercano a una
superpotencia, puede ser un país independiente, un país que siga su propio
camino.
Nuestro pueblo ha optado por una respuesta afirmativa
a esa interrogante.
Texto sobre Cuba
Resolución del XIV
Congreso Mundial de la IV
Internacional*
Junio de 1995
Mural en Cuba
1. La crisis cubana ha entrado en su quinto año. Los
efectos acumulados de la interrupción de los intercambios con la URSS y el
COMECON, el refuerzo del embargo estadounidense y la centralización burocrática
de la economía de comando han provocado un verdadero hundimiento económico y una
crisis sin precedentes en la historia de la revolución.
Las
penurias generalizadas del "periodo especial en tiempo de paz" (un
comunismo de guerra sui generis) instaurado desde 1990 y la agravación
constante de las condiciones de vida de la población han obligado a la dirección
castrista a emprender un proceso de reformas económicas en 1993. La apertura a
los capitales extranjeros, el desarrollo del turismo y la legalización del dólar
han sido las primeras decisiones adoptadas para frenar la recesión económica
generalizada y la caída brutal del nivel de vida de la población, del que fue
reveladora la salida de los balseros en agosto de 1994.
2. El éxodo masivo y la manifestación de agosto de 1994
han representado un giro en la evolución de la situación y estimulado la
aceleración de las reformas: por primera vez desde 1986, los mercados libres
campesinos han sido restablecidos y los precios se han fijado en función de la
oferta y la demanda. El fracaso del plan alimenticio, la degradación constante
de la alimentación popular asegurada anteriormente por la libreta, el desarrollo
de una economía subterránea y de un mercado negro dolarizados han obligado a la
dirección castrista a revisar las decisiones que había impuesto en nombre de la
lucha contra la corrupción y las desigualdades, en nombre del "proceso de
rectificación de los errores y tendencias negativas" decretado en el Tercer
Congreso del Partido Comunista Cubano (PCC).
La
iniciativa privada está ya restablecida y animada, al menos para los pequeños
campesinos así como para diversas actividades artesanales o de servicios. La
descentralización en curso deberá suscitar el auge -en el plano municipal- de
actividades autónomas y favorecer el desarrollo de un sector informal ligado
principalmente al crecimiento del turismo (una de cuyas consecuencias más
negativas es la prostitución)
Los
mercados campesinos aseguran el reavituallamiento de los sectores de la
población más favorecidos: los precios son muy elevados en él, pero están
expresados en pesos y por tanto son accesibles -a diferencia del mercado negro-
para quienes no tienen dólares.
3. Sin embargo. el empobrecimiento general es dramático
y la aceleración del ajuste actual. bajo la presión de las instituciones
financieras y de los gobiernos europeos y latinoamericanos agrava aún más las
dificultades de la vida cotidiana. A las desigualdades que siguieron a las
reformas, se añaden las consecuencias de la racionalización del aparato del
Estado y de las empresas que va a provocar alrededor de 500.000 despidos. El
mantenimiento de una parte del salario y la oferta de salidas profesionales
alternativas en condiciones muy estrictas (la agricultura. esencialmente) no
compensan las pérdidas de ingresos. En cuanto a las conquistas sociales en la
salud y la educación. no están (por el momento) puestas en cuestión pero el
deterioro de la calidad de los servicios proporcionados es considerable.
Las
medidas tomadas para aumentar la productividad del trabajo (supresión del
personal excedentario, salarios a destajo, primas en dólares, aumento de la
disciplina) incrementan la presión que se ejerce sobre los salarios sin que
ninguna contrapartida significativa les sea concedida en términos de control en
las empresas o de participación popular en las municipalidades o los barrios.
En
cuanto a los sindicatos, su papel consiste en estimular la producción, hacer
aceptar mejor las reformas económicas en el marco de las Reuniones por la
Eficacia celebradas en los lugares de trabajo, a la vez que atenúan las
consecuencias del ajuste en marcha.
En las
empresas mixtas (joint-ventures) los asalariados no tienen otra
protección que la muy limitada que les conceden el sindicato o las células del
PCC presentes, pero gozan de mejores salarios y de numerosas ventajas materiales
en comparación con los trabajadores de las empresas del Estado, lo que explica
el flujo de demandantes de empleo en este sector. La economía cubana funciona ya
a dos velocidades.
4. La transición en curso es la resultante de proyectos
políticos contradictorios. El debate que ha tenido lugar en las esferas
dirigentes, entre los intelectuales, los investigadores y los universitarios
hace aparecer un consenso provisional sobre la ineluctabilidad de la apertura
económica. Pero las concepciones son diferentes. Para unos, la apertura
económica no debe poner en cuestión el sistema político: pero el "ejemplo"
chino en el que se inspiran no es aplicable a Cuba aunque sólo sea porque
Washington no permite a La Habana lo que acepta a Pekín.
Para
los otros (inspirados por la socialdemocracia), las reformas económicas deben
ser el preludio de una reestructuración política radical de las instituciones.
Sólo una democracia parlamentaria y una economía de mercado generalizada son
capaces de permitir el levantamiento del embargo estadounidense sin el cual,
según ellos, no es posible ninguna recuperación económica.
Sólo
una minoría de responsables políticos y de investigadores considera la apertura
económica actual como un mal necesario, teniendo en cuenta el aislamiento
internacional de la isla, pero propone que esta "NEP" esté acompañada de cambios
políticos que vayan en el sentido de una ampliación de los poderes de decisión
de los asalariados, de una democracia en la base y de una lucha antiburocrática,
lo que supondría modificar el funcionamiento actual de los "organismos de poder
popular (OPP). Esta orientación que supone dar a la población poderes de control
mayores podría permitir limitar la agravación de las condiciones de trabajo y el
deterioro del nivel de vida de los asalariados, por una parte, y el
enriquecimiento de los burócratas ligados al comercio o de las personas ligadas
al turismo o al comercio agrícola, por otra parte.
5. Las reformas en curso minan la basé social del
régimen. El desconcierto ideológico, la ausencia de perspectivas y, sobre todo,
el cuestionamiento de los fundamentos de la legitimidad revolucionaria tienen
efectos tan graves como las penurias económicas. Además, la desorientación está
agravada por la ausencia de debates y de discusiones que permitirían la
elaboración colectiva de un proyecto de supervivencia a medio plazo. Sin tal
democratización de las instituciones políticas (las OPP), las posibilidades de
salvar la Revolución están más comprometidas en la medida en que el aislamiento
cubano es casi total en un contexto internacional marcado por el reflujo
generalizado de las luchas revolucionarias.
Ciertamente, el monopolio del poder ejercido por el equipo castrista es
menos absoluto, los equipos de dirección son progresivamente rejuvenecidos, el
papel del PCC ha disminuido, los intelectuales pueden expresarse más libremente.
Pero ninguna corriente política estructurada está permitida, ni siquiera en el
seno del PCC. La expresión escrita u oral de orientaciones políticas
alternativas a las del régimen sigue prohibida en la prensa y en los medios de
comunicación. La represión contra los disidentes sigue actuando todavía.
Desde
hace más de tres decenios, el pueblo cubano permanece prisionero de una
contradicción que no puede resolver solo: defender una soberanía nacional y
conquistas sociales duramente ganadas, soportando en silencio el poder ejercido
por el mismo que encarna la legitimidad nacional y revolucionaria frente a una
dominación imperial secular, o rebelarse contra Fidel Castro, padre fundador de
la Nación, y poner así en peligro su independencia. Esta contradicción resulta
de la relación de fuerzas geopolíticas extraordinariamente desfavorable a la
Revolución cubana desde su nacimiento.
6. La supervivencia del régimen castrista está en primer
lugar amenazada por el hostigamiento sin tregua llevado a cabo por el gobierno
estadounidense. Ningún país ha sido objeto de una agresión tan prolongada. En
Vietnam, el embargo ha sido levantado, China disfruta de la cláusula de nación
más favorecida y la administración estadounidense no duda en negociar con el
régimen norcoreano. Sin embargo, tras 35 años de embargo económico unilateral y
de sanciones políticas agravadas por la ley Torriceli en 1992 y por las
decisiones de Bill Clinton del verano de 1994, la nueva mayoría republicana se
prepara para adoptar el proyecto de ley elaborado por el senador Jesse Helms,
presidente de la Comisión de Asuntos Extranjeros del Senado, cuyo objetivo es
impedir las inversiones extranjeras en la isla, única aportación de capitales y
de tecnologías de que se beneficia la isla.
El
objetivo confesado de la administración estadounidense es eliminar a cualquier
precio a Fidel Castro y su régimen y demostrar así que toda Revolución
Socialista en el hemisferio occidental está condenada al fracaso, una
demostración ya hecha en Granada, en Nicaragua y en América Central. La suerte
reservada a Cuba en caso de fracaso de la revolución castrista podría ser peor
que la de Nicaragua y significaría un retroceso histórico. El pueblo cubano lo
sabe: su silencio expresa también este callejón sin salida y la ausencia de
perspectivas.
Única
salida para la región, la integración económica latinoamericana corre el riesgo
de realizarse bajo la tutela de Washington; un año después de la firma del TLC
(Tratado de Libre Comercio), la crisis mexicana prefigura lo que podría ser una
zona de libre-cambio desde Alaska a la Tierra de Fuego.
7. Defendemos la Revolución cubana porque estamos contra
la opresión de los más débiles por los más fuertes, a favor de la independencia
de un pequeño país contra la voluntad de hegemonía de la primera potencia
militar del mundo.
El
hecho de que se trate de una revolución socialista cuyo proyecto inicial fue uno
de los más internacionalistas de este siglo y cuyas conquistas sociales han sido
de las más importantes, nunca conquistadas por un país del Tercer Mundo, explica
que esta nación haya podido hacer frente a la agresión estadounidense.
Ciertamente, sin la ayuda de la URSS la isla no hubiera podido -en plena guerra
fría- resistir tanto tiempo. Pero esta ayuda ha tenido contrapartidas
dramáticas. La “división internacional socialista del trabajo” ha
mantenido a Cuba en una situación de integración subordinada al COMECON y
prohibido cualquier estrategia de desarrollo económico autónomo.
Prisionero de sus fronteras geopolíticas, el país fue convertido en
santuario por la guerra fría sin ser verdaderamente dueño de su destino. El
episodio dramático de la crisis de los mísiles recordado por el Che en su carta
de adiós fue una ilustración trágica de lo anterior. Como Vietnam, Cuba ha
pagado caro los zancadilleos de las grandes potencias.
8. Las deformaciones burocráticas, las prácticas
represivas y el funcionamiento caudillesco de Fidel Castro han contribuido
también al declive progresivo de la influencia de esta Revolución. Pero un país
en guerra, asediado durante 35 años y sin recursos energéticos no podría ser un
modelo de democracia socialista. El socialismo en una sola pequeña isla era
evidentemente aún más irrealizable que en el territorio soviético. Decir esto no
es absolver al 'líder máximo" cuyo caudillismo ha fracasado y que tiene
la responsabilidad de no haber sabido responder a la campaña imperialista de
defensa de los derechos humanos. Él es responsable de no haberse desmarcado del
estalinismo tras la caída del Muro de Berlín.
Nuestra
crítica se refiere a la falta de pluralismo político y a la represión de los
derechos democráticos, pero no puede en ningún caso confundirse con quienes
reclaman elecciones libres (con los partidos de Miami) y la restitución de las
propiedades expropiadas a fin de asegurar la victoria "democrática" de
la contrarrevolución como en Nicaragua. Una contrarrevolución que en Cuba
pasaría -en las condiciones actuales- por una guerra civil. Reclamar el respeto
de los derechos democráticos supone luchar por el levantamiento incondicional
del embargo estadounidense -la primera de las violaciones de los derechos
democráticos-, por el freno de las agresiones y de los chantajes y ello sin
ninguna condición previa. En este combate estamos al lado del pueblo cubano y de
la dirección castrista contra el imperialismo.
Pero esta solidaridad antiimperialista no implica ningún apoyo a la
dirección castrista cuando priva a su pueblo de todo poder de protesta y de
control. En la resistencia -por el momento silenciosa- del pueblo cubano contra
la burocracia, apoyamos todas las luchas por reformas que se sitúen en la
perspectiva de la defensa de las conquistas de la revolución. Las instituciones
del poder popular (desde la municipal hasta la Asamblea Nacional) deben ser
democratizadas y permitir la expresión pluralista de las diferentes corrientes,
las organizaciones de masas y principalmente los sindicatos deben dejar de ser
correas de trasmisión del partido único, las asambleas de fábrica deben disponer
de un poder de control sobre la reestructuración económica en marcha.
La agresión estadounidense es una verdadera losa que favorece en
última instancia el mantenimiento de la dominación burocrática. Sólo la
detención de esta agresión puede estimular la movilización independiente de las
masas cubanas, condición necesaria para la supervivencia de la Revolución. Por
el contrario, el derrocamiento de Fidel Castro por las fuerzas de Miami no sería
la señal de una supuesta revolución política, sino claramente la de la victoria
de la contrarrevolución.
Inprecor para América Latina, nº 50, México, Oct-Nov,
1995
[Recomendamos contrastar y comparar
este texto con las otras resoluciones de la IV Internacional
citadas y enlazadas en este Boletin.- Andalucía
Libre]
Opinión
Cuba y la izquierda
andaluza
Andalucía
Libre
Haciendo un esfuerzo de sistematización, podríamos decir
que el debate
sobre Cuba entre la izquierda andaluza a partir de los últimos acontecimientos
en la Isla, ha versado formalmente sobre cuatro asuntos, a saber:
1. La Pena de Muerte. 2º. La represión sobre
los gusanos internos, llamados "disidentes". 3º. La
democracia en Cuba. 4º. La actuación y posicionamiento general
ante Cuba.
En la practica, sin embargo, la mayoría de las
posiciones criticas realmente existentes no se han atenido a esta separación,
optando por pronunciamientos globales sobre Cuba y la Revolución Cubana, en los
que se han mezclado estos diversos asuntos. En muchas de ellas, ha sido
perceptible, además, un marcado desinterés por conocer y valorar tanto las
condiciones concretas de los casos -concluidos sea en ejecuciones o
en condenas- como su tratamiento legal en Cuba y su contexto político
y social. También ha predominado un tratamiento de los hechos criticados o
condenados en bloque, analítica y políticamente desvinculados en relación a la
presión imperialista, aún en los casos en los que a los
desmarques frente al Régimen cubano se le han yuxtapuesto rutinariamente al
lado referencias de rechazo al bloqueo o a alguna de las agresiones
imperialistas.
Siendo una discusión pública motivada en principio en
origen por la situación cubana, se ha enfocado y desarrollado, de hecho, como un
debate en el que revalidar principios y posiciones genéricas, atemporales o
principistas (si o no a la pena de muerte; si o no a la
democracia, etc) tomando como excusa o asidero a Cuba, predominando
además, en muchos casos, enfoques pretendidamente éticos sobre los
políticos.
No puede desconocerse tampoco que el debate se ha
producido bajo la presión de una potente campaña política y mediática auspiciada
desde Washington -emprendida a los pocos días de la toma de Bagdad- que en el
Estado español ha sido ampliamente amparada desde el Gobierno del PP y que ha
tenido amplia cobertura en prensa y televisión, llegando a ejercerse en los
telediarios de convocante de la concentración organizada por la
gusanera en Madrid. En esa concentración -que no llegó a 500
personas en una ciudad de varios millones-tendrían amplio protagonismo señaladas
personalidades del españolismo-antiterrorista como Savater, en una obvia y
descarada búsqueda de definición asimilada de afines y adversos. A ese acto,
junto a una nutrida representación del PP, asistieron destacados dirigentes del
PSOE (entre ellos su numero 2, Caldera), que aún así, fueron insultados por
los ultras y gusanos presentes, seguramente por ser considerados demasiado
izquierdistas (sic); hasta el punto de requerir escolta policial para
preservar su integridad física. Con anterioridad, conocidos artistas e
intelectuales -algunos de ellos con viejos lazos con Cuba- ahora del área de
influencia del PSOE y también del PCE-IU (García Montero) no tuvieron empacho en
alinear sus firmas con las de sujetos como Vargas Llosa o Bonino en un
Manifiesto contra la Revolución Cubana, organizado por la gusanera (FNCA,
Encuentro, FHC). El Parlamento español en sus dos cámaras, por su
parte, ha aprobado sendas mociones intervencionistas en las que, aparte de
criticar las actuaciones de Cuba, se insta al Gobierno español a que realice
cuanto este en su mano "para asimilar a Cuba a los regímenes de la Unión
Europea y la Comunidad Iberoamericana", es decir a contribuir a derrocar a
la Revolución Cubana. La moción consensuada por la oposición (también el PCE-IU)
que no fue aprobada, reproduciendo las condenas de la propuesta por el PP,
incluía el rechazo del bloqueo yanqui y reclamaba para la transición en Cuba
un mayor protagonismo por parte de la Unión Europea.
En
resumen, Comisiones Obreras (a través de su secretario general Fidalgo), Los
Verdes y el PSOE han hecho frente único con la gusanera contra la Revolución
Cubana. El PCE-IU, aún sumando la denuncia del bloqueo y otros complementos
retóricos comparativos, ha unido como si de un sólo tema fueran, las tres penas
de muerte y las condenas a los gusanos, colocándose al respaldo del PSOE y del
partido de Pujol, conviniendo en afirmar el carácter modélico de la democracia
española frente a Cuba y negándole a la Revolución Cubana de forma
indiscriminada y general su derecho de autodefensa. Espacio Alternativo (que
forma parte de IU y cuyo componente fundamental es miembro de la IV
Internacional) ha mantenido una posición similar a la del PCE-IU, haciendo
hincapié en los efectos negativos de las actuaciones recientes para la
solidaridad internacional con Cuba (coincidiendo así con una declaración
parecida, aunque algo más matizada, realizada por la LCR francesa), valorando la
condena a los gusanos como hecha "por lo que es fundamentalmente un delito
de opinión y asociación" y manifestando "su solidaridad con
aquellas gentes que dentro de Cuba siguen luchando por una sociedad socialista
basada en la profundización de las libertades y de la democracia y, por
tanto, en la abolición de la pena capital", lo que dicho sólo así
deja abierto en la coyuntura cubana múltiples interpretaciones. Además de lo
citado, la discusión ha tomado cuerpo también en algunos foros sociales; incluso
con algunas propuestas de que estos se sumaran a las condenas y protestas contra
la Revolución Cubana.
Pena de
muerte y violencia
En
su momento ya planteamos aquí (ver Seguimos con
Cuba, Andalucía Libre nº 182) nuestro desacuerdo con la
decisión adoptada en Cuba de ejecutar a los tres secuestradores. Aún ahora, con
todos los nuevos datos aportados que remarcan con nitidez la entidad y
consecuencias objetivas de este delito en Cuba -plenamente conocidas además
por los delincuentes- seguimos pensando que en el balance entre el debe
y el haber a cuenta de esta acción, siguen predominando sus
efectos negativos y que el ajusticiamiento de estos individuos ha sido un error.
La eficacia revolucionaria a largo plazo aconsejaba que, sabiendo
de la utilización que de este hecho se iba a hacer, se les conmutara la pena o
al menos se suspendiera, lo que no hubiera afectado su efecto disuasorio. Al
hilo de la cuestión, también nos parece oportuno rubricar que, en general,
la pena de muerte no es una medida admisible para los cargos criminales
habituales, por razones y argumentos bien conocidos en criminología y
sociologia. Pero la polémica tocante a Cuba no se ha presentado restringida a
este caso, en absoluto, sino que ha sido justificada, casi por todos
sus animadores, como un pronunciamiento general, valido para todo tiempo y
circunstancia y relacionado con la naturaleza política de la Revolución Cubana.
Y ahí no estamos de acuerdo. En lo concreto, reafirmamos que "incluso tres
muertes no pueden sobreponerse como elemento de juicio terminal a las millones
de vidas en dignidad que protege aún la Revolución cubana." En lo general,
creemos necesario también romper con pretendidos consensos.
La
pena de muerte es un acto de violencia desde el Estado que pretende castigar
delitos graves y preservar por la vía de la disuasión, el orden político y
social vigente. Si bien no estamos de acuerdo en su utilización para los
delitos comunes o en tiempo de paz, sí pensamos que para un Régimen
revolucionario, con las debidas garantías, es un recurso legitimo para castigar
actos violentos en momentos de guerra o guerra civil, como, por
ejemplo, la IV Internacional afirmaba en 1979(1).
Ello no afecta en absoluto nuestra oposición a su reconocimiento
y aún más su uso por parte, por ejemplo, del Estado español. Esta aparente
contradicción sólo es tal si se toma la violencia en tanto fenómeno abstracto,
desconectado de sus raíces, motivaciones y objetivos. Si se asume, primero, que
ningún orden político y social puede derribarse sin el ejercicio de alguna forma
y proporción de violencia porque con violencia será defendido por sus
beneficiarios de darse el caso y segundo, que la violencia de los oprimidos
es una respuesta legitima frente a la de los opresores -siempre que sea
discriminada, proporcionada y eficaz- y por tanto cualitativamente diferente, la
pretendida contradicción se desvanece (aunque ello no evite que nuestra posición
nos sitúe flagrantemente entre lo políticamente incorrecto).
Las
ideas que encierran tópicos tan conocidos como "hay que estar contra la
violencia, venga de donde venga" o "ninguna causa, por justa que sea,
justifica una sola gota de sangre" sólo conducen a la pasividad o al
matadero, como toda la experiencia histórica enseña, incluida la de nuestra
Nación. En otras palabras, si no creemos que España reconozca algún día la
independencia nacional de Andalucía -por muchas mayorías democráticas que
avalaran este objetivo- sin pretender ejercer alguna violencia sobre nuestro
país; si no pensamos que los privilegiados admitan perder sus privilegios frente
a los humildes sin recurrir a todos los medios a su alcance, asumir estas ideas
significaría políticamente renunciar de antemano a obtener algún día nuestras
metas independentistas y socialistas y éticamente arrostrar la responsabilidad
de ser cómplices de mayores penas y atrocidades para las mayorías. Que el
recurso a la violencia no forme parte de nuestra actualidad política y siempre
sea extremadamente complejo de administrar, no significa que hayamos de asumir
las hipócritas argumentaciones de nuestro enemigo y entontecernos al respecto.
Mirando hacia atrás, no pensamos que el Che, Lenin, Trotsky, Durruti, Bolivar,
el FLN argelino o Robespierre fueran y representaran lo mismo que Batista, el
Zar, Queipo de Llano, los españoles, el colonialismo francés o los Borbones, por
mucho que unos y otros recurrieran a la violencia antes o después de la toma del
poder. Mirando hacia Cuba en las condiciones cubanas, negarle a la
Revolución su derecho de autodefensa (2)
-incluido el recurso a la pena de muerte en condiciones de
excepción- con el imperialismo yanqui empeñado desde hace más de cuarenta años
en reocupar la isla y anexar la Nación, es tan frívolo como criminal e intentar
introducir de soslayo o con calzador en esta cuestión a Stalin, Pol Pot o Mao,
asimilándolos de alguna manera a la Revolución cubana, empíricamente falso,
políticamente desorientador, históricamente absurdo y conceptualmente
deshonesto.
¿Disidentes o
Gusanos?
Los
datos suministrados por la Revolución cubana sobre la intima relación y
vinculación entre los disidentes detenidos y condenados y el
imperialismo yanqui son abrumadores. Se ha demostrado sobradamente que son
sujetos que trabajan a las ordenes y a sueldo del imperialismo, es decir,
gusanos. El Régimen cubano ha levantado para ello, al objeto de que no quedara
ninguna duda, incluso a varios agentes que tenía trabajando dentro de los
grupos subvencionados por Washington, aportando pruebas documentales
irrefutables.
No
se está pues ante personas detenidas por "delitos de opinión o asociación"
sino ante traidores que colaboran activa y conscientemente con una potencia
imperialista extranjera, cuya represión por sus actos es absolutamente legitima.
Solidarizarse con ellos no es defender "la libertad para el que piensa
diferente", como afirmaba con la mejor intención Galeano citando a Rosa
Luxemburg, sino apoyar simples instrumentos en manos del
imperialismo.
No
podemos entrar a valorar las razones generales políticas, de inteligencia o
seguridad que, a partir del análisis que hace el Gobierno cubano del
momento presente de las perspectivas del imperialismo yanqui hacia
Cuba, han motivado la iniciativa de hacerles salir precisamente ahora
a la luz pública frente a la opción de seguir dándoles cuerda para
seguir acumulando materiales sobre su actuación, cara al futuro. No disponemos
de datos para ello. Pero sí podemos afirmar que discutir el derecho de Cuba a
aplicar su legislación sobre unos individuos a los que en
una circunstancia paralela que los tuviera como sujetos
pacientes, los mismos EEUU detendrían y condenarían, es, como mínimo, un
ejercicio de irresponsabilidad.
No
tiene sentido lamentarse, como parece que hacen algunos hasta el punto de forzar
la misma realidad, de que la gusanera cubana realmente existente no se rija
por criterios abstractos o doctrinales ajenos, autorrestringiendose a actuar por
sus propias fuerzas, con sus propios recursos y sin relación con el imperialismo
como una oposición procapitalista interna independiente. Los gusanos reales,
quieren vivir y quieren ganar y si eso les implica entrar en tratos y trabajar
bajo la protección del imperialismo, lo hacen y lo haran. Ante esa realidad (que
en Cuba se concreta en todo lo que rodea a la Ley Helms-Burton) la Revolución
cubana tiene absoluto derecho a defenderse. Es cierto que una Revolución
sana no tiene que temer que en su seno algunos quieran volver al pasado (sea
social o estatal) y que frente a las opiniones la mejor defensa radica en
otras opiniones contrapuestas debidamente difundidas, pero para que ello sea
así han de asegurarse unas reglas de equidad, que implican asumir que en
esa disputa no se admita que una parte ponga de su lado el inmenso
respaldo de los medios económicos y amenazas militares del exterior (como
bien mostró en negativo Nicaragua).
La democracia
en Cuba
Al
convertir a los gusanos internos en presunta prueba democrática y ligar su caso
al de los tres ejecutados, un sector de la izquierda andaluza ha cometido un
doble error. Primero, por asimilación negativa al erigir en norma
democrática universal la española u occidental, desde la que critican a Cuba.
Segundo, al eludir así por incomodidad política el camino real para plantear las
necesidades de democracia socialista en Cuba en particular y por
extensión, reflexionar sobre el modelo de democracia republicana socialista
en Andalucía y en general. Dejemos aparte la espinosa cuestión de la toma en
consideración y consecuente valoración de su atribuida coherencia democrática,
que podría fácilmente cuestionarse a partir de un atento examen de su
trayectoria histórica interna o de su comportamiento en organizaciones más
amplias.
Cuando fuerzas institucionales, leales al Estado
español, pontifican sobre democracia apetece echarse a reír o a llorar;
cuando fuerzas -aunque sean españolas- autocalificadas de alternativas
o incluso revolucionarias les siguen de hecho en ese curso,
situándose en sus mismos parámetros, sólo procede lamentarse. Recordemos que el
Estado español niega el derecho a la autodeterminación de las naciones que lo
componen; recordemos también que hoy mismo ilegaliza organizaciones políticas,
como ocurre ahora con las de la izquierda abertzale vasca, a su conveniencia.
Recordemos, más aún, como la actual Constitución española fue aprobada bajo
permanente amenaza de golpe militar; con unas Cortes que contaban con 40
senadores designados por el Borbón como reaseguro frente a imprevistos; en un
Parlamento formado tras unas elecciones que se celebraron manteniendo ilegales a
todas las fuerzas situadas a la izquierda del PCE y a todos los
independentistas, bajo el control del aparato estatal franquista y en unas
condiciones de desigualdad leoninas. Recordemos que el sistema electoral aún
vigente aquí fue decisión del ultimo Gobierno franquista, diseñado con todo
cuidado para preservar al Régimen que se transmutaba. Recordemos, a modo de
ejemplos, como la V República francesa es fruto de un golpe militar reconvertido
o como el mismo Presidente Bush está en el cargo con un mínimo de votos, tras un
fraude electoral demostrado que bien puede calificarse como de golpe de estado.
Y así podríamos seguir indefinidamente.
La
democracia occidental es una democracia con trampa anexa. Los medios de
comunicación masiva -falsimedia- siempre están de forma aplastante en
manos del capital y del enemigo, manipulando y ocultando. Los sistemas
electorales se establecen y modifican a conveniencia para facilitar un sistema
de partidos controlable. Cuando se requiere y la represión o la infiltración son
insuficientes (caso del SWP en EEUU), se ilegalizan fuerzas políticas incomodas
(como le ocurrió a la LCR francesa en 1970, al KPD en la RFA...) o
se prohíbe legalmente reproducir sus palabras (caso del Sinn Feinn irlandés
en Gran Bretaña durante décadas) o se cierran periódicos (caso de Egin
o Egunkaria)... Podemos hablar -y según hasta qué punto- mientras
nos escuchen pocos y según sobre qué temas. Podemos organizarnos, pero según
para qué lo hagamos. Nos pueden votar, mientras no sean muchos. Podemos hacer
huelga, mientras respetemos los servicios mínimos y sean inoperantes... Podemos
gobernar, si lo hacemos según sus intereses... Ahora mismo, con la
utilización vigorosa y generalizada sólo de las leyes vigentes en el Estado
español -incluidas las ordenanzas municipales de limpieza y ocupación de la vía
publica- podría generarse una situación de restricción democrática extrema; no
digamos de recurrirse a un estado de excepción. De darse la necesidad ahí
están los tribunales, tanto para lo pequeño como para lo grande (como el
Tribunal supremo canadiense para evitar la independencia de Québec). Se persigue
al criminal pero el GAL -como antes el BVE- o la participación en las guerras de
Yugoslavia o Iraq, quedan impunes. Y está el recurso a gansters y escuadrones. Y
si todo esto falla, no hay que dudar que siempre les queda repetir 1936 o
Chile-1973 (o amenazar con repetirlo). Y además hay que vivir y
sobrevivir.
Reflexionando cara a una democracia socialista a
construir, hace mucho tiempo que, a la luz de la experiencia acumulada, parece
más adecuado para su desarrollo el pluripartidismo que el partido único. Por
supuesto, siempre acompañada de convenientes y coherentes recursos
como un Código penal que la proteja; una Constitución que la regule; una
legislación electoral que la sustente; una estructura de representación y
control territorial, sectorial y fabril que la articule y preserve; un Ejército,
una policía y unos servicios de inteligencia que la defiendan; un sistema de
prensa y televisión, que le den expresión y fomenten su pluralidad... Se trata
de generar las condiciones que permitan que toda la sociedad sea realmente capaz
de determinar colectivamente su destino en lo político, económico y social,
atendiendo a sus prioridades y decisiones libremente expuestas. Es sabido
que no hay naciones ni clases uniformes y monolíticas y que la selección de
medios y objetivos y la identificación y rectificación de errores se beneficia
de la contraposición de propuestas y el contraste de balances. La infalibilidad
es un mito papal.
En Cuba el monopartidismo es tan consecuencia de la
historia de la Revolución como el singular papel personal -en lo positivo y en
lo negativo- de Fidel Castro. No hace falta remontarse a
Martí para explicarlo ni mucho menos compartir esa justificación,
ahora en boga en la isla, para constatar este hecho. El sistema político vigente
de la Revolución Cubana es dependiente del papel histórico del Ejército Rebelde,
de la influencia de los regímenes burocráticos del Este, de la presión
imperialista y del marco histórico general de la evolución cubana y
latinoamericana(3). No
es un calco de los que existieron en la URSS -y su mantenimiento diez años
después de la caída del estalinismo en el Este, en condiciones de acoso
extremas, así lo demuestra- pero es igualmente claro que resulta
manifiestamente mejorable para atender con más eficacia a la defensa,
preservación y desarrollo de la Revolución y la independencia cubanas y que
tiene evidentes carencias como para poder ser considerado una democracia
socialista ejemplar.
El
pluralismo y los debates son un hecho; se pueden reconocer, potenciar y
clarificar o se pueden constreñir u ocultar, pero siempre están ahí; tanto en el
seno del PCC, de la burocracia o del pueblo cubano. La Revolución Cubana tiene
un largo historial de aciertos pero también lo tiene de errores (¿es necesario
enumerarlos?), algunos muy graves. Las nuevas circunstancias mundiales y las
especificas cubanas con toda su carga de peligros no permiten, incluso por meros
criterios de eficacia y continuidad, la persistencia indefinida del modelo
vigente de participación desvertebrada, ausencia de debate político contrapuesto
y control y síntesis vertical y paternalista desde la cúspide. A modo de
anécdota, es torpe y ridículo, que Granma
publique la replica de H.D. Steffan sin haber hecho antes lo
propio con los textos de Saramago o Galeano que pretende rebatir. Es preocupante
que hasta el ultimo cuadro medio de la Revolución no disponga de datos y
argumentos para responder abrumadora, adecuada y rigurosamente en debates
como el habido sobre Cuba en el FSM de Sao Paulo(4). Es insuficiente y aún
temerario confiar para la contención de la gusanera -en la Cuba y en el
Mundo de hoy- sólo o esencialmente en la reafirmación de principios, recuerdos
históricos o en la denuncia de sus vínculos con el imperialismo, sin afrontar
seriamente la disección y discusión pública detallada de su programa,
esclareciendo así todas sus consecuencias, contradicciones e implicaciones
presentes y futuras para la población cubana. Cabe ante esta realidad optar bien
por lo doctrinariamente optimo o por lo concretamente
progresivo.
Siguiendo esta ultima vía, parece claro, que hay
que desterrar la uniformidad discursiva de las publicaciones cubanas. No pueden
ser fotocopias intercambiables. En condiciones de monopartidismo, es negativo
que el PCC mantenga en sus estatutos artículos como el
8.e. que prohíbe a sus militantes la critica publica o el 18 que, con la sabida
y vieja excusa de la unidad y el monolitismo, hace inviables
la formación reconocida de tendencias y remite los debates reales
inevitablemente a los pasillos, subterráneos o cenáculos, dejando para la
organización el comentario o la ovación plebiscitaria. De igual modo resulta que
estas prácticas y normas o similares se extiendan a las organizaciones
sociales. La Ley electoral cubana tendría que ser profundamente modificada,
permitiendo no sólo que pudieran postularse y presentarse varios candidatos por
puesto de Diputado y circunscripción sino que también justificaran su
presentación no sólo por su foto y biografía, sino también por sus opiniones.
Eso no es partitocracia sino contraposición de propuestas y
reconocimiento y representación del pluralismo revolucionario y social. Los
beneficios que de todo ello pudiera extraer la gusanera (aprovechar
demagógicamente una critica honesta; colar incluso algún diputado...) serían
sobradamente compensados por la politización social que conllevarían estas
modificaciones, sirviendo además para facilitar la detección de incompetencias,
corrupciones o privilegios. Más aún, a estas alturas, mantener la estructura
constitucional que concentra aún en Fidel Castro los cargos y responsabilidades
esenciales, es un claro error.
Este
ultimo enfoque y prioridades ha estado lamentablemente casi ausentes del debate
sobre Cuba, como asimismo todo lo relativo al contexto económico y social
vigente en la isla. Lo que denota hasta que punto es influyente la ideología del
poder dominante y hasta donde ha llegado el reblandecimiento neuronal -y quizá
hasta hormonal- en según qué sectores de nuestra izquierda.
Critica o
Denuncia
Bien haría la dirección cubana en hacer alguna reflexión
serena y honesta sobre las defecciones y silencios estruendosos protagonizados
por algunos de sus antaño amigos privilegiados en estos días,
especialmente de aquellos que provienen de diversas matrices estalinistas. Bien
haría también en tomar nota de que en su trayectoria internacional, junto a
ejemplos internacionalistas y aciertos inolvidables, hay también una buena
ristra de actuaciones erróneas, egoístas o mezquinas (cara al Este, pero también
en Latinoamérica e incluso aquí) que tampoco se han olvidado por las izquierdas
directamente afectadas. Bien haría en ser coherente con su premisa fundacional
que establecía la estrecha vinculación entre el futuro de la Revolución en
Cuba con el devenir de las luchas sociales y el curso de la izquierda a escala
continental y mundial y atendiera con mayor cuidado a las necesidades,
preocupaciones y debates de esa izquierda.
La
Revolución Cubana ha de entender que la solidaridad no puede ser ni muda ni
castrense. Ha de asumir que la critica fraterna -y cuando es critica y
solidaridad intelectualmente honestas implica que no puede ser ni
cómoda ni domesticada- es un bien a preservar mil veces mejor que el
desentendimiento, la retórica ritual o la frialdad diplomáticas.
La
izquierda en general y la andaluza en particular tienen todo el derecho a
debatir y criticar públicamente todas las actuaciones, instituciones o análisis
producidos por la Revolución cubanas que estime oportunos; tiene derecho a
formular propuestas y proponer balances. Es su derecho e incluso su obligación;
así lo ha hecho y así lo hará.
A la
vez, no se puede analizar y criticar a Cuba sin incluir con rigor en todos los
aspectos de su vida y sus opciones, como un elemento estructurante la
omnipresente realidad de la amenaza imperialista.
Pero
-salvo que se haya degenerado hasta el nivel de desear el derrocamiento de la
Revolución y la instauración de un régimen títere de Washington en la isla,
despreciando sus efectos nefastos sobre el pueblo cubano y sus consecuencias
desastrosas sobre la izquierda continental y mundial- la critica de izquierda,
por furibunda que sea, no puede nunca llevar a asumir los presupuestos de la
reacción, acogerse a sus banderas, avalar sus operaciones o coincidir en sus
iniciativas. No se puede admitir la agenda imperialista y separar o asociar a su
gusto e interés, hechos y circunstancias. No se puede enaltecer el modelo
estatal vigente acá, usándolo además como ariete contra la Revolución. No se
puede -como ha hecho el PCE/IU- refugiarse tras sectores de la derecha,
priorizando eludir polémicas por evitar riesgos de presumibles costes
electorales o competir en la puja de presentación de mociones al objeto de
obtener reconocimientos bienpensantes instalados. No se puede ir junto al PP o
al PSOE en este asunto -como en otros igualmente definitorios e importantes- ni
a mear...
En
conclusión, desde nuestras propias opiniones y por Cuba y por nuestra Patria,
las ovejas negras de esta Nación, Seguimos con
Cuba.
Notas:
(2).
Id.
(3). Ver, Janette
Habel, Rupturas en
Cuba, Universidad Veracruzana-Multimedio Edición,
México, 1994
(4). Ver Enlace en
Documentación - Enlaces, Apartado
5º
DOCUMENTACIÓN
- ENLACES
2º. LA AGRESIÓN IMPERIALISTA
PERMANENTE: Playa
Girón, Cuba
Contra el Bloqueo, Informe
de Cuba sobre los efectos
del Bloqueo, La
Política inmigratoria de EEUU hacia
Cuba, La
Ilegal Base Naval de EEUU
en Guantánamo, Patriotas
cubanos encarcelados en EEUU,
Manifestación
gusana en Madrid, Italia
no descarta embargo
europeo contra Cuba, Parlamento
español contra Revolución
cubana, Texto
del Debate, ¿Qué es
la Fundación
Hispano-Cubana?, "Encuentro"-Intoxicación
contra Cuba, La
CANF-Miami y la
'disidencia' interna, Firmantes contra
la Revolución Cubana, Colin
Powell: Cuba
es 'una aberración' en el hemisferio,
Enlaces
Gusanos
7º.
BIBLIOGRAFIA: Roberto Padrón Larrazabal, Manifiestos de
Cuba, Universidad de Sevilla, Sevilla, 1975; Raúl
Cepero Bonilla, Azucar y
Abolición, Critica, Barcelona, 1977; Manuel
Moreno Fraginals, Cuba/España-España/Cuba,
Historia Común, Critica, Barcelona,
1998; Ramon Eduardo Ruiz, Cuba, génesis de una
revolución, Noguer, Barcelona, 1977; Janette Habel, Rupturas en
Cuba, Universidad Veracruzana-Multimedio Edición,
México, 1994; Paco Ignacio Taibo II, Ernesto Guevara,
tambien conocido como el
Che, Planeta, Barcelona, 1997; Democracia
Socialista y Dictadura del
Proletariado - Resolución del
XI Congreso de la IV Internacional, Noviembre 1979, Inprecor-Especial, Madrid,
sin fecha; La
Revolución Cubana, la
corriente castrista y la IV
Internacional, Resolución del CEI de la IV
Internacional, Mayo 1981, Suplemento Inprecor, Madrid, 1981; El
Balance de la Transición de la
URSS a Rusia - La
Caida del estalinismo y sus
consecuencias generales, Borrador
de Texto de debate distribuido para la discusión del XV Congreso de la IV
Internacional.
Sugerencia:
Alfonso
Sastre
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Solidaridad con
Palestina
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