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Asunto: | [BoletinAndaluciaLibre] nº 215 - Trifulca tributaria - Cuba - Perry Anderson | Fecha: | Domingo, 18 de Enero, 2004 17:00:18 (+0100) | Autor: | Andalucia Libre <andalucialibre @.......es>
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nº 215
En este Correo:
Andalucía
*La
Junta se conforma con la
mitad de la deuda. - Enlaces
*El
Remate, Financiación
autonómica: Entre ladrones y consentidores.
Andalucía
Libre
*IU:
Valderas saca adelante las listas pactadas con
los criticos, con la CUT en
contra.
*Cuba,
Prohibiciones en Cuba,
Octavio Rodríguez
Araujo - Enlaces
*La batalla de las ideas en la construcción de
alternativas, Perry
Anderson
*Sugerencias Varias: -
Biografias de Mujeres Andaluzas -Memoria / Herramienta - Sitios musulmanes
andaluces.
*Solidaridad
con Palestina,
*Directorio de Andalucía en Internet,
*Música de fondo
- Ayuda
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Andalucía
la financiación en el debate
electoral
La Junta se conforma con la mitad de la deuda
si hay pacto Urge por carta al
Gobierno español a fijar la Comisión Mixta "en el menor plazo
posible" F. RUFO / D. LOZANO / I. CARRETERO
PUERTO REAL/SEVILLA. La Junta de Andalucía
solicitó ayer formalmente por carta al Gobierno central la convocatoria de la
Comisión Mixta de Transferencias para llegar a un acuerdo antes de las próximas
elecciones sobre la deuda que el Estado mantiene con Andalucía a cuenta del
modelo de financiación autonómica que estuvo en vigor entre 1997 y
2001.
La misiva suaviza los términos en los que planteó los plazos el
pasado miércoles la consejera de Economía y Hacienda, Magdalena Álvarez, y se
limita a decir que la reunión ha de producirse "en el menor plazo posible,
preferentemente antes de que finalice el mes de enero". En Puerto Real, el
presidente de la Junta, Manuel Chaves, sostuvo que el plazo no será un obstáculo
para la firma del acuerdo y lo que se ha dado es una fecha orientativa porque es
"de sentido común" que el acuerdo sea previo a la campaña electoral.
"Por nuestra parte, estamos en condiciones de celebrar la citada Comisión
desde el mismo día de hoy", dice el texto de la carta de la que dio cuenta
el propio presidente de la Junta ante los medios de comunicación. Firmada por el
consejero de la Presidencia, Gaspar Zarrías, el texto está dirigido a la
ministra de Administraciones Públicas, Julia García-Valdecasas; al titular de
Hacienda, Cristóbal Montoro, y al vicepresidente segundo, Javier Arenas.
Chaves manifestó que el Gobierno, a través del ministro de
Hacienda, reconoce por primera vez una deuda con la Junta de 2.500 millones de
euros y que, aunque en opinión del Ejecutivo andaluz esa deuda es superior, la
Administración autonómica está dispuesta a llegar a un acuerdo sobre esa
cantidad con el objetivo de zanjar definitivamente el tema. De hecho, la carta
enviada a los ministros plantea además la disponibilidad del Ejecutivo
autonómico a retirar inmediatamente "todos los recursos" interpuestos
ante la Justicia para reclamar estos conceptos. El presidente insistió en que el
acuerdo es fácil desde el punto de vista de que Gobierno y Junta coinciden en la
cifra de 2.500 millones de euros, motivo por el que consideró que lo ideal es
cerrar el acuerdo antes de que "llegue el fragor de la campaña electoral
para las elecciones generales y autonómicas con el fin de que los ciudadanos
tengan la garantía de que van a cobrar ese dinero gobierne quien gobierne en
España o en Andalucía". Sí criticó duramente que el PP vincule el pago,
según dijo, a que este partido gobierne en Andalucía. Aseguró que "es un
chantaje a los ciudadanos de Andalucía". "No es de recibo cuando además
viene de un miembro del Gobierno de la nación, porque esta no es una deuda con
la Junta o con el PSOE, sino con los ciudadanos de Andalucía", señaló. El
presidente de la Junta añadió que no iba a entrar en el terreno jurídico, pero
sí manifestó que esa posición le recuerda "a la época de Cánovas, cuando se
procedía de una manera abierta a la compra de votos de los ciudadanos".
La consejera de Hacienda sí que fue más allá en la valoración de las
palabras de Cristóbal Montoro. Álvarez consideró que "roza el delito"
vincular el pago de la deuda por la liquidación del sistema de financiación
autonómica con una victoria de los populares en las elecciones. En declaraciones
a la cadena Ser, cargó las tintas contra los populares y sostuvo que tanto
Montoro como el vicepresidente segundo del Gobierno, Javier Arenas, y la
presidenta del PP-A, Teófila Martínez, "reconocen que están chantajeando,
extorsionando e incluso a lo mejor prevaricando, porque reconocen esa deuda y
reconocen que no la pagan porque no gobiernan ellos". "Nosotros
aceptamos la propuesta para que los andaluces voten libremente, siempre que la
hagan realidad antes de fin de mes", insistió Álvarez, que se mostró
convencida de que si Montoro rechaza el plazo marcado por la Junta para
concretar el acuerdo antes de la campaña electoral "es porque iban de farol
y están engañando a los andaluces". Tan es así que el consejero de la
Presidencia consideró que, si antes de las elecciones no hay acuerdo, Teófila
Martínez no debería comparecer ante ellas como candidata de la Junta. Zarrías
definió como "la prueba del algodón" para la candidata del PP la
situación creada tras las declaraciones del ministro de Hacienda. "Es la
última oportunidad del PP de presentarse a las elecciones con la cabeza alta.
Sería muy grave que de nuevo se engañase a los andaluces con este asunto",
señaló Zarrías, quien se mostró convencido de que no ocurrirá tal cosa. El
consejero señaló que el plazo no es un problema y que sería
"incalificable" que el acuerdo no llegase a fraguarse. "No quiero
ni puedo creer que un ministro de mi país pueda ser tan irresponsable",
respondió Zarrías.
Aunque tanto Chaves como los consejeros se refirieron
a la supuesta negativa del Gobierno a pagar si el PSOE sigue en la Junta, en la
comparecencia de Montoro ante los medios de comunicación el pasado miércoles en
Sevilla éste sostuvo que es consciente de que tiene la
"responsabilidad" de negociar con cualquier partido que gobierne, si
bien mostró su total desconfianza en que en las condiciones actuales haya
consenso. En la rueda de prensa, Cristóbal
Montoro había considerado "inviable" un acuerdo entre ambas
administraciones y había atribuido la "paralización" de la liquidación
del anterior sistema de financiación a razones puramente políticas porque,
sostuvo, "la Junta ha hecho oposición al Gobierno de España en todo lo que
ha podido". Montoro se mostró 'enormemente pesimista' sobre la
posibilidad de llegar a un acuerdo con la Junta en esta materia y expresó su
confianza en que las próximas elecciones autonómicas traigan un 'cambio
político' que permita que las relaciones económicas y financieras entre las
administraciones central y autonómica vuelvan a la senda de la 'normalidad y
se cierre un periodo de confrontación que nunca se debió
abrir'.
El
Gobierno español pide la retirada de recursos de la Junta para
negociar
El Ministerio de
Hacienda interpretó ayer la postura de la Junta como una forma de aceptar ahora,
después de siete años de enfrentamiento, el modelo de financiación 1997-2001
rechazado por las comunidades socialistas en un principio. Según informaron a
Europa Press fuentes oficiales de este departamento, el Gobierno está dispuesto
a negociar de manera inmediata si la Junta retira los recursos, como aseguraron
que viene ofreciendo desde hace años. Son 22 las acciones que la Administración
autonómica tiene interpuestas ante la Justicia: 17 ante el Tribunal
Constitucional, dos ante la Audiencia Nacional y tres en el Tribunal Superior de
Justicia de Madrid, según la contabilización que hizo el PP. En las
negociaciones mantenidas entre ambas administaciones, el Ejecutivo central
exigió la retirada de todos los recursos para llegar a un acuerdo, extremo
rechazado con contundencia por la Junta, que mantenía en el Constitucional su
batalla por el no reconocimiento del censo real y en la Audiencia Nacional y el
Tribunal Superior de Madrid, por el 2% de la Participación de Ingresos del
Estado (PIE) del citado quinquenio que no está liquidado. Dada la importancia de
cada concepto, el Gobierno andaluz nunca quiso hablar de una retirada global de
recursos. El hecho de que siempre quedase viva una vía judicial y la falta de
acuerdo sobre la forma de pago -la Junta quería cobrar en tres plazos y el
Gobierno pretendía ir abonando a medida que se fuesen pronunciando los
tribunales- fueron detonantes para que en diciembre de 2002 se produjese la
ruptura de las conversaciones entre ambos ejecutivos, después de que hubiese ya
sobre la mesa un documento con las cantidades a pagar para liquidar la PIE,
siguiendo los criterios, favorables a la Junta, planteados por una sentencia de
la Audiencia Nacional referida al ejercicio de 1997. Con posterioridad, el TSJ
de Madrid se pronunció en sentido contrario.
Está por ver si el
Ejecutivo de Chaves asumirá tal extremo. Desde que comenzó el conflicto por la
financiación autonómica, la Junta se ha negado a retirar a priori los recursos
ante los tribunales ya que, ante una posible ruptura de las conversaciones
-hipótesis más que posible si se atiende a los antecendentes- la Administración
autonómica se quedaría desarmada para reclamar los pagos. Hasta la fecha, el
Gobierno andaluz siempre ha hablado de pactar primero y retirar los recursos
después. Pese a ello, las citadas fuentes del Ministerio de Hacienda señalaron
que Andalucía es la única comunidad autónoma a la que no se le ha podido
liquidar el anterior modelo de financiación porque nunca lo ha aceptado, motivo
por el que sostuvieron que, en el mismo momento que lo acepten y se retiren los
recursos, se podrá negociar esa liquidación. En cualquier caso, el Gobierno
andaluz da por superado este extremo ya que acepta la cifra de los 2.500
millones que propone el PP. Hacienda, pese a ello, habla ahora de consensuar las
cantidades.
La oferta que ahora se debate, señalaron las fuentes de
Hacienda, ha estado siempre encima de la mesa y por espacio de siete años el
Gobierno de Chaves "ha preferido perjudicar a los andaluces para hacer
oposición al Gobierno central". "Ahora dicen que la aceptan, pero a la
vez injurian diciendo que sólo se pagará a un gobierno del PP, lo cual demuestra
la poca voluntad que tienen de pactar", subrayaron. El ministro de
Hacienda, Cristóbal Montoro, aseguró ayer en La Rioja que es muy difícil
negociar cuando una parte se ha instalado en el permanente insulto y ofensa
como, a su juicio, hicieron el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel
Chaves, y la consejera de Economía y Hacienda, Magdalena Álvarez. Tampoco mostró
demasiada confianza en las posibilidades de acuerdo con la Junta la ministra de
Administraciones Públicas, Julia García Valdecasas, quien dijo haber recibido
por fax la carta en la que el Gobierno andaluz comunicaba su petición de una
Comisión Mixta de Transferencias. El Ministerio, dijo, va a estudiar la cuestión
"para ver qué podemos hacer en este periodo en el que estamos". Según
dijo, "la Comisión Mixta que él pide se reúne cuando las comisiones técnicas
han llegado a un pacto", por lo que "habrá que reunir a las comisiones
técnicas para empezar a trabajar", explicó García Valdecasas, quien no
ocultó sus reservas, a pesar de la flexibilidad de plazos y condiciones que
mostró ayer Manuel Chaves. "Choca que acepte ahora una propuesta que existía
desde hacía tiempo y que hasta ahora se había negado a negociar con este
Ministerio", afirmó.
Desde que se conoció la respuesta de la Junta
a la propuesta del PP sobre financiación autonómica, todas las voces del partido
han atribuido esta situación a un logro de su candidata a relevar a Chaves en la
Junta, Teófila Martínez. En esos términos se pronunció la propia presidenta de
los populares andaluces. "Estoy muy contenta y orgullosa de que el PP-A haya
sido capaz de plantear una propuesta que, después de siete años de confrontación
política promovida por Chaves contra el Gobierno de la nación, la haya aceptado
el propio Chaves y el Gobierno de la nación", sentenció. El líder el PP a
escala nacional, Mariano Rajoy, también hizo referencia a este asunto. Tras
reconocer que no estaba totalmente informado del cruce de declaraciones, el
candidato popular aseguró que el Gobierno y la Junta deben hacer "un
esfuerzo de entendimiento y de lealtad institucional" sobre la liquidación
de la financiación autonómica.
Distintas cuentas para saldar la financiación del mismo
periodo
Los 4.630 millones de
euros que la Junta reclamaba al Gobierno para liquidar el quinquenio 1997-2001,
en el que Andalucía no se acogió al sistema de financiación general, tienen su
origen en el no reconocimiento del censo real de la comunidad (1.566
millones); 2.608 millones por el cálculo de la evolución de los
ingresos autonómicos -se hizo en función del PIB nominal, en lugar de utilizar
como parámetro el ITAE- y la liquidación de la PIE (455 millones). Por contra,
los 2.500 millones que ofrece el PP salen de utilizar los mismos criterios
fijados en el acuerdo con Extremadura y Castilla-La Mancha, que no son otros que
el contenido que en 1997 rechazó el PSOE. En estas dos comunidades, el censo no
supuso controversia porque la población no creció.
Si ha habido una frase
repetida por el Gobierno andaluz en el conflicto por la financiación autonómica,
ésa ha sido que a los andaluces no les van a robar ni un euro de lo que les
deben. Ayer, la Junta dio por buenas las cantidades que plantea el PP -2.500
millones- en nombre de lo que Gaspar Zarrías denominó la "concordia".
El envite de la Junta aceptando la propuesta del PP andaluz no sólo obliga al
Gobierno de Aznar a convertir sus palabras en hechos, a dos meses de las
elecciones, sino que libera a un hipotético Gabinete de José Luis Rodríguez
Zapatero -con Magdalena Álvarez integrada en su equipo- de la obligación moral
de abonar la nada desdeñable cantidad de 4.630 millones de euros, que es la que
hasta ahora había reclamado la Junta con uñas y dientes.
Cuando en diciembre de
2002 los gobiernos central y autonómico sellaron un documento con las cantidades
para liquidar la Participación de Ingresos del Estado (PIE) del periodo
1997-2000 -el año 2001 aún no estaba liquidado en ese momento- por un total de
544 millones de euros, se quedó fuera del acuerdo todo lo referido al censo de
población, el principal motivo de enfrentamiento, ya que el Gobierno utilizó
como referente para calcular la financiación el padrón de 1988 y no el censo de
1996. Fueron 365.000 andaluces menos a la hora de transferir fondos estatales a
Andalucía que, según la Junta, sufrieron un recorte de 1.566 millones. A cuenta
de este contencioso están recurridos en el Tribunal Constitucional los PGE de
1997 a 2001. Han pasado seis años desde el primer recurso y la cercanía de
alguna sentencia puede condicionar las decisiones de ambos gobiernos, que
aparcaron este concepto de la negociación, conscientes de su importancia.
La forma de pago fue
uno de los motivos principales que impidieron un acuerdo entre ambas
administraciones. Mientras que en diciembre de 2002 la Junta reclamaba que se
realizase en tres plazos -la última liquidación en la primavera de 2004-, el
Gobierno central prefirió condicionar los pagos a que fuesen pronunciándose los
tribunales.
Reacciones de IU y
PSA
Diego
Valderas, coordinador general y candidato a la Presidencia de la
Junta de IULV-CA, exigió al secretario general del PSOE, José Luis
Rodríguez Zapatero, que se comprometa a pagar "íntegramente" a la
comunidad andaluza los más de 4.600 millones de euros en concepto de liquidación
del sistema de financiación anterior que adeuda el Estado a Andalucía, "si
llega al Gobierno central y se puede configurar un Ejecutivo de
izquierdas". En declaraciones a Europa Press, Valderas aseguró que desde IU
se compromete "desde este momento" a pagar a Andalucía "todo lo que
debe el Estado, siempre que formemos parte del Ejecutivo central y podamos
influir". En este sentido, advirtió de la necesidad de que la actual
consejera de Economía y Hacienda, Magdalena Alvarez, que "sea coherente y se
comprometa a liquidar la deuda que le reclama al Gobierno del PP, en el caso de
que el PSOE pueda gobernar y ella forme parte del Ejecutivo". Así, el líder
de IULV-CA dejó claro que "sería contradictorio, que el presidente de la
Junta, Manuel Chaves, acepte ahora la propuesta del PP pese a que Andalucía
pierda más de 2.000 millones de euros". "No sé si es que Chaves no confía en que
el PSOE pueda gobernar en Madrid o es que está jugando con los intereses de
Andalucía y quiere alcanzar un pacto previo a las elecciones para que en el caso
de que gobierne el PSOE no exigirle el pago de lo que ahora reclama",
destacó Valderas. No obstante, el coordinador y candidato de IULV-CA acusó al
Gobierno central de presentar una "oferta trampa", por lo que advirtió
de que "la oferta del PP es inaceptable". "El PP y el PSOE no
pueden jugar con los intereses de Andalucía", apuntó Valderas, que dijo que en
"la venta está el engaño, y que por lo tanto ambos partidos están vendiendo los
intereses de Andalucía y engañando a los andaluces". Por su parte, el portavoz de Izquierda Unida en el Congreso,
Felipe Alcaraz recomendó a la Junta de Andalucía que tome
medidas legales ante el "chantaje político" al que, en su opinión, está
sometiendo el Gobierno central a esta comunidad al condicionar al triunfo del PP
en las autonómicas el pago de 2.500 millones de euros en concepto de deuda por
la financiación autonómica. Para Alcaraz, el ministro de Hacienda, Cristóbal
Montoro, podría estar incurriendo en un delito de prevaricación.
"Es una decisión injusta a sabiendas y eso, si no es una
prevaricación se parece muchísimo", comentó Alcaraz en una rueda de prensa
en el Congreso, en la que tachó de "indigna" la propuesta de Montoro.
Alcaraz tampoco considera "correcta" la reacción de la Junta, porque si
bien el Gobierno del PP ha reconocido la existencia de esa deuda, el Ejecutivo
andaluz ha aceptado el "chantaje" al admitir el pago de la cantidad
ofrecida por Montoro si se produce durante este mes. Según los cálculos de
Alcaraz, la deuda del Gobierno alcanza casi los 6.000 millones de euros, con lo
que Andalucía "perdonaría" unos 3.000 euros de aceptar la oferta de
Hacienda. "Estamos en el mes de las rebajas, pero no podemos aceptar una rebaja
de 3.000 millones", dijo. En cualquier caso, el portavoz de IU recordó que no es
la primera vez que el Ejecutivo central se compromete a saldar esta deuda y se
mostró convencido de que Montoro sabe que "no va a pagar los 2.500
millones". Así, acusó al ministro de "jugar al póker", presentando
el pago como "una especie de PER monstruoso", y reprochó al Gobierno
andaluz que, en cierto modo, haya entrado en el
juego.
El coordinador nacional del PSA y
candidato a la presidencia de la Junta de Andalucía, Pedro
Pacheco, opinó que “estamos ante una decisión que no podemos
aprobar, sino todo lo contrario. Vamos a denunciarlo donde haga falta porque no
es lógico que tiremos más de 2.000 millones de euros por el mero echo de que nos
encontremos en precampaña electoral. Ni un céntimo hay que perdonarle al
Gobierno central. EL PSOE no debe claudicar ante el PP. Tantos años de
confrontación para llegar a este punto: es algo intolerable”. Para Pacheco,
el presidente Chaves debe “urgentemente descalificar a su todavía consejera
de Economía y decirle ya que haga las maletas, que no espere al martes para
irse. Este es el legado que nos deja la peor consejera andaluza de toda nuestra
Autonomía. Andalucía no merece esta consejera ni un segundo más. El PSA exige a
Chaves que no retire los recursos si no se paga hasta el último céntimo de euro.
El PSOE no puede dejarle esta herencia al Gobierno que entre a partir del 14 de
marzo, que espero cambie de color político. Si Chaves acepta las condiciones de
pago impuesta por el PP estaría aceptando un chantaje y esto, ni política ni
jurídicamente se puede aceptar. EL PSA llegará donde haga falta para reclamar
los 4.616 millones de euros que se debe a Andalucía”, Por último, el
candidato del PSA ha recordado que el PSOE aceptó “todos los inconvenientes
que ellos mismos reconocieron del anterior sistema de financiación, y además
asumió hasta el concepto de estabilidad presupuestaria que denunciaron también
por inconstitucional. Ya entonces advertimos que, en la medida en que los
verdaderos recursos financieros y las inversiones, siguieran siendo fruto de
acuerdos presupuestarios, cualquier modelo estaba avocado al fracaso. Y así ha
sido, las comunidades que han sabido negociar o que han gozado de las
preferencias del Gobierno Central han visto como los Presupuestos Generales del
Estado eran “generosos” con sus habitantes y no han tenido problemas para
cobrar. Esto, lisa y llanamente se llama chantaje”.
El
Remate
Financiación
autonómica:
Entre ladrones y consentidores.
Andalucía
Libre
Desde
hace años, el Gobierno español del PP y la Junta de Andalucía del PSOE han
mantenido vivo un pertinaz enfrentamiento sobre las cantidades que se debían
abonar a Andalucía a cuenta de los sucesivos cambios en el sistema de
financiación autonómica. En plena precampaña, el PP ha reiterado su
vieja propuesta de cantidades e insinuado que el hacerla efectiva
depende de que gobierne en Andalucía tras las próximas elecciones. Y el PSOE,
desdiciéndose de todo lo dicho durante ocho años, acepta el "lo tomas
o lo dejas" del PP, si el Gobierno español se compromete a abonar los
millones antes de las elecciones. En el cambio va implícita, la renuncia
del PSOE a que Andalucía cobre más de 2.000 millones de
euros. Estremece la desenvoltura y el cinismo de unos y
otros.
Los porqués
profundos.
¿Porqué
puede ocurrir esto?. ¿Porque Andalucía puede quedarse en sus ingresos al
arbitrio de los caprichos de un Gobierno español?.
Andalucía no establece los impuestos que se
cobran en su territorio. Andalucía ni siquiera cobra los impuestos españoles
que se generan en Andalucía, quedándose con la parte de ellos que le
reconoce el sistema español y remitiendo, en su caso, el resto a Madrid. La
Junta sólo recauda directamente una parte de sus impuestos propios, que
constituyen una parte marginal de sus ingresos. La Hacienda
española cobra todos los impuestos españoles y luego el Gobierno español
transfiere a Andalucía lo que le toca, según las normas vigentes interpretadas
a su gusto y según su voluntad política; en las cantidades y plazos que
estima oportunos. A Andalucía, cuando el Gobierno español no paga o no lo paga
todo o paga tarde, sólo le queda recurrir a órganos españoles como el Tribunal
Constitucional y similares, controlados por España y que dilatan sus
sentencias durante años. Cuando gobernaba el PSOE en Madrid, la Junta admitía
disciplinadamente sus ritmos y decisiones; cuando le sustituyó el PP en La
Moncloa, San Telmo [el palacio donde reside la presidencia de la Junta]
descubrió la aritmética y se construyó un
ropaje reivindicativo.
La
cuestión de fondo es simple. Andalucía no tiene soberanía fiscal. No dispone
de un elemento clave para desarrollar una política economía propia; sólo puede
gestionar las directrices españolas con algún añadido irrelevante o
secundario. Andalucía, al no tener concierto económico, no sólo no tiene
capacidad para establecer políticamente la cuantía de las devoluciones
españolas sino siquiera para fijar y controlar la recaudación de los recursos
que genera. Al no tener Agencia Tributaria propia que gestione todos los
impuestos, tampoco tiene autonomía real para supervisar el cobro; aun
aplicando criterios españoles; depende totalmente de hecho de las prioridades
y arbitrariedades del Gobierno español. Esa es la "autonomía"
estatutaria y constitucional.
¿De que deuda se
está hablando?
La
prensa habla de la polémica y denomina simplificadamente a la diferencia como
relativa al cobro de la "deuda histórica". No es tal y hacerlo así
distorsiona los términos de la controversia y de sus fundamentos
básicos. Ni los 4.600 ni los 2.500 millones de euros agotan la deuda
histórica de España con Andalucía; ni aún se acercan a lo que podríamos llamar
"deuda autonómica", es decir, la generada desde el acceso en 1982 de
Andalucía a su encorsetada autonomía actual.
Para
referirnos a la deuda histórica, habríamos de sumar a las cantidades
ahora en debate surgidas del cambio de sistema de financiación, otras
partidas.
Tendríamos que incluir, primero, la deuda
histórica secular acumulada desde el siglo XVI al XX por la Monarquía española
y luego el Estado español en su rapiña de los recursos andaluces. Cuantificar
y luego reconvertir a cantidades actuales los tributos y exacciones que
sostuvieron al Imperio español desde Andalucía en proporción abusiva y
desorbitada; los costes de las medidas arancelarias que perjudicaron a
Andalucía; el valor de los recursos andaluces que sostuvieron
el presupuesto español; que se fueron de Andalucía gracias a la Hacienda
española, los bancos españoles o el intercambio desigual...
Habría
que añadir -entrando en el periodo autonómico- las cantidades compensatorias
que no se cobraron cuando empezó a funcionar la Junta de Andalucía, derivadas
de la tramposa valoración española de costes y recursos en las competencias
transferidas y que se suponía que iban a hacerse efectivas
paulatinamente (Disposición adicional 2ª del Estatuto).
Debería
sumarse igualmente, la diferencia entre lo que ha venido realmente a Andalucía
a cuenta del mezquino Fondo de Compensación
Interterritorial español (Art. 158.2 CE), con porcentajes en
torno a un ridículo 2% de los ingresos andaluces y lo que se
vendió políticamente en su momento, como instrumento de
transferencia clave de recursos para la inversión para hacer posible
la igualdad y el desarrollo. El FCI no sólo ha sido homericamente corto, sino
que se ha transfigurado -como ya era previsible entonces- de recurso
especifico para las naciones más pobres del Estado a canal generalizado y
arbitrario de distribución de fondos complementarios.
Y no
pueden olvidarse los 3.942.639.404 de euros de fondos europeos destinados a
inversiones publicas en Andalucía, adjudicados al Estado
español precisamente por la pobreza andaluza, que el Gobierno
español -según denuncio en 2001 la misma Consejera Álvarez- empleo a su
criterio en otras naciones y territorios del Estado. Y tampoco pueden echarse
en saco roto los recursos perdidos por Andalucía por la forma en el Estado
español negoció la entrada en la UE o los que se han ido, se están yendo y se
irán por los acuerdos que el Gobierno español ha apoyado o priorizado en
Bruselas...
¿Cuanto
debe España a Andalucía, en resumen?. Haría falta que algunos buenos
economistas hicieran la suma; pero, en cualquier caso, bastante más de 4.600 o
2.000 millones de euros.
¿Quien es el
ladrón?
A la
vista de la polémica vigente, cabe preguntarse, no ya sólo ¿quien es más ladrón? sino ¿quien es más
despreciable?, si el que roba desde Madrid o quien se lo
consiente desde Andalucía.
Lo que
significa y representa la derecha españolista del PP es evidente. Son los
herederos de los responsables y beneficiarios del expolio, la
miseria, el hambre, la humillación, la emigración y la represión
sangrienta que han asolado históricamente a nuestra Nación. España pura. El
PSOE, por su parte, es la aceptación oportunista de la dependencia,
la acomodación sumisa a la subordinación, la utilización mercenaria de
Andalucía al servicio de España. Si ahora ofrecen 2.000 millones de los
andaluces para quitarse de encima un chantaje en vísperas electorales es
porque, en ultima instancia, participan de la misma perversión que reconvierte
el derecho en petición y la justicia en caridad. El PSOE se ve reflejado en el
espejo del PP y actúa automáticamente a su nivel, porque es el suyo. Si
lo hacen porque prefieren "el pájaro en mano al ciento volando" o
porque quieren quitarle de encima una deuda incomoda a un hipotético Gobierno
futuro del PSOE (o de la "izquierda plural") en Madrid, es
cuestión menor. PP y PSOE, así lo demuestra por enésima vez su comportamiento
en la trifulca, comparten en ultima instancia la misma visión
íntimamente despreciativa de Andalucía y de su lugar en España. Los dos están
contra nuestra Soberanía Nacional; los dos quieren una Andalucía
arrodillada. Y así nos va.
Financiación, Desigualdad, Dependencia.
Andalucía
Valderas cierra filas y saca
adelante las listas de IU pactadas con los críticos
Sólo la CUT que dirige
Sánchez Gordillo votó en contra de las candidaturas.
JOAQUINA DUEÑAS/SEVILLA - Sur
Juan Manuel Sanchez
Gordillo,
coordinador de
CUT-BAI
Esta vez sí
hubo buena sintonía con Concha Caballero. Valderas logró ayer sacar adelante las
listas de Izquierda Unida al Parlamento andaluz y las del Congreso. El consejo
andaluz de Izquierda Unida, mantuvo ayer una reunión para ratificar las listas
presentadas al Parlamento, al Congreso y al Senado por las distintas provincias.
El coordinador andaluz de IU llegó finalmente a un acuerdo con el sector crítico
encabezado por Concha Caballero, que votó a favor de las listas. Valderas
consiguió de forma que su propuesta fuera respaldada por el 82% del consejo.
El coordinador andaluz de IU, Diego Valderas, se mostró satisfecho con
el resultado porque según explicó «se ha expresado una clara voluntad y una
clara responsabilidad unitaria de todos con respecto al desafío de las próximas
elecciones en Andalucía, que ha respetado al máximo la voluntad de las bases de
IU en las distintas provincias». Valderas aseguró que se trata de «una mayoría
lo suficientemente amplia como para expresar la posición unitaria del proyecto
en la comunidad autónoma» y resumió el transcurso de la reunión en una sola
frase, «IU está cada vez más unida».
El Consejo Andaluz de IU aprobó con 53 votos a favor, 10 en contra
-los del CUT-BAI de Juan Manuel Sánchez Gordillo-, y dos abstenciones, a los
dirigentes que encabezarán las candidaturas para los próximos comicios
autonómicos y generales, cabezas de lista que con anterioridad habían elegido
las organizaciones provinciales tras el acuerdo de consenso e integración
alcanzado por los sectores mayoritarios.
Sánchez Gordillo argumentó el
rechazo de su formación en que «no se ha producido» una integración real en la
provincia de Cádiz y en la negativa de los dirigentes de Almería a situar como
cabeza de la candidatura para los comicios autonómicos al secretario general del
SOC en esta provincia, el inmigrante Gabriel Attaya.
En líneas generales
el reparto de los candidatos viene a responder al resultado de la Asamblea
andaluza celebrada en diciembre en Matalascañas (Huelva), en la que los
oficialistas obtuvieron el 60% y los críticos el 40% de apoyos, aunque sobre
todo refleja el acuerdo previo alcanzado por estos sectores sobre lo que
Valderas denominó la «unidad, integración y consenso, en la nueva etapa» de la
organización. A pesar de haberse ratificado las listas, han quedado algunos
nombres por determinar. En concreto, faltan por señalar por parte de la
provincia de Cádiz, quién sera su cabeza de lista para el Senado y por parte de
Málaga, donde quedan por elegir también los tres candidatos al
Senado.
Estas son las cabeceras.
Almería: Isabel Rodríguez. Cádiz: Ignacio García. Córdoba: J. Manuel Mariscal.
Granada: Pedro Vaquero. Huelva: Diego Valderas. Jaén: José Cabrero. Málaga:
Antonio Romero. Sevilla: Concha Caballero.
Cuba
Prohibiciones en
Cuba
Octavio Rodríguez
Araujo
¿Qué hacer cuando en medio de
crecientes amenazas del gobierno de Estados Unidos a Cuba las autoridades de
este país plantean excluir de la Internet a la mayoría de sus habitantes?. Una
opción sería no hacer comentarios, como si la nota de Gerardo Arreola no hubiera aparecido en
La Jornada el pasado 12 de enero (nota que, por cierto, no ha sido
desmentida hasta el momento de escribir estas líneas). Otra opción, que me
parece más sensata, es separar la muy seria cuestión del bloqueo estadunidense a
Cuba, con todos los problemas que implica, del tema referido al acceso de los
cubanos a la Internet.
En mayo de 2000, Carlos Lage
Dávila, vicepresidente del Consejo de Ministros de Cuba, decía que "sin una
democratización real del acceso al desarrollo tecnológico, todas las
predicciones de una nueva economía mundial basada en la informática y las
comunicaciones sólo serán válidas para una minoría y seguirán siendo un sueño
inalcanzable para la inmensa mayoría de la humanidad". (Véase artículo de
Schlachter en Granma).
En este mismo artículo se menciona
que Lage criticó que, de 350 millones de usuarios de la Internet previstos para
ese año (2000), 92% pertenecieran a los países desarrollados de Norteamérica,
Europa y Asia, "mientras sólo 8% (28 millones) corresponden a Africa,
América Latina y el Caribe". En Cuba, según nota de Mayoral en
Granma (12/01/04), "las cuentas de correo electrónico superan las
480.000 y aumentan los usuarios de la Internet".
Es dudoso que aumente el número de
usuarios de la Internet en Cuba, si tomamos en cuenta la nota de Arreola ya
mencionada. Más bien, con base en las resoluciones de González Planas, ministro
de la Informática y las Comunicaciones, se reducirá el acceso de los cubanos a
la información mundial que se produce al margen de los 750 sitios cubanos en la
Internet.
El mecanismo que se usará,
supuestamente a partir del 24 de enero, será bloquear automáticamente las líneas
telefónicas para el ingreso a la red. Sólo los extranjeros podrán usar las
tarjetas prepagadas que vende la empresa de capital mixto de telecomunicaciones
(Etecsa, fundada en 1994) o comprar tiempo en los cibercafés, dice
Arreola. Los cubanos, en pocas palabras, no tendrán acceso a la información
extranjera, ni por la Internet ni por televisión por cable o satélite, ni en
pesos cubanos ni en dólares. ¿Esta es la democratización a la que se refería
Lage?.
Excluir a los ciudadanos comunes
de la información generada en el exterior, en tanto que las elites burocráticas
y partidarias sí tienen acceso a ella, no sólo no es democrático, sino que es
una medida paternal-autoritaria que trata a los cubanos como menores de edad que
no pueden distinguir la propaganda anticubana de la derecha mundial encabezada
por Estados Unidos de la información producida en medios serios. Si el régimen
de Fidel Castro está tan firme como lo han querido demostrar las manifestaciones
masivas en La Habana, ¿por qué tender una cortina tecnológica a la información
no seleccionada por los medios cubanos?. ¿De qué se trata de preservar al pueblo
cubano que no pertenece al Partido Comunista ni a las juventudes también
comunistas?.
Un pueblo convencido de su sistema
político y de las bondades de lo que su gobierno ha construido después de la
revolución de 1959 no tiene por qué caer bajo la influencia contaminante de los
países capitalistas. Al contrario, un pueblo bien informado es un pueblo
participativo, exigente, con criterio propio, firme en sus convicciones producto
de la razón y no de la ignorancia, el miedo o la enajenación. ¿No se criticó
desde Cuba y desde los ámbitos progresistas de todo el mundo que Bush
interfiriera en la Internet en su propio país y que se prohibiera la exhibición
de ciertas películas después de los atentados del 11 de septiembre?. ¿No se
criticó igualmente a la Unión Soviética y a sus satélites de Europa del este por
bloquear la información de los países capitalistas o por prohibir las
fotocopiadoras de uso público antes de que existiera la Internet?.
La medida adoptada por
el gobierno de Castro no es ni parece ser democrática. ¿No sería mejor la imagen
de Cuba si los logros alcanzados en educación, salud y desarrollo científico se
vieran acompañados de un ambiente democrático en todos sentidos?. Si así fuera,
¿qué argumentos esgrimiría el gobierno de Estados Unidos para mantener el
bloqueo a la isla y para seguir amenazando, incluso con una agresión armada, al
pueblo cubano y a su gobierno?. La democracia no está reñida con la construcción
del socialismo. Al contrario, socialismo que no es democrático no es
socialismo.
Debate sobre Cuba
Más Cuba en ANDALUCIA
LIBRE
"a quien le hicieron creer que
podía ser el número uno de la “disidencia” fabricada por el imperio como
“alternativa flexible” a la intolerancia de la mafia de Miami y que se acomodó
en la idea"
Pensamiento
La
batalla de las ideas en la construcción de alternativas Perry
Anderson*
Mi tema
de esta noche es la batalla de ideas en la construcción de alternativas. ¿Cómo
podemos comprender este campo de batalla? Es un terreno todavía dominado,
obviamente, por las fuerzas que representan lo que desde nuestra perspectiva
llamamos una nueva hegemonía mundial. Pues bien, para abordar la cuestión de
alternativas, es preciso primero contemplar los componentes de esta nueva
hegemonía. En nuestra visión esta representa algo nuevo. ¿En qué consiste esta
novedad?. Si Marx tenía razón, diciendo que las ideas dominantes en el mundo son
siempre las ideas de las clases dominantes, es muy claro que estas clases -en
sí- no han cambiado nada en los últimos cien años. Los dueños del mundo siguen
siendo los propietarios de los medios materiales de producción, a escala
nacional e internacional. Sin embargo, es igualmente claro que las formas de su
dominación ideológica si han cambiado significativamente. Quiero comenzar mi
intervención con algunas observaciones a propósito, tratando de focalizar más
precisamente los tiempos y los contornos de esta mutación.
Si miramos la situación mundial después de la derrota
del fascismo en 1945, con el inmediato comienzo de la Guerra Fría, dividiendo a
los antiguos aliados de la Segunda Guerra Mundial, el conflicto entre los dos
bloques –el Occidente liderado por los EE.UU. Y el Oriente liderado por la Unión
Soviética– este conflicto se configuraba, objetivamente, como una lucha entre el
capitalismo y el comunismo, y fue proclamada como tal del lado oriental, es
decir por los soviéticos. En cuanto al sector occidental, los términos oficiales
de la lucha eran completamente distintos. En occidente, la Guerra Fría era
presentada como una batalla entre la democracia y el totalitarismo. Para
describir al bloque occidental, no se utilizaba el término de «capitalismo»,
considerado básicamente un término del enemigo, un arma contra el sistema en vez
de una descripción del mismo. Se hablaba de la ‘libre empresa’ y -sobre todo-
del «Mundo Libre», no del «Mundo Capitalista».
Ahora
bien, en este sentido, el fin de la Guerra Fría produjo una configuración
ideológica enteramente nueva. Por primera vez en la historia, el capitalismo
comenzó a proclamarse como tal, con una ideología que anunciaba la llegada de un
punto final del desarrollo social, con la construcción de un orden basado en
mercados libres, mas allá del cual no se pueden imaginar mejoras substanciales.
Francis Fukuyama dio la expresión teórica más amplia y ambiciosa de esta visión
del mundo en su libro «El Fin de la Historia». Pero en otras expresiones más
vagas y populares, también se difundió el mismo mensaje: el capitalismo es el
destino universal y permanente de la humanidad. No hay nada fuera de este
destino pleno. Aquí se encuentra el núcleo del neo-liberalismo como doctrina
económica, todavía masivamente dominante a nivel de los gobiernos en todo el
mundo.
Esta jactancia fanfarrona de un capitalismo
desregulado, como el mejor posible de todos los mundos, es una novedad del
sistema hegemónico actual. Ni siquiera en el siglo diecinueve, en los tiempos
victorianos, se proclamaba tan clamorosamente las virtudes y necesidades del
reino del capital. Las raíces de este cambio histórico son claras: es un
producto de la victoria cabal de occidente en la Guerra Fría, no simplemente de
la derrota sino mas bien de la desaparición total de su adversario soviético, y
de la euforia consiguiente de las clases poseedoras, que ahora no necesitaban
mas eufemismos o circunlocuciones para disfrazar la naturaleza de su dominio.
Pero si la contradicción principal del periodo de la
Guerra Fría había sido el conflicto entre capitalismo y comunismo, este había
estado siempre sobredeterminado por otra contradicción global: por la lucha
entre los movimientos de liberación nacional del Tercer Mundo y las potencias
coloniales e imperialistas del Primer Mundo. A veces las dos luchas se
fusionaron o entrecruzaron, como aquí en Cuba, o en China y Vietnam. El
resultado de una larga historia de combates anti-imperialistas fue la emergencia
en todo el mundo de estados nacionales formalmente emancipados de la subyugación
colonial y dotados de una independencia jurídica, gozando incluso de sede en las
Naciones Unidas. El principio de la soberanía nacional –muchas veces violado en
la práctica por las grandes potencias, pero jamás puesto en duda, esto es,
siempre afirmado por el derecho internacional e inscrito solemnemente en la
Carta de las Naciones Unidos- ha sido la gran conquista de esta ola de luchas en
el Tercer Mundo.
Pero en sus luchas contra el
imperialismo, los movimientos de liberación nacional se vieron beneficiados
–objetivamente– por la existencia y la fuerza del campo soviético. Digo
objetivamente porque no siempre -aunque lo haya hecho en muchos casos– la Unión
Soviética ayudo, subjetivamente, a los movimientos en cuestión. Sin embargo, aun
cuando le faltara un apoyo material o directo por parte la Unión Soviética, la
simple existencia del campo comunista impedía a Occidente, y sobre todo a los
Estados Unidos, aplastar con todos los medios a su disposición y sin temor de
resistencias o represalias, estas luchas. La correlación de fuerzas globales no
permitía, después de la Segunda Guerra Mundial, el tipo de campañas de
exterminio libremente practicados (por Francia en Marruecos o Inglaterra en
Iraq) después de la Primera Guerra Mundial. Incluso los Estados Unidos siempre
trataron de presentarse ante los países del Tercer Mundo como un país
anti-colonialista, como el producto de la primera revolución anti-colonialista
del continente americano. La competencia diplomática y política entre Occidente
y Oriente en el Tercer Mundo favorecía a los movimientos de liberación nacional.
Ahora, con la desaparición del campo comunista, las
inhibiciones tradicionales que condicionaban al Norte en sus relaciones con el
Sur, lógicamente se desvanecieron también. Este es el segundo gran cambio de la
última década. Su expresión en el campo de batalla de las ideas ha sido un
creciente asalto contra el principio de la soberanía nacional. Aquí el momento
decisivo ha sido la guerra de los Balcanes en 1999. La agresión militar contra
Yugoslavia lanzada por la OTAN fue abiertamente justificada como una superación
histórica del fetiche de la soberanía nacional, en nombre de valores más altos
–o sea, en nombre del valor de los derechos humanos. Desde entonces, un ejercito
de juristas, filósofos, e ideólogos han construido una nueva doctrina de
‘humanismo militar’, buscando demostrar que la soberanía nacional es un
anacronismo peligroso en esta época de globalización, y que puede y debe
pisotearse para universalizar los derechos humanos, tal como estos son
entendidos por los países mas avanzados y, por supuesto, ilustrados. Desde el
punto de vista del primer ministro británico -el social-demócrata Blair- hasta
el punto de vista de filósofos liberales celebres como John Rawls, Jurgen
Habermas y/o Norberto Bobbio, se sostiene que existe una nueva ‘ley de los
pueblos’ –ese es el titulo exquisito del ultimo libro de Rawls– que esta siendo
preconizada para legitimar e incentivar intervenciones militares por parte de
los ‘pueblos democráticos’ –otra expresión espléndida de Rawls– y con el fin de
llevar la libertad a los pueblos ‘no-democráticos’. Hoy, en Irak, vemos el fruto
de esta «apoteosis» de los derechos humanos.
Así, se
puede decir que en el campo de ideas, la nueva hegemonía mundial esta basada en
dos mutaciones fundamentales del discurso dominante de la época de la Guerra
Fría: primero, la promulgación del capitalismo, declarado como tal, no
simplemente como un sistema socio-económico preferible al socialismo, sino como
el único modo de organizar la vida moderna concebible para la humanidad, para
siempre. Segundo, la anulación abierta de la soberanía nacional como clave de
las relaciones internacionales entre los estados, en nombre de los derechos
humanos. Podemos dar cuenta de una conexión estructural entres estos dos
cambios. Pues un reino ilimitado del capital –es decir de los mercados
financieros contemporáneos– presupone una cancelación de hecho de muchos de las
prerrogativas clásicas de un estado nacional que pierde su capacidad de
controlar la tasa de cambio, la tasa de interés, su política fiscal y finalmente
la estructura misma de su presupuesto nacional. En este sentido, la anulación
jurídica de la soberanía nacional -en provecho del humanismo militar– completa y
formaliza un proceso de erosión ya bastante avanzado.
Pero hay un tercer cambio, el más inesperado, que se
delinea hoy en día. Mientras el neo-liberalismo ofrece un marco socio-económico
universal, el humanismo militar propone un marco político universal. Ahora bien,
¿son suficientes, estos dos transformaciones ideológicas, para constituir una
nueva hegemonía mundial? No, porque una hegemonía exige algo mas, exige la
existencia de una potencia particular que organice y haga cumplir las reglas
generales del sistema. En una palabra, no hay hegemonía internacional sin estado
hegemónico. Esto ha sido uno de los puntos fundamentales tanto de la teoría
marxista de la hegemonía forjada por Antonio Gramsci, como de las teorías
anteriores del Realpolitik alemán –cuyo matiz político en cambio era
conservador. Una potencia hegemónica tiene que ser un estado particular -con una
serie de atributos que, por definición, no pueden ser compartidos por otros
estados, dado que son estas peculiaridades las que precisamente lo hacen una
super-potencia por encima de los otros estados. Un estado particular capaz,
pues, de desempeñar un papel universal como garantía del «buen funcionamiento»
del sistema. Desde 1945 esta potencia ha sido los EE.UU. Pero con el colapso del
bloque soviético, el ámbito de su hegemonía se ha extendido enormemente,
volviéndose por primera vez verdaderamente global.
¿Como se articula, entonces, esta nueva prepotencia
norte-americana con las innovaciones ideológicas del neo-liberalismo y del
humanismo militar? En la forma –que hubiera sido impensable solamente algunos
anos atrás– de una rehabilitación plena y cándida del imperialismo, como un
régimen político de alto valor, modernizante y civilizador. Fue el consejero de
Blair en materias de seguridad nacional, Robert Cooper, una especie de
mini-Kissinger de Downing Street, que inicio esta transvaluación contemporánea
del imperialismo, dando como ejemplo conmovedor el asalto de la OTAN contra
Yugoslavia. Después el nieto de Lyndon Johnson, el jurista constitucional y
estratega nuclear Philip Bobbit (coordinador de los servicios de espionaje en el
Consejo Nacional de Seguridad de Clinton) con su libro enorme El Escudo de
Aquiles, predijo la teorización más radical y ambiciosa de la nueva hegemonía
norteamericana. Hoy, artículos, ensayos y libros, celebrando el Impero Americano
–típicamente embellecidos por largas comparaciones con el Impero Romano y su
papel civilizador– caen en cascadas de las imprentas en los EE.UU.
Se debe subrayar que esta euforia neo-imperialista no
es un exceso efímero de la derecha norte-americana; hay tanto demócratas como
republicanos en el rango de sus próceres. Para cada Robert Kagan o Max Boot por
un lado, hay un Philip Bobbitt o Michael Ignatieff por el otro. Seria un error
grave ilusionarse que es solamente con Reagan o con los Bush que estas ideas han
crecido; no, también Carter y Clinton, con sus Zbigniew Brzezinskis y Samuel
Bergers al lado, han jugado un papel igualmente fundamental en su
desarrollo. Si -dicho en paréntesis- tanto el
neo-liberalismo como el neo-imperialismo han sido políticamente bipartidarios en
los EE.UU., y también en su aliado mas estrecho el Reino Unido, no es que el
papel de la Centro-Derecha y de la Centro-Izquierda han sido idénticos en su
emergencia y consolidación. En ambos casos, hubo una breve pero significativa
iniciación del fenómeno por la Centro-Izquierda, seguida por su ampliación
dinámica bajo la Centro-Derecha, y finalmente de su estabilización como sistema
normal por la Centro-Izquierda. Así, el monetarismo neo-liberal se inicio en el
Norte bajo los gobiernos de Carter y Callaghan en los tardíos anos setenta; fue
dinamizado y ampliado enormemente bajo Reagan y Thatcher; y finalmente afianzado
como rutina con Clinton y Blair. De modo análogo, las primeras iniciativas
audazmente neo-imperiales fueron conformadas en Afghanistán por Brzezinski;
extendidas a Nicaragua, Grenada, Libia y otros sitios bajo Casey y Weinberger; y
fueron normalizadas como sistema, en el Medio Oriente y en los Balcanes por
Albright y Berger.
Ahora, en un segundo turno, hay una
ampliación y radicalización -más allá de los mandos de Clinton- bajo Bush.
Podemos esperar, si fuese elegido un Presidente demócrata en el año próximo, que
las nuevas fronteras de las operaciones neo-imperialistas establecidas por
Rumsfeld serían consolidadas como los parámetros normales de la hegemonía
norteamericana en el futuro, aunque con un retórica más mansa y llorosa que la
republicana. Todo pasa como si cada vez que el sistema «se atasca» con la
Centro-Izquierda, acelera a toda velocidad con la Centro-Derecha, y luego
regresa a una velocidad estable, de crucero, una vez más con el
Centro-Izquierda.
Ahora, si tales son hoy en día los
rasgos principales de la nueva hegemonía mundial en el campo de batalla de las
ideas, ¿dónde se localizan los principales focos de resistencia a esta
hegemonía, y qué formas específicas toman? Si miramos al escenario político
global, podemos distinguir tres zonas geográficas distintas donde aparecen
reacciones adversas a la hegemonía norte-americana. En los inicios de este año,
Europa ha visto las manifestaciones callejeras más grandes de toda su historia
en contra de la guerra que se preparaba en el Medio Oriente. En España, Italia,
Francia, Alemania, Inglaterra, millones de personas han expresado su oposición a
la invasión de Irak, como también muchos ciudadanos norteamericanos mismos. Pero
el centro de gravedad del movimiento pacifista internacional ha sido
innegablemente europeo. ¿Cuanta esperanza se puede tener en esta importante
reacción de la opinión publica europea?
No fue este un
impulso inmediato o efímero, pues la hostilidad continua a la política de la
Casa Blanca sigue apareciendo reflejada en todos los sondeos posteriores a la
guerra, como también en un torrente de artículos, manifiestos e intervenciones
en los medios masivos de comunicación de los principales países del continente.
Un tema concreto de esta ola reciente de anti-americanismo es la afirmación de
una identidad histórica, propia de las sociedades europeas y absolutamente
distinta de la de los EE.UU. El filósofo Habermas y muchos otros intelectuales y
políticos europeos teorizan esta diferencia como un contraste de valores –Europa
sigue siendo socialmente mas responsable con su estado de bienestar, mas humana
con su negativa a sostener una legislación punitiva como la pena capital, mas
tolerante y menos religiosa en sus costumbres, mas pacifica en sus relaciones
exteriores, que América el Norte.
¿Cómo evaluar a estas
pretensiones? Es claro que el modelo capitalista europeo ha sido, desde la
Segunda Guerra Mundial, mas regulador e intervencionista que el norteamericano,
y que ningún estado europeo, y aun menos la Unión Europea, goza de un poder
militar lejanamente comparable con el que esta a disposición de Washington. Pero
hoy en día el neo-liberalismo reina en todas las sociedades europeas con los
mismos lemas que en el resto del mundo –en términos de reducción de los gastos
del estado, disminución de los beneficios sociales, desregulación de los
mercados, privatización de las industrias y los servicios públicos. En este
sentido, las diferencias estructurales entre la Unión Europea y los EE.UU son
cada vez menores. Lo que aparece es una vaga noción que da cuenta de la
existencia de una distancia cultural entre dichas unidades políticas, aunque
obviamente, las sociedades europeas se encuentran cada año que pasa mas
subordinadas a los productos de Hollywood y de Sillicon Valley. Sin embargo,
esta distancia o reacción cultural a la que hacíamos referencia anteriormente
constituye una base muy débil en términos de una resistencia política duradera
frente a los EE.UU. Eso se ve muy claramente en el hecho de que la mayoría
abrumadora de los manifestantes contra la guerra de Iraq han apoyado
fervorosamente la guerra contra Yugoslavia, cuya justificación y modus operandi
eran mas o menos idénticas –la diferencia principal que se presenta es que
entonces el presidente era Clinton, un demócrata suntuoso y efusivo con el que
tantos europeos se identificaban, y no el republicano Bush, que les parece un
vaquero inaceptablemente hosco y rústico.
En
otras palabras, no hay oposición de principio contra el neo-imperialismo en
estos medios europeos; solamente hay una aversión «de etiqueta» contra su
mandatario actual. Por ello, no es casual que después de la conquista de Iraq,
el movimiento pacifista europeo se encuentre en una situación de reflujo,
aceptando el hecho consumado, y sin expresar algún tipo de manifestación
significativa de solidaridad con la resistencia nacional a la ocupación. A esto
se suma el hecho de que los gobiernos europeos que se han opuesto inicialmente a
la invasión de Iraq (tal como Alemania, Francia y Bélgica) se han rápidamente
acomodado a la conquista, buscando reparar tímidamente sus relaciones con
Washington.
Pasemos
ahora al Medio Oriente mismo. Aquí, el escenario es totalmente distinto, pues se
combate armas en mano contra la nueva hegemonía mundial. Tanto en Afganistán
como en Irak, a la conquista–relámpago norteamericana le siguió una resistencia
guerrillera tenaz en el espacio territorial, la cual sigue causando dificultades
serias para los EE.UU. Además, no hay la más mínima duda del apoyo masivo de la
opinión pública árabe de toda la región respecto a estas luchas de liberación
nacional contra los ocupantes y sus títeres. Seria sorprendente si el mundo
árabe no reaccionara de tal modo frente a las agresiones norteamericanas, dado
que estas se desarrollan en una zona ex-colonial que experimenta cada día, con
la bendición de Washington, la expansión del colonialismo israelí en los
territorios palestinos. Este trasfondo histórico separa desde el principio el
modo en que se lleva a cabo la oposición árabe y la oposición europea en
relación a la nueva hegemonía mundial, y para esto hay que tener en cuenta que
diversas potencias europeas fueron ellas mismas los colonizadores originales de
la región. Pero hay dos factores más que diferencian la resistencia árabe de la
europea.
Aquí
también entra en juego un contraste cultural con la super-potencia, el cual es
mucho mas profundo porque se sostiene en una religión milenaria, el Islam. El
islamismo contemporáneo, con toda la variedad de sus matices, es infinitamente
más impermeable a la penetración de la cultura e ideología norteamericana que la
vaga identidad bienestarista de la que se jactan los europeos. Como lo hemos
visto repetidamente, aquel es capaz de inspirar actos de contra-ataque de una
ferocidad sin par. Además, esta antigua fe religiosa se conjuga con un
sentimiento absolutamente moderno de nacionalismo moderno, rebelándose contra
las miserias y humillaciones de una zona regida durante décadas por regímenes
feudales o títeres corruptos y brutales. La combinación de lo cultural-religioso
y de lo nacional hace de la resistencia islamo-árabe contemporánea una fuerza
que no se agotara fácilmente. Pero al mismo tiempo, esta tiene sus límites. Le
falta lo social – es decir una visión creíble de una sociedad moderna
alternativa a lo que busca imponer en el Medio Oriente la potencia hegemónica.
La Sharia no es un ideal capaz de enfrentar los retos del neo-liberalismo.
Mientras tanto, siguen oprimiendo sus pueblos los diversos regímenes tiránicos y
atrasados de la región, todos – sin excepción alguna – prontos a colaborar con
los EE. UU. Como ha demostrado ad libitum la Liga árabe, y la experiencia del la
primera guerra del Golfo.
El
tercer foco de resistencia se halla aquí, en América Latina. Tres rasgos
decisivos distinguen esta zona de las anteriores. En primer lugar, en América
Latina se encuentra una combinación de factores mucho mas fuerte y prometedora
que en Europa o en Medio Oriente, pues aquí y solamente aquí, la resistencia al
neo-liberalismo y al neo-imperialismo conjuga no solamente lo cultural sino lo
social con lo nacional – es decir, comporta una visión emergente de otro tipo de
organización de la sociedad, y otro modelo de relaciones entre los estados. En
segundo lugar, América Latina -y esto es un hecho que a menudo se olvida- es la
única área del mundo con una historia continua de trastornos revolucionarios y
luchas políticas radicales desde un siglo. Ni en Asia, ni en Africa, ni en
Europa, encontramos equivalentes a la cadena de revueltas y revoluciones que han
marcado la especifica experiencia latinoamericana, la cual, de aquí a un siglo
atrás viene dando cuenta de nuevas explosiones que se suceden a derrotas. El
siglo XX ha empezado con la revolución Mexicana que tuvo lugar antes de la
Primera Guerra Mundial. Se trata de una revolución victoriosa pero que también
fue esterilizada en lo que hace a muchas de sus aspiraciones populares. Entre
las dos guerras, hay una serie de levantamientos heroicos y experimentos
políticos derrotados: el Sandinismo en Nicaragua, la revuelta aprista en Perú,
la insurrección en El Salvador, la revolución de 1933 en Cuba, la intentona en
Brasil, la breve república socialista y el frente popular en Chile.
Pero
con la Segunda Guerra Mundial comienza un nuevo ciclo, con el primer peronismo –
en su fase jacobina– en Argentina, el bogotazo en Colombia y la revolución
Boliviana de 52. Al final de la década estalla la revolución cubana. Sigue una
ola de luchas guerrilleras a través del continente, y la elección del gobierno
de Allende en Chile. Todas estas experiencias fueron aplastadas con el ciclo de
dictaduras militares que comenzaron en Brasil en el 64 y luego allanaron el
camino a Bolivia, Uruguay, Chile, Argentina en los años setenta de plomo. A
mediados de la década, la reacción parecía victoriosa casi en todas partes. De
nuevo, sin embargo, se encendió el fuego de la resistencia con el triunfo de la
revolución sandinista, la lucha de los guerrilleros salvadoreños, y la campana
masiva para elecciones directas en Brasil. También esta ola de insurgencia
popular fue desmontada o destruida impiadosamente. A mediados de los años
noventa, reinaba casi en todos los países latino-americanas versiones criollas
del neo-liberalismo norte-americano, instalados o apoyados por Washington – los
regímenes de Menem en Argentina, Fujimori en Perú, Cardoso en Brasil, Salinas en
México, Sánchez Losada en Bolivia, etcétera. Finalmente, con una democracia
estable restaurada, y políticas económicas excelentes, creía el Departamento del
Estado, América Latina se había convertido en una retaguardia segura y tranquila
del Impero global. Hoy en día, el paisaje político se ha cambiado de nuevo
radicalmente. El ciclo popular mas reciente, que comenzó con la revuelta
zapatista en Chiapas, ya ha visto la llegada al poder de Chávez en Venezuela,
las victorias de Lula y Kirchner en Brasil y Argentina, el derrumbe de Sánchez
Losada en Bolivia, y los estallidos sociales repetidos en Perú y Ecuador.
Tercer
rasgo distintivo del escenario latinoamericano: aquí, y solamente aquí,
encontramos coaliciones de gobiernos y de movimientos en una frente amplio de
resistencia a la nueva hegemonía mundial. En Europa, el movimiento pacifista y
alterglobalista ha sido mucho más extenso que la oposición diplomática de
algunos gobiernos a la guerra de Iraq. Esta asimetría entre la calle y el
palacio ha sido una de las características mas significativas de la situación
europea, donde la mayoría de los gobiernos –incluyendo no solamente Gran
Bretaña, sino España, Italia, Holanda, Portugal, Dinamarca y todos los nuevos
satélites de Washington en Europa del Este- no solamente apoyaron la agresión
contra Iraq, sino participan en la ocupación, mientras que la mayoría de sus
poblaciones se opusieron a la Guerra. En Medio Oriente, esta asimetría entre la
hostilidad casi unánime de la calle a la conquista de Iraq y la complicidad casi
unánime de los regímenes con el agresor es aun mas dramática, o en efecto,
total.
En
América Latina, en contraste, se ve una serie de gobiernos que en grados –y
campos– diversos tratan de resistir a la voluntad de la potencia hegemónica, y
un conjunto de movimientos sociales típicamente mas radicales que luchan para un
mundo diferente, sin inhibiciones diplomáticas o ideológicas; allí se encuentran
desde los Zapatistas en México y los Sem Terra en Brasil, a los cocaleros y
mineros de Bolivia, los piqueteros de Argentina, los huelguistas de Perú, el
bloque indígena en Ecuador, y tantos otros. Esta constelación dota el frente de
resistencia de un repertorio de tácticas y acciones, y de un potencial
estratégico, superior a cualquier otra parte del mundo. En Asia, por ejemplo,
pueden haber gobiernos mas firmes en su oposición a los mandos económicos y
ideológicos norteamericanos -la Malasia de Mahathir es un caso obvio- pero
faltan poderosos movimientos sociales; y donde existen tales movimientos, los
gobiernos típicamente se muestran mas o menos serviles, como en Corea del Sur,
cuyo Presidente ahora promete tropas para ayudar a la ocupación de Irak.
Entonces, es lógico que si miramos a las dos
iniciativas más impresionantes de resistencia internacional a la nueva hegemonía
mundial, ambas se originaron aquí en América Latina. La primera, por supuesto,
ha sido la emergencia del Foro Social Mundial, con sus raíz simbólica en Porto
Alegre; y la segunda, la creación del G-22, en Cancún. En ambos casos, lo
notable es un verdadero frente intercontinental de resistencia, que englobo de
manera muy diversa movimientos en un caso y gobiernos en el otro. Ahora bien,
tanto el Foro Social como el G-22 han concentrado sus esfuerzos de resistencia
en el sector neoliberal del frente enemigo, es decir, esencialmente en la agenda
económica de la potencia hegemónica y sus aliados en los países ricos. Aquí,
correctamente, los blancos centrales han sido el Fondo Monetario Internacional y
la Organización Mundial del Comercio. En esta batalla de ideas, la noción de
mercados libres –es decir, sistemas de intercambio de las mercancías, del
trabajo, y del capital puros y autónomos, sin interferencias políticas u otras–
ha sido cada vez mas claramente expuesta con una mitificación. Todos los
mercados, en todos los tiempos, son construidos y regulados políticamente: la
única cuestión pertinente es que tipo de política los moldean y determinan. El
neoliberalismo busca imponer su ‘Gran Transformación’ (para usar la
formula acunada por Karl Polanyi) para el advenimiento del liberalismo clásico
del laissez-faire en la época victoriana. Como su predecesor, este
proyecto –a escala mundial– comporta la imposición de reglas de comercio que
favorecen los intereses de los estados y corporaciones metropolitanos en
detrimento de los intereses de los países periféricos. El proteccionismo, se
vuelve un privilegio reservado al Norte, mientras que en el Sur es visto como
una infracción a las leyes fundamentales de toda economía sana. Comparada con
estas hipocresías, la noción medieval de un ‘precio justo’ podría
parecer un modelo de ilustración. El ataque que se llevo a cabo en Cancún contra
las arrogancias ideológicas y abusos prácticos de la potencia hegemónica y sus
aliados fue un acierto.
Sin embargo -y aquí las discrepancias entre
gobiernos y movimientos se destacan –resistir a las pretensiones hegemónicas en
el área del comercio, defender por ejemplo- el MERCOSUR contra el ALCA– no puede
conducir a resultados muy animadores, si al mismo tiempo se obedece dócilmente
al Fondo Monetario lnternacional y los ‘mercados financieros’ en
materias tan cruciales como la tasas de interés, el patrón fiscal, el sistema de
pensiones, el así llamado superávit primario, para no hablar de respuestas a la
exigencia popular de una redistribución igualitaria de tierras. Aquí el rol de
los movimientos sociales se vuelve decisivo. Solo su capacidad de movilizar a
las masas –campesinos, obreros, informales, empleados– y combatir, si necesario
sin treguas, gobiernos oscilantes u oportunistas, puede asegurar políticas
sociales mas igualitarias y justas. La democracia de la que se jactaban los
gobiernos neo-liberales de la último década siempre ha sido un asunto
restringido y elitista, con baja participación electoral, y alta interferencia
del poder del dinero. La democracia de que necesita una resistencia efectiva a
la nueva hegemonía mundial es algo distinto: requiere de un ejercicio del poder
desde abajo, cuyas formas embrionarias se van delineando en los presupuestos
populares de Porto Alegre, los comités de la insurgencia boliviana, la
auto-organización de los ranchitos venezolanos, las ocupaciones de los Sem
Terra.
Si bien
es cierto que hay muchos brotes prometedores de resistencia regional e
internacional contra el neo-liberalismo, también cabe preguntarse: ¿Cuál es la
situación respecto al frente de combate contra el neo-imperialismo?. Aquí el
escenario sigue siendo más sombrío. Los primeros Foros Sociales han evitado
cuidadosamente el tópico -aparentemente demasiado candente- del nuevo belicismo
norteamericano. En Europa, hubo no poca gente que engullendo la idea de un
humanismo militar en defensa de los derechos humanos apoyaron el bombardeo de
Belgrado. Entre los gobiernos, naturalmente, se ve aun menos apetito para
enfrentar la potencia hegemónica en su terreno más fuerte, el campo militar. La
reacción de los varios gobiernos latinoamericanos a la invasión de Iraq se
podría resumir en el repudio inmediato del cual fue objeto el desgraciado
embajador chileno en las Naciones Unidas por parte del Presidente
socialdemócrata Lagos, cuando en un momento distraído de una charla informal
condeno la agresión anglo-americana, y por ello recibió una telegrama furioso
por parte de la Moneda en donde se le ordenaba rectificar su lapsus. Chile no
condenó la agresión, la ‘lamentó’. Los otros gobiernos latinoamericanos
no han demostrado mayor coraje: las únicas dos excepciones fueron Cuba y
Venezuela.
Ahora
bien, este frente de resistencia a la nueva hegemonía mundial exige una crítica
consistente de sus conceptos-claves. Aquí la batalla de ideas para la
construcción de una alternativa tiene que concentrar sus miras en dos puntos
decisivos: los derechos humanos y las Naciones Unidas, que se han vuelto hoy en
día instrumentos de las estrategia global de la potencia hegemónica. Tomemos
primero los derechos humanos. Históricamente, la declaración que la introdujo al
mundo, de 1789, ha sido uno de las grandes proezas políticas de la revolución
francesa. Pero, como era de esperar, a esta noción –fruto de la ideología de una
gran revolución burguesa– le faltaba una base filosófica que la sostenga. El
derecho no es un fenómeno antropológico: es un concepto jurídico, que no tiene
significado fuera de un marco legal que instituye tal o cual derecho en un
código de leyes. No puede haber derechos humanos en abstracto, es decir,
trascendente respecto a cualquier estado concreto, sin la existencia de un
código de leyes. Hablar de derechos humanos como si estos pudiesen pre-existir
mas allá de las leyes que les darían vida -como es común- es una mitificación.
Fue por eso que el pensador utilitarista clásico, Jeremy Bentham, las denominó
“tonterías en zancos” y Marx, cuya opinión de Bentham no era muy alta,
en este punto le dio toda la razón, sin dudar en citarlo a tal propósito.
El
hecho obvio es que no puede haber derechos humanos como si fuesen datos de una
antropología universal, no solamente por que su idea es un fenómeno
relativamente reciente, sino también por que no hay ningún consenso universal en
la lista de tales derechos. De acuerdo con la ideología dominante, la propiedad
privada –inclusive, naturalmente la que concierne los medios de producción- es
considerada un derecho humano fundamental – proclamado como tal, por ejemplo, en
la guerra contra Yugoslavia, cuando el ultimátum norte-americano a Rambouillet
que deflagró el ataque del OTAN exigió no solamente libertad y seguridad para la
población de Kosovo, el libre movimiento de las tropas de la OTAN a través del
territorio yugoslavo, sino también tranquilamente estipulo -cito– que
‘Kosovo tiene que ser una economía del mercado’. Incluso, dentro de los
parámetros de la ideología dominante en los EE.UU, se contrapone diariamente el
derecho a decidir con el derecho a vivir respecto al tema del aborto. No hay
ningún criterio racional para discriminar entre tales construcciones, pues los
derechos son constitutivamente maleables y arbitrarios como toda noción
política: cualquiera puede inventar uno a su propio antojo. Lo que normalmente
representan son intereses y es el poder relativo de estos intereses lo que
determina cual de las diversas construcciones rivales predomina. El derecho al
empleo, por ejemplo, no tiene ningún estatuto en las doctrinas constitucionales
de los países del Norte; el derecho a la herencia, sí.
Entender esto no implica ninguna postura
nihilista. Si bien los derechos humanos (pero no los derechos legales) son una
confusión filosófica, existen necesidades humanas que en efecto prescinden de
cualquier marco jurídico, y corresponden en parte a fenómenos antropológicos
universales -tales como la necesidad de alimentación, de abrigo, de protección
contra la tortura o el maltrato– y en parte corresponden a exigencias que son,
hegelianamente, productos del desarrollo histórico, tales como las libertades de
expresión, diversión, organización, y otras. En este sentido, en vez de
derechos, es siempre preferible hablar de necesidades: una noción más
materialista, y menos equivoca.
Pasemos
ahora a nuestro humanismo militar, escudo ilustrado de los derechos humanos en
la nueva hegemonía mundial. He observado que el Foro Social y más generalmente
los movimientos alterglobalistas han prestado poca atención al neoimperialismo,
prefiriendo concentrar su fuego en el neoliberalismo. Sin embargo, hay un lema
internacional movilizador muy sencillo que podrían adoptar. Este consiste en
exigir el cierre de todas –repito todas– las bases militares extranjeras en todo
el mundo. Actualmente, los EE.UU mantienen tales bases en más de cien -repito:
cien– países a través del planeta. Debemos exigir que cada una de estas bases
sea cerrada y evacuada, desde la más antigua e infame de todas, aquí en
Guantánamo, hasta las más nuevas, en Kabul, Bishkek y Baghdad. Lo mismo para las
bases británicas, franceses, rusas y otras. ¿Qué justificación tiene estos
tumores innumerables en el flanco de la soberanía nacional, si no es simplemente
la raison d’etre del Impero y sus aliados?.
Las
bases militares norteamericanas constituyen la infraestructura estratégica
fundamental de la potencia hegemónica. Las Naciones Unidas, ellas, proveen una
superestructura imprescindible de sus nuevas formas de dominación. Desde la
primera Guerra del Golfo en adelante, la ONU ha funcionado como un instrumento
dócil de sus sucesivas agresiones, manteniendo durante una década el bloqueo
criminal de Iraq, que ha causado entre 300 y 500 mil muertos, la mayoría niños,
consagrando el ataque de la OTAN contra Yugoslavia, donde propicio y sigue
propiciando servicios pos-ventas a los agresores en Kosovo, y ahora colaborando
con los ocupantes de Irak para edificar un gobierno de marionetas
norteamericanas en Bagdad, y coleccionando fondos de otros países para financiar
los costos de la conquista del país. Desde el desaparición de la Unión
Soviética, el mando de Washington sobre la ONU se volvió casi ilimitado. La Casa
Blanca escogió directamente, sin ningún pudor, el actual Secretario-General como
su mayordomo administrativo en Manhattan, descartando su predecesor como
insuficientemente servil a los Estados Unidos. El FBI abiertamente escucha a
escondidas a todas las delegaciones extranjeras en la Asamblea General. La CIA
penetró -sin siquiera desmentir sus actividades- como es de conocimiento
público, el cuerpo de los así llamados inspectores en Iraq, de pie a cabeza. No
hay medida de soborno o chantaje que no utilice diariamente el Departamento de
Estado para doblegar a los representantes de las naciones a su voluntad. Hay
ocasiones, aunque cada vez mas raras, cuando la ONU no aprueba explícitamente
los proyectos y decisiones de los EE.UU en los que Washington toma la iniciativa
unilateralmente, y entonces la ONU lo autoriza post-facto, como un hecho
consumado. Lo que jamás acontece ahora es que la ONU rechaza o condena una
acción estadounidense.
La raíz
de esta situación es muy simple. La ONU fue construida en los tiempos de
Roosevelt y Truman como una maquina de dominación de las grandes potencias sobre
los demás países del mundo, con una fachada de igualdad y democracia en la
Asamblea General, y una concentración férrea del poder en manos de los cinco
miembros permanentes del Consejo de Seguridad, arbitrariamente escogido entre
los vítores de una Guerra que no tiene ninguna relevancia hoy. Esta estructura
profundamente oligárquica se presta a cualquier tipo de mando y manipulación
diplomáticos. Es esto lo que ha conducido a la organización -que en principio
debería ser un baluarte de la soberanía nacional de los países pobres del mundo-
a su prostitución actual, convertida en una mera mascara para la demolición de
esta soberanía en nombre de los derechos humanos, transformados a su vez
–naturalmente- en el derecho de la potencia hegemónica de bloquear, bombardear,
invadir y ocupar países menores, según le venga en gana.
¿Que
remedio es concebible a esta situación?. Todos los proyectos de reforma de
Consejo de Seguridad se han hundido a partir del rechazo de los monopolistas del
veto a renunciar a sus privilegios, que ellos tienen además el poder de
proteger. Todos los reclamos de la Asamblea General para una democratización de
la organización han sido, y serán, en vano. La única solución plausible a este
impasse parecería ser el retiro de la organización de uno o varios países
grandes del Tercer Mundo, que podrían deslegitimarla hasta que el Consejo de
Seguridad sea forzado a aceptar su ampliación y una redistribución de poderes
reales dentro de la Asamblea General. De la misma manera, además, la única
esperanza de desarme nuclear serio es el retiro de uno o varios países del
Tercer Mundo del infame Tratado de No-Proliferación Nuclear – que debiera ser
llamado el Tratado para la preservación del oligopolio nuclear– para forzar a
los verdaderos detectores arrogantes de los armamentos de destrucción masiva a
renunciar a sus privilegios. Samir Amin ha hablado aquí de necesidad de
restaurar cualquier resistencia seria a la nueva hegemonía mundial. Estoy de
acuerdo. Añadiré que los principios de tal igualdad tienen que ser no solamente
económicos y sociales dentro las naciones, sino también políticos y militares
entre las naciones.
Estamos lejos de esto hoy. Tan
lejos como puede verse en la última resolución del Consejo de Seguridad, votada
en este mismo mes de octubre. En esta, el órgano supremo de las Naciones Unidas
ha solemnemente dado su bienvenida al consejo títere de las fuerzas de ocupación
de Irak designándolo como la encarnación de la soberanía Iraquí, condenado los
actos de resistencia a la ocupación, llamado a todos los países a ayudar en la
reconstrucción de Iraq bajo los designios de esas mismas fuerzas títeres, y
nombrado a los Estados Unidos como el mandatario reconocido de una fuerza
multinacional de ocupación del país. Esta resolución, que no es otra cosa que el
acto de bendición de la ONU a la conquista de Irak, fue aprobada unánimemente.
La firmaron: Francia, Rusia, China, Alemania, España, Bulgaria, México, Chile,
Guinea, Camerún, Angola, Siria, Pakistán, Reino Unido y Estados Unidos. La
Francia supuestamente gaullista, la China supuestamente popular, Alemania y
Chile supuestamente social-demócratas, Siria supuestamente baasista, Angola
rescatada una vez por Cuba de su propia invasión, para no hablar de los demás
clientes mas familiares de los EE.UU –todos cómplices de la recolonización de
Iraq. Esta es la nueva hegemonía mundial. Combatámosla.
*Perry Anderson es editor de la New Left
Review y Profesor Titular de Historia
Social Europea de la Universidad de California, Los Angeles. Conferencia
impartida en la III Conferencia Científica del Consejo Latinoamericano de
Ciencias Sociales- CLACSO- La Habana, Cuba, 30 de octubre de 2003. Cuba
Sugerencias
Sigue mejorandose el
sitio Biografías de Mujeres Andaluzas. Así
describen su objetivo: "Estamos realizando una tarea de largo plazo.
Recopilar pequeñas biografías de mujeres andaluzas famosas o con mérito pero sin
fama. No solo de mujeres individuales, también de colectivos. Algunas no son
andaluzas de nacimiento, pero aquí desarrollaron parte de su vivir. Otras quizás
solo son leyenda y algunas solo fueron andaluzas en el mito.". Y al tiempo
ofrecen abundantes recursos y enlaces a tematica feminista.
Llamamos vuestra
atención hacia dos sitios de debate de la izquierda. En México, la revista Memoria, que ofrece en la
Red abundantes articulos de reflexión sobre la situación mexicana y los desafios
mundiales para la izquierda. En Argentina,
la revista Herramienta, entre otros interesantes
materiales, acoge especificamente un espacio de debate acerca del polémico libro
de John Holloway, Cambiar el mundo sin tomar el poder,
El significado de la revolución hoy. Resucitando
reordenadas algunas discusiones sobre la identidad y los objetivos de la
izquierda, que ya tuvieron sus manifestaciones precursoras y sus efectos por
aqui hace algun tiempo, las reflexiones de Holloway -esencialmente a
partir de su lectura del discurso y la experiencia zapatista- han reverdecido la
cuestión. El panel de participantes es plural y cabe decir impresionante y
muchas contribuciones, sugerentes. Y siempre es mejor acudir a las fuentes que a
sus ecos...
Un juzgado de Barcelona
ha condenado a un año y tres meses de prisión y a una multa 2.160 euros a
Mohamed Kamal Mustafá, iman de una mezquita de Fuengirola, por un delito de
provocación a la violencia por razón de sexo. La sentencia se ha centrado en un
capítulo de su libro "La mujer en el Islam", en el que
aconsejaba cómo pegar a las mujeres sin dejar huella. El veredicto señala que
"nadie puede escudarse en textos sagrados para justificar lo que se califica
como 'sus opiniones personales' y que en ningún caso pueden ser achacadas al
Islam". Con ello, queda zanjada legalmente la polémica que ha sacudido
especialmente a las comunidades de musulmanes andaluces. El asunto ha
merecido seguimiento y tratamiento en los sitios musulmanes en la Red. En WebIslam puede encontrarse el
texto completo de la sentencia, diversos comunicados y varias opiniones y
analisis. Otros artículos aparecen en Musulmanes Andaluces; Yama'a
Islámica de Al-Andalus (Liga Morisca) o Islam-Shia. Aún para quienes,
como Andalucía Libre, participamos de una
concepción no sólo laica sino radicalmente laicista, conocer de primera
fuente las reflexiones que el caso ha producido, su pluralidad y argumentario,
es de extremo interes. No sólo por saber de las ideas de algunos de nuestros
compatriotas andaluces sino porque, a su traves, podemos conectarnos con un
espacio ideológico y simbólico que nos cae histórica y sobre todo
geográficamente muy cerca.
--oOo--
Solidaridad con Palestina
Música de fondo: No se porque te
quiero, Ana Belen
(canta)
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