nş 266
En este correo:
*Andalucía. Ponencia del Estatuto busca acuerdo sobre
calendario y metodo de trabajo.
*Andalucía, a la hora de la
Reforma Estatutaria, Andalucía Libre
*Enlaces:
Documentación y Análisis -
Documentos de Referencia.
*Sugerencias: El
Rock andaluz
*Andalucía Libre
es Andalucía
Laica
*Directorio de
Andalucía en Internet
--oOo--
Andalucía
Se ubican zonas de acuerdos y
desacuerdos
Ponencia
del Estatuto busca acuerdo sobre calendario y método de
trabajo
ANDALUCIA24HORAS, 19/07/2005
La ponencia parlamentaria para la reforma del Estatuto de
Autonomía celebra una nueva reunión, en la que está previsto abordar la
redacción de las "propuestas coincidentes" de todos los grupos incluidas en el
Informe que recibió el visto bueno de la Comisión de Desarrollo
Estatutario el pasado 23 de junio, informaron fuentes parlamentarias. La
ponencia tiene previsto reunirse en sus dos últimas sesiones del mes de
julio, en las que los grupos pretenden dejar cerrados tanto el calendario como
el método de trabajo que se seguirá a partir del mes de septiembre, cuando se
abordarán los aspectos más espinosos de la reforma, como el capítulo de
competencias. Así, se deberán arbitrar
fórmulas para que se permitan recoger las diferencias puntuales que plantee una
formación política y abandonar el método del consenso para iniciar el
procedimiento de votación por mayoría sin que ello suponga quebrar cuestionar su
apoyo al conjunto de la reforma ni afecte al "buen clima" en que hasta ahora se
están desarrollando los trabajos. En su última reunión, celebrada la semana
pasada, los grupos conocieron una nota informativa elaborada por los Servicios
Jurídicos del Parlamento que distingue tres niveles de acuerdo
en el informe de la ponencia: una zona de
"certeza", que incluye las materias en las que coinciden todos los
grupos y que no precisan "aclaraciones jurídicas ni políticas" para su
redacción; una zona "intermedia" o de
incertidumbre, sobre la que se necesitan "precisiones políticas y
jurídicas" previas a su plasmación en un texto; y una zona de
"certeza negativa", en la que no existe acuerdo alguno entre los
grupos.
El acuerdo alcanzado fue encargar a los Servicios Jurídicos que
inicien la redacción de un texto articulado sobre la denominada
"zona de certeza", que incluye los apartados relativos
a Organización Institucional de la Comunidad; Consejo Consultivo; Cámara de
Cuentas; Consejo Consultivo; Medios de Comunicación; Medio Ambiente; Título
Preliminar; y la mayor parte del título de Economía, Empleo y Hacienda. Todos
los grupos coincidieron en que las coincidencias en esta fase preliminar de
redacción tienen "carácter tentativo y provisional" y no suponen acuerdos
"definitivos". La intención de PSOE es que las dos últimas reuniones de la
ponencia en este mes de julio permitan dejar ultimada la denominada "zona de
certeza" y empezar a avanzar en capítulos de la "zona intermedia" como el Título
de Derechos Sociales y Políticas Públicas, donde las principales discrepancias
se centran en el alcance de la garantía de los derechos. Sin embargo, el PP ya
expresó el pasado martes sus "dudas" sobre este objetivo y consideró "muy
difícil" avanzar más allá de la "zona de certeza" durante el mes de julio.
La "zona intermedia", pendiente de
"precisiones jurídicas y políticas" por parte de los grupos, incluye los títulos
relativos a Derechos Sociales y Políticas Públicas; Relaciones Externas;
Organización Territorial; Administración de Justicia; y Financiación de la
Comunidad Autónoma, mientras que la llamada zona de "certeza
negativa", que afecta a apartados concretos de
todos los títulos, se refiere a aspectos como la denominación de Andalucía, la
"deuda histórica" recogida en la Disposición Adicional Segunda o el propio
procedimiento de reforma estatutaria.
Además del informe sobre el grado
de coincidencia de los grupos en los documentos elaborados hasta ahora, los
Servicios Jurídicos de la Cámara también entregaron un primer "índice
provisional" del futuro Estatuto -con diez títulos, algunos de nueva creación
relativos a Derechos Sociales y Políticas Públicas; Organización Territorial;
Medios de Comunicación; Medio Ambiente; Relaciones Externas; y Financiación de
la Comunidad Autónoma-, que contó con la oposición del PP, que criticó que "se
anteponga el interés por cerrar un índice al desarrollo de los trabajos". Las
principales discrepancias en este apartado se centraron en los títulos de
Relaciones Externas, que el PP prefiere denominar Relaciones de la Comunidad
Autónoma, y sobre la Financiación de la Comunidad Autónoma, que los populares
rechazan como título específico y que los socialistas prefieren limitar a la
inclusión de "principios generales" del modelo. Tampoco existe coincidencia
sobre el apartado donde debe figurar el Defensor del Pueblo Andaluz en el nuevo
Estatuto, si en el Título de Derechos Sociales o en la Organización
Institucional de la Comunidad Autónoma.
Tras la
reunión
La última reunión de la Ponencia para la
reforma del Estatuto de Autonomía ha determinado que será el día 6 de septiembre
la fecha en la que se retomen las reuniones de los grupos parlamentarios, para
continuar con los trabajos de reforma estatutaria, después del periodo
vacacional. Según ha afirmado el portavoz del PSOE, Manuel Gracia, en esta
última reunión se ha decidido trasladar todos los asuntos, que según los
Servicios Jurídicos del Parlamento, se encontraban en la llamada
zona de incertidumbre a la zona de
certeza, que comprende las materias en las que hay coincidencias
entre los grupos y que no requieren de puntualizaciones. La denominada
zona de certeza negativa, que engloba las materias
en las que aún no existe acuerdo, recoge aspectos tales como la Disposición
Adicional II, las competencias y la Reforma del Estatuto. De esta manera, los
Letrados del Parlamento ya están trabajando en la redacción de un borrador de
texto articulado que será la base para continuar con los trabajos en el mes de
septiembre. A partir de ese momento, los grupos parlamentarios podrán presentar
sus observaciones al texto articulado, así como las propuestas que consideren
oportunas y que no estén recogidas en él.
El
Remate
Miserias de
Andalucía
Andalucía, a la hora de la Reforma Estatutaria
Andalucía
Libre
La discusión sobre la
Reforma Estatutaria andaluza es la envoltura político-jurídica de otra
cuestión más sustancial y permanente: el debate sobre la situación y
naturaleza de Andalucía y del pueblo andaluz, la delimitación de sus
necesidades y objetivos y la determinación de los medios efectivos a exigir
y conquistar para resolver unas y alcanzar los otros. Conlleva ineluctablemente
una reflexión y definición conexas en cuanto a los principios a
defender y la estrategia a construir sobre cómo afrontar desde una
posición de izquierda andaluza consecuente nuestra doliente
relación con España y sobre las formulas para solucionarla
radicalmente. La colección de ANDALUCÍA LIBRE está repleta
de tratamientos y pronunciamientos al respecto (ver enlaces) desde diversos
tonos y enfoques; aportando sucesivos análisis de coyuntura y
sectoriales aún a riesgo de repetición y proponiendo alternativas. De hecho
-y como habrán advertido quienes nos hayan seguido con regularidad-
nuestros textos en todo este tiempo dedicados a otras situaciones
nacionales -singularmente, las de Euskadi y Cataluña- también han sido
elaborados siempre desde una perspectiva nacional andaluza, con la
intención prioritaria de acompañar, complementar y desarrollar al calor de
la actualidad en las tareas expuestas los explícitamente dedicados a
nuestra Patria.
Así, no sólo hemos seguido con
detalle aquí la generación y plasmación de las propuestas de reforma
estatutaria o los discursos políticos de las diferentes formaciones políticas de
Andalucía; también hemos acumulado artículos en la medida de nuestras
fuerzas sobre la situación socioeconómica andaluza, nuestra relación económica y
fiscal con España o la inserción andaluza en la Unión Europea, entre otros
temas, intentando en todos ellos plantear en conjunto una postura andaluza
propia, global y coherente como contribución a la reflexión y ubicación
políticas de nuestra izquierda.
En esta hora, en la que el
debate estatutario andaluz se encuentra en una fase procesal importante, a las
vísperas de entrar en el terreno de las definiciones, procede realizar un repaso
sincero y aun desabrido del contexto nacional en que se
desarrolla y de algunos elementos destacados del exterior que lo
condicionan.
Carencias subjetivas en un momento
clave
Dos elementos de preocupación
desde un punto de vista de izquierda andaluza se superponen hoy en este momento
político.
Grave es la atonía y
desinterés popular en que está desarrollando sus trabajos la ponencia
estatutaria. Un fenómeno achacable tanto al pasado nacional acumulado -con
su carga adjunta de fatalismo, clientelismo y atomización social-
como al método procedimental narcotizante asumido hasta ahora al unísono
por las cuatro fuerzas parlamentarias (PSOE, PP, PCE-IU, PA) y
sobre todo y especialmente a sus notorias y sustantivas coincidencias de fondo
en discursos y propuestas. La imagen general resultante es la de un
inmenso paripé que resulta lejano y desafortunadamente
indiferente al común de los andaluces. En resumen, un debate crucial sobre
el presente y el futuro del pueblo andaluz (sobre sus condiciones de vida y
trabajo y sobre sus expectativas de dignidad y normalización nacional), que le
afectará decisivamente a la hora de vivir y de luchar en el futuro, está pasando
con levedad, sin que la mayoría social sea consciente de que -tal y como ocurrió
con la Transición, el 28-f o el Pacto de la Moncloa- sus efectos serán
perceptibles para bien o seguramente para mal, durante un largo
trecho.
Aun más grave, si cabe -visto
el cuadro desde una opción de izquierda, es decir, independentista- es la
extrema debilidad de las voces que contrapongan al nuevo enjuague estatutario en
curso una real y coherente alternativa de izquierda y
nacional, suministrando a nuestra clase obrera y a nuestro pueblo con
credibilidad y rigor materiales para entender lo que se está jugando y líneas de
actuación políticas para acumular fuerzas y sustentar así su
resistencia prolongada hasta poder pasar a la contraofensiva.
A este respecto conviene
recordar que repetidas encuestas sociológicas de adscripción
nacional -traducidas aquí de porcentajes a números absolutos para hacer más
perceptible su entidad y sobre todo su potencialidad política- nos confirman la
existencia en Andalucía incluso hoy -tras 25 años de retroceso nacional y
renovado adoctrinamiento oficial español bajo el amparo
autonomista- de unos mínimos de entre 150.000 a
575.000 andaluces -según las fuentes que
se tomen como referencia- que sólo se sienten nacionalmente andaluces y
que no se sienten españoles. Andaluces -que, además, se ubican
social e ideológicamente en la izquierda- que han llegado a esta conciencia
habitualmente por si mismos y que la mantienen tozudamente pese a la
apabullante presión españolista y pese a la ausencia de referentes
políticos visibles que asuman esta coherente y nítida definición y a
la falta absoluta de todo tipo de apoyos mediáticos o institucionales. Andaluces
que conectan e interactúan con otros entre 900.000 y
970.000 más, en los que la conciencia nacional resiste frente a
la alienación nacional: son los que se consideran más andaluces que
españoles. Sumadas ambas franjas sociológicas, estamos
hablando de la respetable cifra de entre un millón y millón y
medio de andaluces sobre una población residente en Andalucía de
7.867.000. Nuestra realidad socio-económica nacional suma a este
dato otros abundantes y plurales motivos de insatisfacción social que
habitualmente no tienen cauce y forma de expresión. Que esta
prometedora base sociológica nacional persista socialmente desestructurada
y políticamente huérfana sin capacidad de visualizarse y de condicionar el
futuro nacional, depende, entre otros, de tres factores
políticos subjetivos simultáneos -que tratamos en orden y con extensión que no
implican necesariamente jerarquía ni preeminencia- que coadyuvan a esta
desfavorable situación:
1ş. Las
carencias políticas, ideológicas y organizativas de las pequeñas
organizaciones de izquierda independentista y/o
nacionalistas existentes, atentas preferentemente a si mismas y a
preservar su rutina y cohesión internas heredadas. Sin pretensión
exhaustiva y sólo como apunte sintomático de su debilidad política, cabe citar
que, afectadas paradójicamente de un persistente complejo de inferioridad
nacional, aún hoy algunas dilapidan esfuerzos en amparar empeños esotéricos
cómo determinar cómo hay que escribir en una inventada ad hoc "lengua
andaluza"(2) y en
difundirla (caso de Nación
Andaluza, izquierda independentista; o Asamblea Nacional de
Andalucía, soberanista)(3), convirtiendo este entretenimiento
en seña de identidad para asombro y cachondeo ajeno y
consecuente perdida de autoridad política. O bien -en otro ejemplo de mimetismo
en este caso esencialista- siguen encapsuladas reivindicando como
referente al modo foral a las Capitulaciones de Santa Fe de
1492 bajo la bandera de la media luna (caso de Liberación Andaluza,
independentista), confundiendo pertinazmente sus andalusíes
imaginados y su Al Andalus añorado y perdido con los
andaluces y la Andalucía realmente existentes; que son los que hay que organizar
y motivar para su independencia nacional y emancipación social. Sus
deficiencias crónicas explican que en sus sucesivas comparecencias
electorales los sufragios recibidos, aún en su muy modesta cantidad,
hayan de adjudicarse más a un apoyo genérico de los votantes a la
independencia y soberanía nacional, asociados a su imagen y denominación, que a
una identificación política específica y sólida.
Así pues, aún
agrupando en su conjunto militantes individualmente capaces y entregados,
sus déficits políticos colectivos respectivos -en cada caso, con sus
particularidades- merman sustancialmente su capacidad de atracción, audiencia,
influencia y polarización políticas y subsidiariamente su estabilidad
reduciéndolas al estancamiento y así ocurrirá hasta que no sean saldados y
resueltos.
2ş. El
descrédito ético y político de una CUT-BAI que se presenta a si misma sin
recato como "nacionalista de izquierda" y sin embargo se haya
apoltronada desde tiempo inmemorial en la muy españolista y
reformista IU como adorno izquierdista intrascendente al
servicio del PCE (incluso cuando han ocupado escaños parlamentarios, ahora
perdidos) y por tanto en la incoherencia entre palabras y hechos; gastando
abundante saliva en insinuaciones y sobreentendidos pero retrocediendo siempre a
la hora de convertirlas en actos. Una CUT inoperante por seguidismo a un
gastado discurso despechugado que lleva 25 años repitiéndose -con
algún añadido a modo de retales, tomado de aquí o de allá- en un ejercicio
persistente de sordera e indiferencia políticas ante todo lo que no
sean expresiones de adhesión inquebrantable. Una organización que se
resiente de probada incapacidad hasta la fecha para renovar su imagen,
ejercer la reflexión colectiva, actualizar análisis, trascender su tradición y
sus limites, superar intereses egoístas de corto alcance o tener
alguna iniciativa política nacional que vaya de hecho más allá de
firmar algún papel, juntar algunas siglas tras una pancarta o
participar en las recurrentes conspiraciones internas de IU. No hay mejor
ejemplo de sus carencias que no pueda siquiera evitar que se le cuelen de
rondón -quizá por quienes tienen en su seno dobles o triples lealtades
políticas orgánicas- consignas españolistas como la demanda de la "III
Republica Confederal Española" (sic) o que no tengan escrúpulo en hacer
manifiesta ostentación simbólica de incoherencia política utilizando la bandera
española tricolor en despachos y marchas.
Con esta situación y esta fama,
mientras siga congelada en este limbo autoconstruido y bajo el patronazgo de
IU, lo que allí resta de valido en lo concreto tras filtrar sus muy
diversas experiencias municipales o su influencia y combatividad sindical -al
margen del estancamiento de su análisis y la necesidad de actualizar su discurso
y practica- y el grupo de militantes y simpatizantes que lo
encarnan, no pueden aportar lo que deberían a la construcción
de un proyecto de izquierda andaluza de alcance y ambición nacional,
políticamente coherente y articulado.
3ş. El
tremendo coste para Andalucía y su clase obrera del sucursalismo político,
ideológico y orgánico español de las restantes fuerzas de izquierda actuantes en
Andalucía, especialmente de lo que se conoce como "extrema izquierda";
sean estas de matriz postestalinista, de algunos de los diversos
trotsquismos existentes o mixta; tanto por sus efectos en si
mismos como por sus profundas influencias negativas por acción y
omisión en los dos factores políticos anteriormente
citados.
Resulta aleccionador
sobre la esterilidad del sucursalismo español de esta izquierda y
sobre su pobreza y regresión políticas -incluso en relación a anteriores
experiencias históricas emanadas en Andalucía de este campo- que el debate
estatutario andaluz no haya merecido por su parte hasta ahora la menor
atención o reflexión que merezca tal nombre ni hayan producido nada de valor
sobre la cuestión nacional andaluza, sea por desinterés o por incapacidad; tal y
como es fácil comprobar visitando los sitios de aquellas organizaciones que
tienen alguna implantación, por minúscula que sea, en nuestra Nación como
Corriente Roja, El Militante, En Lucha, Espacio Alternativo, Nuevo
Claridad, PCPE o PRT-IR. El asunto no
es obviamente literario sino político, porque otras temáticas o
realidades sí que provocan de su parte tratamientos regulares, al margen de lo
afortunados o no que sean sus resultados. El caso denota prioridades y
percepciones y evidencia las consecuencias finales bien de aceptar
como algo natural el depender de jefes españoles (como si eso tuviera algo que
ver con formar parte de una Internacional o ser internacionalista), bien de
pensar de hecho como españoles y no como revolucionarios andaluces;
confundiendo internacionalismo con nihilismo nacional, estatalismo o
cosmopolitismo. Aun peor es el balance cuando se hace el ejercicio de repasar lo
que estas organizaciones han escrito -cuando lo han hecho- sobre los
procesos políticos vasco o catalán y analizarlo desde una perspectiva de
izquierda andaluza y de los intereses nacionales de Andalucía. Y si a esto
se le añade la huipocresía o el cinismo con el que pretender conciliar sus
discursos con su realidad cuando se da el caso de que a lo dicho se suma
además una pertenencia subsidiaria a IU, el panorama adquiere ya entonces
perfiles éticos y políticos desoladores que rayan lo
patético.
El fruto de todo ello es
una izquierda impotente, mínima; que de tan dependentista resulta de una
agenda, un discurso y una formación políticas casi alienígenas y actúa como
si estuviera establemente recién trasplantada; que vive y se pelea en un gueto
compartido, capta y quema jóvenes en un ciclo sin fin, sin salir nunca de la
extrema marginalidad y que resulta absolutamente incapaz de generar
pensamiento subversivo para actuar políticamente en su realidad nacional,
sintetizando enseñanzas e integrando experiencias. Una izquierda que
habla de Revolución a troche y moche y que pretende formar
militantes para dirigirla, según dicen, pero luego los educa en no ir
ni a mear sin permiso y acuerdo del Centro respectivo -se ubique este
en Madrid, Bilbao o Londres- y además a ritmo parejo. Una
izquierda sectaria, que bien niega a Andalucía como Nación entre
mantras recitados a lo Hare Krishna, que presenta como
citas de Lenin o Trotsky -transmutados de su mano de militantes en
oráculos- o recurre incluso sin asomo de vergüenza histórica a la vieja
definición escolástica de Stalin (con una desfachatez que a menudo nace de una
ignorancia usualmente proporcional al ego de alguno de los pequeños santones
locales a cargo de las respectivas sucursales) o bien espera, según su
costumbre, a que los independentistas andaluces tengamos 10.000
militantes organizados para entonces hacernos entrismo
o pedirnos el voto tras la previa e inevitable sesuda
critica pero que, hasta entonces, no nos reconoce como Nación o en
todo caso no nación como, por ejemplo, Euskadi o Cataluña que sí
son a sus ojos naciones de verdad (aunque también las quieran en
España).
Una izquierda esclerótica que
sigue pensando lo nacional o el independentismo como cosa de
burgueses o pequeños-burgueses o incluso xenófobos, con
los que en todo caso cabe transigir montando un micro-Frente Popular,
pero no infectarse asumiendo su ideología antiproletaria; aunque luego
resulte que no haya susodichos burgueses, ni grandes
ni pequeños, en carne y hueso y que quienes reclaman la
independencia sean socialmente trabajadores o parados y de izquierda. Una
izquierda de pensamiento débil que haciendo apología de la alienación
españolista se pretende y se cree vanguardia y ejerce de
hecho como retaguardia; que pontifica con
desenvoltura sin atender al balance histórico o a la experiencia
revolucionaria comparada, sin aprender nada de cómo se han construido las
vanguardias.
Una izquierda que de hecho
defiende a España, sin prestar atención alguna a la realidad andaluza en su
globalidad y en su devenir histórico o entender nada incluso de la dinámica
de las relaciones existentes entre las diversas naciones del Estado español
que hace obligado asumir desde la izquierda andaluza el objetivo de
la destrucción de España, incluso para poder reconstruir nuevas
relaciones de fraternidad, desde la independencia
nacional respectiva. Una izquierda que no se
enfrenta honestamente a la realidad nacional de Andalucía, asumiéndola y
entendiéndola como su espacio de actuación subversiva, lo que implica trabajar
por un proyecto nacional alternativo de contenidos socialistas y
construirse como organización andaluza independiente; que se limita a
camuflar su españolismo y su dependentismo recalcitrantes bajo el recurso
oportunista al ondeo de verdiblancas o el añadido de
adjetivaciones andaluzas a su denominación de origen, para terminar siempre
buscando alguna manera de justificar el ámbito estatal de la respectiva
organización -llámese de la manera que sea y aunque admita excepcionalidades
formales para sus vascos y/o catalanes- donde arroparse bajo la paternal
protección de sus jefes y la falsa seguridad de la dependencia. Una
izquierda que, tras el tramite doctrinal rutinario de citar la
autodeterminación, normalmente asociada restrictivamente a un
hipotético y formulario referéndum, concluye siempre con su corolario
aparentemente inevitable: la defensa de la unidad de España; como si
análisis, tareas, estrategias y objetivos pudieran disociarse
artificiosamente a voluntad y no tuvieran relaciones y coherencias inherentes.
Una unidad unionista, por cierto, que presentan indiferentemente en forma
republicana española, sea federal o confederal -denotando
de paso no tener ni idea de lo que es una Confederación- porque lo importante a
sus ojos es defender el mantener España y ante ese objetivo cede cualquier
escrúpulo de mínimo rigor político conceptual.
En resumen, una izquierda
que suma a las dificultades globales que impone a escala mundial y continental
el siglo XXI una inadecuación esencial adicional inesquivable que hace
políticamente inútiles los constantes sacrificios y acciones combativas de
muchos de sus militantes y que, pese a su voluntad subjetiva, la convierten
hoy en un factor retardatario -a menos de una ruptura honesta con sus
actuales premisas políticas e instancias orgánicas- de necesaria superación
para avanzar hacia un posible transito socialista, que en Andalucía es algo
indisociable de la Liberación Nacional e implanteable sin su
desarrollo.
Las fuerzas del Régimen: Sus
coincidencias.
Pasando al lado de quienes
sostienen políticamente al Régimen procede cualificar el alcance de sus acuerdos
y de sus diferencias. Definir el alcance y entidad de unos y de otras, sabiendo
distinguir lo que hay de coyuntural, accesorio o oportunista de lo que se
pretende con algún fondo, resulta necesario para poder comprender
tanto sus juegos particulares como sus intereses comunes a la hora de intentar
leer la situación global e intentar consecuentemente elaborar un discurso propio
ante ella.
Las cuatro
fuerzas representadas en el Parlamento andaluz (PSOE, PP, PCE-IU y PA), a
partir de lo expuesto en sus respectivas Propuestas de Reforma Estatutaria
(4) -que es licito suponer
que recogen sus planteamientos máximos-, del Informe de la Ponencia
parlamentaria y de sus declaraciones públicas coinciden en:
1ş. El rechazo al derecho a
la autodeterminación de Andalucía como derecho efectivo a reclamar y decidir
libremente en su caso su independencia nacional.
2ş. La renuncia a la
Soberanía Nacional de Andalucía para decidir libremente sin ataduras ni
coerciones externas el ámbito y alcance de sus decisiones y competencias
políticas nacionales y su modelo social y economico.
3ş. El apoyo y aval a la
españolidad como marco estatal incuestionable de Andalucía y definición
adjudicada a los andaluces, impidiendo así su recuperación histórica y
normalización cultural.
4ş. Un balance político
positivo y explícitamente legitimador del Estatuto de Carmona de
1981 -del que son corresponsables- y de la trayectoria histórica de
la autonomía andaluza bajo la Constitución española de 1978.(5)
5ş. La inserción de la
reforma estatutaria andaluza en el marco estricto de la Constitución
española, sujetándose a sus ilegítimos y leoninos procedimientos, a su
preeminencia sobre cualquier proceso nacional constituyente y a una
lectura restrictiva y literal de sus disposiciones.
6ş. La aceptación del marco
capitalista y neoliberal de la Unión Europea y la inclusión dependiente de Andalucía en su seno, sin capacidad efectiva
alguna de defensa de sus intereses nacionales.
7ş. La formulación retórica
de derechos sociales en el texto estatutario, sin luego disponer
de poderes ni competencias reales para hacerlos efectivos.
8ş. El rechazo a la Soberanía
fiscal andaluza y al diseño de un modelo -al menos transitorio-
de relación política y económica bilateral con España que sirva
eficazmente a la devolución y compensación de los recursos andaluces
históricamente expoliados por España y sustente un desarrollo industrial y
económico andaluz que rompa con la dependencia.
Las cuatro fuerzas
citadas comparten una fundamentación española y españolista del agravio
comparativo. Si en Cataluña las formas del agravio comparativo
allí operantes funcionan usualmente en términos de
reclamar simultáneamente no ser menos que Euskadi
y más que el resto, aunque esto se
concrete por debajo de una adecuada satisfacción de los derechos y
aspiraciones catalanas. Si en Euskadi, por su parte, domina la
concepción de que los vascos deben tener y mantener en España una situación de
privilegio especial y única y a eso vinculan su continuidad en España. En
Andalucía, por contraste, el norte político del discurso
compartido del Cuatripartito no es reclamar los
derechos y poderes que Andalucía necesita sino no tener
menos que lo que tengan otros, como Cataluña o Euskadi,
siempre y cuando todo esto se sitúe dentro de lo admisible para la
preservación de España y su preeminencia, diluyendo siempre al máximo y
en lo que les sea posible nuestra personalidad nacional específica al amparo de
la multilateralidad o de los reclamos federalistas, como formas de
situarse en posición subordinada al amparo español. De esta forma usan y
utilizan repetidamente a Andalucía al servicio de España y la dejan siempre
desarmada al pairo de los pactos posibles vasco-españoles o catalano-españoles.
Ni se les pasa por la
imaginación al Cuatripartito advertir que Andalucía -por su misma
realidad nacional singular como nación empobrecida subordinada- pudiera
requerir más y trabajar consecuentemente porque
Andalucía reclamara y consiguiera de España más
que Cataluña o Euskadi; no por ganar a otros en una estúpida
carrera de metas arbitrarias sino porque eso es lo procedente atendiendo a
las realidades, derechos y necesidades andaluzas y especialmente a las de su
clase obrera y su campesinado. Nunca, ninguno de los cuatro, ha
admitido que la forma de afrontar en clave nacional andaluza la
demanda de privilegios desde esas otras dos naciones debiera hacerse utilizando
nuestra fuerza objetiva como Nación para condicionar nuestro acuerdo
táctico y transitorio a cualquier reequilibrio provisorio a una simultanea y
abultada compensación política excepcional española para Andalucía y no a una
nueva reordenación española.
La concepción españolista del
Cuatripartito lleva consigo trágicas consecuencias para Andalucía.
Su sucursalismo español o su sometimiento les impiden asumir que la defensa
consecuente de nuestra Nación implican, primero, la deslealtad
consciente y explicita hacia España y como consecuencia, segundo, la
oposición combinada y permanente a los dos modelos actualmente operativos
de España, por antitéticos a los intereses nacionales andaluces: sea la
"España Nacional", que anima el PP; sea la "España Plural" del
PSOE, IU, BNG, CiU, ERC, ICV-EUiA o PNV -en sus diversas lecturas- que pese
a sus divergencias, tienen en común apoyarse sobre el no reconocimiento de la
entidad política nacional de Andalucía y la apuesta por la perpetuación de
nuestra supeditación económica nacional (y la preservación de España como Estado
capitalista).
Las fuerzas del Régimen: Sus
matices.
A partir de estas
coincidencias, las cuatro formaciones juegan y despliegan sus intereses
particulares, según sea su fuerza y situación.
Las dos minoritarias, PCE-IU y
PA, intentan superar la dificultad de que su ausencia de proyectos
políticos realmente alternativos propicien su digestión política por el
eje central PSOE-PP y consecuente desaparición de escena. Ambas andan en
busca de protagonismo.
El PCE-IU, en permanente
pirueta de esquizofrenia política, intenta esconder en lo posible en el
debate político andaluz su condición de socio estatal de confianza y satélite
municipal del PSOE, despreciado como compinche en la Junta de Andalucía sólo por
su retroceso electoral y subsiguiente marginalidad parlamentaria. También
recurre a todos los medios a su alcance y especialmente a la retórica del
agravio comparativo en forma españolista ("El Estatuto andaluz no puede
suponer una traición al 28-F ni ceder un solo milímetro respecto a
Cataluña", Antonio Romero dixit), para difuminar su acuerdo y apoyo
estatal al modelo auspiciado por el Gobierno tripartito catalán presidido por
Maragall (PSOE), procurando no darse por aludidos ni por el protagonismo en
su gestión de su socio catalán ICV, encarnado en el consejero Saura ni
por la entusiasta corresponsabilidad de su referente catalán, EUiA
-herencias todas del antiguo PSUC- especialmente implicados ambos en la venta
desde una presunta izquierda del discurso social-liberal, antiandaluz y
filo-Bossi de la Generalitat Tripartita.
El PA, por su lado, ha de
intentar hacer olvidar su historia pasada y reciente en la que destaca una
colaboración mercenaria con el PSOE en el Gobierno andaluz de
ocho años de duración, inaprensible en resultados más allá de las colocaciones
obtenidas en el aparato institucional de la Junta y significativas alianzas
municipales con el PP. Además, la victoria por la mínima del actual
secretario general Álvarez en el ultimo Congreso nacional andalucista ha
dado paso inmediatamente a un rosario de crisis y enfrentamientos provinciales
entre los diversos grupos de interés internos del PA sin ningún contenido
político y con muy desagradables denuncias publicas y hasta judiciales de amaños
congresuales incluidas. A esto hay que añadir la reciente escisión
y perdida del Grupo municipal de Algeciras, ahora aliado del PSOE tras
haberlo sido del PP; la crisis en Sevilla tras la denuncia por el PA de
corrupción del PSOE en su Ayuntamiento terminada con la dimisión de los
denunciadores entre sospechas de pactos cruzados y el lastre de casos como el de
Marbella, entre otros.
Las propuestas de reforma
estatutaria presentadas por ambos en el Parlamento andaluz
denotan además un nivel político y profesional ínfimo en sus aparatos
respectivos, que por su extrema levedad conceptual e incompetencia técnica
sorprenderá incluso a quienes tuvieran de antemano las peores opiniones sobre la
naturaleza política de ambas formaciones, avalando la impresión de que la
selección negativa asentada en las lealtades prima como criterio de
configuración interna, tanto en uno como en otro. Ninguno de sus respectivos
redactores se merece un sólo euro de los que cobra; tanto si lo hace en calidad
de "político" como si se camufla tras el rotulo de
"técnico". El texto del PCE-IU es así una sucesión de retales
redundantes engarzados sin siquiera coherencia formal y engordado en
paginas a base de incrustaciones retóricas y el del PA una serie
intelectualmente anémica de peticiones de "reforzamiento" competencial
inconcreto, sin vertebración ni eje político alguno, que muestra una
indefinición pasmosa. Los dos denotan una abracadabrante ignorancia tanto del
escenario político como de la técnica constitucional y una pavorosa falta
de sustancia, que provocan vergüenza ajena; más aún si se les compara con
los que se han venido produciendo en otras naciones (y que ya puestos podían
haberse tomado la molestia de leer con mayor atención y ante la
duda, si no los entendían, mejor copiar con mayor descaro, que producir lo
que han producido). De hecho, de su lectura se desprende que parece que, al
menos de momento, no saben siquiera qué pedir ni cómo
pedirlo o que simplemente -sabiendo que en ultima instancia estarán a lo
que PSOE y PP acuerden y PSOE decida- no les importa demasiado.
Lo dicho explica que ambos,
reiterados adalides del pragmatismo, se hayan paradójicamente parapetado hasta
la fecha bajo la defensa de una cuestión como la definición como
Nación de Andalucía en el texto estatutario como principal y
casi único elemento diferenciador de su parte frente a PSOE y
PP.
Así, el PCE-IU ha dicho
-Romero, nuevamente dixit- que "IULV-CA no está dispuesta a 'renunciar' a
esta denominación y solicitará incluso la modificación del artículo 2 de la
Constitución para que pueda 'tener encaje'". El PA -aún más contundente- ha
proclamado que "no firmará la reforma del Estatuto si éste no
define a Andalucía como nación", considerándola
cuestión irrenunciable. Por supuesto, el
mismo Portavoz Romero ha dicho a continuación que la definición de Andalucía
como nación constituye para IU una "póliza de seguro para la unidad de
España" y una garantía frente a los "tirones de los nacionalistas",
dejando clara su españolidad y cual es el alcance de su conversión
y el PA dice, por lo que le toca, sentirse "plenamente
vinculados" a España. Tambien cabe recordar que no hace mucho, el PA
defendía en sus primeros papeles sobre el Estatuto la definición de
Andalucía como "nacionalidad histórica" y que el PCE-IU -con el
inefable Romero a la cabeza- ha pasado sucesivamente a paso de carga de la
"nacionalidad en construcción" a la "nacionalidad", luego a la
"comunidad nacional" (eufemismo puesto en circulación por el PSOE vasco
frente al Plan Ibarretxe) y ahora a la "nación" (justo cuando lo asumía
para Cataluña el PSOE catalán) siguiendo picaramente el ritmo y las
duplicidades del PSOE. Chaves ya dejo dicho al respecto al presentar
la propuesta de reforma andaluza del PSOE que "Andalucía es una parte
sustancial de España y no entendemos nuestro devenir histórico al margen de la
nación española. Somos España y tenemos una idea activa de esa
pertenencia", reiterando por enésima vez su españolismo. Su problema
aquí es que el PSOE catalán -atendiendo a otro orden de prioridades políticas
sustantivas y especialmente a la necesidad de mantener su alianza con ERC
que tantos réditos le provoca- ya asumió la integración en su reforma
estatutaria del reconocimiento simbólico nominal de la nación catalana.
Hecho esto le resulta resbaladizo y dificilmente argumentable explicar porqué
asume en Cataluña lo que no quiere hacer en Andalucía. El escenario estaba pues bien dispuesto para que PCE-IU y
PA utilizaran este asunto como elemento referencial para darle
relevancia a las contradicciones del PSOE, aparentar mayor coherencia y
resistencia nacional y particularmente presionar a Chaves para
que los tenga en cuenta, especialmente a efectos de imagen, integrándolos en las
negociaciones prioritarias del PSOE cara al PP. El ultraespañolista PP, por
su parte, aunque ya denomina a Andalucía como "nacionalidad
histórica" -una vez que este termino se ha devaluado- sigue firme en
que "la única nación posible es España" -que es la
denominación que polariza y delimita simbólicamente a nivel popular- porque
no olvida que no cabe una nación dentro de otra nación; en lo que no deja de
coincidir con el substrato españolista del PSOE andaluz.
Sea como fuere y aún
percibiendo su alcance y sus motivaciones reales, no deja de ser algo positivo
que PCE-IU y PA hayan condicionado con tanta claridad su sostén al Estatuto al
reconocimiento de la Nación andaluza. Los independentistas andaluces -que sí
creemos que Andalucía es una Nación, sabemos cabalmente lo que eso
significa y actuamos políticamente en consecuencia- fijaremos desde ahora en
letras de bronce estos compromisos públicos asumidos por PCE-IU y PA y
se los recordaremos eternamente frente a posibles amnesias
sobrevenidas; especialmente si se da el caso de que el nuevo Estatuto
llega a votarse, tanto en los Parlamentos andaluz como español y luego
posteriormente al ser sometido a Referendum. Además, este reconocimiento de
Andalucía como Nación no es fácilmente reversible por su parte y una vez hecho
-aunque sea de la forma en que lo ha sido- es más fácil plantearle desde la
izquierda independentista su evidente consecuencia: que una Nación
sin Soberanía Nacional es una nación castrada y por tanto procede
poner remedio a esa mutilación; corolario que es lo que precisamente temen
y rechazan tanto PSOE como PP (y algunos otros aprendices de
brujo).
El núcleo de la
cuestión
Aunque a los independentistas
andaluces nos gustaría que el debate actual sobre Andalucía respondiera a
motivaciones, dinámicas y claves esencialmente andaluzas, esto no es
hoy desgraciadamente real. Para que ello fuera posible tendría que haber,
al menos, un grupo parlamentario de Izquierda independentista en el Parlamento
andaluz y no lo hay. De hecho, si este grupo existiera -por modesta que fuera
inicialmente su presencia- cabe afirmar que cambiaría automáticamente toda
la realidad política del Estado español; así que estamos hablando de
palabras mayores. Por contra, hoy estamos ante una configuración
dominada por el sucursalismo español y consecuentemente son los problemas y
ritmos estatales los que predominan sobre los intereses andaluces.
Para comprender la situación,
toca volver la vista atrás y hacer un brevísimo repaso sobre la articulación del
Régimen español.
Durante la
Transición, los postfranquistas -con la Monarquía al
frente- llegaron a un acuerdo de fondo con las fuerzas de izquierda reformista
española -PSOE y PCE- y con las expresiones políticas de las burguesías
nacionalistas de las industriales Cataluña y Euskadi. A cambio de la posibilidad
de insertarse en la gestión del Estado español y de unos espacios de
administración propios, ambas partes se confabularon para asegurar la
preservación de los intereses capitalistas esenciales y de la perpetuación
del reparto de papeles nacionales derivado del desarrollo
histórico desigual y combinado del capitalismo español, directamente en
contra de Andalucía. Ambas partes -cada cual desde sus ámbitos- se
encargaron de desactivar la movilización social para abrir paso a la
reestructuración neoliberal y de desactivar en lo que estuviera en su
mano los movimientos populares por la Soberanía Nacional y el ejercicio de la
Autodeterminación. La Reforma le ganó a la Ruptura.
El trato en lo nacional incluía
la concesión de una autonomía privilegiada a Cataluña y Euskadi. A cambio de
aceptar el abandono de la autodeterminación y la escisión de Navarra, el paquete
adjudicado al PNV incluía además, con la excusa de los "derechos
históricos", la concesión de un régimen fiscal excepcional que le
permitiera un marco tributario especifico y una financiación sobredotada, que
también se le reconocía a la Navarra bajo control españolista. Era la forma de
premiar y sostener a quienes se preveía como aliados en la difícil y
prolongada tarea de combatir a un movimiento popular particularmente
fuerte como era el vasco. La Constitución española incluía este diseño y esta
discriminación escalonada. Luego, el proceso andaluz que condujo a la victoria
del referéndum del 28-f de 1980(7) alteró parcialmente el cuadro
previsto, aunque fuera también de inmediato controlado y defraudado. A
continuación, PSOE y UCD (la antecedente del actual PP) decidieron a traves de
los pactos autonómicos diluir y desactivar políticamente el caso andaluz
-para lo que contaron con la entusiasta colaboración de PCE y
andalucistas- y extendieron desde arriba a todo el Estado español en
varias fases un modelo autonómico homogéneo similar. El Régimen español adquirió
características federales de hecho, en la forma de un federalismo cooperativo
y de ejecución.
El transcurrir del tiempo, los
cambios políticos producidos, la integración en la Unión Europea y el desgaste
del Régimen ha venido a producir en el ultimo periodo una serie de hitos
políticos como la presentación y rechazo del Plan Ibarretxe y los procesos
catalán y andaluz(8).
Aunque su ámbito de causas e implicaciones
políticas nacionales y estatales es muy amplio, todos ellos responden de
diversa manera a cuatro áreas problemáticas que vienen impresas en la naturaleza
política del Régimen español a partir de su rechazo consustancial a admitir su
disgregación estatal. A saber: 1Ş. La definición de la
titularidad de la Soberanía Nacional. 2Ş. La delimitación
competencial y la consecuente posibilidad de decidir o no nacionalmente
políticas propias estructurantes específicas y singulares. 3Ş.
La determinación fiscal de recursos y la obtención de soportes para el
desarrollo economico. 4Ş. La defensa e intervención singular de
las naciones sin Estado en la Unión Europea.
Al respecto, las
características del Régimen español eran y son claras: 1Ş. La
única soberanía nacional reconocida, existente y actuante es la española.
2Ş. Diga lo que digan la Constitución (arts. 148 y 149), los
estatutos vigentes y la doctrina jurídica al uso, no hay
competencias exclusivas nacionales -aunque así se las
denominen- sino competencias compartidas o concurrentes en
diverso grado y nivel (legislativo, reglamentario, etc), siempre bajo ultima
supervisión y control estatal. La continuidad de los ministerios estatales
de Educación, Sanidad, Agricultura, Medio Ambiente o Cultura -entre otros- una
vez concluido el proceso de transferencias de gestión a las instituciones
autonómicas, es un signo que va más allá de lo formal y responde a esa
naturaleza y funcionamiento real del Régimen español. Las reservas
constitucionales expresas más las indefinidas potestades derivadas
recogidas en las llamadas leyes estatales de bases hacen que no exista
campo alguno de actuación donde pueda afirmarse que una Comunidad Autónoma pueda
adoptar una política global realmente propia, diferente y alternativa a la
española, constricción que vigila el Tribunal Constitucional español. El poder
de las comunidades autónomas se ciñe en conclusión ultima al desarrollo,
adaptación y ejecución de aquello previamente aceptado y compatible por el orden
político español. 3Ş. El Régimen español reconoce una
fiscalidad privilegiada a las comunidades autónomas de Euskadi y Navarra, que
disponen de un sistema propio por el que tienen capacidad normativa y
recaudatoria, contribuyendo al Tesoro español con una cuota global pactada
habitualmente infravalorada. Al hilo de las políticas neoliberales puestas en
practica por los Gobiernos españoles de UCD, PSOE y PP, la fiscalidad española
ha ido haciéndose cada vez más regresiva, cargando sobre impuestos indirectos y
las rentas del trabajo el grueso de la recaudación, permitiendo el fraude fiscal
y acumulando exenciones a las empresas. La redistribución territorial de
recursos -unida a la distribución vigente de competencias- aunque ha mantenido
la estabilidad política y social, ha sido diseñada expresamente para mantener la
desigualdad histórica heredada entre las diversas naciones del Estado español,
en perjuicio singular de Andalucía. 4ş. La integración del
Estado español en la Unión Europea ha supuesto la introducción de un nuevo ente
incontrolado determinador de políticas que ha recibido no sólo una
delegación de Soberanía por parte del Estado español sino también sustraido
competencias de desarrollo de las Comunidades Autónomas -inicialmente
adjudicadas a su ámbito de decisión- que han pasado a convertirse en
competencias de ejecución y gestión de políticas decididas en Bruselas, sin
capacidad alguna de intervención efectiva por su parte al no ser Estados
nacionales miembros. La naturaleza capitalista neoliberal de la Unión
Europea ha implicado un incremento cualitativo de la desigualdad estratégica
dentro del Estado español que, como es lógico, prima en su actuación cotidiana
en la UE, la defensa de sus intereses industriales -aunque sea en una
posición subordinada- en perjuicio de los agrarios, coincidiendo con la
dinámica propia de la Unión y las prioridades de los imperialismos centrales de
la UE; todo lo cual también revierte estructuralmente en perjuicio de Andalucía
(pese a la aparente y provisional imagen de compensación derivada de los Fondos
Europeos).
Las respuestas
planteadas.
El Plan
Ibarretxe(9) afirmaba una soberanía nacional originaria vasca, aunque
autolimitada. De esta premisa política y conceptual extraía la base para
modificar los términos de vinculación de Euskadi en relación al Estado
español. Para lo que aquí nos interesa, el Plan alteraba el federalismo
cooperativo y de ejecución vigente trasmutándolo en un federalismo
dual, de nítida separación de
esferas competenciales entre Euskadi y el Estado español. La regulación recogida
en sus arts. 42, 43, 44 y 45 definía una delimitación vertical
completa de competencias en forma de "políticas publicas"
clara y totalmente adscritas a Euskadi en lo legislativo,
reglamentario y ejecutivo, salvo en aquellas materias que Euskadi admitía dejar
voluntariamente reservadas al Estado español. Aunque por una opción
política del PNV, el Plan dejaba al Estado español la potestad
legislativa en materias penal, procesal, mercantil y civil -en todos los
casos, con reservas vascas- articulaba un sistema judicial propio sólo
coordinado en la cúspide con el sistema judicial español. Mantenía además el sistema de Concierto económico y pretendía
resolver el problema de la relación con la UE a traves de una presencia directa
en los órganos europeos merced a la conversión de las delegaciones españolas en
mixtas vasco-españolas, aunque sin aclarar como resolver los casos de disparidad
de criterios. En resumen, suponía una actualización del estatus de privilegio
vasco aunque con el factor político positivo de conllevar un cuestionamiento,
siquiera parcial, de la soberanía española.
Frente al Plan Ibarretxe, el
PSOE vasco presentó el llamado Plan López(10), elaborado bajo la dirección de
Guevara, un tránsfuga antiguo dirigente del PNV. No
es algo casual que su infraestructura analítica y propositiva estuviera
sustentada en trabajos previos elaborados en Cataluña con la participación de
PSOE, CiU, ERC e ICV -conocida en conjunto como "vía
catalana"- y que saliera a la superficie precisamente para oponerlo al
Plan Ibarretxe, primero como barricada artillada y luego como espacio de
confluencia y reacomodo cara al PNV. Esta propuesta del PSOE
vasco partía de la Soberanía Nacional española y mantenía la
transversalidad y preeminencia de las potestades españolas y el carácter
derivado de las vascas. No obstante y aún en este contexto, intentaba también
atenuar la imagen de intromisión española preservando la autonomía
vasca mediante el uso de varios mecanismos: 1ş. El llamado
'blindaje de competencias', es decir, la propuesta de una nueva
enumeración más detallada y minuciosa de las competencias de desarrollo y
gestión adscritas a la comunidad autónoma, de forma que no pudieran ser luego
hurtadas en la cotidianidad por leyes de bases estatales.
2ş. El recurso a la transferencia de gestión de
competencias ejecutivas estatales a la comunidad autónoma mediante la
utilización del art 150.2 de la Constitución española. 3ş. La
reforma de diversas leyes estatales de forma que pudieran hacerse hueco en
diversos órganos del Estado a representantes designados por la Comunidad
autonoma. 4ş. La descentralización del sistema judicial
español dejando al tribunal superior de justicia de la comunidad
autónoma la función de resolver recursos coronando habitualmente la rutina
judicial, eso sí, bajo la vigilancia ultima del Tribunal Supremo español,
justificada bajo la necesidad de mantener "la uniformidad de doctrina".
5ş. En relación a la Unión Europea, instaurar algunas
formulas de consulta, coordinación y presencia directa vasca, aunque tampoco
resolvía la cuestión de la toma de decisiones finales. 6ş.
Disponiendo ya del Concierto económico no tenía porqué
reivindicarlo, pero aún así el PSOE vasco proponía que la comunidad
autónoma pudiera codeterminar las inversiones estatales en Euskadi y además
-lo que es más significativo- de forma que se quedará invertido en Euskadi todo
lo allí recaudado, cupo incluido, dando lugar a una situación de
transferencia cero de Euskadi al resto del Estado español.
El
proyecto del Tripartito Catalán -alianza del PSOE
con ERC- coincide en filosofía, intereses y propuestas a las recogidas
en el Plan López del PSOE vasco; desarrolladas en forma exhaustiva. Como su
hijastro vasco-español, está elaborado bajo la hegemonía política del PSOE;
porque es Maragall quien lidera, administra y traduce a política los previos
trabajos arbitristas de ERC. También como su homologo vasco-español
pretende como objetivo estratégico central integrar y anular las
presiones nacionalistas -en este caso, las que se encarnan en ERC- desactivando
a largo plazo dinámicas independentistas a cambio de aplicar una versión
catalana del modelo de "España Plural", es decir, mantenimiento de la
españolidad, de la Soberanía española y de la preeminencia española pero
desde la aceptación y amparo de una situación de privilegio económico para
Cataluña y especialmente para su burguesía, que las preserve de los manejos
cortesanos y arbitrariedades madrileñas y aumente adicionalmente los
márgenes de gestión propia en Cataluña del orden político y social español. Todo
ello ha sido posible a partir de la decisión de ERC de intentar suplantar a CiU
como marca posibilista del nacionalismo catalán, optando por la alianza con el
PSOE a partir del mantenimiento de una visión que reduce -y además quiere
reducir- el escenario nacional en el Estado español a tres realidades y media:
Cataluña, Euskadi, España (y Galicia, como añadido) por razones tanto internas a
Cataluña -el problema de los andaluces catalanes- como externas: la dificultad
objetiva de conciliar sus prioridades y las que pudieran emanar de naciones
empobrecidas como Andalucía, a las que no reconoce en la practica.
Las vicisitudes de la
elaboración estatutaria catalana, especialmente en cuanto a la polémica sobre la
protección y delimitación de sus competencias pretendidamente
exclusivas y sobre su constitucionalidad o no -la gresca sobre su
carácter o no "excluyente"- se explican a la luz de las tensiones
propias de esta alianza entre una fuerza catalana y otra con proyección española
y responden a sus limites intrinsecos. Aunque el proyecto recoja algún avance en
la igualación de derechos de la lengua catalana en relación al hasta ahora
dominante castellano y no sean en absoluto despreciables algunos espacios
de gestión nuevos que se pretende mercadear -por ejemplo, el control ejecutivo
catalán de las competencias españolas sobre fronteras y régimen de extranjería o
el trasvase a la Generalitat del control decisorio sobre el reparto y
adjudicación de todas las subvenciones, que están a distancia sideral de lo
propuesto hasta ahora en Andalucía- los tirones mutuos entre los dos
protagonistas del proyecto -PSOE más su monaguillo ICV-EUiA de una parte y ERC
de otra- han estado y están relacionados con su núcleo político reconocido
que es la cuestión de la financiación, que será la que determine
fundamentalmente el éxito o fracaso de la operación.
Su marco general está
determinado por la carencia de Concierto económico -reservado
constitucionalmente por España para las dos comunidades vascas- y
consecuentemente por la búsqueda de formulas específicas que permitan a Cataluña
acercarse a esta situación ya explícitamente reconocida en Barcelona como un
agravio comparativo en relación a Euskadi, avalada en datos reales sobre
las sustanciales ventajas contantes y sonantes obtenidas por los vascos en
relación al resto (Cataluña, incluida). Ha sido previamente preparada por
una campaña prolongada en torno a lo que se conoce como balanza fiscal
o expolio catalán, es decir, denunciar que Cataluña transfiere más
recursos fiscales de los que se queda para reclamar a continuación poner topes y
reducir o eliminar definitivamente esas trasferencias, aplicando el modelo
europeo. Esta campaña se ha desarrollado en Cataluña sin que nadie hiciera
referencia o recordara allí los derechos nacionales andaluces y quienes la
han cuestionado lo han hecho, en todo caso, como muestra de oposición interna a
la instauración de una solidaridad catalana interclasista. Así se ha
impuesto en el debate político catalán lo que no es otra cosa que una
manipulación general sostenida en una sucesión de mixtificaciones:
1Ş. Olvidarse convenientemente de toda la historia previa de
las relaciones económicas inter-territoriales -incluidas las fiscales- en
el Estado español y de su papel, por ejemplo, en la gestación del
desarrollo catalán y el subdesarrollo andaluz. 2Ş.
Reducir aún hoy esas relaciones exclusivamente a lo fiscal y vender como
solidaridad lo que es devolución. 3Ş. Asumir el régimen
fiscal neo-liberal y regresivo actual -que incluye el control español sobre el
impuesto de sociedades- y el marco español como único referente posible y por
tanto proyectar la captación de recursos a partir de sus premisas y prioridades
sociales reaccionarias. Evidentemente, lo dicho -visto desde
una perspectiva independentista andaluza- no quita nada al derecho de Cataluña
-o cualquier otra nación- a ser todo lo 'egoísta' o
'solidaria' que libremente decida ser... una vez que esas decisiones
sobre devoluciones de recursos no afecten directa o indirectamente a
Andalucía, es decir, que una u otra nación seamos ya independiente de
España o que España compense en forma satisfactoria y paralela a Andalucía por
sus hipotéticos acuerdos con Cataluña -o cualquier otra nación-. Entretanto, la
situación general, la aplicación de los criterios inicialmente expuestos y
por si esto fuera poco, el apoyo de ERC al PSOE en España, nos dan pleno derecho
a los independentistas andaluces para denunciar legítimamente y oponernos al
modelo del Tripartito catalán y propugnar su fracaso.
El problema político ahora
existente al respecto entre PSOE y ERC deriva de su diferente posición y ámbito:
ERC necesita evidenciar que ha conseguido una situación de privilegio tanto como
el PSOE camuflarla. El PP, aunque lógicamente se opone al
Tripartito por razones de coyuntura para socavar y desalojar al
PSOE, siguiendo la tradición española de la Restauración, la II República y
el franquismo ha mostrado ya -vía su Propuesta Piqué de
Financiación- su acuerdo con buena parte del huevo -la
adjudicación desigual y compensatoria de recursos para Cataluña- aunque no con
el fuero.
Prioridades
andaluzas
La situación andaluza no es
favorable. La correlación de fuerzas en presencia y muy especialmente la
debilidad de la izquierda independentista andaluza hacen previsible una nueva
reducción de Andalucía a la condición de objeto y una nueva estafa política
contra los derechos de la Nación y los intereses de la clase obrera andaluzas,
reproduciendo el escenario de la primera elaboración
estatutaria. Las carencias subjetivas apuntadas en un principio, pesan hoy
todavía como una losa para las perspectivas de Liberación Nacional y
emancipación social y para el futuro de la izquierda andaluza.
Sea como fuere, es necesario
primero, extender la conciencia de la importancia objetiva de la
batalla por venir y esclarecer su condición de resumen de modelos en conflicto
sobre el presente y el futuro de Andalucía y los andaluces.
Comenzar a buscar y sumar
fuerzas para organizar la oposición al nuevo Estatuto desde la claridad
política, de forma que los costes de quienes finalmente se incluyan en
el consenso español sean los máximos posibles e intentar que, de consumarse el
proceso, el NO alcance a su vez tanto el mayor numero de apoyos posibles
como que estos aparezcan con nítida tonalidad
independentista, sustentados en análisis rigurosos y
alternativas concretas; para sembrar cara al futuro.
A estas tareas contribuiremos
desde Andalucía Libre en la medida de nuestras
fuerzas y posibilidades.
NOTAS
(3). La
reciente formación de Asamblea Nacional de
Andalucía (ANA) es consecuencia de la crisis terminal
y disolución de su precedente, Asamblea de
Andalucía (AdA) tras las sucesivas salidas de Nación Andaluza y
del PCPE a lo largo de 2004. AdA, como frente o federación,
surgió en 1999 tras un largo proceso de relaciones
iniciado en 1995 en el que participaron Nación Andaluza,
dos pequeños colectivos formados por militantes salidos del Partido
Andalucista -Colectivo Ciudadano y Unidad por Andalucía- y el PCPA -una
organización de origen 'pro-soviético'- que lo
hacia directamente y también a traves de su plataforma electoral
UPAN. Finalmente, Nación Andaluza se desvinculó de aquel proceso
y no se integró en el momento de su constitución. AdA quedó formada
con unas definiciones políticas ambiguas y confusas -reflejadas en lo que
se conoció como su Libro Verde- de las que lo más aprovechable era la
afirmación como principio de Andalucía como Nación y el reclamo de su Soberanía
Nacional. Tres años después, en 2002, Nación Andaluza
decidió ingresar en la federación, tras un debate superficial. En las
elecciones municipales de 2003, los colectivos de AdA
concurrieron con siglas y denominaciones distintas. AdA sí se presentó como tal
a las elecciones andaluzas de marzo de 2004, obteniendo en
conjunto menos votos que los que había obtenido anteriormente NA por
separado. Para entonces, el PCPA estaba ya en trance de resolver sus
disputas internas con su matriz española y acordaba reingresar al
PCPE, del que estuvo separado durante unos años. Consecuencia de ello fue
que a la hora de las elecciones europeas de junio de
2004, mientras el PCPE se presentaba en una candidatura
propia ad-hoc, AdA renunciaba a hacerlo justificándose públicamente con una
explicación peregrina. A renglón seguido, Nación Andaluza decidía en
octubre de 2004 abandonar AdA, sin un balance y reflexión
política expresa. Los andalucistas de AdA propusieron entonces como solución a
la crisis refundarse como partido único, lo que implicaba que la sección
andaluza del PCPE rompiera con su organización estatal. El PCPE rechazó
obviamente una propuesta que atentaba a elementos esenciales de su doctrina
e implicado además en otras operaciones políticas y sindicales, perdió
todo interés en permanecer en una AdA que valoraba ya como experiencia superada
y a saldar y resolvió también salirse en diciembre de
2004. Quienes se quedaron en AdA decidieron entonces disolverla
definitivamente y recuperar una vieja sigla registrada hace
años mantenida en el congelador -ANA- para constituirse como
nuevo partido. Para conocer los textos hechos públicos al respecto y enlaces
relacionados, ver: Documentos
- La Crisis de la federación Asamblea de Andalucía como frente
unitario.
(4). Ver, Enlaces: Propuestas
de Reforma del Estatuto de Autonomía de
Andalucía
(6). Ver: Álvarez gana el
XIII Congreso andalucista
y El
Remate: Laberinto
Andalucista, Andalucía
Libre nş 250, 21/XII/2004
(7). Ver en Documentación y
Análisis, sección Historia del Proceso Autonómico
Andaluz
(8). Ver en Documentación y
Análisis, sección, El Régimen español, las Reformas
Estatutarias y las Instituciones andaluzas
(10)Ver en
Otros Documentos de Referencia
Propuestas de
reforma del Estatuto de Autonomía de Andalucía
Otros Documentos de
Referencia
¡Que nadie
se equivoque!
El enemigo
de Andalucía se llama
España
(Imagen tomada de un foro
independentista andaluz)
Documentación y Análisis
Historia del proceso autonómico
andaluz.
El Regimen español, las Reformas Estatutarias y
las Instituciones andaluzas
-
- Andalucía: El debate sobre la
Reforma Estatutaria, Andalucía
Libre nş 95, 18 de Julio de
2001
- Vergüenzas
andaluzas, Andalucía Libre nş
170, 19 de Marzo de 2003
- Cataluña,
Hemeroteca
Preelectoral y Propuestas de
Reforma estatutaria, Andalucía Libre
nş 194, 25 de agosto de 2003
- Andalucía y el Debate de la
Reforma Estatutaria, Andalucía Libre nş
198, 24 de Septiembre de 2003
- Vísperas
Catalanas, Andalucía Libre nş
202 (9 de noviembre de 2003)
- ERC,
clave para el futuro de
Cataluña, Andalucía
Libre nş 204, 21 de noviembre de
2003
- Parlamento andaluz:
mamporrero de España, Andalucía Libre nş 205,
4 de
diciembre de 2003
- Por Andalucía,
Contra la Constitución
española, Andalucía Libre
nş 206, 6 de diciembre de 2003
- La
Burla Chaves (La propuesta del PSOE)/
Cataluña: Maragall y Carod
en luna de miel, Andalucía Libre nş 208,
23 diciembre 2003
- Andalucia
Libre ante las Elecciones del
14-M, Andalucía Libre nş
225, 1 de marzo de 2004
- PostElecciones
14-M: Andalucia, tal como es,
Andalucía Libre nş 232, 23
de marzo de 2004
-
- Andalucía: El Debate sobre la Reforma del
Estatuto de Autonomia - Contra el
federalismo español, [Recopilación]
Financiación, Desigualdad, Dependencia.
-
-
-
-
Asuntos financieros
España-Andalucía, Andalucía Libre nş 136, 23 de
Septiembre de 2002
-
La decadencia
economica andaluza, Andalucía Libre nş
146, 1 de Diciembre de
2002
-
Economía
y Estatuto, Andalucía Libre nş 211,
31 de Diciembre de
2003
-
-
Ajustando
Cuentas, Andalucía Libre nş 216, 24 de enero de
2004
-
-
-
Andalucía
en Datos, Andalucía Libre nş 262,
20 de abril de 2005
-
Sugerencias
El Rock
Andaluz
Gestado
durante los 60 y la década de los 70 -con la banda
Smash y otras abriendo camino- el
Rock Andaluz como movimiento musical
especifico hizo explosión al compás de la expansión de las reivindicaciones
nacionales andaluzas durante la Transición llegando a su máximo eco entre 1980 y
1982. Agrupados bajo esta denominación que hacia referencia a su origen
nacional y a sus raíces sonoras compartidas, se yuxtaponían muchos y variados
grupos con personalidad, desarrollos y sonidos propios que marcaron el
panorama musical de esos años, dejando tras de si amplias
influencias.
Para
acercarnos al tema podemos comenzar visitando el Grupo Rock
Andaluz, que dispone de foros,
enlaces y abundante documentación grafica. Otra introducción general interesante
con espacios específicos dedicados a bandas como
Alameda, Mezquita o
Guadalquivir, entre otras, se encuentra en el
sitio Triana y el Rock
Andaluz. Para seguir conociendo a su
grupo más emblemático y ser recibidos por su música, procede acudir
a Triana y
completar viaje en Homenaje a Triana. No se puede tampoco dejar
de acudir al sitio del histórico grupo Imán, con
buenos enlaces, ni dejar de recalar y detenerse en la pagina
no-oficial de la aún activa y peleona banda Medina Azahara (que
recibe a todo tren con su música). Siguiendo hoy esa senda está, por su
lado, el más reciente grupo Zaguan. Y, para terminar
y para estar al día de la actualidad del momento, no viene mal pasarse
por el Portal Rock Andaluz.
Temas de Rock Andaluz en anteriores ANDALUCÍA
LIBRE:
nş
76, Aires de la alameda, Alameda; nş 224, Paseando por la Mezquita, Medina Azahara;
nş
230, Llego el día,Triana; nş 232, El
Lago,Triana; nş 240, Dialogo,
Triana
--oOo--
Andalucía Libre es Andalucía
Laica
Contra los Clericales de TODAS las
Religiones
POR UN SISTEMA ANDALUZ DE ENSEÑANZA , LAICO,
PUBLICO, NACIONAL.
NINGÚN PRIVILEGIO LEGAL NI FISCAL PARA LAS ENTIDADES
RELIGIOSAS.
POR LOS DERECHOS DE LAS MUJERES Y LOS HOMOSEXUALES:
TOLERANCIA CERO A LAS INTROMISIONES
CLERICALES
¿Inquisiciones,
Teocracias, Integrismos...?. NUNCA MÁS