Porque el Proyecto de Estatuto es neoliberal,
españolista y de derechas. VOTA
NO
Por la Independencia
Nacional de Andalucía: No a otro Estatuto
de Dependencia
nē 295
En este numero:
*Informe-Dossier: La política neoliberal
del Gobierno PSOE
- Presentación, Andalucía
Libre
- PSOE, Política
neoliberal
- La contrarreforma fiscal, que los ricos
paguen menos
- Reforma Laboral: Despido más barato
envuelto en demagogia
- La reforma de las pensiones: pensiones más
difíciles, mayor sometimiento obrero
- Política educativa: Ejemplo de hipocresía
progre
- Empleados públicos: Retrocesos y
frustraciones
*Cataluña
- Balance del Referéndum: El sueño del
Estatut..., Andalucía Libre
*Convocatorias:
Acto en Homenaje a Blas
Infante, Sevilla 10 de Agosto
*Sobre Blas Infante -
Enlaces
*Andalucía con el
Líbano - Solidaridad con
Palestina y la Nación
Árabe
*Directorio de Andalucía en
Internet
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Presentación
La política neoliberal del Gobierno PSOE
Andalucía Libre
Que multitud de temas no
aparezcan o sean tratados en la proporción debida en ANDALUCÍA LIBRE no
significa que no seamos conscientes de su importancia o de sus
repercusiones. Simplemente ocurre que, a partir de nuestras limitaciones, hemos
de priorizar esfuerzos y ello nos obliga a dedicarnos con mayor continuidad a
aquellas cuestiones o aspectos -como el análisis nacional desde un punto de
vista independentista y de clase- en los que consideramos que nuestra aportación
a la izquierda andaluza es más necesaria como exponente singular de una
posición de izquierda independentista.
Hoy y aquí recapitulamos
algunos de los hitos de la política neoliberal que ha venido desarrollando el
Gobierno español del PSOE encabezado por Rodríguez Zapatero. Lo hacemos a partir
de una selección de trabajos que abordan el balance general de su política
socioeconómica y describen y analizan algunas de sus más significativas
disposiciones en las que la ha concretado: reforma fiscal, laboral, de
pensiones, educativa y de la función pública.
Algunas medidas democráticas
como el reconocimiento del derecho al matrimonio de las personas homosexuales o
iniciativas de política exterior como la retirada de las tropas españolas de
Iraq, entre otras, (compensada con el mantenimiento del sostén logística a
la ocupación o la presencia militar en Afganistán) han podido contribuir a
dar una imagen de la política de ZP que no se corresponde a su verdadero fondo.
A ello contribuye decisivamente
la posición derechista extrema del PP que, por reacción y como efecto perverso
habitual del bipartidismo, embellece la gestión del PSOE.
La oposición del PP es
furibunda en todo lo que respecta a las reformas territoriales -estatutos de
autonomía- o en el mantenimiento de una pose antiterrorista exterminista
en su rechazo al proceso de paz en Euskadi. Tambien derrocha
tremendismo el PP en lo tocante a descalificar los medidos gestos de
autonomía estética del Gobierno ZP en relación a la Administración Bush o en su
función de altavoz de los intereses corporativos y posiciones integristas de la
Iglesia Católica. Sin embargo y en contraste, el PP mantiene un perfil
general de oposición bajo -prácticamente inaudible- en todo lo tocante a la
política económica del Gobierno.
No cabe extrañarse de esa
aparente incoherencia. Deviene del hecho de que la política socio-económica del
Gobierno PSOE es directa continuación de las desarrolladas en el Estado español
por los precedentes gobiernos de UCD, PSOE y PP desde 1976 hasta la fecha.
Continua, desarrolla y concreta las premisas neoliberales que la han inspirado
en los últimos treinta años y responde a la protección de los mismos
intereses capitalistas (como se ejemplifica con detalle, en lo tocante
a la legislación laboral, en el muy interesante trabajo de Encarna Ruiz Galacho
que enlazamos más abajo). El PP no tiene asideros para oponerse a una política
que coincide con la suya en todo lo importante.
Esta política neo-liberal se ha
venido imponiendo sin excesiva dificultad ayudada por dos factores
políticos: la cobertura parlamentaria de IU, BNG y ERC al Gobierno
PSOE -que se sobrepone a algunos desmarques puntuales- y sobre todo la
colaboración de las burocracias sindicales de CCOO y UGT, instaladas solidamente
en el marco de esa política neoliberal de la que obtienen compensaciones que
erigen a sus aparatos sindicales en estructuras paraestatales.
No cabe minusvalorar la entidad
objetiva de las agresiones sufridas por la clase obrera a manos del Gobierno
PSOE.
El Gobierno ZP ha efectuado un
autentico atraco fiscal en beneficio de la oligarquía al rebajarle los impuestos
(IRPF y sociedades) por valor de 4.500 millones de euros. Ha abaratado aún más
el despido debilitando la capacidad de resistencia de la clase obrera y vuelto a
blindar la precariedad en la contratación, transfiriendo además otras 4.600
millones de euros adicionales a la patronal en subvenciones. Ha dificultado
aún más el acceso a las pensiones de jubilación, alargando el periodo de
cotización a 15 años, para regocijo de bancos y empresas. Ha precarizado la
función publica y consolidado los privilegios de la enseñanza privada,
fundamentalmente católica. Todo ello se desmenuza en los materiales
enlazados. Recuérdese, además y por citar sólo dos ejemplos para
acabar de perfilar el escenario, su política de vivienda o su decisión de
abrir de forma irrestricta anticipadamente las fronteras del Estado español a la
inmigración comunitaria eurooriental y el cuadro general resultante será un
debilitamiento significativo de la situación y de la capacidad de defensa de la
clase obrera.
Cada una de estas agresiones
tiene consecuencias especificas agravadas en nuestra Nación que estamos
obligados a como mínimo apuntar, en espera de tener acceso a trabajos que lo
analicen de forma singular y desde una perspectiva nacional. El desarrollo desigual y combinado del capitalismo español en perjuicio
de Andalucía y la condena española de Andalucía a la subordinación y dependencia
se concreta y manifiesta en cada uno de los aspectos citados, como en todos los
aspectos de la vida política, económica, social y cultural de nuestra Nación.
Así resulta evidente de entrada
que el debilitamiento de la recaudación fiscal dificultará aún más la
redistribución social e interterritorial en perjuicio de los países y clases más
necesitados. El retroceso en derechos laborales será aún más devastador en
una nación como Andalucía de trabajadores precarios ya acogotados por el
peso de la economía sumergida y con sueldos sustancialmente más bajos a los
españoles. Los recortes en pensiones y prestaciones sociales se resentirán más
pronto que tarde y de forma más nítida en una sociedad en la que la
supervivencia de muchas familias depende en alta proporción de ese tipo de
recursos. La mercantilización de la función publica tendrá especiales
efectos cara a la autoconsideración social de la clase obrera en un país como
Andalucía en donde ya eran notorios los efectos de la fragmentación
social.
Procede aquí constatar que la
oposición social a esta batería de medidas ha sido tenue y en sus efectos
prácticos inoperante. El Gobierno PSOE en Madrid y su sucursal en Andalucía han
salido de este trance sin desgaste perceptible.
Cierto es que entre la
vanguardia sindical ha habido indignación y que se han convocado manifestaciones
-con asistencia que sus organizadores en Madrid o Sevilla incluso han podido
considerar positiva- pero lo significativo de esta etapa es que ni siquiera se
han podido plantear acciones proporcionadas a la escala de la agresión como la
convocatoria de huelgas generales. La profunda atomización y desmoralización
social de la clase obrera andaluza, unida a la predominancia de CCOO-UGT como
aparatos de control y encuadramiento, han hecho que ni aún como propuesta se
haya contemplado esta posibilidad.
Esta situación de debilidad de
la clase obrera andaluza tiene fundamentos sociales objetivos, obviamente. No en
balde se llevan a la espalda treinta años de derrotas sucesivas y eso se
concreta en precariedad, desempleo o salarios de subsistencia, con todo su
correlato de sometimiento, individualismo y desorganización. La persecución
sobre los disidentes es palpable, sea en forma de control en tajos o empresas;
sea en forma de maltrato o discriminación en el acceso a la docencia -aquí
con particular inquina en contra de los independentistas- o al empleo. De
hecho, en parte puede decirse hoy que la militancia y el activismo se han
convertido, bien en opciones de altísimo coste personal; bien casi en
"lujos" sólo al alcance de esos pocos que tienen en alguna
medida las 'espaldas cubiertas' por su previa condición de
funcionarios o trabajadores fijos de las contadas empresas sólidas que
existen en un país sin tejido industrial como el nuestro.
No obstante, junto a este fondo
objetivo que se manifiesta de multiples formas es forzoso reconocer que opera
también la orfandad subjetiva. Aunque los trabajadores andaluces voten o incluso
en menor medida se afilien a partidos y sindicatos, la clase obrera andaluza
carece de referentes políticos propios que respondan a la realidad que vive con
programas alternativos operativos que sean coherentes a sus intereses
colectivos.
El fenómeno no
responde sólo a la transposición nacional de un fenómeno universal en
cuanto a carencia o debilidad de modelos sociales articulados con credibilidad.
El problema en Andalucía no es sólo que -como en casi todas partes- frente a la
omnipresencia del culto al mercado capitalista y al librecambismo globalizador
se presenten sólo criticas parciales o en negativo a sus efectos o en el caso de
pequeños grupos, adiciones a estas en forma de referencias rituales a
"revoluciones" inconcretas y no propuestas de transición en
positivo. En nuestra especíofica y concreta circunstancia como Nación, el
sucursalismo político, organizativo e ideológico españolista -sea en forma
expresa o bajo camuflaje cosmopolita- dificulta la misma formulación inicial de
las bases de ese programa socialista alternativo al neoliberalismo.
Más allá de la lucha defensiva
empresa a empresa, del obrerismo genérico, del altermundialismo abstracto o de
la reducción sectorial, falta en la inmensa mayoría de la izquierda
andaluza perspectiva global, que por fuerza ha de ser política y general y
consecuentemente adoptar ámbito, contenido y compromiso nacional. Es esa
izquierda que -por encima del tiempo y del espacio- repite monótonamente la
frase descontextualizada del 'Manifiesto Comunista' (1848) sobre
que "los obreros no tienen patria", transfiriendo su estulticia a Marx;
olvidando sistemáticamente que justo a continuación su autor aclara que "No
se les puede arrebatar lo que no tienen. (...) por cuanto el
proletariado debe(...) conquistar el poder político, elevarse a la
condición de clase nacional, constituirse en nación (...) aunque de
ninguna manera en el sentido burgués". Sea como fuere y más allá de la
exégesis, carecer de programa nacional -no digamos adoptar la posición del
Estado o la nación opresora como hacen algunos- no tiene nada que ver con
autoconsiderarse internacionalista; como tampoco lo tiene despreciar o
minusvalorar lo propio y cercano priorizando lo ajeno o lejano. Ambas actitudes
significan sólo -y no es poco- recluirse voluntaria, estable e
indefinidamente en la marginalidad y ser por tanto incapaces no sólo de
alterar las condiciones de la propia nación y de la propia clase sino también de
contribuir eficazmente a la solidaridad con otras luchas y
procesos.
No es algo casual que,
exceptuando a ANDALUCÍA LIBRE y a otros independentistas -volviendo de nuevo a
la coyuntura- el grueso de esa izquierda sea incapaz de ver incluso ahora la
evidente relación objetiva entre las agresiones neoliberales del Gobierno
español del PSOE y el debate de la reforma estatutaria;
renunciando a plantear y defender -al menos en el terreno de la formación,
propaganda y agitación- la necesidad nacional y de clase de que Andalucía
adquiera efectivas competencias soberanas, pertinentes y exclusivas en
materia fiscal, laboral, de pensiones, función publica o educativas -entre
otras- de forma que pueda plasmar y desarrollar políticas socialmente
alternativas en beneficio de su mayoría social*. La torpeza tactica deriva
directamente de la esterilidad estratégica. Así pues, el doctrinarismo
españolista o cosmopolita de esa izquierda la condena ineluctablemente a la
inoperancia e impotencia políticas.
En tanto no se produzca esa
refundación de la izquierda andaluza a partir de su decantamiento hacia
posiciones de izquierda independentista, el neoliberalismo del PSOE y sus
acólitos y la politiquería que lo circunda tendrá campo expedito para actuar.
Andalucía y su clase obrera seguirán sufriendo sus consecuencias.
De momento, el Informe que
sigue a continuación esperamos que os ofrezcas cumplida información de sus
contenidos y efectos generales.
La Política
socioeconómica neo-liberal del Gobierno PSOE
La
contrarreforma fiscal: que los ricos paguen
menos...
Reforma Laboral: Despido más
barato envuelto en demagogia...
- LAS REFORMAS LABORALES EN ESPAÑA
1977-2002, Encarna Ruiz
Galacho
- A propósito de la Reforma Laboral,
Crónica de un acuerdo anunciado, Antonio Doctor
- CCOO y UGT aceptan un acuerdo para
avanzar en la precariedad y el despido barato
- La nueva reforma laboral pactada rebajará la
indemnización por despido de los contratos fijos
- Reforma laboral, "El pacto ya es un
hecho",
CGT
- Gobierno, patronal y CCOO-UGT
acuerdan nueva contrarreforma laboral y de las
pensiones, Teo Navarro
- Una reforma laboral de cartón
piedra, Endika Rodríguez
- La Reforma Laboral del Gobierno PSOE,
UGT-CCOO y la patronal, beneficia a los empresarios,
Claridad
- Más dinero a los empresarios sin modificar la
causas de la precariedad. Informe del Sector
Crítico de CCOO
- Andalucía en Datos, Epigrafe "Dependencia":
Desempleo, Sueldos, Precariedad en Andalucia... Andalucía Libre
nē 262
La reforma de
las pensiones: Pensiones más difíciles, mayor sometimiento
obrero...
Educación:
Ejemplo de Hipocresía progre
Empleados
Públicos: Retrocesos y frustraciones
Cataluña
Balance del
Referéndum
El Sueño del
Estatut...
Andalucía Libre
El pasado Junio el proyecto de
nuevo Estatuto de Autonomía para Cataluña pactado por PSOE-CiU en Madrid fue
aprobado en referéndum con una participación de sólo el 49,41% del censo
catalán. Se abstuvo de votar el 50,59% (2.631.813). De los
votantes, 1.882.650 votaron Sí, siguiendo las indicaciones de PSOE, CiU e ICV-IU
(el 73,90% de los votantes); votaron NO,
528.721, el 20,76%, postura que por distintas y encontradas
razones defendían ERC y PP. Votaron Nulo 23.046 (el 0,96%) y en blanco 136.061
(5,34%). La presión de las bases de ERC obligó a la dirección de esta
formación tras diversos requiebros, dudas y contradicciones a definirse
finalmente por el NO. Esta opción provocó su expulsión del Gobierno tripartito
catalán a manos del PSOE e ICV-IU. El consiguiente adelantamiento de elecciones
-fijadas para el 1ē de Noviembre próximo- ha traído consigo también la
defenestración del Presidente Maragall, sustituido como candidato a la
presidencia de la Generalitat por el PSOE catalán por el actual ministro José
Montilla, un aparatachnick del PSOE nacido en Andalucía pero que ha hecho su
carrera en Cataluña.

Los resultados del referéndum
catalán han suscitado abundantes debates y reflexiones.
A primera vista resalta el
déficit de legitimación posible que arrastra un Estatuto aprobado con una
participación de menos de la mitad del censo. No obstante, este factor está hoy
reducido al nivel de elemento potencial, porque para pasar de
la mera constatación estadística a la operatividad política han de sumársele a
las cifras fuerzas políticas y sociales que las consideren base y argumento para
cuestionar ese marco estatutario. Sólo hay que recordar que el Estatuto de
Galicia de 1981 fue aprobado con una participación ridícula, mucho menor
incluso, y que ese hecho no ha afectado ni al funcionamiento ni de las
instituciones gallegas ni a su legitimidad social, quedando reducido a la
cualidad de mera curiosidad histórica.
De hecho, la abstención
catalana de Junio parece responder bastante más a una aceptación pasiva trufada
de fatalismo unida a la decepción por la gestión del Gobierno
tripartito que a una actitud de rechazo activo. No sólo fue una
consecuencia derivada de su previsible triunfo -dadas las fuerzas políticas que
lo apoyaban- sino también del hecho de que -aún más tras su recorte en
Madrid- el texto estatutario era incapaz de entusiasmar y movilizar, tanto a
favor como en contra.(1)
El hecho de que buena parte del
electorado de ERC no siguiera su consigna de voto negativo ha de entenderse como
una consecuencia directa de que el PP también votara NO y de su repugnancia a
coincidir siquiera en eso con el ultraespañolismo a la hora del recuento.
La opción del PSOE y de ICV-IU por incidir en ese factor -en el que de hecho
concentraron toda su propaganda- se demostró una táctica electoral inteligente.
No obstante, más allá de lo
eventual, que este fenómeno se diera muestra no sólo los limites en la
estructuración de su base social por parte de ERC olas incoherencias
de su estrategia(2) sino también el carácter contradictorio y
ambiguo de ese "independentismo sociológico". Por otra parte, la opción
de voto nulo que algunos defendieron como recurso para eludir contradicciones de
mayor calado se confirmo artificiosa. El énfasis de ERC en
contraponer el estatuto aprobado por el Parlamento catalán al recortado en
Madrid como consecuencia del Pacto Zapatero-Más se mostró asimismo inoperante
como acicate movilizador -sobre todo cara a los sectores populares catalanes- ya
que el primer texto tampoco aparecía ni de lejos como nacionalmente soberano y
especialmente en el terreno social y de clase, era también anodinamente
neo-liberal.
En cualquier caso, el nuevo
Estatuto nace sin entusiasmo y con debilidad, tras haberse evidenciado hasta que
punto son restrictivos los márgenes del Estado español.
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