Por la Soberanía
Nacional; el
Trabajo Digno y la
Libertad: NO A LA CONSTITUCIÓN
EUROPEA
nş 243
*Andalucía,
El Lugar de Andalucía,
Isidoro Moreno -
Enlaces
*Canarias,
Canarios Inferiores,
Teodoro Santana
*Chechenia,
El Complejo caso checheno y la maraña
rusa, Carlos Taibo
[Entrevista] - Enlaces
*Venezuela, Venezuela: políticas sociales para otro
país posible, Víctor Ríos
*¿Ha hundido Chávez la economía
venezolana?, Juan
Torres López y
Alberto Montero
Soler
*Solidaridad
con Palestina y la Nación
Árabe - Enlaces
*Directorio de Andalucía
en Internet,
*Música de fondo
- Ayuda
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Opinión
El lugar de
Andalucía Isidoro
Moreno*
Como en los años de la
llamada transición a la democracia, Andalucía vuelve hoy a ser clave en
lo que algunos ya denominan como segunda transición ante las modificaciones que
pueden darse en la Constitución y la práctica totalidad de los Estatutos de
Autonomía. Una conferencia, a primeros de agosto, del presidente de la
Generalitat de Cataluña, Pasqual Maragall, y unas más recientes declaraciones
del presidente de Extremadura, Rodríguez Ibarra, éste con su habitual estilo
rayano en la bordería, que tan rentable le es allí electoralmente, han sido los
catalizadores que han visibilizado una cuestión central que hasta ahora habían
conseguido ocultar los sucesivos gobiernos socialistas que se han sucedido en la
Junta.
Aunque sea obvio, conviene
recordar que en la letra de la Constitución se hace una clara distinción entre
aquellas comunidades que plebiscitaron en el pasado Estatutos de Autonomía
durante la legalidad republicana, Cataluña, País Vasco y Galicia y el resto de
territorios. Y también hay que tener presente, aunque ello no sea explícito, que
es a las primeras a las que hace referencia el término de nacionalidades
mientras que a las demás corresponde el de regiones; ambos
términos contenidos en su artículo 2ş.
Andalucía rompió este diseño
pacíficamente, utilizando medios totalmente constitucionales el famoso y casi
imposible artículo 151 cuando logró, contra todo pronóstico, en el referéndum
del 28 de febrero de 1980, pasar de la segunda categoría a la primera. Sólo
Andalucía, de entre todas las consideradas regiones, demostró la voluntad
política necesaria para colocarse en lugar diferente al previsto inicialmente en
la Constitución, y por ello se constituyó en Comunidad Autónoma "como
expresión de su identidad histórica y en ejercicio del derecho al autogobierno
que la Constitución reconoce a toda nacionalidad" (artículo 1ş del
Estatuto). Lo que ocurre es que las consecuencias de esta conquista no han sido
nunca asumidas, salvo muy al principio, por quienes han tenido la
responsabilidad de conducir nuestra Autonomía.
Lo que señaló este verano
Maragall, y por lo que tantos sin haber escuchado ni leído sus palabras han
tocado a rebato, es que Andalucía, "o busca y obtiene un reconocimiento de
su singularidad o se conforma con una actitud de rechazo de toda
singularidad". Es decir, que Andalucía, o se reafirma y comporta como lo
que es, de acuerdo con la Constitución, una nacionalidad cultural y política
singular, del mismo orden que las otras tres nacionalidades
"históricas", o rehúsa a serlo, traicionando aquel 28 de febrero y
aceptando convertirse en cabeza de quienes niegan el derecho a la diferencia de
los pueblos de España so pretexto de que ello, supuestamente, equivale a admitir
desigualdades. La elección habrá que hacerla, de forma improrrogable, en los
próximos meses, aunque ello sea incómodo para no pocos de nuestros políticos, y
es una decisión tan importante, y va a marcar tan fuertemente nuestro futuro,
que no se puede dejar solamente en manos de los políticos profesionales. La
participación de la sociedad civil en el debate es de todo punto necesaria,
aunque pueda ser incómoda para quienes piensen que la única participación que
debemos hacer los ciudadanos en la política sea votar en las elecciones.
Hasta ahora, Chaves y todo
el PSOE andaluz han practicado el dontancredismo, como si la cuestión no fuera
con ellos. Ahora van a tener que definirse. Y deberían hacerlo sacando
consecuencias de la historia reciente de Andalucía y analizando sin anteojeras
partidistas qué es lo que más interesa al pueblo andaluz, en vez de dejarse
llevar sólo por las opiniones de sus "intelectuales orgánicos", la
mayoría de los cuales están anclados en un nacionalismo de Estado tan
trasnochado como ciego a los cambios en las dinámicas del mundo, y siguen el
neoliberalismo más ortodoxo aunque puedan no ser conscientes de ello.
Para
poner un ejemplo: uno de esos orgánicos escribía hace unas fechas, en un diario
madrileño de importante lectura en Andalucía, que deberíamos rehusar a lo que él
mismo llama "excepcionalidad andaluza": la deuda histórica, señalada en
la disposición adicional segunda de nuestro vigente Estatuto, que significa el
reconocimiento por parte del Estado de una deuda con el pueblo andaluz por el
papel que se le obligó a jugar a nuestra tierra en los últimos dos siglos, que
le hizo subdesarrollarse para que otros territorios crecieran económicamente. El
requerimiento de que esta deuda reconocida sea pagada, y se constituya la
Comisión Mixta prevista hace ya más de 20 años para determinar su cuantía, es
calificado como un "agravio comparativo" a otras comunidades autónomas.
O sea, que debemos rehusar, en nombre de una falsa y demagógica llamada a la
solidaridad, incluso a lo que ya tenemos reconocido. Y podríamos poner otros
muchos ejemplos que deberían preocuparnos gravemente.
Lo que conquistó Andalucía
en el último cuarto del siglo XX corre peligro de perderse e incluso de
desaparecer en la reforma de nuestro propio Estatuto. Y no por la presión y el
interés de los catalanes o los vascos sino por la defección, o la torpeza, de
quienes gobiernan Andalucía y por la indiferencia de demasiados andaluces otra
vez adormecidos.
*Isidoro Moreno es catedrático de Antropología
Social de la Universidad de Sevilla
Enlaces Relacionados en
ANDALUCIA LIBRE
El Regimen español, la Reforma Estatutaria y
las Instituciones andaluzas
Historia del proceso autonómico andaluz.
Financiación, Desigualdad, Dependencia.
Canarias - Opinión
Canarios:
inferiores
Teodoro
Santana
Lo explicaba Marx: en cada sociedad, la ideología dominante es
la de la clase dominante. Y en Canarias la clase dominante está convencida de
que los canarios somos inferiores. Nuestros arquitectos son inferiores. Ni tan
siquiera son dignos de competir abiertamente con los arquitectos foráneos,
superiores por definición a los indígenas. Es lo que ha pasado
con el proyecto del Istmo de Las Palmas de Gran Canaria (donde han quedado
excluidos los arquitectos canarios, definidos como "de tercera" por José Manuel
Soria, máximo dirigente del PP en las Islas).
Nuestros
profesores son inferiores: por eso hay que importarlos de fuera, mediante
oposiciones en las que el conocimiento de la realidad social y cultural de
Canarias no cuenta para nada. Nuevos colonos que llegan con aires de
superioridad, e incluso se atreven a inculcar a nuestros niños la idea de que
nuestra forma de hablar es "incorrecta".
Nuestros
trabajadores son inferiores. Nuestros escritores son de andar por casa. Nuestros
artistas son de pega. Permitimos que en nuestra propia tierra nos traten con
condescendencia, cuando no con desprecio.
Dirán ustedes que todo eso es racismo. Y
tendrán razón. Añadirán, además, que es colonialismo. Y volverán a tener razón.
Pero se trata de algo más. Es la endofobia, sistemáticamente
inculcada a los nativos. El odio a lo propio. No es de extrañar: lo propio
parece poco apetecible, cosa de perdedores.
Hace apenas
quinientos años nos invadieron. Nos derrotaron militarmente. Nos quitaron la
tierra. Nos impusieron su idioma y su religión, prohibiendo los nuestros.
Asesinaron a nuestros hombres. Violaron a nuestras mujeres. Nos vendieron como
esclavos. Inquisición mediante, nos obligaron a borrar todo rastro de nuestros
orígenes y a escondernos tras los apellidos de los invasores. Nos sojuzgaron con
el "impuesto de sangre", que obligaba a embarcar a cinco familias
canarias por cada cien toneladas de mercancías con destino a América.
La cosa llegó a tal extremo que tuvieron que importar
mano de obra de otros lados: Madeira, Senegal, Guinea. Esclavos unos y esclavos
otros. Derecho de pernada para los señores hasta bien entrado el siglo XX.
Hambrunas, sometimiento, miedo.
Cuando llegó la hora de
la independencia de las colonias americanas, la burguesía criolla fue comprada
con las treinta monedas de los puertos francos. Más tarde sería el Régimen
Económico Fiscal, las migajas del turismo o las subvenciones de la UE.
Nos han adoctrinado en la superioridad
europea, y en que nunca llegaremos a nada. Los cargos administrativos y
los mandos empresariales, tanto medios como altos, son todos traídos de España.
A nosotros nos quedan los empleos más duros y peor pagados. Asistimos a un
acelerado proceso de canarización de la pobreza y del paro. ¿Qué otra opinión
podríamos tener de nosotros mismos?
Las "Islas Afortunadas" son el
paraíso: pero un paraíso podrido, como lo ha definido el escritor Víctor
Ramírez. Sí, tenemos una forma de hablar muy suave, pero ya va siendo hora de
que los canarios hablemos fuerte. De que lleguemos a la historia.
Nota de ANDALUCIA LIBRE:
Elemento para la reflexión: ¿cuantos de los hechos y aspectos
canarios reflejados en el articulo de Santana -más allá de su especificidad,
su descripción polémica y su nominación- son idénticos,
semejantes o recuerdan a otros presentes en la realidad nacional de
Andalucía?.
Chechenia
Entrevista a Carlos Taibo, profesor
de ciencia política de la Universidad Autónoma de
Madrid,
El complejo
caso checheno y la maraña rusa
Programa Prisma. TVE
Rehenes en la escuela de Beslan antes de
la masacre
(Osetia del Norte)
Pregunta: ¿Qué le
parece la decisión que ha tomado el gobierno ruso de atacar cualquier base
terrorista esté donde esté... ataques preventivos como ellos le
llaman?
Respuesta: Supongo que en el momento presente
es una baladronada. No hay por qué pensar que Rusia va a poder alcanzar
determinados objetivos que no están al alcance de las fuerzas armadas
norteamericanas. Acaso es un mensaje inquietante para algún país limítrofe,
como es el caso de Georgia. Sospecho que en este caso, lo que los dirigentes
rusos quieren hacer es simplemente sumarse simbólicamente a un carro, liderado
por los EEUU, que implica una entronización del "todo vale" en el
escenario internacional contra el terrorismo. No creo, entonces, que tenga
mayores consecuencias esta decisión.
P: ¿Contra el terrorismo vale todo?.
R: Con toda evidencia, no. En primer lugar
debemos sopesar qué es el terrorismo. La palabra es muy conflictiva. Se
utiliza interesadamente por los unos y por los otros. En segundo lugar,
tenemos que analizar cuales son las razones que explican y luego justifican
estos comportamientos desbocados, algo que no hacen por desgracia nuestros
gobernantes. En tercer lugar, debemos analizar si no aplicamos políticas de
doble rasero, que tratan diferente a nuestros amigos y a nuestros enemigos, a
los poderosos y a los débiles. Y, en cuarto y ultimo termino, tenemos que
garantizar que las reglas de juegos son limpias. Cuando el presidente Putin
dice (y lo dice muy a menudo) "que con los terroristas no se negocia, se
les extermina", tendría que dar alguna explicación sobre el sentido
legal, en el marco de las reglas de juego del estado de derecho, de una
declaración tan conflictiva como esa.
P: ¿Cuales serían las claves
del conflicto?. ¿Nacionalismo, independencia, autonomía?.
R: Chechenia, es un país ubicado en
una zona geográfica muy sensible, y que se ha visto desde siempre sometido a
la presión del Imperio Ruso, desde finales del siglo XVlll, desde hace
doscientos años. Eso se ha traducido en una presión militar muy poderosa desde
el norte, que ha marcado indeleblemente la historia del país, y en último
termino ha generado un movimiento nacionalista propio muy duro, de resistencia
frente a Moscú. Y subrayo que esta es la matriz fundamental de la resistencia
chechena: el designio de plantar cara al gigante del norte. La dimensión
religiosa que a menudo acompaña a esto, entiendo que tiene un cariz
secundario. Es un elemento acompañante que le da solidez a esa resistencia
inicial.
En ese magma se han manejado muchas opciones.
Simplemente afirmo que sería muy saludable que el pueblo checheno pudiera
pronunciarse, y que entre las opciones del pueblo checheno sería legitimo que
estuviese la de mantener a Chechenia dentro de Rusia, como sería legitimo que
optase por ser un país independiente. Me parece que lo que los chechenos
piensan en este caso, debe ser el elemento fundamental de criterio. No hay
ninguna formula mágica.
En cualquier caso, la resolución pacifica de este tipo de tensiones es
el fundamento principal de que las cosas van a mejor, con una Chechenia
integrada a Rusia, con una Chechenia autónoma dentro de Rusia, o con una
Chechenia independiente de Rusia.
P: Dentro de esa maraña
rusa, ¿ha habido territorios de primera y segunda categoría?.
R: Esto guarda mucha relación con la trama que
se uso en 1991 para encarar la desintegración de la Unión Soviética. El
criterio que se aplico entonces es fácil de entender. Las quince repúblicas
federadas que integraban la Unión Soviética, vieron reconocido su derecho a la
autodeterminación, de tal manera que si lo deseaban, pudieron convertirse en
estados independientes. Este derecho y esa posibilidad se le negaron a las
unidades político organizativas de rango inferior. Fue el caso de Chechenia,
que era una república autónoma dentro de Rusia.
Hay que preguntarse, claro, si la idea matriz era que
la Unión Soviética era un estado artificial, todos los estados lo son. No sólo
eso, si se trataba de un estado cuya configuración político administrativa era
el resultado de decisiones caprichosas arbitradas por los dirigentes
soviéticos, habrá que preguntarse ¿por qué a unas de esas republicas se les
reconocen esos derechos y a otras no? Este es uno de los argumentos que la
resistencia chechena ha blandido, y creo que se le debe ser escuchado como
tal. Si todo es artificial y caprichoso, ¿por que unos de los efectos de los
caprichos se reconocen con derechos y a otros se les niega?
P: ¿Cuál es el estado de la Chechenia
actual?.
R: El conflicto de Chechenia, es un conflicto
enquistado. Es decir que la guerra sigue. El ejército ruso ha mejorado
sensiblemente sus resultados con respecto al conflicto librado entre 1994 y
1996, pero no ha conseguido doblegar a la resistencia. En este caso, por
añadidura, ha aplicado, lo que yo entiendo que es una política de tierra
quemada, saldada con un numero altísimo de muertes, torturas, de violaciones
de los derechos humanos más básicos.
Hay una diferencia fundamental con el primer
conflicto, y es que los medios de comunicación están ausentes, lo cual explica
por qué en Rusia hay un consenso tan rotundo de apoyo a las políticas que
aplica el presidente Putin.
Otro dato relevante es que el propio Putin afirma que
toda la resistencia chechena es terrorista, por un lado, y fundamentalista
islámica, por el otro. Esto lo que ha hecho es anular la perspectiva que del
otro lado de la trinchera emerja un interlocutor político con el que se pueda
negociar. Agreguemos, que la comunidad internacional prefiere mirar hacia otro
lado, con lo cual creo que tendremos suficientes datos para concluir que no
hay una solución policial-militar para el conflicto de Chechenia, por mucho
que el presidente Putin se empecine en sacarla adelante. Con lo cual me temo
que vamos a tener conflicto para rato, a menos que la política de Rusia se
modifique abruptamente.
P: ¿ La resistencia chechena es uniforme, todos quieren lo
mismo? ¿Cuáles son sus características, y quiénes forma la
resistencia?.
R: No hay un orden unificado. Lo que si es cierto es que en
1999, cuando se produjo la segunda invasión militar rusa, se verifico cierta
operación de cierre de filas, en una resistencia que se encontraba en una
situación muy precaria. Pero eso no puede conducir a la simplificación que
hacen las autoridades rusas. Hay diferencias evidentes, por ejemplo, entre el
presidente elegido en 1997, Aslán Masjádov, y la
figura que representa el vigor del islamismo wahabí en esa resistencia,
Shamil Basáyev.
El primero es una figura que propicia las
negociaciones sin condiciones con Moscú, que ha criticado ampliamente los
atentados cometidos en Osetia del Norte y que ha mantenido la puerta abierta a
una perspectiva de salida negociada del conflicto.
El segundo se ha entregado a una lucrativa industria
del secuestro y ha cometido hechos de terror que todos tenemos en mente. Las
acciones de estos elementos de la resistencia chechena, desde mi punto de
vista, han beneficiado de manera visible a Moscú y a sus políticas, a tal
punto de que en el pasado hubo un debate muy activo sobre la posibilidad de
que Basayev estuviese a sueldo de los servicios de inteligencia ruso.
En cualquier caso, aunque no sabemos qué es lo que
piensa el checheno de a pie, mi interpretación es que la mayoría de los
chechenos repudian acciones como las que comete Basayev. Lo que sucede es que
sus milicias son las mejor pertrechadas, las mejor equipadas y esto a buen
seguro ha generado cierto efecto de atracción sobre gentes que querían sumarse
a la resistencia y que veían debilitado el plan de Masjadov.
P: ¿Qué tiene que ver esto
con el terrorismo islámico?.
R: Esos vínculos, existen pero afectan a
segmentos muy reducidos. He sugerido anteriormente que esos segmentos fueron
estimulados en su momento por Moscú. Es un proceso muy similar al que se
siguió en Israel con Hamas, que fue claramente alimentado por Israel, en la
medida en que las autoridades israelíes entendían que su crecimiento
debilitaba a la Autoridad Nacional Palestina.
Entre 1996 y 1999, en ese lapso de relativa
pacificación en Chechenia, las autoridades rusas jugaron las mismas cartas con
Basayev, procurando alimentar el crecimiento de su guerrilla para debilitar el
gobierno legítimo de Masjadov. Ahora probablemente se arrepienten de las
decisiones tomadas en aquel momento.
Pero el escenario está claramente marcado, de un lado
como del otro, por un crecimiento sensible de los halcones. No es que los
chechenos apoyen más a Basayev que a Masjadov. Pero el peso de las acciones de
Basayev, por ejemplo la de Osetia del Norte si se la atribuimos a él (lo cual
plantea dudas), es innegablemente mucho mayor que las declaraciones de
Masjadov condenando este tipo de acontecimientos.
P: ¿Baseyev se ha atribuido muchos atentados que no ha
cometido?.
R: En efecto, estos son los datos que convienen
manejar a la hora de atribuir autoría, porque los datos llevan mucho a la
duda. No sabemos, por ejemplo, de este comando que ha operado en Osetia del
Norte, cuál es su composición nacional. Cualquier analista que analiza con
mesura los hechos, está obligado a utilizar los términos de "presuntos
chechenos" para describir a los integrantes de este comando, porque aun
hoy no tenemos ninguna información fehaciente. De hecho se sabe que las
autoridades rusas, en un primer momento, apuntaban a la presencia de
ciudadanos de origen árabe, para vincular su acción con las redes del
islamismo radicalizado. No parece que estos datos se confirmen. Esto nos
invita a extraer la conclusión de que el conflicto de Chechenia por sí sólo
aporta claves para entender comportamientos desbocados como ese.
P: ¿Otro de los
protagonistas de todo esto sería, aparte de los servicios de inteligencia, el
ejercito ruso?.
R: El ejercito ruso es protagonista al menos en
dos sentidos diferentes. El primero nos recuerda que lo que respecta a la
primera guerra de Chechenia, librada entre 1994 y 1996, se sugirió muy a
menudo que las decisiones no las tomaba el poder civil en el Kremlin, con
Yeltsin muy debilitado, sino las fuerzas armadas que querían resarcirse del
fracaso en la guerra afgana, en el decenio de 1980. Este
argumento ha rebrotado, con ocasión de la segunda guerra de Chechenia. En este
caso, el fundamento argumentado era la tesis de que los militares rusos
querían resarcirse del fracaso de la primera guerra. Esta presión de las
fuerzas armadas sobre el poder civil merece ser considerada seriamente.
El segundo dato relevante es que, no nos engañemos, la
resistencia chechena se ha abastecido en el pasado de armas (y se sigue
abasteciendo) del ejercito ruso. Esto no debería ser una sorpresa en el
escenario marcado por una economía mafiosa. Cuando se sugiere que los
chechenos se dotan de armas de Afganistán de la mano de Al-Qaeda, me parece
que se está errando drásticamente en el diagnostico. La mayoría de las armas
de la resistencia chechena procedían y proceden del ejercito ruso.
P: ¿Yeltsin, era un blando
y Putin, más duro?.
R: Yeltsin no era un blando. Lo que ocurre, es
que las medidas que dictó en ese momento para hacer frente a la independencia
de Chechenia, fueron dramáticamente insuficientes. Se caracterizaron por una
visible imprevisión. Y en su caso es verdad que probablemente Yeltsin se
mostró un tanto alejado de un conflicto que entendía que no afectaba a las
grandes tramas de la vida política de Rusia en aquel momento.
Putin, es bien sabido, ha utilizado el conflicto de Chechenia, como su
principal catapulta hacia el poder en el Kremlin. De tal manera, que por
ejemplo, los hechos de terror que se han ido sucediendo a lo largo de los
últimos meses, lejos de difuminar su poder, lo que han hecho es
fortalecerlo.
No sabemos que es lo que ocurrirá en estos momentos.
Pero quiero recordar que el asalto al teatro de Moscú hizo que la popularidad
del presidente se acrecentase. Es algo difícil de creer desde nuestra
perspectiva. Pero que en un universo mediáticamente cerrado como es Rusia, es
fácil de explicar. La población apenas dispone de información alternativa que
le permita calibrar.
P: ¿Qué saben los rusos
del conflicto con Chechenia?.
R: En determinados pequeños círculos, la información llega.
Digamos que en Rusia se puede publicar un libro crítico de la versión oficial
de los hechos. Pero los grandes medios de comunicación, los que llegan a los
ciudadanos de a pie, emiten un discurso monocorde, que se caracteriza por
ocultar abruptamente a Chechenia.
Cuando uno discute con ciudadanos rusos, que viven
allí, y les recuerda, por ejemplo, lo que indican los sucesivos informes de
Amnistía Internacional en materia de violación de derechos humanos en
Chechenia, se muestran absolutamente confundidos, perplejos, porque no
entienden que eso pueda estar ocurriendo. Y eso, me parece, es lo que explica,
la popularidad de Putin.
Si en Rusia se verificase la apertura de una hendidura
en este edificio mediático cerrado, me temo que Putin tendría bastantes
problemas. Intuyo, por cierto, que esa hendidura está empezando a aparecer. El
énfasis, que en los últimos días las autoridades rusas están poniendo en
transmitir determinada imagen de lo ocurrido en Osetia del Norte, refleja la
preocupación de la posibilidad de que discursos alternativos calen. Estoy
pensando en el designio de atribuir toda la responsabilidad a las autoridades
de Osetia del Norte. Y la mención constante de que no se produjo una
intervención de las fuerzas del Ministerio del Interior, sino una respuesta
ante acontecimientos imprevisibles. O en ese subrayado permanente de que en el
comando había gente procedente de los países árabes.
Creo que esto refleja cierta preocupación ante la
perspectiva de que la versión oficial de los hechos, no cale en la población,
y empiece a romperse ese edificio de cohesión de consenso en torno al proyecto
de Putin.
P: ¿Este
consenso a Putin le ha servido para hacer leyes más
represivas?.
R: Con toda certeza. Entiendo que esta
operación mediática se completa con medidas represivas contra la población,
que se traducen en controles exhaustivos. Dicho sea de paso, no muy diferentes
de los que recorren la vida actual de muchos países occidentales. No pensemos
que este es un fenómeno privativo de Rusia. Pero el
escenario de la Rusia de hoy es, en el mejor de los casos, el de tener una
democracia de muy baja intensidad; y en el peor, un régimen autoritario en el
que los flujos de concentración de poder, de falta de garantías, son cada vez
más claras.
No solo me refiero a Chechenia, donde la impunidad es
evidente. Creo que es muy significativo que Putin se haya negado a conformar
una comisión de investigación independiente sobre lo ocurrido en Osetia del
Norte. Me parece que es negar garantías fundamentales, en lo que respecta a la
elaboración de información que debería interesar al ciudadano ruso de a
pie.
P: Usted ha dicho que
parecería que Putin está en guerra con Chechenia, como Bush con Irak. De por
qué está Bush en Irak, ya todos sabemos las causas. ¿Pero dónde estaría la
trampa en el caso de Chechenia?.
R: En Chechenia no hay ningún proyecto
democrático abierto, como no lo hay en Irak de la mano de las imposiciones del
ejercito norteamericano. En Chechenia lo que hay es una farsa, articulada en
torno a una nueva Constitución, un fantasmagórico proyecto de autonomía, y
unas elecciones fraudulentas. En esta farsa, un elemento fundamental es que el
secesionismo checheno no puede participar en modo alguno, está totalmente
proscrito.
El otro día Putin dijo que "no se negociaba con
terroristas, ni con secesionistas". Interesa llamar la atención sobre
este segundo elemento. Puedo entender que no negocie con terroristas. Pero el
secesionismo en un estado de derecho es una opción política legal, y la
libertad de expresión debe garantizarse. Me parece que Putin entiende la
democracia de un modo muy sui-generis, como me parece que lo ilustra esta
conflictiva declaración.
P: ¿Hay quienes quieran
una salida negociada a este conflicto en Chechenia, por parte de quienes
tienen el poder?.
R: Imagino que la mayoría del pueblo. Digo
imagino, porque no sabemos qué piensan a ciencia cierta los chechenos.
En Rusia no. En los últimos años, ha habido voces
significativas que demandaban otras vías de actuación, que implicaban la
consideración de elementos políticos. Pero están prácticamente acalladas, o
marginadas. Enunciar ese argumento en Rusia es quedar condenado al
ostracismo.
Del lado de la resistencia chechena, no me canso de
subrayar que formalmente el presidente electo en 1997, Masjadov, anuncia su
propósito de sentarse a negociar sin condiciones. Creo que esto es
interesante, por mucho que la figura de Masjadov no deje de exhibir aristas
conflictivas. Pero lo importante es que no hay abierta ninguna perspectiva de
negociación.
¿Si a Putin por lo demás le va bien, por qué va a
modificar el escenario? Un compañero suyo me preguntaba que, siendo evidente
que Rusia no esta sacando adelante su proyecto en Chechenia, que lo que esta
ocurriendo es que va en aumento el sufrimiento de la población rusa, cómo es
que Putin no cambia de perspectiva? La respuesta es sencilla: a Rusia le va
mal, pero a Putin le va bien.
Este es un escenario planetario, podría decir
literalmente lo mismo de la política norteamericana. A los EEUU no le va bien
en ningún escenario del planeta. Pero al presidente Bush, al parecer, los
pronósticos electorales le dibujan un panorama razonablemente saludable, con
lo cual puede seguir adelante.
P: ¿Para qué han servido
las últimas elecciones en Chechenia?.
R: Para ilustrar una vez más la condición de
farsa del proyecto político que Putin alienta. Creo que es un fiel retrato del
escenario. Los candidatos independentistas no han podido concurrir, los
soldados integrantes de los contingentes militares rusos de ocupación han
disfrutado del derecho de voto, y no ha habido observadores neutrales, con lo
cual la limpieza de las elecciones ha sido puesta en un brete.
En el Consejo de Europa, en instancias razonablemente
ecuánimes, han dudado de la limpieza de esas elecciones. Algo que por cierto
no se tradujo, por desgracia, en un freno a las declaraciones realizadas hace
unos días atrás por el canciller alemán Schoerder y el presidente francés
Chirac, que aplaudieron las medidas políticas que Putin alienta en Chechenia.
Yo me quedé absolutamente pasmado.
P:
¿Estados Unidos tiene intereses en esto?.
R: EEUU tiene intereses absolutamente en todas las zonas del
planeta. Y singularmente en ésta, porque se dan cita dos elementos muy
interesantes. Por un lado la ubicación geográfica, que permite utilizarlo como
atalaya desde la cual controlar movimientos de los eventuales competidores,
como es el caso de la Unión Europea, de China o de la propia Rusia. Por el
otro la riqueza energética del Golfo Pérsico y de la cuenca del mar
Caspio.
Mi interpretación es que EEUU juega aquí dos cartas
distintas. Por un lado, la de estar con Rusia, que le permite el despliegue de
operaciones reciprocas de silencio con respecto a las atrocidades respectivas.
Y por el otro lado, el de cierta presión subterránea sobre Rusia.
En los últimos días, se ha recordado una declaración
de Kissinger sobre la guerra de IránIrak en el decenio de 1980. Kissinger
tiene muchos defectos, pero entre ellos no está el de ser poco claro en sus
declaraciones. Sostuvo que se trataba de que los dos contendientes resultasen
derrotados, y parece que la operación norteamericana subterránea resultó muy
eficiente en ese caso.
Creo que aquí hay algo de esto. A EEUU no le interesa
que emerja una Chechenia independiente, con un proyecto eventualmente
vinculado con determinados discursos islamistas. Pero tampoco le interesa que
Rusia dicte con claridad las reglas del juego en la región. Con lo cual la
política norteamericana lanza señales a unos y a otros, pero en último término
se caracteriza por una apuesta encaminada a lo debilitar a los dos
contendientes, y en último término a acrecentar el control estadounidense
sobre materias primas energéticas más valiosas.
P: ¿Y
Europa?.
R: La Unión Europea es, desde mi punto de
vista, extremadamente hipócrita en relación al conflicto de Chechenia.
En las últimas jornadas hemos asistido a cierta
polémica por esa suave petición de explicación efectuada, ante las autoridades
rusas, en relación a lo ocurrido en Osetia del Norte. Pero la Unión Europea
debería preguntarse no sólo lo que ha ocurrido en Osetia del Norte, sino lo
que sucede en Chechenia, y esto al parecer no interesa.
Antes del 11 de septiembre, los dirigentes europeos
miraban hacia otro lado cuando se hablaba de Chechenia. Ahora le dan
palmaditas en el hombro a Putin. Algo que me parece que refleja una dramática
primacía de los intereses, sobre los principios. En la visión de nuestros
dirigentes es preferible mantener una relación fluida con Rusia, preservar
relaciones comerciales muy interesantes, antes que partirse la cara por un
pequeño pueblo del Cáucaso o exigir la satisfacción de las normativas
internacionales de derechos humanos.
P: ¿La
guerra en Irak y los atentados han recrudecido el conflicto en
Chechenia?.
R: Son claves diferentes, por mucho que
comparten escenarios geoestratégicos y geoeconómicos. Mi
interpretación es que la clave islamista, que se invoca a menudo para dar
cuenta del perfil de la resistencia iraquí, tiene un vigor reducido en
Chechenia, por mucho que se quiera indicar lo contrario. Es sólo una de las
muchas claves que hay que invocar para dar cuenta del conflicto de
Chechenia.
Sospecho que también es lo mismo en la textura de
fondo de la resistencia iraquí. Durante mucho tiempo se nos dijo que esa
resistencia se vinculaba con el viejo régimen del partido Baas. Después se nos
anuncio la presencia de un sin fin de terroristas internacionales en Irak. Hoy
descubrimos que esa resistencia es mucho más plural y responde a un pueblo
decidido a plantar cara a un ocupante.
Hace unas semanas estuvo en Madrid un analista
británico, Tarik Alí, de origen pakistaní, y alguien le pregunto con cierta
acritud, si no era verdad que en Irak, pese a todo, no había muchos
terroristas internacionales. Respondió, con muy buen
criterio y cierta ironía, que había al menos 160.000, en su mayoría
norteamericanos. Tarik Alí, tiene un libro estupendo, el
cual recomiendo su lectura, "El choque de los
fundamentalismos".
P: ¿Hay que darle un
estatuto especial a Chechenia?.
R: Desde mi punto de vista hay que reconocerles el derecho
de autodeterminación, y aguardar a que los chechenos libremente se expresen.
Subrayo que en este caso como en cualquier otro la autodeterminación abre
horizontes muy distintos. Los chechenos legítimamente pueden decidir seguir
viviendo en Rusia, como pueden optar por un estado
independiente.
Este escenario está muy lejos. Creo que tendrían que cambiar muchas
cosas. El presidente Putin, presionado por la población en Rusia, tendría que
declarar un alto el fuego unilateral, someter a sus fuerzas armadas a
controles exhaustivos, garantizar la presencia de observadores neutrales,
promover un programa internacional de reconstrucción, y, después de todo eso
abrir el camino a una formula de autodeterminación. Esto con toda evidencia no
forma parte del proyecto político de Putin.
*Carlos
Taibo es profesor de ciencia política en la Universidad Autónoma de
Madrid, especialista en Europa del Este y Rusia y autor de varios
libros, entre ellos: El conflicto de
Chechenia (Catarata), "La explosión soviética",
"Cien preguntas sobre el nuevo desorden" y "¿Hacia donde nos
lleva EEUU?".
ENLACES PARA AMPLIAR:
Venezuela
Venezuela: políticas sociales para otro país
posible
Víctor
Ríos
Desde que Hugo Chávez gana las
elecciones presidenciales en diciembre de 1998 hasta hoy, podemos hablar de
cuatro fases distintas bajo su Presidencia. Durante la primera, en 1999, el país
se halla sumido en una importante recesión económica. Dada la situación, se
propone la implicación del Ejército en un programa cívico-militar para atender
las mayores urgencias sociales: el Plan Bolívar 2000. Las unidades militares
participan junto a la sociedad en la construcción o reconstrucción de casas y en
la reparación de infraestructuras recuperando escuelas, hospitales,
ambulatorios, albergues...
Tras la
primera etapa, centrada en cubrir las necesidades sociales más perentorias del
país, los años 2000 y 2001 pueden considerarse una nueva fase, la segunda, en la
que se consolida el gobierno del presidente Chávez, se impulsan programas de
reducción de la pobreza a largo y medio plazo, y se proponen importantes
reformas económicas y sociales.
Entre
noviembre del 2000 y noviembre del 2001, se presentan 49 leyes, llamadas
habilitantes, como las de Tierras y Desarrollo Agrario, Hidrocarburos, Pesca y
Acuicultura, Microfinanzas, Seguridad Social... Estas leyes van dejando clara la
orientación social de las políticas públicas del gobierno de Hugo Chávez. Se
trata de hacer realidad la reforma agraria, garantizar una verdadera propiedad
nacional y estatal de los yacimientos de hidrocarburos, favorecer a los
pescadores artesanales frente a los grandes industriales pesqueros, contribuir
al combate a la pobreza facilitando el acceso al crédito para proyectos de
cooperativas y asociaciones, etc.
La Ley de
Seguridad Social establece un sistema único de pensiones, que garantiza una
pensión mínima vital para todos a los 65 años. A su vez, se va estableciendo una
red de servicios nacionales de salud pública y gratuita, y prestaciones por
invalidez e incapacidad. Estas leyes acompañan el impulso a proyectos de
inversión social y de medidas de incentivación selectiva de la producción. Son
Proyectos de Seguridad Alimentaria -Programa Alimentario Escolar y Comedores
Comunitarios-, Programa de Hogares y Multihogares de Cuidado Diario, Atención
Integral a la Salud, a Mujeres Embarazadas, a las Comunidades Indígenas, Plan de
Becas y Proyectos de Infraestructura Social con inversiones en infraestructuras
educativas, de salud, vivienda y urbanismo, deporte y cultura.
El balance
de los logros de las políticas sociales implementadas es sin duda positivo. El
porcentaje destinado a educación pasa de menos del 3% en 1998 al 7% en 2001 y el
de salud alcanza el 6%. Los beneficios de los programas sociales empiezan a
llegar a la población rural y a los núcleos urbanos más empobrecidos. Al mismo
tiempo, crece la resistencia a los cambios por parte de la gran patronal y los
empresarios de la comunicación. A finales de 2001, los capitales expatriados se
estiman en 100.000 millones de dólares, cinco veces el tamaño de la deuda
externa del país.
Así se
entra en la tercera fase, desde diciembre de 2001 hasta mayo de 2003. Es la más
dura desde la llegada de Chávez a la Presidencia. La patronal convoca varias
huelgas generales, se produce el intento de golpe de estado fracasado en abril
del 2002 y se paraliza la industria petrolera durante varios meses. La economía
acusa el golpe recibido y ello se traduce en claras dificultades para mantener
los programas sociales iniciados hasta que se logra recuperar la extracción y
exportación de petróleo.
Programas sociales y democracia participativa
A partir de
mayo del 2003 y hasta hoy, se inicia una nueva fase caracterizada por el
renovado impulso dado desde el gobierno a los programas sociales y por la
creciente participación popular en el proceso de transformaciones abierto.
El programa
de reforma agraria, que se había iniciado con mucha lentitud, cobra fuerza. Se
entregan más de 1.500.000 de hectáreas a 130.000 familias, con una población
beneficiaria total de 650.000 habitantes, se alienta la formación de
cooperativas de campesinos y las granjas colectivas, y se facilitan los
créditos. Al mismo tiempo se impulsa un programa gubernamental de redistribución
del suelo urbano de propiedad estatal. Se otorgan títulos a familias agrupadas
en comités de tierras urbanas en barrios pobres. Dichos títulos pueden usarse
como avales para pequeños préstamos y facilitan la unión del vecindario para un
proceso colectivo de obtener suministros de agua y electricidad, mejoras en las
infraestructuras de las calles, etc.
El proyecto
de fortalecer un sector de economía social y solidaria también avanza en este
periodo. De las 800 cooperativas existentes al inicio de la etapa de gobierno de
Chávez se ha pasado a unas 50.000 en la actualidad, muchas de ellas agrupadas en
la Unión Nacional de Cooperativas y Organizaciones de la Economía Social,
Participativa y Solidaria. La expansión del cooperativismo viene apoyada por el
programa de microcréditos desarrollado tras la aprobación de la Ley de Creación,
Estímulo, Promoción y Desarrollo del Sistema Microfinanciero, conocida como Ley
de Microfinanzas, El acceso al crédito para proyectos de cooperativas y
asociaciones se implementa desde diversos bancos creados al efecto: Banco de la
Mujer, Banco de Desarrollo Económico y Social, Banco del Pueblo Soberano. Entre
el de la Mujer y el Bandes se han otorgado más de 70.000 microcréditos en dos
años.
Las
dificultades y obstáculos encontrados en las mismas instituciones del Estado
para hacer avanzar los programas sociales llevan al gobierno a plantear una
propuesta nueva: la de desarrollar estos programas desde estructuras paralelas
creadas para conseguir mayor agilidad, eficiencia y participación popular. Así
surgen las Misiones, con programas específicos dirigidos a los sectores sociales
más empobrecidos del país.
El
reto de las Misiones
En la actualidad están en
marcha las siguientes Misiones:
Misiones
socio-educativas
Misión
Robinson. Su objetivo es la lucha contra el analfabetismo. Empieza en
julio del 2003 con la intención de alfabetizar al millón y medio de
venezolanos iletrados, casi el 9 por ciento de la población mayor de 10 años.
Con el método de la pedagoga cubana Leonela Relys, premiado por la UNESCO, y
el asesoramiento de 70 pedagogos cubanos se despliegan por todo el país más de
100.000 maestros facilitadores. Los resultados no se hacen esperar: 1.273.000
personas alfabetizadas en poco más de seis meses. El programa continúa y se ha
iniciado ya la segunda fase, Robinson II, para completar en dos años la
educación primaria venezolana que normalmente se desarrolla en seis.
Misión
Ribas. Su objetivo es el de dar la oportunidad de acabar la educación
secundaria a quienes la habían abandonado, más de cinco millones de
venezolanos. El programa prevé la obtención de la titulación secundaria en un
plazo máximo de dos años. Se inició en noviembre del 2003, con 629.000
inscritos. La mayor parte de la financiación del programa corre a cargo de la
compañía petrolera PDVSA y la de electricidad CADAFE, quienes ofrecerán luego
puestos de trabajo en los sectores minero, eléctrico y petrolero.
Misión
Sucre, para facilitar el acceso a la educación universitaria de
quienes quedaron excluidos por razones económicas. En el censo realizado a
partir de septiembre de 2003, se inscribieron 470.000 bachilleres interesados
en volver a los estudios. Hasta ahora se han otorgado 140.000 becas y se está
desarrollando el Programa de Iniciación Universitaria para facilitar el acceso
a las Universidades Públicas, entre ellas la recientemente creada Universidad
Bolivariana.
Misiones
socio-productivas
Misión
Zamora, continuación del Plan Zamora. Incluye el proceso de entrega
de tierras a los campesinos y el objetivo de garantizar la oferta alimentaria
para los más desfavorecidos en una apuesta por la economía social y el
desarrollo endógeno y vinculando su labor a la de la Misión Mercal.
Misión
Mercal, para la comercialización y venta directa a bajo precio de
productos alimenticios y otros de primera necesidad como medicinas. Con este
programa, que tiene unos 2.000 puntos de abastecimiento y venta por todo el
país, se ha logrado ofrecer protección alimentaria a más de siete millones de
personas. Está vinculado a los Comedores Populares Bolivarianos.
Misión
Miranda, destinado a los reservistas del Ejército en situación de
desempleo. Los que participan en el programa, iniciado en octubre del 2003,
reciben el salario mínimo, formación para el cooperativismo y facilidades para
la obtención de microcréditos para proyectos de reinserción laboral.
Misión
Piar, vinculada al Plan Integral de Desarrollo Sustentable de las
Comunidades Mineras, para mejorar las condiciones de vida de un colectivo de
78.000 trabajadores que conforman el sector de la pequeña minería. Implica la
creación de cooperativas, formación de comités de construcción de viviendas,
recuperación medioambiental de áreas degradadas y otras actividades
productivas y de asistencia social.
Misión Vuelvan
Caras, destinada a la capacitación técnica de 1.200.000 desempleados
de las zonas más humildes, que reciben becas para facilitar el estudio y la
inserción laboral. El proceso de capacitación, iniciado en marzo de este año,
con una duración estimada entre seis meses y dos años según el tipo de
actividad a desarrollar luego, se inicia con personas que ya han participado
en las Misiones socioeducativas.
Otras
Misiones
De las
otras Misiones actualmente en marcha cabe destacar por su planteamiento y
resultados la Misión Barrio Adentro. Esta surge en abril del 2003 como Plan
Barrio Adentro, fruto de una nueva concepción de las políticas de salud y en el
marco del convenio de cooperación suscrito entre Venezuela y Cuba. Se trata de
garantizar el acceso a los servicios de salud de la población excluida, mediante
un modelo de gestión participativa de salud integral. De este modo, se fortalece
la red ambulatoria con la creación de consultorios y clínicas populares y la
presencia permanente de médicos en las comunidades con poco o nulo acceso a los
hospitales existentes.
En una
primera fase, entre abril y junio de 2003, se constituyeron los primeros Comités
de Salud, se procedió a una evaluación de las enfermedades más frecuentes en
cada localidad y se desarrollaron experiencias piloto. Tras un segundo periodo
de extensión, a partir de septiembre de 2003 llega a todos los Estados, con la
participación de más de 10.000 médicos que realizan un promedio de 26
actuaciones diarias que incluyen consultas, educación para la salud, actividades
de preparación de líderes comunitarios, visitas directas a pacientes enfermos,
etc.
A partir de
diciembre de 2003, comienza la fase actual del Plan que pasa a llamarse Misión
Barrio Adentro. A primeros de abril de 2004, las consultas realizadas se sitúan
en torno a los 22 millones, con una atención directa a más de dos millones y
medio de familias visitadas, lo que supone más de diez millones de personas
atendidas por este programa.
Otras
Misiones en marcha son la Misión Negra Matea, que tiene por objeto atender a los
niños de la calle, y la Misión Guaicaipuro, que busca restituir los derechos
originarios y específicos de 540.000 personas pertenecientes a los pueblos
indígenas.
Un apunte final
A través de
esta apretada descripción de las políticas sociales impulsadas por el gobierno
de Hugo Chávez puede apreciarse la voluntad de emprender un camino de
transformaciones económicas y sociales que rompe claramente con las políticas
neoliberales anteriores y propone combatir la pobreza y la exclusión social
mediante programas que a su vez potencien la participación popular y la
organización comunitaria desde abajo. El intento de mejorar la calidad de vida
del pueblo venezolano lo es también de devolver su dignidad a los más humildes.
La resistencia de los sectores oligárquicos y su brazo armado mediático, y la
clara injerencia del gobierno norteamericano en el proceso en curso suponen una
amenaza permanente que no debe desconocerse. Es mucho lo que está en juego para
todos y no sólo en Venezuela.
Que otra
Venezuela, la que está naciendo con la revolución bolivariana, sea posible
supone una importante contribución a la lucha de los pueblos por su
emancipación. El conocimiento y la comprensión de las características de este
proceso y la solidaridad internacional con él están a la orden del día y merecen
ocupar un lugar relevante en la cabeza y los corazones de quienes pensamos que
otro mundo es posible.
Venezuela
¿Ha hundido Chávez la economía
venezolana?
Juan
Torres López y
Alberto Montero
Soler
Chavez en una concentración
bolivariana
Hace unos días, la editorial del
prestigioso diario español El País decía textualmente que el presidente
de Venezuela "hasta el momento no ha hecho sino hundir
la economía".
Es evidente que se trata de una
exageración. El más elemental sentido común indica que, de haber ocurrido así,
hubiera sido completamente imposible que Hugo Chávez lograra un éxito electoral
tan extraordinario en el pasado referendum revocatorio. Contradice
además lo que ese propio diario había venido informando días antes, cuando daba
cuenta de que el gobierno bolivariano había realizado en los últimos meses
importantes programas sociales.
Se trata, pues, del tipo de comentario
infundado que tan en boga ha estado y está a la hora de analizar el proceso
político venezolano.
Como cualquier otro, éste no está exento de
crítica. El conflicto social es inherente a cualquier proceso de cambio, a la
vida misma y, por tanto, es lógico que existan diferentes puntos de vista que se
correspondan con los distintos intereses más o menos legítimos que conforman
siempre cualquier cuerpo social. Pero si algo caracteriza al
análisis que se hace de la política venezolana es la falta de rigor en la que se
basa la crítica del proceso de transformación que ha impulsado el Presidente
Chávez.
Y como lo que allí está ocurriendo nos
interesa a todos, a todos nos conviene poner las cosas en su
sitio.
La Venezuela
que encontró Chávez
Es habitual oir, por ejemplo, que ha sido
ahora y como consecuencia de la revolución cuando en Caracas se ha desatado la
violencia y la inseguridad. Sin embargo, un informe de Human Rights Watch sobre Venezuela en el
año 1998 ya denunciaba que en Caracas se daba una media de treinta
asesinatos cada fin de semana y que tan sólo en el primer trimestre de ese año,
fueron asesinadas un total de 376 personas con armas de fuego y armas blancas,
en el área metropolitana de Caracas. Esa era la situación de Caracas antes de la
revolución bolivariana, pero ahora muchos se empeñan en decir al mundo que ha
sido ésta quien ha traído violencia e inseguridad. En el campo económico
ocurre lo mismo.
Se trata de trasladar a la opinión pública
de aquel país y a la de todo el planeta que experiencias como la venezolana sólo
implican caos y hundimiento de la economía. Es obviamente cierto
que la economía de Venezuela tiene graves problemas, que se enfrenta a
dificultades extraordinarias para sacar adelante políticas de bienestar que
tantas veces se le han negado a su pueblo.
Pero, ¿realmente está hundida la economía?,
¿es cierto que ha sido el régimen de Chávez, la revolución bolivariana, quien ha
traído consigo el deterioro tan imponente que denuncia la oposición y los medios
de comunicación que les sirven de voceros?.
En nuestra opinión, hay varios hechos
evidentes que muestran a las claras la demagogia y la falsedad en la que se
basan estos alegatos.
Para tratar de contemplar las cosas de la
manera más fiel podemos recurrir a algunos datos.
Es verdad que la inflación en Venezuela es
hoy día elevadísima pero no se puede olvidar que en el periodo 1989-1998 los
precios crecieron a una tasa promedio anual del 53%. Mientras que en el primer
periodo del gobierno de Chávez que podemos fijar hasta el golpe y posterior
huelga petrolera, la tasa media anual fue del 23%. Se pueden ver las cosas como
se quieran, pero el hecho es que Chávez logró contener la desbocada inflación
que se había producido en el periodo político anterior.
También se critica la evolución de la
cotización de la moneda nacional. Pero los datos en este sentido también son
testarudos, como siempre. En el periodo 1983-1998 la devaluación promedio anual
fue del 795%. En el periodo 1998-2003 del 40,9%.
Otros datos, que seguramente son mucho más
indicativos para la inmensa mayoría de las personas, muestran efectos también
distintos a los que se quiere hacer creer.
En el año 1995, el gasto social en relación
con el PIB se situaba alrededor del 7,6%. En 2000 ya subió al 11,3%. En dólares
de 1997, el gasto social per capita en 1995 fue de 287$ y en 2001 de 402$.
El gasto público en salud, como en general
todo el social, había bajado a mitad de la década en relación con el que había
en 1990. Eso sí supuso un verdadero hundimiento. Pero a partir de 1999 comenzó
también a subir y a superar los índices anteriores.
El porcentaje de gasto sobre el PIB
dedicado a educación prácticamente se había duplicado a finales de 2001 en
relación con el que había en 1995. El presupuesto dedicado a la educación en
1999 fue 2,9% del PIB y en 2001 se elevó a 6,4%. Eso permitió,
entre otras cosas, escolarizar a más 1,5 millones de niños y jóvenes y
alfabetizar al mismo número de adultos. La misma cantidad de
personas ha tenido acceso, por primera vez, a agua potable.
En los diez años anteriores a la llegada de
Chávez se habían construido con dinero público unas 65.000 viviendas y sólo de
1999 a 2002 se crearon 92.000.
El incremento del gasto sanitario y social
tuvo un efecto realmente impresionante en los primeros años sobre la mortalidad
infantil que se redujo en casi seis puntos en relación con la que había en 1995.
Sólo hasta finales de 2001 1.150.000 niños hayan sido inmunizados de manera
gratuita en hospitales y centros asistenciales. En 1999 había 194
médicos por cada 100.000 habitantes y a finales de 2001 ya había 236.
Ya en 2002 se había reducido el porcentaje
de personas cuyo ingreso estaba por debajo del ingreso medio per capita del
70,8% en 1997 al 68,7%. Bajar esos niveles tan dramáticos requiere
un esfuerzo ingente pero el gobierno de Chávez lo logró, si nos atenemos a la
realidad de los hechos.
Desde luego que se trataba de una reducción
limitada, lenta y dificultosa. Pero compare el lector esos resultados con los
que ha obtenido George W. Bush en el país más rico del mundo: en los tres años
de su mandato ha aumentado continuamente el número de pobres en Estados Unidos.
Sólo en 2003 hubo 1,3 millones más de pobres.
Mientras que en Venezuela no ha dejado de
aumentar, a pesar de todas las dificultades, la atención sanitaria a la
población más pobre, 1,4 millones de personas se quedaron en Estados Unidos sin
atención médica solamente en el año 2003. Pero la inmensa mayoría de los que
critican al gobierno de Chávez no osan denunciar, sin embargo, la repugnante
política social y económica del petrolero estadounidense que sí que ocasiona
mucho más daño a sus propios compatriotas.
También el gobierno de Chávez comenzó a
disminuir la vergonzosa concentración de la riqueza que se había generado en
Venezuela. Así, en 1997 el 30% de los hogares más ricos disfrutaban del 61,3% de
la riqueza y en 2002 ese porcentaje, más bien como resultado de ayudar por abajo
que de quitar por arriba, se había reducido al 60,8%.
También se oye a menudo decir que Chávez ha
destruido a la clase media venezolana. Muchos estudios, sin embargo, muestran
que el deterioro de las clases medias (algo que no deja de ser un eufemismo en
un país donde hay un 70% de personas bajo el umbral estadístico de la pobreza),
comenzó mucho antes. Así, Patricia Máquez y Ramón Piñango afirman que
entre 1975 y 1997 la clase media venezolana se redujo del 56,9% al
31,3%.
Cuando se habla de la situación de la
economía venezolana es inexcusable referirse a la situación de los ingresos
petroleros pues representan la principal renta con la que ese país puede hacer
frente a sus necesidades.
Pues bien, si hay una historia de
corruptelas, de externalizaciones y de saqueos que ha hundido a un país es la de
la industria petrolera venezolana. Por un lado, porque los dirigentes políticos
de sus viejos regímenes nunca supieron dejar de "sembrar petróleo" para
lograr convertir su renta en fuente de desarrollo endógeno, sostenible,
equitativo y equilibrado. Por otro, porque utilizaron el petróleo para hacer
negocios privados que, en su inmensa mayor parte, nunca revirtieron como debía
ser en el pueblo venezolano.
Tal era el tipo de malas prácticas que
desarrollaban los dirigentes de la industria petrolera que, ya en 2001,
resultaba que PDVSA obtenía, por ejemplo, casi la mitad de ingresos que Chevron
a pesar de que comercializaba casi un millón de barriles diarios
más.
La causa de eso era que, para privatizar
ingresos o colocarlos fuera del país, o sencillamente para despilfarrarlos, se
abultaban los costes operativos de la empresa petrolera que llegaban a ser
abrumadora y sorprendentemente mucho más elevados que los de otras
multinacionales, a pesar de que estas operaban en medio mundo y no sólo en un
país.
Hundir la economía de un país es provocar,
por ejemplo, que el ingreso petrolero por persona cayera de 310$ en 1994 a 225$
en 1998. O que entre 1990 y 1998 la producción petrolera aumentara un 50% y, a
diferencia de lo que ocurre en cualquier industria, los costes se elevaran un
175%.
En definitiva, antes de hablar de lo que ha
ocurrido con la economía venezolana en la etapa de Chávez debería ponerse sobre
el tapete lo que había ocurrido antes. ¿Cómo puede decirse que
Chávez ha hundido la economía cuando la que se encontró era un verdadero
desastre desde el punto de vista del equilibrio macroeconómico y del bienestar
social?
Algunos datos adicionales terminan por
perfilar este panorama.
Al llegar Chávez al poder la economía tenía
un crecimiento negativo del -7% y ya en 2001 se logró un crecimiento del 2,7%.
Durante los años 90 el PIB por persona tuvo un crecimiento del 0%. Los
registros actuales son y serán sin duda mucho mejores.
Las exportaciones no petroleras para el año
de 1998 fueron de 263 millones de dólares y en el año 2001 se alcanzaron los 435
millones de dólares, lo que demostraba que aumentaba la productividad del país
en sectores capaces de generar desarrollo endógeno y menos dependiente.
A finales de 2001 las reservas
internacionales eran de unos 20.000 millones dólares, casi 6.000 millones más
que las que había al empezar 1999.
El 70% de los puestos de trabajo creados de
1990 a 1998 lo fueron en el sector informal. En 1980 había 1,85 millones de
trabajadores en el sector informal y en 2000, 4,7 millones. Pese a ello, se
acusa al gobierno de Chávez de crear puestos de trabajo sólo en este sector.
¡Como si ese fenómeno no se hubiese dado antes!
Y en el plano social la Venezuela que se
encontraba el gobierno de Chávez presentaba indicadores tan dramáticos como los
siguientes:
-
Sólo el 25% de los trabajadores cotizantes a la seguridad
social.
-
20% de hogares sin ingreso fijo.
-
20% de enfermedades crónicas sin control.
-
50% de hogares sin recibir agua potable
diariamente.
-
89% de niños entre 4-15 años en situación de
pobreza.
-
70% del consumo alimentario importado.
-
Salarios reales que en 1998 eran el 56,8% de los de
1990.
Y, por último, hay que hablar de algo que
los furibundos críticos del régimen bolivariano no suelen mencionar: la
continuada evasión de capitales que constituyó una auténtica sangría para ese
país. Aunque es difícil evaluarlo con precisión, se calcula que entre 1974 y
2000 se fugaron de Venezuela entre 80.000 y 100.000 millones de dólares, algo
así como el triple de la deuda exterior venezolana.
La verdadera
causa del hundimiento económico
Quien se atenga a la verdad no puede decir,
por lo tanto, que el régimen bolivariano provocó el hundimiento de la economía
venezolana.
Como acabamos de señalar, en los primeros
años se produjeron mejoras innegables en los indicadores sociales. Y también en
magnitudes macroeconómicas cuya buena marcha no siempre es compatible con
políticas sociales y redistributivas porque están concebidas para evolucionar
positivamente sólo a medida que la economía crezca cuantitativamente y no en
virtud de que mejore cualitativamente.
Sin embargo, también es evidente que en los
dos últimos años se ha producido una inversión en este proceso de mejora y que
muchos de los indicadores de la economía venezolana de la actualidad han
empeorado respecto a los de hace dos años.
La inflación se ha vuelto a desbocar, el
bolívar sufrió una fuerte depreciación, el desempleo empeoró, se produjo el
cierre de miles de empresas y sectores sociales y económicos que habían logrado
al principio contribuir positivamente al desarrollo económico quebraron o
sencillamente desaparecieron.
Eso es lo que se suele argumentar para
afirmar que Chávez ha hundido la economía y que, en consecuencia, el experimento
bolivariano es un fracaso condenable que conviene olvidar y hacer
desaparecer.
Pero quienes realizan la crítica en estos
términos lo hacen dando un espectacular e inaceptable salto en el vacío, como si
de 2001 a aquí no hubiera sucedido nada extraordinario. No
mencionan que el deterioro económico que se ha producido, la vuelta
atrás en el innegable proceso de mejora económica de los primeros años, ha
tenido lugar después de que Venezuela viviera la peor experiencia económica que
haya podido tener un país en los últimos decenios sin estar en periodo de
guerra.
Nos referimos al golpe de estado, primero,
y a la huelga petrolera y a los posteriores cierres patronales que
desestabilizaron al país y que provocaron el caos y la práctica paralización de
los núcleos más decisivos de la actividad productiva.
Estos hechos produjeron una verdadera
hecatombe económica.
Lo que parece milagroso visto desde fuera
es que aquel país haya sido capaz de salir suficientemente indemne de esos
golpes. Lo que sorprende desde el exterior, y lo que sin duda debe hacer pensar
a los enemigos del gobierno bolivariano, es que no sólo se superasen esos golpes
sino que se haya salido con más fuerza social, con más legitimidad política y
con mejor salud económica. Así lo pone de relieve la mejoría que se está
produciendo en casi todas las macromagnitudes económicas en los últimos
meses.
Lo que estuvo a punto de hundir la economía
del país fue la actuación política absolutamente inaceptable en cualquier país
que disfruta de elecciones libres y libertades políticas de una minoría social
muy poderosa. Por el contrario, lo que hizo el régimen que encabeza
el Presidente Hugo Chávez fue, precisamente, evitar el hundimiento de la
economía venezolana.
¿O es que alguien en su sano juicio puede
creer de verdad que de haber triunfado el golpe o la huelga petrolera contra
casi el 60% de la población se hubiera dado una situación social más proclive a
la paz civil y al sosiego que requiere el mejor funcionamiento de una
economía? Lógicamente, sólo quienes entiendan que sacar adelante
la economía y hacerla progresar consiste en ponerla al servicio exclusivo de la
minoría ya de por sí más privilegiada.
Con lo que venimos diciendo no
queremos mantener una postura que pueda llevar a pensar que la Venezuela
bolivariana se encuentra en el mejor de los mundos. Todo lo contrario. Es
fácil detectar los problemas, los retardos, los cuellos de botella a los
que se enfrenta una economía que ha sufrido una evolución tan traumática en los
últimos veinte años y que se desenvuelve todavía en medio de un clima social tan
enrarecido.
Para sacar adelante la economía de
cualquier nación se precisa el concurso de todos sus recursos. Durante decenios
se prefirió considerar que "el país" era sólo ese 20 o 30% afortunado
que casi lo tenía todo. La economía estaba organizada para esa parte de la
sociedad. Es natural que gran parte de ella se muestre ahora reticente a la
exigencia de compartir algo con el otro 70% al que había mantenido olvidado,
sencillamente, como si no existiera.
A pesar de disfrutar de tantísima riqueza,
de ser un país afortunado desde ese punto de vista, sus dirigentes mantuvieron a
Venezuela como el tercer país más desigual del mundo. Sus clases adineradas
prefirieron guardar todo para ellas. Así lo muestra el que la recaudación del
impuesto sobre la renta en Venezuela representara alrededor de un 0,2% del PIB a
finales de los noventa, cuando en otros países, tan pocos ejemplares fiscalmente
como Brasil o México representaba el 2,6% y el 3,2%
respectivamente.
Cuando lo que se quiere es que el aparato
productivo se oriente a satisfacer a todos los colectivos sociales, como
pretende el Gobierno de Hugo Chávez, es necesario contar con todos los recursos
y ahí aparecen las dificultades.
¿Cómo conseguirlo cuando ese 70% pobre ha
sido siempre una especie de material social sobrante, cuando está en la
exclusión y en el ostracismo?, ¿cómo incluir a quien no tiene formación, a quien
no tiene redes sociales, a quien no tiene medios ni instrumentos para ser útiles
ni a los demás ni a ellos mismos?. Por eso se dice con razón que la
pobreza engendra más pobreza y empobrecimiento. Y por eso es tan díficil salir
de ella.
La hipoteca del
neoliberalismo
Precisamente en este punto hay que traer a
colación un argumento que tampoco suelen tener en consideración quienes atacan
sin descanso al gobierno de Chávez.
Hablan de la crisis de la economía
venezolana y de la culpabilidad de Chávez como si el resto de las economías se
encontraran en situación paradisíaca. Si fuera así, sería razonable
achacar a la revolución bolivariana su incapacidad para resolver con éxito las
cuestiones económicas. Pero, ¿cómo se han encontrado y se
encuentran acaso otras economías sobre las que Hugo Chávez no ha movido ni un
solo dedo?
Hay que ser realmente muy cínico para
obviar las causas auténticas de una crisis económica estructural que afecta a
todo el continente latinoamericano, para no ver la viga en el ojo de las
economías que ha hundido el neoliberalismo y, sin embargo, denunciar la
paja en el de las políticas que apenas si buscan un poco de justicia
social
¿Acaso Chávez es el culpable también de
que, según UNICEF, "el número de personas pobres en América Latina y el
Caribe haya venido creciendo de manera sustancial en las últimas dos
décadas" y de que "casi el 60% de todos los niños y niñas sean
pobres"?, ¿O tiene también la culpa la revolución bolivariana de que de 6
millones de desempleados en 1980 se pasara a 17 millones en 2000?, ¿es Chávez
también culpable del hundimiento de la economía Argentina, de la de Ecuador, de
la de Perú, ... o de la crisis financiera de Méjico, o de la miseria de un país
tan rico como Brasil...?. ¿Es el gobierno de Chávez el que ha puesto a trabajar
a 22 millones de niños menores de 14 años en toda América Latina?, ¿o acaso es
el responsable de que, según UNICEF, el 36% de los niños latinoamericanos
menores de dos años estén en situación de alto riesgo
alimentario?
Hay que dejarse de simplezas. Los poderosos
pueden decir lo que quieran pero la evidencia es que el riego de un hundimiento
global de las economías no viene de Chávez, sino del neoliberalismo, pues
neoliberales han sido las políticas que de una manera indiscutible han causado
crisis, pobreza y frustración social y humana en medio de una abundancia de
recursos que se apropian casi en exclusiva sólo los más ricos.
Las políticas que viene realizando el
gobierno de Hugo Chávez se encaminan básicamente a procurar una mejora elemental
de la distribución de la renta y a lograr que sea la propia economía, sin
hipotecas salvajes ni dependencias empobrecedoras, la que genere endógena y
equilibradamente los recursos que se precisan. Algunos se sorprenden
y afirman que apenas si tienen soporte ideológico y es que, en realidad,
quizá responden solamente al deseo de poner en práctica un elemental sentido de
la justicia y de la solidaridad humana. En otro contexto serían mucho más
moderadas que el keynesianismo más moderado aunque son efectivamente radicales
en un continente en donde las oligarquías lo han querido todo para
ellas.
¿Cómo se puede decir que lo que hunde una
economía son estas políticas cuando las políticas neoliberales de reducción del
gasto social han hecho que en América Latina haya 218 millones de personas
que carecen de protección sanitaria y 160 millones de agua potable, u 82
millones de niños que no pueden ser inmunizados?.
Cualquier opinión es respetable y debe ser
respetada. Pero las acusaciones como las que hemos comentado y que cada día
realizan los medios de comunicación más poderosos para socavar la posibilidad de
que la riqueza se distribuya democráticamente un poco mejor en el mundo son otra
cosa. Forman parte de una interminable historia universal de la infamia. Hay que
combatirlas con mucha paciencia, con mucha paz y con mucha inteligencia. Pero
hay que combatirlas.
*Juan Torres
López y Alberto Montero Soler son profesores de Economía Aplicada de la
Universidad de Málaga
Enlaces:
Venezuela en Andalucía Libre (Seleccion)
- Andalucía Libre nş 112, Venezuela,
El Golpe y el Imperialismo español, 18 de Abril de
2002
- Andalucía Libre nş 149, Opiniones
imprudentes sobre la situación de Venezuela,
12 Diciembre de 2002
- Andalucía Libre nş 150, Alerta
por Venezuela, 19 de diciembre de 2002
- Andalucía Libre nş 151, Noticia
de Venezuela, 23 de diciembre de 2002
- Andalucía Libre nş 153, Solidaridad activa con
Venezuela, 9 de enero de
2003
- Andalucía Libre nş 162, Venezuela:
Debate Petrolero, 20 de febrero de 2003
--oOo--
Solidaridad con Palestina y la Nación
Árabe
Enlaces:
Música de fondo: Yesterday,
The Beatles
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