nº 226
En este Correo:
*Andalucía,
Cuaderno de Campaña,
Andalucía Libre
*La
Campaña en Cataluña, El Plebiscito
Carod, Andalucía
Libre
*Solidaridad
con Palestina,
*Directorio de Andalucía en Internet,
*Música de fondo
- Ayuda
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Andalucía
Cuaderno de
Campaña
Andalucia Libre
El arco parlamentario en Canal
Sur
Valderas (IU), Chaves (PSOE), Teofila
(PP), Ortega (PA)
A una semana de las elecciones,
la doble campaña de las fuerzas parlamentarias va desgranando su rutina. PP,
PSOE, PCE-IU y PA son las únicas fuerzas que existen para los medios públicos de
comunicación, particularmente la televisión. PSA y el Foro de Pimentel -este
ultimo con algún trato de favor- merecen alguna atención para algunos
medios privados de prensa escrita. Las otras fuerzas extraparlamentarias son
ignoradas.
Pasada la fase
de la subasta de promesas sectoriales, PP y PSOE siguen su
guión como favoritos (el PP en las españolas y el PSOE en las
andaluzas).
La campaña
española
El PP hace llamamientos a
recibir y concentrar el voto como garante máximo de la unidad de España y de la
continuidad de la política económica, presentando a su adversario como una
"coalición radical de pancarteros, comunistas y separatistas",
de la que el PSOE formaría parte diluida y subordinada y a la que debería
someterse para desplazarle. Carod-Rovira y ERC -tanto por su
encuentro con ETA como por sus declaraciones- se han convertido en la campaña
del PP en el símbolo recurrente de la "antiEspaña", siendo calificados no
ya sólo como "complices" sino incluso como "asesinos",
directamente. En consonancia a este enfoque, el PP ha rechazado
hasta el momento realizar ningun torneo bilateral con el PSOE en televisión
y se ha escudado en que -segun su opinión- el debate real sería uno en que
de un lado estuviera el PP y de otro la suma de PSOE, ERC e IU; algo que el PSOE
no puede aceptar. El objetivo del PP es repetir la mayoría
absoluta o en su caso, alcanzar un resultado que le permita formar Gobierno
con el apoyo de los insularistas de Coalición Canaria y/o de los catalanes
de CiU.
El PSOE -para enfado de
IU- ya ha pedido el "voto útil" de la izquierda: "todo el voto
que no sea al PSOE es un voto a la derecha", ha dicho el exconsejero
Griñan, hombre de confianza de Chaves. El PSOE está exprimiendo al extremo
las reaccionarias condiciones y consecuencias políticas que
acompañan a un sistema de partidos de predominio bipartidista
("Guatemala o Guatepeor"; "aqui sólo lentejas, las comes o si no
las dejas"). Zapatero, muy pendiente de la opinión de la gran
burguesía imperialista española y del aparato de Estado y para remarcar su
moderación y su españolismo, ha reiterado hasta la saciedad que, de ganar
en España, sólo piensa en un Gobierno español en solitario, sin aliados
izquierdistas o no-españolistas y que no quiere gobernar si no tiene
mayoría propia. Para que no quede duda del mensaje, ha anunciado que
cuenta para un eventual gobierno con el presidente regional de Castilla-La
Mancha, el ultraespañolista José Bono y con el responsable del programa
económico del PSOE, el neoliberal Miguel Sebastián (antiguo asesor del BBVA).
Así le ha roto su discurso electoral a IU que lo había estructurado
-reproduciendo viejas propuestas de Nueva Izquierda- a base de defender su papel
venidero en un Gobierno español de "izquierda plural" con el PSOE,
poniendo como precedentes su participación en los gobiernos de Euskadi (con PNV
y EA), Cataluña (con PSOE y ERC) y Asturias (con el PSOE). En Andalucía -más
comedido- Chaves deja abierta la cuestión de las alianzas de Gobierno,
dependiente de los resultados, aunque es notoria su preferencia por el
PA en caso de necesitar asistencia, pero sin cerrarle ahora totalmente las
puertas a IU, por lo que pudiera pasar.
PSOE y PP alternan papeles como
encarnaciones respectivas de la "estabilidad" o el "cambio",
según se hable de una u otra convocatoria (andaluza o española), en simultanea y
contradictoria duplicidad.
Con todo el gasto de demagogia
propio de estos casos, la coincidencia esencial entre PP y PSOE en política
social y económica es innegable y condiciona inevitablemente la campaña.
Zapatero, por supuesto, se declara "solidario" con los
desfavorecidos por la política del PP; pero lo hace sin presentar nada
que avale con fundamento un giro de fondo, siquiera socialdemócrata. De hecho,
ha usado durante días el recurso de identificarse con el candidato demócrata
yanqui Kerry (al que su victoria "le abriría camino") y es
significativo que en sus anuncios televisivos de propaganda aparezcan el alemán
Schroeder y el brasileño Lula. En la cuestión nacional, su
discurso resumido es que el españolismo del PSOE ("ni separatistas ni
separadores") es más eficaz a medio plazo que el radicalismo del
PP para preservar a España.
La abundante publicación de
encuestas y sondeos completa el panorama. Aunque han perdido
bastante de su antiguo impacto -por sus sucesivos errores- los datos que
muestran no dejan de influir sobre el electorado. De hecho, para eso se encargan
y difunden. Su objetivo esencial es movilizar a los afines y desmotivar a los
adversos.
La campaña andaluza
La campaña andaluza reincide en
argumentos sabidos. Si en España, el PP patrimonializa la presunta bonanza y el
crecimiento económico, en Andalucía lo hace el PSOE. Si allí el PSOE hace
hincapié en algunos costes sociales sobrevenidos, aquí es el PP quien
subraya que los meritos son de su Gobierno en Madrid, subraya las debilidades de
la política de la Junta y
enfatiza que a este ritmo -que achaca al PSOE- Andalucía no elimina su
diferencial de subdesarrollo.
El PSOE, por su parte, hace uso
abundante de la negativa del PP a abonar los 2.500 millones de euros que han
admitido -rebajando sustancialmente su cuantía real- como deuda derivada de
la disputa sobre el sistema de financiación autonómica y tambien de la
descarada política de discriminación negativa en inversiones contra Andalucía
que ha realizado el Gobierno español del PP en beneficio de las regiones donde
gobierna, endosándole así la culpabilidad por los retrasos andaluces. La
diferente situación de ambos -PSOE y PP- en el escenario andaluz y
sus respectivas lineas de discurso, explica que en Andalucía el PSOE
sí ha tenido interes en organizar un debate televisivo a cuatro para
evidenciar el aislamiento andaluz del PP. En los últimos días, el PSOE exige la
dimisión de la candidata del PP, Teofila Martínez, por haber nombrado y apoyado
a Manuel Rodríguez de Castro al frente de la Zona Franca de Cádiz, a quien el
Tribunal de Cuentas acusa de gastar indebidamente unos 100 millones de
pesetas (unos 600.000 euros) que no ha podido justificar y que se emplearon
fundamentalmente en viajes, comidas y contratos firmados sin ningún control por
parte de los restantes organismos del Consorcio.
El debate cuatripartito de
los candidatos de PSOE, PP, PCE-IU y PA en Canal
Sur TV puso nuevamente de
manifiesto -por acción y omisión- los limites políticos de las diferencias
en el seno del arco parlamentario y sus acuerdos sustanciales.
PSOE y PP se echaron en cara
los puntos flacos respectivos, discutiéndose los meritos. Cada uno presentó la
botella medio llena o medio vacía, según su conveniencia. Para
el PSOE, "Andalucía va bien" gracias a su Gobierno que está generando
empresas y emprendedores a espuertas; para el PP, "lo que va bien,
va porque Andalucía es España y en España gobierna el PP". IU, muy en
su papel, hizo muy prudentes recordatorios de las coincidencias entre ambos
y de algunas lacras sociales provocadas por sus políticas a base de citar
evidencias incuestionables como el desmesurado índice de paro y
precariedad andaluz sin plantear propuestas ni modelos alternativos y el PA
("los políticos no crean empleo, ponen las condiciones para que los creen
los empresarios", Ortega dixit) se presentó como el "partido de las
obras", confiriéndole a las infraestructuras de transportes papel
central y prácticamente único en el desarrollo andaluz, postulándose como eje
futuro de un hipotético lobby andaluz en Madrid. Lo
que ninguno de los cuatro hizo (ni podía hacer) fue denunciar que las
competencias constitucionales y estatutarias impiden que Andalucía disponga de
instrumentos propios para imponer políticas diferenciadas realmente
determinantes para el futuro andaluz y que respondan a intereses sociales
distintos a los imperantes en Madrid. Bastó, a modo de ejemplo, una referencia a
la precariedad laboral para que surgiera el conocido sonsonete exculpatorio:
"es que eso -la legislación laboral- no es de nuestra
competencia". Del mismo modo ocurrió reiteradamente en educación,
sanidad, pensiones... Las diferencias se ubicaban en los diversos complementos
posibles y en la presunta mejor gestión técnica de los parámetros españoles
previamente establecidos en cada uno de estos ámbitos, que todos admitian.
La discusión sobre financiación
reprodujo el reparto de papeles. Chaves (PSOE) utilizó la cínica y descarada
negativa del PP a abonar los 2.500 millones; Teofila (PP) intentó excusar lo
inexcusable; Valderas (IU) recordó que el Parlamento andaluz había cuantificado
la deuda en más de 9.000 millones y reclamó al PSOE -adoptando la función de
consejero bienintencionado- que no se cediera ninguno y Ortega (PA), ejerciendo
de conciliador, llamó al acuerdo y a aparcar una confrontación que sólo
perjudicaba a Andalucía. Ninguno de los cuatro constató nuevamente que la
ausencia de Concierto económico sitúa a Andalucía sin capacidad soberana
para disponer de política económica, presupuestaria y fiscal propia
e imponerle a España una devolución de recursos suficiente para sostener un
desarrollo andaluz real y compensar los expolios acumulados.
El debate mostró a dos fuerzas
(PSOE y PP) que se presentaban a si mismas como las mejor dotadas para ejercer
la continuidad en el modelo dominante de Andalucía española, dependiente,
alienada y sumisa y a otras dos (IU y PA) que enfatizaban sus acentos
respectivos, peleándose como aspirantes a complementos de un renovado
Gobierno PSOE, sin presentar ninguna alternativa de fondo. Prueba de ello es que
la mayor tensión de la noche se produjo precisamente entre estos dos actores
secundarios, cuando IU le recordó al PA que llevaba ocho años en el Gobierno y
que por tanto no podía presentarse como si viniera de nuevas -eludiendo su
responsabilidad como partido de Gobierno- provocando de inmediato la vigorosa
replica de un visiblemente molesto Ortega que justificó la presencia del
PA en el Gobierno como "seguro de estabilidad" y
contraatacó recordándole a IU sus coqueteos con el PP de hace dos
legislaturas. "Eso lo tengo superado", respondio Valderas, entre
gráfico y displicente.
El intento postrero (y
frustrado) del PP por evitar la emisión del debate previamente grabado,
aduciendo como excusa que el color naranja claro del fondo de decorado situado
tras su candidata era manipulador porque no sugería la misma "tranquilidad y
confianza" que el de color celeste ubicado tras el del candidato
del PSOE, sitúa anecdóticamente el nivel político de la campaña andaluza de las
fuerzas parlamentarias.
Enlaces para unas
Elecciones
Análisis y
posicionamiento:
- Sitios Oficiales
(Normativa, Resultados anteriores, Datos 14-M)
- Especiales Elecciones
Andaluzas (Noticias, Datos
anteriores, Programas, Comparativas, Enlaces)
- Especiales Elecciones
Españolas (Noticias, Datos
anteriores, Programas, Comparativas, Enlaces)
- Noticias de
Andalucía
Y el 14 de
Marzo...
Vota las listas
de Asamblea de Andalucía
Cataluña
La Campaña en
Cataluña
El Plebiscito
Carod
Andalucía Libre
El 18 de Febrero ETA anuncio en
un comunicado publico que había declarado a partir del 1º de Enero una
tregua unilateral en Cataluña, que la excluía en adelante como escenario de sus
actuaciones. Justificaba su decisión como una muestra sobrevenida de
sensibilidad ante los cambios políticos recientemente ocurridos en
Cataluña.
Inmediatamente se desencadenó
una nueva ofensiva política y mediática de extrema intensidad contra
Carod-Rovira y ERC; segunda oleada
realimentada de la ya acaecida en enero tras la filtración de la celebración de
una entrevista entre Carod y ETA en Perpiñan (Cataluña Norte)*. La tesis
constantemente repetida era que el comunicado de ETA era consecuencia de la
negociación con Carod. Las reiteradas negativas de Carod y ERC sobre que en
esa entrevista se hubiera pactado esa tregua fueron sistemáticamente
cuestionadas o ignoradas.
Josep Lluis Carod-Rovira (ERC)
El Gobierno español y el PP
exigieron la ruptura del acuerdo de Gobierno tripartito catalán
(PSOE-ERC-ICV/IU) y la exclusión de ERC. El PP se negó a firmar una
declaración común de todas las fuerzas parlamentarias catalanas condenando la
decisión de ETA. El PP llegó a plantearle públicamente al PSOE que
debía escoger entre romper el Gobierno catalán o considerarse responsable de la
ruptura del llamado "Pacto
antiterrorista", que vincula a PP y PSOE (propuesto en su día
por el PSOE). CiU se ofreció al Presidente Maragall (PSOE) para
facilitarle la transición. ICV-IU, en pleno acoso y derribo, le pidió a
Carod que se retirara "dejando el primer plano de la política". En
Andalucía, el PA, por boca de Ortega, se sumó a la posición del PP exigiendo al
PSOE e IU que "rompan su acuerdo de Gobierno con ERC". Pacheco
(PSA) se pronuncio de modo similar. El presidente del PA, Alejandro Rojas
Marcos, fue más allá, instando al candidato y secretario general Ortega
-para su inmenso desagrado-a deshacer la coalición PSOE-PA en el
Gobierno andaluz y a condicionar futuras alianzas en Andalucía con el
PSOE a esa ruptura en Cataluña.
“El comunicado de ETA debe
tener efectos políticos o bien en ERC o en el Gobierno de la Generalitat”,
declaró Zapatero (PSOE). Según fuentes de la ejecutiva española del
PSOE, sólo con Carod dimitido y apartado de la dirección de ERC, el
PSOE podría mantener su apoyo al Ejecutivo que preside Maragall. Otros barones
territoriales del PSOE -como Ibarra y Bono- apostaban públicamente directamente
por echar a ERC del Gobierno catalán.
Reacciones y nuevo acuerdo.
Tras la crisis de Enero, Carod
había anunciado su dimisión como Primer ministro catalán y su presentación como
cabeza de lista de ERC en las elecciones españolas. Dirigentes de ERC afirmaban
ahora que había un acuerdo oral con el PSOE catalán -que este, obviamente,
negaba- que contemplaba la opción de una reincorporación al Gobierno y al cargo
por parte de Carod, una vez superada la convocatoria electoral.
Ante la nueva andanada, ERC
condenó el anuncio de ETA y exigió que la tregua fuera extensiva al conjunto del
Estado español. No se atrevió siquiera a constatar que el hecho en sí de
una tregua catalana era ya objetivamente positivo. Carod declaró "que
el desarrollo de los estatutos y su posible reforma es el marco válido para
resolver las aspiraciones de los pueblos del Estado; la modificación legal si
así lo quiere la mayoría de la ciudadanía", reclamando también la
revocación de la ley de partidos. Estos posicionamientos, pese a su objetiva
entidad política y como era previsible, no detuvieron en absoluto la
campaña de criminalización y linchamiento.
ERC, ante la evolución de los
acontecimientos, tenia dos opciones en la nueva crisis. Una era
plantarse y exigir al PSOE catalán que resistiese la presión
chantajista del PP y el PSOE español, manteniendo la situación tal cual;
aún a riesgo de que una capitulación de Maragall ante el PSOE español, llevara
al fin del Gobierno tripartito catalán. Otra, ceder en lo tocante al papel de
Carod, para asegurar la continuidad del Gobierno PSOE-ERC-ICV/IU y evitar ser
interesadamente responsabilizada por PSOE e IU (y sus referentes catalanes) de
la frustración de la experiencia de Gobierno "catalanista y de
izquierdas". ERC -tras un agitado y rápido debate interno- escogió esta
ultima para sostener el Tripartito y asegurar su presencia en él. Carod renuncio
a sus pretensiones obvias a retornar al Gobierno y nominó a Josep Bargalló
-otro ministro de ERC de su confianza- como Primer Ministro y numero 2 del
Gobierno catalán. Como manifestación, no obstante, de la continuidad de su
liderazgo en ERC avanzó que sería el próximo candidato de su formación a la
presidencia del Gobierno catalán. Maragall (PSOE), por su
parte, consiguió mantener su presidencia en estas condiciones. El PSOE
español se dio por satisfecho y el PP, aún persistiendo en su ataque con
toda su artillería mediática contra el Gobierno catalán y ERC, tuvo que recoger
velas en cuanto a su amenaza de dar por concluido el Pacto antiterrorista con el
PSOE. CiU quedó nuevamente descolocada, tocada por su clara complicidad con el
PP en la operación de derribo del Gobierno catalán.
Objetivos
Los objetivos electorales de la
campaña antiCarod son obvios y se han manifestado con extrema virulencia en el
discurso ultraespañolista del PP y en su recurso a generar "miedo por
España". Pero, además, también es evidente que tanto desde PP como desde el
PSOE español existe preocupación e interés de más largo recorrido por
desactivar la presión que supone la presencia de ERC en el ejecutivo catalán y
disminuir su influencia; decapitándola a traves de borrar del mapa al líder que
personifica su ascenso y nuevo papel en la política catalana. El PSOE catalán ha
de conciliar esas aspiraciones -de las que participa- con las necesidades
aritméticas y políticas surgidas de las ultimas elecciones catalanas que lo
fuerzan a depender del sostén de ERC si quiere seguir con protagonismo de
Gobierno (tras un cuarto de siglo de sequía en la oposición).
ERC no
defiende hoy en la practica la Soberanía Nacional de Cataluña ni su derecho a la
autodeterminación(tampoco lo hacen ninguno de sus dos socios: PSOE e ICV/IU). Su
política social tampoco va mucho más allá de la de sus aliados de Gobierno (ni
tampoco menos). Su aspiración política concreta para el periodo inmediato es
conseguir un estatus privilegiado de Cataluña dentro del Estado español o al
menos situar en el centro del escenario político esta aspiración, abriendo
camino a posibles desarrollos políticos posteriores.
Simultáneamente,
ERC es receptáculo de ilusiones y demandas que trascienden en parte
estos limites políticos. ERC recoge y expresa electoralmente hoy al
independentismo social catalán -dada la debilidad de la izquierda socialista
independentista- y a buena parte de las esperanzas de un cambio de
izquierda real. A diferencia del PSOE (y de su cobertura paniaguada de ICV/IU),
ERC -aun con todo su etapismo legalista- no aparece como una fuerza pringada en
los compromisos del Régimen; maniatada por las lealtades inconfesables
gestadas desde la Transición. Carod simboliza y personifica paralelamente todas
esas potencialidades de discurso y ambigüedades políticas.
...
y consecuencias
Las dos crisis
del Gobierno catalán que han tenido como protagonista a Carod han sido fruto de
ofensivas políticas y periodísticas gestadas desde España. Las dos, han
respondido a una situación y a un discurso extremadamente reaccionarios que,
bajo el amparo del "antiterrorismo", pretende blindar el orden politico
españolista dominante en el Estado español desde la Transición y que con el
Gobierno Aznar ha tomado forma de predominio obsesivo y provocadoramente
excluyente. Al tomar como objetivo y victima a Carod y ERC -al margen de cual
haya sido su administración concreta de la coyuntura- los han identificado
política y sobre todo socialmente a ambos con la defensa de Cataluña y de
las aspiraciones populares a una política más de izquierda, que resista a los
chantajes de la derecha española y sus colaboradores y cónsules en
Cataluña. Si en un principio Carod ya planteo en Enero su presentación a las
elecciones españolas como un plebiscito para revalidar la confianza en su
persona de su electorado, la sucesión de hechos y la campaña del PP que lo ha
tomado insistentemente como ejemplo de los peligros de la "antiEspaña",
han acabado de confirmar ese carácter para los comicios españoles en
Cataluña.
Tanto la CiU postpujolista
como el PSOE catalán o ICV/IU se manifiestan molestos por este escenario e
intentan desactivarlo en lo que pueden. Sin embargo, es su propia historia de
cada uno, sus actuaciones, propuestas y prioridades las que contribuyen por
reacción a realzar como polarización efectiva la contraposición de modelos
que van a encarnar electoralmente el 14 de Marzo, PP y ERC respectivamente.
La entidad del fenómeno puede
comprobarse al ver que incluso Rojos
i Roges -la corriente organizada más a la izquierda de la sucursal
catalana de IU, integrada entre otros por el CEA y el PRT-
en su declaración política cara a las elecciones y tras una dura valoración
del PSOE y de la formación en la que se integran, reconocen que, aun con
sus carencias y heterogeneidades, "ERC viene a aparecer ante sectores
populares y juveniles como un partido que resiste la política del PP de
represión de los derechos nacionales y democráticos" concluyendo
-a
diferencia de sus socios españoles que piden explícitamente el voto a
IU- en "llamar a votar opciones a la izquierda del PSC-PSOE"; lo
que, en su misma indeterminación y por contraste, puede razonablemente
leerse como una actitud favorable al voto ERC. El dato -teniendo en cuenta que
proviene de sectores organizados muy marcados hasta ahora por una cultura
política estatalista- puede tener interés como síntoma de la
lectura predominante hoy en Cataluña entre su izquierda social más
combativa; que viene a sumarse a la practica reciente de buena parte de la
izquierda socialista independentista de -al margen de sus diferencias- de
concentrar el voto en ERC.
Puede aventurarse que los
resultados que obtenga ERC -el plebiscito Carod- el 14 de Marzo
serán con toda seguridad una de las variables más valoradas y analizadas del
escrutinio, dentro y fuera de Cataluña. Y que cuanto mayores sean, más
acuciantes serán las responsabilidades que endosaran a ERC en el inmediato
futuro; más intensas y acuciantes las inquietudes que despertaran en sus hoy
aliados y en sus enemigos y más intensa la presión general; contribuyendo a
confrontar a ERC, no sólo con sus socios sino sobre todo con sus
propias ambigüedades y contradicciones.
*Ver:
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Solidaridad con Palestina
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