Andalucía Libre
Independencia República
Socialismo
nº 68
Cita Nacional:
Granada, 2 de Enero de 2002
Toma NO; Viva
Andalucía Libre
En este Correo:
* Opinión, La Toma de Granada 2001
* Opinión, A proposito del semiatentado de ETA en
Sevilla.
* Restricciones autonómicas:
Déficit Cero
* Portugal, Entrevista a Luis
Fazenda,
diputado
del Bloco da
Esquerda
* Conferencia de la
izquierda anticapitalista
europea.
Opinión, Algunas breves cuestiones
*
Palestina-Israel
El País, Israel asesina
lideres palestinos
Michel
Warshawski, Las trampas del Plan
Clinton
*
Argelia, Gema
Martin Muñoz, La guerra sucia en
Argelia
*
Enlaces-Sorpresa
--oOo--
La verguenza de todos los
años...
Toma de Granada,
2001
Concejala del PSOE portando el pendón de la Conquista
opinión
El 2 de Enero de 2001
inauguramos el nuevo siglo con una enésima edición de un acto vergonzoso: la
celebración oficial de la conquista de Granada por las tropas feudales
castellanas de los Reyes Católicos en 1492.
En el
Boletín Andalucía Libre
65 ya le dedicamos a este asunto un comentario. Esto nos
excusa ahora de una recapitulación exhaustiva de lo que estos actos oficiales
son y significan.
Hoy, simplemente,
constatemos que los acontecimientos de este año vuelven a darnos la razón
a la izquierda nacionalista.
Las mínimas,
secundarias y cosméticas modificaciones del Gobierno municipal tripartito
PSOE-IU-PA al ritual fijado en 1982 por un Ayuntamiento con mayoría
absoluta del PSOE y de la mano de un concejal proveniente del PCE, lo único
que han conseguido es evidenciar el carácter irreformable de la
Toma y su naturaleza esencialmente reaccionaria y
españolista. Los cambios vergonzantes sólo han servido como excusa para que el
españolismo persevere en su empeño -ya demostrado en los últimos años- de
convertir a la Toma en una cita nacional de reafirmación españolista. En un
bien armado reparto de tareas y funciones, el PP ha boicoteado el acto; las
asociaciones tradicionalistas (algunas afines al propio PSOE)
han agitado por el mantenimiento de las presuntas esencias
granadinas; el arzobispo católico ha recordado los pretendidos beneficios
eternos y temporales de la cristianización unida a la Conquista y los
fascistas han desplegado finalmente en la Plaza del Carmen sus banderas
españolas y sus pancartas.
La operación ha
contado con el patrocinio y la colaboración del
único diario granadino, IDEAL (sucursal del
reaccionario grupo vascoespañol El Correo y que
sigue dirigido por los mismos que lo dirigían durante el franquismo) que le ha
dado eco y cobertura desde sus paginas. La campaña de agitación de
IDEAL (que aún colea) merecería figurar como
ejemplo de manipulación y propaganda en las escuelas de periodismo:
escalada de noticias y pronunciamientos escorados a la derecha, goteo de
encuestas favorables, artículos de opinión en diferentes tonos, selección
de los oponentes y discriminación de las voces discordantes, realmente
alternativas reducidas a la mínima expresión: una cita de una frase del
comunicado de Nación
Andaluza en medio de uno de las decenas de artículos
y crónicas dedicados al asunto y una carta al director remitida por un
exconcejal nacionalista el 21 de Diciembre que se publica el 6 de Enero (!!!),
cuatro días después de la Toma.
Como suele ocurrir en
estos asuntos, la cosa se les ha ido un tanto de las manos... Los insultos al
alcalde del PSOE y los abucheos y silbidos al himno de
Andalucía no estaban en el guión; pero cuando
se agita a la bestia no cabe después quejarse de que sus ladridos no
se atengan al manual de urbanidad constitucional. La derecha
intelectual y social más inteligente (IDEAL) se
ha sentido molesta por esta manifestación de la catadura real de su
base y por la tardanza del PP en desolidarizarse de esos excesos,
que han situado al Gobierno Tripartito y fundamentalmente al PSOE en una
posición incomoda.
De la masa
vociferante, es obvio decir que la inmensa mayoría no eran fascistas
militantes -las banderas españolas grandes eran sólo tres o cuatro- pero sería
también muy poco realista no constatar a esas las acompañaban otras centenas
de pequeñas banderitas españolas -convenientemente distribuidas- que los
asistentes no tenían inconveniente en portar. En otras palabras, el contenido
político e ideológico del acto convirtió en protagonistas y en vanguardia a
quienes de forma más coherente pueden identificarse con el: los
ultraespañolistas.
Hete aquí la paradoja,
PSOE-IU-PA, que en su cobardía sólo intentaban quitarle algo de caspa al acto,
fueron insultados por quienes ondean las mismas enseñas rojigualdas que
ellos se han dedicado a limpiar, apoyar y legitimar en los últimos 25 años. De
ahí la línea de opinión de algunos de ellos (del PCE, del PSOE y también del
regionalista PA) que, aún ahora, se empeñan en intentar contentar a la
bestia por la vía de regalarle todo el espacio, eludiendo o
minusvalorando la cuestión. Desearían eliminar toda confrontación
pasándose al enemigo antes de la batalla y así evitar una polémica que
anualmente los pone en evidencia. Particularmente cínicos resultan quienes
envuelven sus llamamientos a la capitulación en demandas para ocuparse de
cuestiones actuales realmente importantes, cuando en estas -sea
a nivel local, nacional o estatal- su pauta es bien compartir de entrada
con la derecha españolista proyectos y medios, bien ceder ante ella a las
primeras de cambio.
Este año, también, se
ha manifestado con toda crudeza que las ambigüedades liberales de la oposición
moderada a la Toma (encarnada, por ejemplo, en el colectivo
Manifiesto 2 de Enero) no sirven ni para
contraponer un discurso político e ideológico
realmente alternativo al de la reacción ni para movilizar a
nadie. Lastrado por su composición interna (demasiado cosmopolitismo
políticamente correcto), elude los aspectos centrales de la
controversia -Andalucía o España- y tiende a perderse en vacíos y
brumosos alegatos sobre la tolerancia o la integración que,
lógicamente, a nadie animan y nada enseñan.
Finalmente, hemos de
reconocer el error de la izquierda nacionalista -que asumimos también desde
este Boletín en la parte que nos toque- por no haber estado presentes en el
Acto con nuestros contenidos y banderas. Es sabido que la fecha es malísima y
que las múltiples experiencias acumuladas no animan precisamente a situarse
allí como minoría incordiante. Pero la repercusión simbólica creciente del
acto (y su cobertura mediática particularmente alta, dada la sequía
informativa propia del interludio navideño) convierten la ausencia en un error
que se hace amargo desde el mediodía del mismo día 2. Para recoger hay
que sembrar. Así pues, desde ahora, hemos de incluir a nivel
nacional, específicamente a la Toma de Granada, como una cita anual
de la izquierda nacionalista andaluza. El 2 de Enero de 2002 tiene que haber
en la Plaza del Carmen (no valen otros sitios) pancartas de
la izquierda nacionalista, presencia de colectivos y organizaciones con sus
reivindicaciones específicas, cientos de Verdiblancas y banderas rojas y
cientos de gargantas nacionalistas dispuestas a abuchear el Himno español
y gritar ¡VIVA ANDALUCÍA LIBRE!. A ello pues.

ETA EN
ANDALUCIA
A proposito del
semiatentado de ETA en Sevilla
opinión
ETA terminó el siglo
colocando en Sevilla un coche-bomba con decenas de kilos de explosivos. Lo
ubicó al lado de la Tesorería de la Seguridad Social, junto a un Hotel y muy
cerca de la estación del ferrocarril de alta velocidad. Ciertamente, avisó
antes de su explosión -con el consiguiente desalojo angustioso de los
huéspedes del Hotel- y esta finalmente pudo ser evitada por la acción de
los artificieros de la policía española. Tuvimos suerte esta vez.
Hoy no vamos a repetir
otras valoraciones generales ya hechas sobre la acción de ETA en Andalucía*.
Queremos detenernos específicamente en este concreto intento de atentado
y lo que supone.
Para el
análisis del hecho desde el punto de vista de enjuiciar políticamente la
acción de ETA, resulta indiferente que no hubiera victimas o que se
avisara. Por supuesto, de haberse producido un nuevo Hipercor
no podríamos eludir analizar las repercusiones políticas y sociales del
hecho consumado pero en esta ocasión nos libramos afortunadamente de
ello. No merece tampoco la pena perderse en
elucubraciones o hipótesis sobre qué objetivos concretos buscaba ETA o
si el estacionamiento del coche fue premeditado o accidental. Quien
coloca tal cantidad de explosivos en un vehículo y lo hace circular por las
carreteras y calles andaluzas no puede
escudarse después detrás de excusas mecánicas o eludir su responsabilidad
política sobre lo que pueda ocurrir, derivándola hacia la diligencia,
eficacia o malevolencia de las fuerzas policiales. Por una vez, el
llamado sentido común tiene razón y la mejor forma de evitar masacres es
no llenar coches de explosivos.
Así pues, la opción
que hemos de valorar políticamente se produce desde el momento que ETA
carga el coche y lo destina a ser usado en Andalucía.
Es muy posible que la
intención expresa de ETA no fuera provocar una matanza
indiscriminada. Ni en este caso ni tampoco en la colocación de la bomba que
-afortunadamente tampoco explotó- en la facultad de periodismo de Euskadi.
Pero el altísimo grado de probabilidad de que ello ocurriera tampoco podía
ocultarse a quienes se supone con ciertos conocimientos en estos asuntos (y si
carecen de ellos, por cualquier circunstancia, su ignorancia o
inconsciencia no exculpa a quienes les reclutaron y dotaron de materiales
y directrices para hechos de este tipo y por tanto, sea como fuere, implica
inexcusablemente a la propia organización). Que aún así, decidieran
hacerlo ha de ser anotado y recordado. Este nos parece el elemento central del
hecho.
ETA está transitando
por un sendero cada día más estrecho en donde no se sabe donde
terminan, desde su punto de vista, los daños colaterales -utilizando
la terminología del Pentágono y la OTAN- y donde
empieza una indiferencia que sólo anda un paso atrás de
una nunca reconocida pero bien operativa búsqueda de un castigo
indiscriminado. Porque, con todo lo ocurrido, ya ni siquiera cabe pensar
que en la propia ETA puedan explicarse este tipo de actos en términos de
favorecer la generación de presión social hacia el Gobierno
español en un sentido favorable hacía sus
propositos. Toda la experiencia de tantos años indica bien claramente lo
contrario. Así pues, la única explicación posible se inclina hacía algo tan
grave como la indiferencia. No importa que caigan personas
absolutamente ajenas al conflicto; no importa la reacción que ello
produzca; porque ya a priorí se consideran irremediablemente
hostiles a las reivindicaciones que se defienden. El aislamiento
político, consecuencia ineluctable de la propia actividad de ETA, conduce a
una especie de mesianismo autoalimentado que hace de la necesidad virtud; que
convierte de hecho los presuntos instrumentos en fines. Como ETA es consciente
que, salvo descerebrados aislados, ninguna corriente u organización política
seria de cualquier nación del Estado español, que tenga o quiera tener en el
futuro alguna relevancia o implantación política seria en su país puede
apoyarla, actúa despreciando las consecuencias de sus actos. Esa indiferencia
sea explicita o envuelta en un fatalismo de uno u otro tipo, actúa como
envoltura presuntamente racional de algo tan políticamente primitivo y estéril como la venganza. Venganza del
todo, que se ejerce sobre la gente normal que por
ignorancia, estupidez, interés... vota o permite que el Estado español
mantenga su soberanía sobre Euskadi. Venganza que se puede ejercer
dentro de Euskadi (el citado caso de la facultad) pero que tiene más fácil y
fluida expresión cuando se trata de las acciones fuera de Euskadi
(autojustificada por las dificultades militares...). Ciertamente, un
análisis de coyuntura de la globalidad de las acciones de ETA después del fin
de la tregua requeriría mucha mayor complejidad en la descripción y análisis
de sus diversos planos de motivación y objetivos políticos a corto, medio y
largo plazo. Pero no es este nuestro fin, hoy.
Hoy lo que queremos
destacar es adonde conduce una estrategia sustitucionista llevada hasta sus
ultimas consecuencias.
Aquí no participamos
de ningún infantilismo obrerista ni creemos que sirva para nada
huir de las concrecciones con etiquetas-clichés o con la mera cita de algún
clásico marxista (que la escribió a su vez para tratar una concreción de
su tiempo) como argumento de autoridad. Aquí tampoco somos ni semiliberales
apologetas de la tolerancia abstracta ni gandhianos no-violentos ni tenemos la
menor lealtad hacia el Estado burgués español, al que odiamos a muerte con
todas nuestras fuerzas. Aquí todavía distinguimos conceptualmente mayorías
políticas y sociales de mayorías electorales; aquí no ponemos al
mismo nivel a la identidad española esencialmente reaccionaria, opresiva y
alineante con las identidades nacionales vasca, andaluza, catalana... etc.
Aquí nos acordamos bien de quien inventó el boicot y quien lo ha
usado. Aquí no transigimos ni explicita ni vergonzantemente con la
propaganda o las autojustificaciones que quieren quitarse de encima la
cuestión de ETA endilgándole calificativos como el de fascista,
mientras se va de la mano -con pacto firmado o sin firmar- de los auténticos y
reales postfranquistas; entre otras razones porque tenemos bien presente la
historia y no se nos ocurriría recurrir a calificar de fascistas a
Noske, Stalin, Ibarruri, Prieto, Pol Pot o Guzmán para huir del análisis
de sus singularidades respectivas o fundamentar una critica, condena y
oposición política radical y contundente a lo que
representaron. Aquí tampoco tenemos una visión idílica de lo que es el PNV porque sabemos que Arzalluz o Egibar no
son sólo sus discursos sino también sus hechos (y que junto a ellos, están
también Ibarretxe, Atutxa, Anasagasti, Sudupe...). Con todo eso y más, aquí
también, tenemos claro que las acciones de ETA son hoy un obstáculo cada día
mayor y un fardo cada día más pesado para la lucha por la independencia y el
socialismo en Euskadi (por no hablar de sus consecuencias en las otras
naciones). ETA es políticamente inútil; genera acción tras acción y como
reacción, anticuerpos políticos nocivos latentes incluso en el seno de la
izquierda abertzale que cuando eclosionen pueden llevarse por delante todo lo
hecho desde 1959. ETA distorsiona la realidad convirtiendo la defensiva en
falsa ofensiva; transmuta a los agresores en agredidos. ETA
carece de discurso político efectivo; sus autojustificaciones suenan vacías de
sentido incluso entre sectores que han compartido allá su trayectoria. No es
una cuestión abstracta sino bien concreta: aquí sabemos de la opresión
nacional; de las trampas y las disparidades de fuerzas; sabemos
lo que hace y está haciendo el presunto Estado de derecho
burgués con su propia legalidad; sabemos que si no recurre
sistemáticamente a la muerte irregular (como en los tiempos del BVE o el
GAL) no es por bondad sino porque le resulta políticamente innecesaria y
contraproducente; sabemos lo dicho y más pero con todo: ¿como puede ETA
justificar, por ejemplo, sus acciones sobre concejales del PP o del PSOE de
tal o cual pueblo o ciudad, escogidos al buen tun-tun, mientras el Estado no
haga algo similar sobre concejales de EH?. Simplemente, no
puede.
Y es toda esta
irracionalidad política la que conduce al nihilismo y a los coches-bomba
colocados en calles de Andalucía con riesgo de llevarse por delante
arbitrariamente unas decenas de personas tan responsables de la
opresión nacional de Euskadi como de que persista la dominación patriarcal o
se sostenga el sistema capitalista a nivel mundial y cuyo único cargo
real sea la simple mala suerte. ¿Como se puede sostener una organización que
recurre a la ruleta rusa como instrumento político, teniendo enfrente
todo lo que tiene?.
Ante ello, sólo cabe
una clara reprobación ante lo que ETA hace, acompañada de una nítida
separación en todo momento de las fuerzas españolistas PP-PSOE y una defensa
explicita del derecho a la autodeterminación e independencia de Euskadi. Y
reclamar a la izquierda abertzale que actue.
*Ver Boletín
Andalucía Libre. Atentados de ETA en Andalucía, en pagina
Archivo
Portugal 
ENTREVISTA A LUIS FAZENDA,
Diputado del BE
Rouge, semanario
de la LCR francesa. 20-xii-2000.
De 42 años, Luis Fazenda es
profesor. Miembro fundador del Bloco da
Esquerda/Bloque de Izquierda y militante de la UDP fue
elegido diputado al parlamento portugués en octubre de 1999. Había sido ya
elegido concejal del Ayuntamiento de Lisboa.
Pregunta: El
Bloque de Izquierda fue creado hace dos años y medio. ¿Qué balance
hacéis?
Luis Fazenda.- Un balance muy
positivo. Hemos reforzado todas las organizaciones originarias del Bloque, y por
supuesto, el propio Bloque. Trabajamos hoy en los sindicatos, las asociaciones,
feministas y antiracistas principalmente, y en el movimiento democrático.
Subimos en todos los sondeos electorales . El 14 de enero de 2001 tendrá lugar
la elección presidencial. Nuestro candidato es Fernando Rosas, conocido
universitario, especialista de la historia del siglo XX, principalmente del
fascismo, que fue prisionero político con Salazar. Deseamos obtener un resultado
cercano del de las elecciones legislativas de octubre de 1999. La derecha no
tiene ninguna oportunidad, y el actual presidente parece vencedor anticipado.
Otro candidato ha salido del Partido Comunista; será interesante ver la relación
entre nuestro resultado y el del PCP.
Nuestra campaña está articulada
alrededor de tres ejes. En primer lugar una reforma de la fiscalidad, pues
Portugal sufre una evasión fiscal importante. Luego, otra política para las
drogodependencias. Somos favorables
a una despenalización total de los consumidores, a una legalización de las
drogas blandas, y a una
distribución de las drogas duras bajo control médico. Es la única forma de combatir el
narcotráfico, la corrupción que engendra y a los barones de la droga. El tercer
eje, es frenar la precariedad. En
Portugal, la mitad de la fuerza de trabajo es flexible, no tiene ni contrato ni
protección social. El Partido socialista ha agravado esta situación,
amplificando la vía liberal emprendida por los gobiernos conservadores y
socialdemócratas. Estas reivindicaciones reciben una adhesión creciente,
principalmente por parte de la juventud.
Cada organización miembro del
Bloque funciona independientemente, pero la actividad propia de cada una de
ellas está reducida a algunas iniciativas (congreso, conferencias, reuniones
públicas),a la aparición de un periódico. La actividad política pública es
llevada a cabo por el Bloque. Las reuniones entre las organizaciones son raras
(dos o tres en un año), nos reunimos en el seno del Bloque, en el que participan
numerosas personas que no pertenecen a las organizaciones fundadoras. En el
Bloque, cada persona tiene un voto, sin estar sometida a una disciplina de
partido. Las decisiones son generalmente tomadas por consenso, sin prisas, sobre
todo cuando se trata de cuestiones nuevas o espinosas para algunos. Esto
funciona porque los miembros de las organizaciones han construido un marco de confianza, que
funciona en lo cotidiano, tanto en el Parlamento como en la sede del Bloque o
localmente, cualesquiera que sean nuestras divergencias.
Pregunta.- ¿La
llegada del Bloque de Izquierdas ha hecho evolucionar la escena
política?
L.Fazenda.- Nosotros dialogamos
a menudo con sectores como la base social del PS, que está en retroceso, el ala
izquierda del gobierno, o miembros del PCP, principalmente diputados. Estos
últimos adoptan a veces nuestras posiciones. No tenemos diálogo abierto con el
PCP, incluso si discutimos fraternalmente con sus electores y militantes, de los
que estamos muy cercanos en lo cotidiano.
Habíamos propuesto, hace un año, una mesa redonda de la izquierda sin
orden del día predeterminado, para discutir conjuntamente. ¡Siguen sin
responder!. Es un partido
burocrático, gris, viejo, obsoleto, ciego a los nuevos desarrollos de la lucha
de clases, a las nuevas cuestiones sociales, a los problemas inducidos por las
transformaciones del capitalismo, las nuevas tecnologías.
En el Parlamento, discutimos o
trabajamos todos los días con los diputados PCP, hacemos alianzas tácticas. Pero
esperamos que, con el desarrollo del Bloque, pueda aparecer una izquierda
diferente. Numerosas personas que
continúan votando al PCP son atraídas por nuestra forma de hacer política. Es un
partido salido hace 26 años del régimen fascista, salido de las masas, muchos de
cuyos militantes han combatido en la clandestinidad, han sufrido la cárcel y
muchos sacrificios, han luchado contra la guerra colonial: no es fácil abandonar
un partido así, hay mucha afectividad en juego. Es un árbol que muere de pie,
sus ramas caen una a una.
Pregunta: ¿Cuál
es la acción de los dos diputados en el Parlamento?
L. Fazenda.- Apoyamos allí
nuestras campañas –precariedad, fiscalidad, toxicodependencia- así como
numerosas otras cuestiones. Hemos obtenido en un año, una victoria sobre ocho
textos: la consideración de las violencias domésticas a las mujeres como un
crimen público, la píldora del día siguiente, la reglamentación de las medicinas
alternativas. A propuesta nuestra, la deuda externa de Mozambique ha sido
anulada. Hemos hecho votar numerosas mociones sobre las libertades públicas, la
democratización, la situación en Angola…. Diputados del PCP pueden seguirnos, y
ocurre que a veces dividimos al grupo socialista. Hemos llevado a cabo una larga batalla por leyes sobre la
inmigración, la policía, el presupuesto.
Procedemos a una rotación de
diputados. Así Helena Neves ha sucedido a Francisco Louça. Durante la
clandestinidad fue miembro del comité central del PCP, del que salió hace una
decena de años; es muy conocida y respetada. En algunos meses, otro diputado me
sucederá. Es una experiencia muy interesante, que permite marcar nuestra
diferencia con los demás diputados, que estaban allí hace veinte años y que
estarán también en el futuro.
Pregunta:
Vuestra presencia en el Parlamento ha debido daros un eco importante.
L. Fazenda.- Si, aparecemos en
el telediario al menos dos o tres veces por semana, se nos ve en los diarios. El
conjunto de los partidos políticos, e incluso la derecha, ha reconocido que el
Bloque de Izquierdas ha aportado un nuevo aliento a la vida pública, una nueva
forma de debatir.
Tomemos el ejemplo de la
batalla de los presupuestos. El gobierno necesitaba dos votos para hacerlo
votar. ¡El primer ministro anunció entonces que quería hacer los presupuestos
con el Bloque!. Sin embargo
nosotros habíamos presentado una lista de enmiendas a ese presupuesto de centro
derecha, que considerábamos muy importantes, sobre el tema de los salarios, la
inspección de trabajo, el mercado del empleo, el sistema fiscal. El primer
ministro rechazaba toda discusión desde hacía tres meses. Este episodio se ha
transformado en verdadero folletín de la vida política y mediática. El gobierno
no aceptó finalmente nuestras propuestas, e hizo votar sus presupuestos
comprando el voto de un diputado de extrema derecha. Le denunciamos públicamente, y este
asunto ha sido considerado por la opinión pública como un verdadero caso de
corrupción política. El Bloque ha probado, a posteriori, que el gobierno iba de
mala fe cuando proponía concluir un acuerdo con nosotros sobre los presupuestos.
Y no ha logrado tampoco dividirnos –pues había diferentes posiciones en el
Bloque sobre este asunto- ni desacreditarnos: hemos discutido, no hemos
claudicado. En definitiva, hemos superado muy bien la
prueba.
Pregunta:
Estabas en la reunión de la izquierda radical, los días 4 y 5 de diciembre en
París. ¿Cuál es el interés de estas reuniones?.
L. Fazenda: Hay que trabajar
por una Europa de los derechos sociales, democrática, sin discriminaciones, en
el sentido de la justicia, que lleve una política de cooperación pacífica con el
resto del mundo, que proteja el medio ambiente. Queremos una Europa que respete
los estados, las nacionalidades, sin chauvinismo ni racismo. Es un programa
general, pero que no es utópico ni ingenuo. Nuestra presencia en París se
sitúa en la continuidad del
encuentro que habíamos organizado en Lisboa, y contamos con participar en el
próximo encuentro de Goteborg. Varios partidos y movimientos políticos discuten
sobre ello, con diferencias de opinión, debidas a orígenes –políticos y
geográficos- y tradiciones diferentes. A pesar de ello, nos hemos fijado un
camino juntos. En mi opinión, debemos ampliar este procedimiento a partidos de
la izquierda moderada, democrática, a pesar de nuestras divergencias. La lucha
contra el neoliberalismo debe ser llevada a cabo por un frente amplio. Sectores
cada vez más numerosos de la socialdemocracia están descontentos por la ola
neoliberal. Debemos aislar al gran
capital, las multinacionales, los
sectores conservadores y liberales de la UE, y por supuesto la extrema
derecha. Para combatirlos y marcar
puntos, no nos podemos limitar a la izquierda radical, incluso si sus partidos
conocen un auge en diferentes países europeos. Es una experiencia política muy
importante para los pueblos: cuando se hacen conquistas, se da moral a la gente,
se le da ganas de luchar.
Entrevista realizada por Lauree Favieres.
Europa
CONFERENCIA DE LA IZQUIERDA
ANTICAPITALISTA
Después de una primera reunión realizada en junio en la
ciudad de Oporto (Portugal), la izquierda radical europea volvió a encontrarse
para hacer su segunda Conferencia. A iniciativa de la Liga
Comunista Revolucionaria (sección
francesa de la IV Internacional), una decena de organizaciones participaron en
los debates y en la elaboración de la declaración: Bloco da
Esquerda-Bloque de Izquierda
(Portugal); Scottish Socialist
Party-Partido Socialista Escocés
(Escocia); la London
Socialist Alliance-Alianza Socialista de
Londres y el Socialist
Workers Party-Partido Socialista de los
Trabajadores (Inglaterra); Rød
Valgallianse-Red Alianza Electoral
(Noruega), Enhedslisten
rødgrønne-Alianza RojaVerde
(Dinamarca), Die
Linken-Izquierda de Luxemburgo
(Luxemburgo), SolidaritéS-Solidaridades
(Suiza), El Manifiesto
(Grecia), Socialistiska
Partiet-Partido Socialista
(Suecia). Otras tres organizaciones, Zutik
(Euskadi), Espacio
Alternativo (Estado español) y el
ODP de
Turquía, participaron en los trabajos preparatorios aunque no
estuvieron presentes en la reunión.
Comunicado
de Prensa,
Diez años
después de la firma del Tratado de Maastricht, la Unión Europea se prepara para
una nueva etapa en la Cumbre de Niza, bajo presidencia francesa: convertirse en
una superpotencia europea.
En estos diez
años, la UE ha puesto de manifiesto hasta que punto es una estructura
anti-social y anti-democrática, una maquina de guerra contra las clases
trabajadoras y populares de Europa y el mundo.
La UE sigue
careciendo de manera dramática de apoyo popular y legitimidad política. El "no"
danés es el último ejemplo. Como también lo son las recientes luchas a nivel
pan-europeo contra la política neo-liberal de la UE y la creciente resistencia
contra los efectos de la globalización capitalista, que encarnan la OMC y el
FMI. La responsabilidad política recae por entero en nuestros gobiernos. La
social-democracia y ciertos Partidos Comunistas y Verdes que participan con ella
en el Gobierno (en Francia, Alemania o Italia) han llevado a cabo esta política
neoliberal con más saña y eficacia que los partidos conservadores burgueses. Y
han arrastrado a sectores enteros del movimientos sindical. La Confederación
Europea de Sindicatos (CES) en vez de desarrollar un movimiento sindical activo
y combativo se ha alineado con la Comisión en nombre de la política del mal
menor.
Nosotros,
partidos y movimientos anticapitalistas de Europa, luchamos contra la UE, sus
instituciones y su política. Somos partidarios de otra Europa, social,
democrática, pacífica y solidaria, una sociedad socialista democrática. Luchamos
por un cambio radical de política, de perspectivas y de sociedad.
Y para comenzar,
luchamos por frenar esta maquina infernal que es la UE.
Frente al
Consejo de Ministros, frente a la
Conferencia Intergubernamental, frente a la autocracia galopante, es necesario
decir: ¡Basta!
Niza abrirá una
nueva etapa en la historía europea. La UE se convierte en una potencia
imperialista dispuesta a defender sus intereses en todo el mundo. Las bases de
este cambio fueron adoptadas tras la Guerra de los Balcanes y ahora se adoptan
las decisiones prácticas.
En primer lugar,
mediante la creación de un ejercito europeo, capaz de intervenir en el seno de
la OTAN o independientemente a escala internacional. Pero su prioridad es
estabilizar su propia periferia, en la cuenca del Mediterraneo y en el Este.
Esta política de remilitarización solo puede tener éxito acompañada de una
ofensiva ideológica clima euro-militarista. Nos opondremos al ascenso de un
poder militar de la UE de la misma manera que antes hemos luchado contra el
militarismo de la OTAN y de nuestros propios gobiernos.
En segundo
lugar, la cumbre de Niza es un paso mas en la conquista económica de Europa del
este, imponiendo las políticas neo-liberales de la UE a aquellos paises a través
del llamado "acquis Communitaire". Para nosotros Europa es mucho más que la UE.
Somos partidarios de una unión libre de nuestro continente a través de la
solidaridad de la clase obrera y la cooperación. Proponemos una lucha común
contra las actuales políticas e instituciones de la UE. Estamos a favor de la
libre circulación de personas, de una política de puertas abiertas a la
emigración y de su derecho pleno a la ciudadania.
En tercer lugar,
los gobiernos europeos juegan un papel de vanguardia en la OMC en la creciente
competencia inter-imperialista con EE UU y Japón (y algunos países del Tercer
Mundo). Los gobiernos de la UE quieren reformar el Tratado en su articulo 133 y
permitir a la Comisión mayor capacidad de actuación. Es evidente que nuestra
lucha contra la UE es parte de la lucha más amplia contra los efectos de la
globalización capitalista, especialmente tras la movilizaciones de Seattle, y a
favor de la solidaridad internacionalista con todos los pueblos oprimidos y
explotados del mundo.
En cuarto lugar,
la reforma de las instituciones de
la UE (la ampliación del voto por mayoría cualificada en vez del derecho de
veto; la reducción el tamaño de la Comisión; la reforma del numero de votos de
los Estados Miembros en el Consejo de Ministros y el aumento del número de votos
de los tres grandes, Alemania, Francia y Gran Bretaña; el uso de la "cooperación
reforzada" intergubernamental en algunos terrenos) abre el camino a un
"Directorio" de Alemania, Francia y Gran Bretaña y un liderazgo ejecutivo mucho
más fuerte. Y ello es un instrumento indispensable para dirigir esta Europa
Imperialista en las futuras batallas económicas, políticas y militares a nivel
mundial. Rechazamos estas reformas anti-democráticas que refuerzan los poderes
ejecutivos de la UE.
En quinto lugar,
la Carta de derechos Fundamentales es un paso atrás enorme de los derechos
conquistados por el movimiento obrero en los últimos 150 años. El derecho al
trabajo es transformado en el
"derecho a trabajar" bajo no importa que condiciones; el derecho a un
salario digno y unos ingresos viables minimos es sustituido por la "asistencia
social" y la caridad. El derecho a la huelga no es reconocido a nivel europeo.
Esta Carta es más retrograda que las legislaciones nacionales e internacionales
ya existentes. Y existe el peligro que se convierta en ley europea, con
precedencia jurídica sobre las legislaciones nacionales. La Comisión puede tener
derecho a exigir su aplicación. La Corte Europea de Justicia tendrá poder
soberano para juzgar. La Carta se puede convertir en una poderosa palanca en
manos de los patrones y los gobiernos para minar los derechos de las clases
trabajadoras. Estamos en contra de su contenido y, lógicamente, que se inscriba
en los Tratados.
Cada uno
luchamos en nuestros países y a escala europea para cambiar esta política
neo-liberal a favor del principio: las necesidades sociales antes que los
beneficios. Ello significa: el derecho a un trabajo estable y a tiempo completo
para todos; un salario digno, así como pensiones, subsidios de paro y
enfermedad, sanidad pública para todos, viviendas decentes, educación
y formación profesional obligatorias. Ello exigirá una reformulación del sector
público y la reorganización del presupuesto estatal, una redistribución radical
de la riqueza del capital al trabajo y todas las medidas anti-capitalistas
necesarias para transformar la propiedad privada en propiedad social.
París,
5 de diciembre, 2000
Crónica y análisis ampliado en
Succès..., articulo de François
Vercammenn, en Inprecor
opinión
Algunas breves
cuestiones
De una reunión de estas características lo
primero es celebrar su celebración. Tiempos como los que nos tocan
vivir hacen imprescindible incrementar la comunicación, el debate, la
colaboración... entre fuerzas políticas afines. Que organizaciones políticas
europeas de izquierda revolucionaria -unas, secciones de la Cuarta
Internacional; otras de diverso origen, trayectoria y composición- constaten
el interes mutuo por establecer y regularizar vinculos, resulta
indiscutiblemente positivo.
Al margen de las diferencias puntuales que
podamos mantener (por ejemplo, la defensa que comparten de una política
abstracta de puertas abiertas a la emigración) y las omisiones que
pueden deberse a multiples causas (los Balcanes; una definición más clara
contra la ampliación de la UE o una cita al derecho a la
autodeterminación e independencia de las naciones sin Estado en Europa, por
ejemplo) el enfoque y contenidos de su declaración, delimitan claramente un
perfil político y un espacio de reflexión y actuación.
Una reunión como esta, desde luego, no se
define sólo o principalmente por un breve comunicado, con ser este importante.
Lo que avala y cualifica este encuentro es la trayectoria de las
organizaciones presentes. Y ahi hay algunas con años a la espalda y otras de
más reciente creación fruto de singulares procesos políticos nacionales;
algunas bien conocidas entre la izquierda andaluza y otras de las que -por
lejanía o por desconocimiento idiomático- apenas sabemos más que algunos datos
aislados.
Presencias y ausencias.
De ahi que resulte desconcertante que del
Estado español figure como único participante -aparte Euskadi- una
organización como Espacio Alternativo,
integrada en IU y allí alineada en la Mayoría-sector Llamazares en directa
continuidad con su muy discutible trayectoria de política de alianzas, dentro
y fuera de IU, a la que dificilmente puede asimilarse en su discurso y su
practica con algunas de las otras organizaciones presentes. ¿A qué achacar
esta discordancia?. ¿Desinformación?. ¿Diplomacia?. A veces tirar de agenda
facilita llenar huecos en un primer momento pero tambien puede obturar canales
generando imágenes desenfocadas...
De las ausencias llama la atención, primero, la de Lutte Ouvrière -aliada de la
LCR francesa- por voluntad propia (según se cuenta en las crónicas).
¿Qué motivos tiene LO para, desde sus posiciones políticas, aislarse de un
proceso de estas características?. Sería interesante conocerlos. Segundo, la
de EH-HB (por su implantación evidente) y en general la de las
organizaciones de izquierda nacionalista (para entendernos) con la excepción
del SSP escocés. Nuevamente surgen interrogantes que sería muy conveniente
despejar. En cualquier caso, cualquier encuentro de estas características
que quiera alumbrar un proceso de convergencia y colaboración paneuropeo serio
ha de tener en cuenta destacadamente a estas organizaciones por razones
evidentes: sólo hay que recordar el papel político de la cuestión nacional en
el Estado español, Francia, Gran Bretaña, Irlanda... Sería tambien un asunto a
conocer si las organizaciones presente contemplan la invitación a participar a
fuerzas afines del Magreb. Finalmente, constatar que no hay ninguna
organización o corriente ni de Alemania ni de Italia.
En todo caso, un proceso interesante a seguir
con atención.
Palestina-Israel 
Israel amplía su campaña de asesinatos selectivos a jefes de la Autoridad
Palestina
El Gobierno de Barak afirma que quienes "están detrás" de la
Intifada "deben ser alcanzados"
ÁNGELES ESPINOSA / ENVIADA ESPECIAL,
Jerusalén EL
PAIS Eran las nueve de la mañana del último día de 2000.
Thabet Thabet, de 50 años, secretario general de Al Fatah en Tulkarem, salía de
casa para dirigirse a su oficina de director general del Ministerio de Sanidad.
A la puerta de su vivienda, 15 balas acabaron con su vida. Los palestinos
rápidamente acusaron a "las fuerzas de ocupación". El Ejército israelí guardó un
silencio revelador. Ese día se produjo un cambio
cualitativo: Thabet fue el primer objetivo político de las "unidades especiales"
del ejército israelí que ejecutan a dirigentes de la Intifada.
Según la organización de derechos humanos Al Haq,
todas las pruebas circunstanciales apuntan a un nuevo asesinato selectivo. "Es
un paso muy grave, porque no se trataba de un responsable militar. Ha sido un
asesinato político. Han matado a una persona por sus actividades políticas",
denuncia Mohamed Abu Harthieh en una conversación con EL PAÍS.
Abu Harthieh es el director general de Al Haq, la
más antigua y prestigiosa organización palestina de defensa de los derechos
humanos. Este grupo documenta desde 1979 las violaciones al derecho
internacional humanitario en los territorios palestinos ocupados por Israel. En
su opinión, el asesinato de Thabet "abre la puerta a una nueva política".
El viceministro israelí de Defensa, Efraim Sneh,
lo confirmó tres días más tarde. "Los que están detrás han llevado a cabo o
planeado atentados terroristas -y ésta no es una nueva política entre nosotros-,
y deben ser alcanzados", manifestó al ser preguntado si la política de
eliminación iba a aplicarse también a los altos cargos de la Autoridad
Palestina. Hasta ese momento, Israel había justificado la guerra sucia contra la
Intifada como medio para acabar con los responsables de acciones terroristas.
"Es la forma más eficaz, precisa y justa", subrayó Sneh.
El ministro palestino Ziad Abu Zayyad conocía a
Thabet. "Pasamos cinco meses en la misma celda, cuando los israelíes me
encarcelaron en 1991", rememora en una conversación. "No era una persona
implicada en la planificación militar, sino un político", asegura. "Si Thabet
fue un objetivo, cualquiera de nosotros puede serlo", reflexiona en relación con
los miembros del Gobierno de Arafat.
Sin escolta
Abu Zayyad, el único ministro palestino que no
lleva ni chófer ni escolta, admite cierta preocupación. "Arafat ya nos había
advertido de esta posibilidad y nos pidió que tomáramos precauciones, pero ¿qué
podemos hacer? Tenemos que estar con la gente, ir a los sitios, y a Thabet le
mataron en la puerta de su casa". Otros dirigentes palestinos sí que han
adoptado medidas de autoprotección. La mayoría de los responsables militares de
Al Fatah -con Marwan Barghuti, el líder de su milicia (Tanzim), a la cabeza-
dispone ahora de guardaespaldas y ha incrementado los filtros que permiten
acceder a ellos. Incluso hay informaciones de que han empezado a preparar
acciones similares contra objetivos israelíes.
Salah al Tameri no esconde su vinculación con la
Intifada. "Soy parte de ella", responde este veterano comandante militar de Al
Fatah que en 1996 cambió el uniforme por un escaño en el Consejo Legislativo
palestino. "Quien no tenga miedo, está enfermo, pero tenemos que controlar ese
miedo", declara a EL PAÍS en su despacho de Belén. No hay guardias a la entrada
y asegura que él no va armado. "¿De qué serviría? Si vienen a matarme, lo único
que provocaría sería más muertes", manifiesta, antes de añadir que los
asesinatos selectivos "no van acabar con la Intifada".
En total, según Al Haq, han sido nueve los
dirigentes palestinos asesinados a sangre fría. Otras organizaciones elevan esa
cifra a una treintena. "Nosotros distinguimos tres tipos de operaciones",
explica Abu Harthieh: "Los homicidios intencionados, las ejecuciones
extrajudiciales y los asesinatos selectivos. Si se suman todos, seguro que
superan esa cifra".
El informe anual de Amnistía Internacional
referido al año 1999 ya se hacía eco de ocho "ejecuciones extrajudiciales o
muertes fuera de la ley". La Comisión de Derechos Humanos de la ONU también ha
denunciado a Israel por su política de "ejecuciones", aunque este país rechaza
los resultados de la investigación. Lo que constituye una novedad en la
respuesta israelí desde el inicio de la nueva Intifada el pasado septiembre son
los casos de asesinatos planificados y aprobados al más alto nivel.
"La decisión la toman tres personas: Barak, Mofaz
y el director del Shin Bet", asegura el director de Al Haq, refiriéndose al
primer ministro israelí, al jefe del Estado Mayor del Ejército, Saúl Mofaz, y al
responsable de los servicios secretos internos, Abraham Dichter. "El Ejército
dice que son personas peligrosas que participan o planean atentados, pero las
víctimas que Al Haq ha documentado no realizaban actividades militares cuando
fueron asesinadas", subraya Abu Harthiet, para quien se trata de una clara
violación de la Convención de Ginebra.
Un silencio
expresivo
Israel sólo ha admitido estas
operaciones de forma implícita. "Estamos en un Estado de guerra y no existe otra
forma de combatir el terror", declaró Barak el pasado martes ante el comité de
Asuntos Exteriores y Defensa del Parlamento. Sin embargo, la política oficial es
que ni se confirman ni se desmienten. Los intentos de este periódico por obtener
una versión oficial o un comunicado al respecto no obtuvieron respuesta. En
privado, muchos funcionarios israelíes sienten embarazo al abordar el tema.
De hecho, el Ministerio de Asuntos Exteriores ha
empezado a buscar fórmulas para contrarrestar la mala imagen que genera el
asunto. La prensa israelí se hacía eco esta semana de una reunión en la que un
vicedirector general, Mordejai Yedid, defendió que Israel se responsabilice de
los asesinatos. Una política de "sin comentarios" resultaría apropiada en
tiempos de paz, dijo Yedid, pero no "en la actual situación de conflicto armado
con los palestinos". Propone que sí se explique por qué se hace. Fuentes
diplomáticas temen que esas operaciones den credibilidad a las acusaciones
palestinas de que Israel es "un Estado terrorista".
Pero aunque el asunto no ha sido objeto de un
amplio debate general, también han surgido críticas entre la clase política. El
diputado Dan Meridor, del Partido de Centro, ha expresado su radical oposición a
esas prácticas en un comité parlamentario. Meridor defiende que un Estado
democrático no puede adoptar una política de "liquidación" como forma de
disuasión y castigo. En su opinión, la ley no permite penar a alguien sin
juicio, a menos que se trate de prevenir un ataque terrorista en marcha.
El partido Meretz (izquierda) considera que estos
asesinatos que se llevan a cabo fuera de las fronteras del país son "una seria
violación de los tratados internacionales de los que Israel es signatario".
La polémica ha alcanzado al seno del Gobierno. En
la última reunión del Consejo de Ministros, el pasado domingo, el titular de
Justicia, Yosi Beilin, pidió a Barak que ordene a los servicios de seguridad el
cese de esa práctica. Sin embargo, el fiscal general del Estado, Elyakim
Rubinstein, que tan preocupado se muestra por la moralidad de que un primer
ministro en funciones pueda firmar un tratado de paz, se ha negado a expresar su
opinión al respecto.
Nueve muertes a sangre
fría
Á. E. , Jerusalén Con anterioridad al
asesinato de Thabet Thabet el 31 de diciembre, la organización palestina de
derechos humanos Al Haq tenía documentadas otras ocho víctimas de la política de
liquidación israelí.
• 9 de noviembre. Husein Mohamed Salem
Ubeyyat, de 37 años, fue aniquilado por un misil disparado contra su coche desde
un helicóptero. Este panadero era un destacado miembro de Al Fatah en Beit
Sahur. Otras dos personas resultaron muertas en la operación.
• 22 de noviembre. Nael Shihdeh Mohammed al
Liddawi, de 22 años, murió acribillado por un centenar de balas disparadas
contra el taxi en el que viajaba. Al parecer, un helicóptero había seguido su
coche y dio orden de disparar a una patrulla, que ni siquiera llegó a
identificarle. Al Liddawi era miembro de la rama militar de Al Fatah.
• 23 de noviembre. Ibrahim Abdelkarim Bani
Odeh, de 35 años, fue víctima de un mecanismo explosivo colocado en su coche
cuando se dirigía a Nablús desde Tamún, su pueblo. Bani Odeh era uno de los
dirigentes de las Brigadas Ezedín al Qasem, la rama militar de Hamás, y había
salido de la cárcel el día anterior.
• 11 de diciembre. Anwar Mahmud Hamran, de
28 años, murió a consecuencia de la veintena de balas disparadas desde el puesto
militar del monte Al Tur, cuando se encontraba en las proximidades de una
biblioteca de la Universidad Abierta de Jerusalén, en Nablús, donde estudiaba y
trabajaba. Hamran era un miembro activo de movimiento islamista Yihad Islámica.
• 12 de diciembre. Yusef Ahmad Abu Suai, de
28 años, se encontraba al lado de su padre a la puerta de su casa en El Tas,
cerca de Belén, cuando 22 balas le alcanzaron mortalmente en la cabeza y otras
partes del cuerpo. Era un miembro activo de Al Fatah.
• 13 de diciembre. Abbas Othman Ahmad
Awewi, de 26 años, murió por los disparos realizados desde un puesto militar
situado a 150 metros de distancia del quiosco de refrescos junto al que se
hallaba. Awewi era el responsable de Hamás en Hebrón.
• 14 de diciembre. Hani Husein Abu Bakrah,
de 32 años, fue víctima de los disparos de un soldado israelí cuando al llegar a
un puesto de control al volante de su taxi furgoneta procedió a identificarse.
Abu Bakrah era miembro de Hamás.
• 17 de diciembre. Sameeh Abed Hasan al
Malabeh, de 27 años, resultó muerto por una explosión dentro de su coche en una
zona aislada del campo de refugiados de Kalandia, al norte de Jerusalén. Se
sospecha de un posible artefacto colocado en su teléfono móvil. Era miembro de
Al Fatah
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La trampa del plan Clinton.
Distribuido por el
Servicio de Noticias de la Cuarta Internacional
De
camino a Washington, Yasser Arafat puede esperarse una reunión difícil con el
presidente saliente, Bill Clinton. Tras haber sufrido el asalto de las capitales
europeas, del presidente Mubarak, de dirigentes árabes y rusos para que acepte
el “plan de mediación” americano, es en Washington donde va a tener que resistir
al padrino de esta mediación trucada. ¿Podrá hacerlo?
Una
vez más, la comunidad internacional saluda unánimemente los “enormes
compromisos” aceptados por Israel gracias a la mediación de Clinton, y hace como
si no comprendiera como los
palestinos pueden rechazar una propuesta tan generosa. Sin embargo,
evidentemente, no hay nada de eso. La propuesta americana es inaceptable, y
rechazada por el conjunto de las corrientes políticas palestinas, incluso si las
más lúcidas de ellas saben que no será fácil decir no a una coalición que
comprende a Clinton, Putin, Chirac, Mubarak, el jordano Abdallah, el marroquí
Mohamed VI y muchos más.
Un
plan sin contornos.
En
una editorial publicada por el periódico palestino “El Ayyam”, su redactor jefe,
Akkram Haniyeh, un íntimo de Arafat, que había hecho el viaje a Camp David el
pasado julio, explica porqué, tal cual, esta mediación no puede obtener el apoyo
de los palestinos. En primer lugar,
porque no es un plan, sino a lo más una segunda declaración de principios que
“crea más problemas de los que resuelve. Tales principios generales van a
necesitar docenas de acuerdos suplementarios para ser
puestos en marcha… Fueron necesarios
diez meses de negociaciones difíciles sobre un asunto tan menor como la
calle de los mártires de Hebrón (un acuerdo que, tras 5 años, no ha sido puesto
en marcha por Israel!). Imaginemos entonces cuantos años serán necesarios para
llegar a un acuerdo sobre las fronteras entre las diversas zonas en Jerusalén, o
entre las colonias y las aldeas palestinas vecinas… “.
Pues, al contrario a lo que quieren hacernos creer
algunos periodistas, el plan Clinton no comporta ningún mapa sino ideas
generales y porcentajes: en Jerusalén, los barrios judíos serán israelíes, los
barrios árabes serán palestinos; del 5% al 8% de Cisjordania será anexionado a
Israel; habrá intercambio de territorios; tres bloques de colonias serán
anexionadas a Israel, etc. Nada se dice sobre los mecanismos de arbitraje en el
caso en que, una vez más, Israel intentara imponer una lectura maximalista del
acuerdo, o hacer que las cosas se queden sin resolver indefinidamente. En el plan Clinton, como tras la firma
de la declaración de principios de Oslo, los palestinos están a merced del veto
israelí, pero esta vez han comprendido la trampa, y no están dispuestos a
aceptar caer en ella una segunda vez.
La
segunda razón del rechazo palestino es que este plan, al aceptar el principio de
anexión de territorios ocupados, al legalizar las colonias, y al rechazar el
derecho al retorno de los refugiados, desafiaría al derecho tal como ha sido
numerosas veces expresado por las resoluciones de las Naciones Unidas. “Las
innumerables declaraciones palestinas según las cuales todo acuerdo deberá ser
conforme a la legalidad internacional son la expresión de una posición de
principio, no declaraciones de cara a la galería”. En lo que concierne a
Jerusalén, Haniyyeh explica: “Sugiriendo una soberanía israelí sobre el subsuelo
de Haram el Sharif, los americanos prueban que no han sacado ninguna lección del
fracaso de Camp David y de la Intifada. Tales sugestiones alimentan el fuego y
pueden provocar una guerra de religiones”.
Olvidado el derecho al retorno.
Más
inaceptable aún es la negativa del derecho al retorno de los refugiados. “La
propuesta sobre la cuestión de los refugiados –que es el corazón del problema
palestino- viola la resolución 194 que reconoce explícitamente el derecho a
volver a sus casas, y lo reemplaza por una reinstalación, una vuelta al estado
palestino y compensaciones financieras”.
No
hay ninguna duda de que el propósito mayor de la mediación Clinton es imponer a
los palestinos la renuncia al derecho de los refugiados a reintegrarse a su país
y a recuperar sus propiedades inmuebles. Para hacerlo, Clinton está dispuesto a
pedir a Israel que renuncia al sueño demente de una soberanía judía sobre el
conjunto de Jerusalén-Este y sobre todo sobre Haram el Sharif. Pero para Yasser
Arafat, es como si se le propusiera, tras haberle secuestrado sus dos hijos,
firmar un acuerdo según el cual se le devolvería uno de ellos, amputado de un
brazo, a condición de que aceptara matar al segundo con sus propias manos.
Y
el redactor de “El Ayyam” concluye: “Para los palestinos, lo importante es llegar a un
acuerdo final que tenga verdaderamente un carácter final. Es decir un acuerdo en
el que todos los detalles estén arreglados, incluso con mapas, un acuerdo que no
necesite una docena de acuerdos suplementarios para poder ser aplicado en los
hechos, y que no contenga ningún tipo de trampas… La amarga experiencia de los
siete últimos años exige que todo acuerdo final sea verdaderamente
final”.
Bien dicho, y justa conclusión de siete años de
manipulaciones y trampas. Pero ¿tendrá la dirección palestina la fuerza de
imponer esta posición, que no es de hecho más que la expresión del sentido
común? La guerra de guerrillas que poco a poco reemplaza a la Intifada le da los
medios para ello. E incluso si no es suficiente para arrancar rápidamente el
Derecho, tiene al menos una capacidad de desgaste sobre la sociedad israelí,
cuyos signos se hacen cada vez más evidentes, y que tarde o temprano obligará
alnuevo gobierno Barak-Sharon a revisar a la baja sus
exigencias.
Desde Jerusalén,
Michel Warshawski.
Argelia 
La guerra sucia en Argelia
GEMA MARTÍN MUÑOZ*
El
País, Madrid, 8 de Enero de 2001
Las matanzas perpetradas en Argelia en las últimas
semanas han sacado a la opinión internacional del desinterés en el que había
caído desde hace tiempo por este país, donde, sin embargo, la violencia y la
degradación de la situación política, económica y social no han dejado en ningún
momento de acrecentarse desde el golpe de Estado de enero de 1992.
Muchos son los signos que parecen indicar que el nuevo
ciclo de matanzas de civiles (más de 300 personas) desencadenado este mes en el
centro-oeste de Argelia es el indicio de un nuevo periodo de luchas intestinas
en la cúpula del Estado. La lógica implacable del funcionamiento del sistema
político argelino muestra que la conjugación entre masacres y ofensiva contra el
presidente es el signo de que se prepara su cese.
Como le ocurriera a Liamin Zeroual entre 1997 y 1998, a
Abdelaziz Buteflika le empiezan a ir las cosas mal a tenor de los ataques
virulentos lanzados contra él por algunas personalidades políticas que gravitan
en los círculos político-militares y por la prensa privada (y en su mayoría
enfeudada a los grupos de poder). En Argelia, esta situación suele ser el
escenario que mina al jefe del Estado y prepara su final político. Bien
entendido quede que, por supuesto, el enfrentamiento en ningún momento es porque
una de las partes ponga en duda la lógica del poder argelino y su fundamento
clánico. Es sólo una lucha intestina cuando el sector más poderoso considera que
se ponen en peligro sus privilegios, las fuentes de su inmensa fortuna y las
modalidades de gestión de la guerra.
¿Qué papel desempeñan las matanzas y por qué quienes en
1999 encumbraron a Buteflika como presidente (a través de unas elecciones
fraudulentas) hoy día podrían estar interesados en sustituirle? A pesar de la
ceguera (voluntaria en la mayor parte de los casos) entre los actores de la
comunidad internacional con respecto a los principales responsables de la
violencia en Argelia (cómodamente instalados en la simplista interpretación de
un régimen militar agredido por unos integristas primarios sedientos de sangre),
la perseverancia de algunos y su valentía para romper el muro de silencio y la
falsa interpretación de los hechos han ido progresivamente denunciando y
constatando la implicación de sectores militares en las violencias y las
masacres.
Diversos testimonios y análisis han introducido desde
hace tiempo esta posibilidad que, lejos de situar a Argelia en una especie de
caso único en el mundo donde nada se investiga ni explica porque todo se tapa
bajo la actuación de los "locos de Allah", más bien la situaría en un escenario
similar al de las matanzas de campesinos en El Salvador y Guatemala, o Rodesia
en los años setenta. En este sentido, completamente abrumador e impactante ha
sido el testimonio e investigación de Nesroulah Yous, superviviente de una de
las más brutales matanzas de 1997, publicado en el libro Qui a tué à Bentalha?
en la editorial parisina La Découverte (y que alguna editorial española debería
traducir).
Este libro, que ha caído como una bomba en Argel, siendo
inmediatamente prohibido, confirma por primera vez de una manera precisa y
detallada la implicación directa del Ejército en la preparación y desarrollo de
la matanza por parte de una especie de escuadrones de la muerte disfrazados de
islamistas. Y es que, en efecto, ofrece respuestas a preguntas que se planteaban
desde hace tiempo, como por qué el régimen argelino no ha detenido con vida ni
juzgado nunca a ninguno de los asaltantes de las matanzas o a alguno de los
miembros del GIA, o por qué se ha prohibido a los periodistas entrevistar a los
supervivientes, o por qué se han podido proteger sin fisuras las enormes
regiones petroleras y gasísticas del país mientras que el régimen se muestra
impotente para proteger a la población civil, por qué las masacres se han
perpetrado contra población seguidora del FIS o cómo explicar la inacción de los
militares en los cuarteles muy próximos a los lugares donde se cometieron las
matanzas.
O, lo que es muy importante, por qué rechazar
virulentamente cualquier investigación independiente sobre los hechos si no
sería más que para desacreditar aún más a los enemigos políticos del régimen, si
realmente fueron los islamistas los autores de las matanzas, tal y como aseguran
las versiones oficiales y sus adláteres políticos "erradicadores".
Todo esto también viene a profundizar en la cada vez más
extendida idea de que la instrumentalización del GIA ha sido determinante en
esta guerra sucia, que parece ha dominado la realidad del conflicto argelino. El
Ejército Islámico de Salvación (EIS) se constituyó como rama armada del FIS
(partido que iba a ganar las elecciones en enero de 1992 y contra las que se dio
el golpe de Estado), manteniendo una estrategia dirigida a objetivos militares
(siempre ha condenado las matanzas y asesinatos contra civiles y extranjeros
firmados por el GIA). Después del golpe, los Grupos Islámicos Armados (GIA)
aparecieron como una constelación de grupúsculos informales de composición muy
variada.
Muchos hechos indican que la seguridad militar desde ese
año se dedicara también a crear una "contra-guerrilla" que, tanto simulando ser
islamistas como filtrando y utilizando parte de esos grupos islámicos armados,
convertirán las siglas del GIA en el instrumento y firma de sus "operaciones
especiales". ¿Con qué objetivos?: que el FIS y el EIS no puedan implantarse en
el Gran Argel a pesar de ser una región de base social favorable a éstos;
capitalizar la violencia para trastornar a la sociedad y desconectar a los
verdaderos grupos islámicos de los civiles que los apoyan; transmitir a la
población argelina que no le queda más opción que plegarse al sistema o
enfrentarse a un terror ciego, y mostrar a la comunidad internacional que la
"barbarie islamista" es capaz de todos los horrores y que, por tanto, más vale
que apoyen a un régimen totalitario como "mal menor".
En 1997, dichas matanzas tuvieron también el mensaje
añadido al entonces presidente de la república, Liamin Zeroual, de que no le
correspondía a él reorganizar el espacio político negociando por su cuenta con
los líderes del FIS, y a éstos y a los responsables del EIS, que no les quedaba
más remedio que aceptar una tregua bajo sus condiciones si querían que frenase
la violencia contra sus partidarios. Tregua que el EIS firmó con el Ejército a
finales de 1997.
En la actualidad se observa, por un lado, una
reconstitución de la guerrilla islamista (que sólo dirige sus ataques contra
objetivos militares), consecuencia probablemente de la radical intransigencia
del poder militar para aceptar una vía de diálogo político (el brutal asesinato
en 1999 de Abdelkader Hachani, número tres del FIS, fue una prueba contundente),
y por otro, signos claros de reajuste interno a través de la presión contra
Buteflika. En consecuencia, ¿la guerra sucia se pone en marcha una vez más y las
matanzas, siempre firmadas por el GIA, resurgen para desacreditar a la guerrilla
islamista y preparar el terreno que muestre que Buteflika no es capaz de llevar
la paz al país?
La campaña contra Buteflika se centra en el ataque a su
proyecto de Concordia Civil (si bien fue consecuencia de la tregua entre el
Ejército y el EIS dos años antes, pero que se le dejó rentabilizar a él para
alimentar la gran operación de marketing con que inició la presidencia y que
entonces fue muy valiosa para rehabilitar al régimen en el exterior después de
las fraudulentas elecciones presidenciales). Hoy se le achaca que lo único que
ha conseguido es que se reorganicen los grupos armados islamistas, que se
reproduzcan las matanzas y que, por tanto, ha fracasado en su misión
pacificadora.
En efecto, la Ley de Concordia Civil no tenía ninguna
posibilidad de lograr la pacificación porque no tuvo ninguna base política, y
lejos de restablecer la legalidad recondujo y amplió la legislación de
excepción. Pero no es en nombre de la paz por lo que ahora se acosa a Buteflika,
sino porque el poder argelino podría haber llegado a la conclusión de que éste
le molesta más de lo que le sirve.
Bien es cierto que Buteflika ha tendido a respetar las
líneas rojas establecidas por los que verdaderamente mandan (les décideurs, como
se les conoce popularmente), es decir, no consentir ninguna reorganización del
FIS, ni aceptar apertura democrática alguna, ni cuestionar el papel del
Ejército, ni inmiscuirse en el control de la renta económica del país. Pero el
presidente tiene una marcada tendencia a querer decidir y, discípulo de
Bumedián, a querer dotarse de su dimensión carismática para tratar de ejercer el
poder real y no sólo su 10%, que es lo que más o menos ostenta el jefe del
Estado en Argelia desde que Bumedián desapareció.
Toda una serie de decisiones o actuaciones del
presidente argelino en los últimos tiempos han, seguro, molestado e inquietado
profundamente a la máxima jerarquía militar, que, como ha hecho siempre, ha
empezado a reaccionar de cara a neutralizarlo. Buteflika, en los últimos meses,
no ha seguido al pie de la letra las propuestas de promoción en el Ministerio de
Defensa que le fueron sugeridas, tomando decisiones propias (y es que puede
haber pensado que para ser un verdadero jefe de Estado debe promover otros
generales que le sean fieles porque le deban su nombramiento).
La frialdad que a continuación se interpuso entre la
cúpula militar y la presidencia se expresó, como una primera señal, en la
asignación de dos generales a la presidencia (Belkheir como director de gabinete
y Touati como encargado de asuntos militares), según muchos, para mejor
controlarle. En noviembre, Amnistía Internacional visitó Argelia y solicitó
encontrarse con los tres hombres fuertes del régimen militar en relación con las
violaciones de los derechos humanos y las desapariciones, lo que se consideró
una blasfemia e hizo chirriar los dientes de muchos que no pueden quitarse de la
cabeza el caso Pinochet.
La falta de confianza hacia Buteflika se acrecentará
ahondando en el sentimiento de que éste podría haber querido utilizar a Amnistía
Internacional contra ellos. Unido a esto, se acentúa también el sentimiento,
como ocurrió con Zeroual, de que Buteflika quiere negociar con el FIS en
detrimento de la cúpula militar (al menos, se han extendido rumores sobre una
posible liberación de Alí Benhadj), lo cual constituye una línea roja para
aquellos que, desde que dieron el golpe de Estado en 1992, no han modificado un
ápice su estrategia estrictamente erradicadora basada en la aniquilación
política y física de los islamistas, la negativa a cualquier solución política y
la consideración de que el problema se reduce a una sola cuestión de terrorismo
(¿cómo se identifica fidedigna y legítimamente a los terroristas en regímenes
antidemocráticos y sin Estado de derecho que actúan en la más estricta
impunidad?).
Finalmente, el presidente argelino ha querido también
aportar su iniciativa personal en dos materias consideradas igualmente
reservadas por el cónclave militar: Marruecos y EE UU. En el primer caso,
enviando al ministro del Interior a Rabat para negociar la liberación de
doscientos prisioneros marroquíes detenidos por el Polisario; en el segundo,
incentivando las relaciones con los norteamericanos a fin de encontrar unos
valedores que seguro le van a hacer mucha falta para mantenerse en el puesto
(aunque la diplomacia de EE UU ya lo intentó, sin éxito, en el caso de
Zeroual).
Pero, no nos engañemos, pase lo que pase, no será sino
un arreglo de cuentas dentro de un sistema político caracterizado por la
privatización del poder, y donde tanto el actual presidente como el que pudiera
sustituirle serían hombres del serrallo. Lo verdaderamente importante es el
inadmisible ejercicio de la violencia continuada y masiva contra la población
argelina en un grado absoluto de impunidad. La única respuesta eficaz para poner
fin a esa situación sólo puede venir de una solución política y democrática, y
realizando una investigación independiente sobre esos crímenes masivos que en
otras geografías han justificado acciones decisivas de la comunidad
internacional, que en este caso se manifiesta escandalosamente inactiva y
desinteresada.
*Gema Martín Muñoz, es profesora de Sociología del Mundo Árabe e Islámico
de la Universidad Autónoma de Madrid.
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