Andalucía
Libre
Independencia República Socialismo
nº 78
Cita Nacional:
Granada, 2 de Enero de 2002
Toma NO; Viva
Andalucía Libre
En este
Correo:
Crónica y Balances del Foro Social
Mundial
* Ernesto
Herrera, Después del
suceso, los mismos
dilemas.
* E. Herrera, Un
festival de pluralidad
multicolor.
* La Cuarta
Internacional en el Foro...
* Ignacio
Ramonet, El consenso de
Porto Alegre
*
Documento:
Pronunciamiento de los Movimientos
sociales
*Sugerencias,
enlaces, directorio,
música
Crónica y
Balances del Foro Social Mundial de Porto Alegre
Después del suceso, los mismos
dilemas
Ernesto Herrera,
Miembro del CC del PST de Uruguay
Distribuido por el Servicio de
Noticias de la Cuarta
Internacional
Indudable. El
viento en contra queda atrás y el horizonte se despeja. Tan sólo unos años
antes, cuando la contrarrevolución liberal paseaba toda su arrogancia por el
planeta, hubiera sido impensable un Foro Social Mundial de tal magnitud e
impacto. En este sentido, la enorme movilización popular de Porto Alegre,
manifiesta tanto la amplia y radical diversidad de las resistencias a la
mundialización capitalista-imperialista, como el impasse que atraviesa la
hegemonía conservadora.
El escenario de
lucha se modifica favorablemente, desarrollándose un renovado internacionalismo,
solidario y combativo. Los antagonismos sociales se aceleran a igual ritmo que
la ingobernabilidad política. Sobre todo en el llamado Tercer Mundo. Sin
embargo, no se termina de configurar una nueva y decisiva relación de
fuerzas. Los dilemas continúan pendientes. ¿Cómo traducir las luchas y la
desobediencia civil en un movimiento refundacional? ¿Cómo pasar de una alianza
contra la "globalización neoliberal" a una propuesta alternativa y
anticapitalista?. Y en definitiva ¿cómo contemplar la amplitud de una
composición social y política heterogénea, con la necesaria rigurosidad
programática?.
En tal sentido,
cualquier ilusión en una experiencia similar a la que Marx y Engels ensayaron
con la Primera Internacional, no pega con la realidad del Foro Social Mundial.
Entre otras cosas, porque nos separa más de un siglo de
distancia.
Distintas sintonías y
tensiones.
Varios Foros simultáneos. Uno en los
campamentos de los campesinos, los indígenas y los jóvenes. Sensación térmica de
periferia. Revoltosa y de barricada. Se hablaba de "todos los métodos de lucha"
y "pasar a la acción". Predominaba la dosis de utopía. Desde la trinchera
clasista del Movimiento Sin
Tierra, partieron el asalto a la propiedad privada y los
discursos más radicales. Los diarios y la televisión hicieron el trabajo de
propaganda: la "intolerancia" expropiadora estaba de lado de los más pobres y
marginados.
Otro en los talleres.
Donde las discusiones y los intercambios apuntaban a las reivindicaciones
concretas y más inmediatas. Las estrellas brillaron menos y los/as activistas
sociales, sindicalistas y militantes de base monopolizaban la palabra. El
compromiso (y la ansiedad) por diseñar alternativas posibles suplantaba a las
grandes narraciones. Al mismo tiempo, ausencia (o crítica) de lo
político-partidario. Igual que en los campamentos.
Luego el de la
Conferencias. Con los temas-ejes anunciados en la agenda: un nueva organización
de la producción, un comercio más equitativo, la reglamentación de circulación
del capital financiero, la cuestión agraria. Asistencia masiva. Exposiciones
teóricamente sólidas. Debates, consensos y desacuerdos entre los panelistas,
preguntas y no pocos cuestionamientos de la platea. En éste tinglado principal
se expresó con mayor fuerza lo político-programático y la reflexión sobre el
"proyecto alternativo". La cuestión de la democracia ocupó un lugar de
privilegio. Se entiende. El Foro se realizó en la cuna de la experiencia
democrática-popular del "Presupuesto Participativo". Evidente: las
sintonías y sensibilidades fueron distintas. Y éste aspecto le aportó riqueza y
tensión al Foro.
Las demandas que
alterarían el orden económico dominante -y que sonaron más movilizadoras-
fueron la cancelación total de la deuda externa de los países del Tercer Mundo y
la imposición de la Tasa Tobin como un impuesto sobre las transacciones
financieras internacionales (que alcanzan hoy a dos billones de dólares
diarios). Reivindicaciones menos definidas, como un "comercio justo" y la "deuda
ecológica" que tendrían que pagar los países ricos para "reducir la desigualdad"
también estuvieron presentes. Los argumentos en favor de esas "medidas de
impacto global" se basan en diagnósticos comunes y dramáticos. Los países del
Sur deben hoy dos billones de dólares, cuatro veces lo que debían en 1980,
aunque hayan pagado seis veces su valor inicial. En éste tema, se destacó la
intervención de Eric Toussaint, presidente del Comité por la Anulación de la
Deuda del Tercer Mundo, quién no ahorró críticas a Lula y a los dirigentes y
economistas de izquierda que proponen una "auditoría" en lugar de la cancelación
de la deuda.
Uno de los más
amplios consensos fue el veto a los productos transgénicos, porque involucra
tanto a los preocupados con los riesgos ambientales como a los defensores de la
salud de los consumidores y a los campesinos que luchan contra la monopolización
de semillas por pocas empresas transnacionales.También el libre comercio y las
privatizaciones merecieron el repudio general, como factores de desempleo, más
desigualdad y menos acceso a los servicios públicos. Otras propuestas
contemplaron desde abrir las fronteras a los trabajadores a considerar agua y
semillas como patrimonio de la humanidad, por tanto libre de privatización
incluso vía compra de patente. Pero se presentaron también caminos e ideas
divergentes. Se expresó un creciente clamor contra los subsidios agrícolas que
bloquean los mercados de países ricos y deprimen los precios de las principales
exportaciones del Sur. Sin embargo, los agricultores pobres, representados por
la organización internacional Vía Campesina, decidieron actuar contra la
importación de alimentos, que perjudica su actividad. La "agricultura no es un
negocio" y los alimentos no deben ser tratados como mercancías, son un derecho
humano, argumentaron dirigentes del movimiento, como el brasileño Egidio
Brunetto, el hondureño Rafael Alegría y el francés José Bové.
La división entre
radicales y moderados se manifestó, por ejemplo, entre los que proponen la
extinción del FMI, del Banco Mundial y de la OMC, como el filipino Walden Bello,
y los "realistas" que defienden su reforma, como el economista brasileño Luciano
Coutinho. Un ejemplo de los primeros son los defensores del Ingreso Mínimo
Universal, como un derecho de todos y durante toda la vida, rompiendo con la
cultura dominante que considera que sólo el trabajo legitima una remuneración.
Por detrás de muchos planteos, se presentó el cortocicuito entre los partidarios
de una estrategia de resistencia anti o parainstitucional, de acumulación de
fuerzas y desobediencia civil radical en una perspectiva de "poder popular", y
los que creen en cambios graduales por la profundización de la democracia, la
participación y, en definitiva, en una estrategia pragmática y realista de
"cultura de gobierno".
La cuestión de los
sujetos sociales tampoco estuvo ausente de la agenda. Muchos se referían a la
"sociedad civil", aunque como recordó François Houtart, la sociedad sigue
dividida en clases.
Obvio: no faltaron los
abucheos y los repudios. En particular, cuando los ministros del gobierno del
Partido Socialista francés se hicieron presentes en algunas conferencias y
debates. Jean-Pierre Chevenement tuvo que escuchar impávido la lectura de
una carta firmada por activistas y militantes -encabezados por el
eurodiputado y dirigente de la Liga Comunista Revolucionaria (sección francesa
de la IV Internacional), Alain Krivine- donde se le acusaba de ser el
responsable de una ley contra los inmigrantes. Francois Huwart
también recibió su merecido, por ser el "representante de un país que
subsidia sus productos agrícolas en contra de los del Tercer Mundo", y que
"bombardea países de Africa".
La mirada utópica de
unos, con metas de mediano plazo, se contrapuso con las urgencias de otros: como
los movimientos contra el Plan Colombia, la aceleración del proyecto de un Area
de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Y por supuesto, la solidaridad
antiimperialista con la revolución cubana.
La presencia de una
delegación de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia-Ejército del
Pueblo (FARC-EP) consitó la atención y el entusiasmo solidario de cientos de
participantes, en especial jóvenes y militantes políticos. Javier Cifuentes,
miembro de la Comisión Internacional de la organización insurgente insistió en
la importancia del FSM: "Concordamos con su ideal. Creemos que un mundo mejor es
posible. Esa es la lucha de las FARC en Colombia. Estamos presentes también para
denunciar el Plan Colombia y llamar la atención sobre la cuestión de la
Amazonia. Los brasileños no deben dejar que Estados Unidos se apropien de la
Amazonia".
Mientras tanto,
sindicatos y redes sociales insistieron en la necesidad de levantar una barrera
al proyecto recolonizador de Estados Unidos. La Alianza Social Continental
convocó a participar en la Segunda Cumbre de los Pueblos a realizarse en la
ciudad de Québec, Canadá, los días 16 a 21 de abril, y a continuar debatiendo
las estrategias de resistencia al ALCA, agregando que "un primer paso en esa
dirección serán las movilizaciones que se realizarán en Buenos Aires a
principios de abril, paralelamente a la reunión de Ministros de Comercio del
ALCA".
No hubo una "declaración
final". Decisión que parece razonable. La pluralidad de la composición política
y social del FSM hubiera complicado su redacción. Y un documento único hubiera
empobrecido las centenas de debates, reflexiones y propuestas. Por el contrario,
se hicieron diversos pronunciamientos: de los movimientos sociales (leer abajo)
del Foro Parlamentario, del taller de la Marcha Mundial de las Mujeres, etc. En
todos ellos se coincide: un desafío a las elites y a la hegemonía del capital.
La necesidad de construír una amplia alianza contra la "globalización
neoliberal", la intención de continuar y reforzar la resistencia y la
movilización organizada. Este cambio en la situación, se vió incluso expresada
en la propia declaración de los parlamentarios que no sólo denuncian la
"recolonización del mundo", sino que se asocian a las campañas "contra los
mecanismos de la deuda inmoral y por la abolición de la deuda de los países
pobres; por el establecimiento de tasas a los movimientos especulativos de los
capitales con la instauración de la tasa tipo Tobin; por la eliminación de los
paraísos fiscales". Es cierto, mantienen la ilusión de "una profunda reforma de
la OMC y de las instituciones financieras internacionales". Pero el
pronunciamiento no deja de ser favorable en términos generales.
Claro, habrá que ver si
de vuelta en sus países, la mayoría de éstos senadores y diputados que, para el
caso de América Latina y el Caribe, pertenecen en su mayoría a partidos
del Foro de Sao Paulo -y que han venido adoptando el camino de un pragmatismo
institucional- se animan finalmente, a dar batalla en sus respectivos
parlamentos por lo acordado en Porto Alegre.
En cuanto a las mujeres, se reafirmó el "No a la
globalización capitalista neoliberal actual...Si a las alternativas de
solidaridad". Y la denuncia de una "globalización sexista" que "acentua la
feminización masiva y creciente de la pobreza y exacerba las múltiples
violencias contra las mujeres". De todas formas, hubo poca integración de la
cuestión de la mujer a los ejes centrales del Foro. En todo caso, fueron las
intervenciones de Buenaventura de Souza y Frei Betto, quienes relacionaron
proyecto político emancipador a una dimensión multicultural y
feminista.
Otro es mundo es posible
¿pero cuál?
Sugestivo. "ONGs avanzan sobre la
izquierda". Tal el título de una nota del diario Folha de
Sao Paulo (28/1/01). Los argumentos:
"baja intensidad ideológica", ausencia casi completa de términos tales como
"socialismo" o "revolución". ¿Las banderas políticas pulverizadas?.
Bernard Cassen, director
de Le Monde
Diplomatique y uno de los principales organizadores del
FSM lo dijo de entrada: "Estamos aquí para discutir ideas. Después tenemos que
buscar formas de traducirlas en luchas. En algunos años estaremos prontos para
proponer medidas". (diario Zero Hora,
Porto Alegre, 24/1/01). Agregaba estar "más interesado en acciones concretas de
movimientos organizados de que en polarizaciones entre derecha e izquierda", lo
cuál según él, "ha perdido sentido". Casi en el mismo sentido hablaba Ignacio
Ramonet en su artículo "Porto Alegre" (Le
Monde Diplomatique, enero 2001). El Foro
Social Mundial no era para protestar "como en Seattle, Washington o Praga
(...) sino para intentar, esta vez con espíritu constructivo, proponer un marco
teórico y práctico que permita encarar una mundialización nueva y afirmar que es
posible otro mundo nuevo, menos inhumano y más solidario".
Pero hubo protestas y
propuestas de movilización en Porto Alegre. Y el inicio tan sólo eso- de una
reflexión teórica y programática que, sin embargo, contó con un algunos vacíos:
la referencia a la dimensión de clase, el antagonismo trabajo-capital y la
apropiación social de los medios de producción. En tal sentido, las
incertidumbres se plantean en cuales son las premisas para establecer un marco
teórico que permita establecer fronteras políticas y clarificar de que manera
"otro mundo es posible".
En efecto, si el
movimiento "antiglobalización" se redujera solamente a los efectos más
detestables del intercambio comercial, a los horrores del pago de la deuda
externa y a las condicionalidades que imponen instituciones como la OMC, el
Banco Mundial y el FMI, quedaría rehén de aquellos problemas relativos a los
desequilibrios en el "funcionamiento del mercado". La crítica al fetichismo de
la mercadería y a la mercantilización de todas las relaciones humanas y
sociales, perdería gran parte de su fuerza. Por lo tanto, otro de los dilemas
que se le presentan al movimiento de resistencia a la mundialización
capitalista-imperialista y del propio FSM, plantea, como lo afirman Francois
Chesnais, Claude Serfati y Charles-André Udry, "el de crear relaciones de
nuevo tipo entre los asalariados y los campesinos de diferentes países.
Relaciones que reducirían el anonimato y la exterioridad del
intercambio comercial o bien que lo suprimirían de forma tal que la división
internacional del trabajo y el comercio mundial puedan transformarse en la
expresión de relaciones que los productores pudieran controlar sus condiciones
de existencia y de trabajo (lo que comúnmente se designa como 'medios de
producción´), podrían establecer entre ellos". (El futuro del movimiento
"antimundialización". Primeras reflexiones para una consolidación de sus
fundamentos teóricos. Publicado en castellano por la revista del
Observatorio Social de América Latina, Buenos Aires, enero 2001). Construír
entonces, "un verdadero contrapoder crítico" como dice Pierre Bourdieu, y una
perspectiva de transformación radical, y autogestión, como insisten Chesnais,
Serfati y Udry, "debe ser abordada a partir de la posibilidad del
´debilitamiento´ de la mercancía, de la ley del valor y del asalariado. Esta
constituye la respuesta a la puesta en competencia generalizada de todos los
elementos del capital (del capital variable, es decir, de los asalariados y de
los sin trabajo) que impregna el conjunto de la sociedad".
La amplitud y radicalidad
de las luchas (distintas a la setentista, politizada y con fuerte componente
ideológico socialista) no sólo enfrentan los planes de ajuste del "modelo
neoliberal" y sus consecuencias de "desafiliación social". Colocan en la agenda
de combate diario las relaciones de poder y propiedad: cuando se toma una
fábrica, se invade un latifundio, se ocupa una vivienda o se instala una radio
"pirata" que el orden establecido. Es decir, cuando los/as de abajo asumen su
derecho a recuperar lo expropiado por el capital. Sin ninguna duda. Cada lucha,
a su manera, pone en la agenda, a veces sólo tendencialmente, la cuestión del
poder.
Esto hace necesario (y
urgente) el contar con instrumentos de organización y estrategia política. Las
resistencias a la mundialización capitalista-imperialista resultan un formidable
laboratorio de experiencias de lucha, tanto como de reflexiones políticas,
teóricas y programáticas para un movimiento internacional qué, como el Foro
Social Mundial, pretende crear una alternativa a la mundialización del capital.
Mucho más, porque existe la tentación de parte de algunos de sus componentes, de
"despolitizar" el movimiento de resistencias y reducirlo a una alianza
"propositiva" antineolibreal, en donde el blanco no es la burguesía y sus
aparatos gubernamentales de dominación. En ciertos casos, extremos por cierto,
se habla incluso de una recuperación de derechos más que de ampliarlos o crear
otros nuevos. Y que éste movimiento sería "diferente" porque se manifiesta
"contra el progreso", al menos el que resulta del neoliberalismo
globalizado.
Chiapas, Seattle y la "Internacional
rebelde".
En agosto de 1997, se realizó el
Primer Encuentro Por la Humanidad y Contra el
Neoliberalismo. Convocado por EZLN, buscaba construír, según el subcomandante
Marcos, un movimiento donde cabieran "todos los mundos". Miles de activistas y
simpatizantes del zapatismo concurrieron a Chiapas. En su mayoría movimientos
sociales y ONGs. Lo político fue duramente cuestionado. Se habló de una
"Internacional de la Esperanza". Se plantó una semilla, aunque el intento no
prosperó. Sobre todo, porque fue un movimiento de solidaridad con una lucha
localizada. El contexto internacional era el más desfavorable, y la brecha entre
lo social y lo político estaba en su apogeo.
Seattle modifica el
cuadro. En particular porque le dio visibilidad global a las resistencias
sociales, y porque contaba con una victoria de trascendencia como antecedente:
haber frenado el Acuerdo Multilateral de Inversiones.
El itinerario de las
protestas y revueltas "antiglobalización" asumió una mayor continuidad a
partir de Seattle y el fracaso de la "Ronda del Milenio" en noviembre-diciembre
de 1999. Poco tiempo antes estuvieron Ginebra, Colonia. Luego vinieron
Londres, Bangkok, Davos, Washington, Génova, Praga, y Niza. La cronología es
impresionante y puso en aprietos a los que se había anclado en el "reflujo", las
"derrotas" y el "retroceso ideológico". En ciertos casos, para justificar su
desmoralización y adaptación sistémica; en otros, para esconder su propia
impotencia e incapacidad política para sintonizar los cambios en la realidad y
en la dinámica de la lucha de clases. En ambos casos, las piedras del muro de
Berlín pesaban sobre sus espaldas.
América Latina no ha
estado ausente de éste proceso de resistencias y contraofensiva. Incluso antes
de Seattle. Las huelgas, levantamientos y movilizaciones populares se sucedieron
unos tras otros. Cayeron gobiernos y la inestabilidad fue (y es) el rasgo
distintivo de la región. La brecha entre la polarización social y la expresión
política se ha venido cerrando. Lo expresa de manera inequívoca el avance
político de la izquierda en Uruguay, Brasil, Ecuador, El Salvador, Nicaragua.
Tanto como la lucha por los derechos humanos y contra la impunidad, la reciente
y formidable victoria del movimiento indígena en Ecuador o la movilización
continental contra el Plan Colombia. Los zapatistas, mientras tanto, recuperan
la iniciativa y preparan su marcha sobre la ciudad de México.
En todo caso, es
evidente que las condiciones para la recomposición de una izquierda radical y
una reconstrucción programática anticapitalista están más presentes hoy. A
condición de que se clarifiquen objetivos políticos y definiciones
teóricas.
El Foro Social
Mundial fue definido por algunos participantes y periodistas como la nueva
"Internacional rebelde". Sus principales organizadores y promotores no están
convencidos del asunto. El próximo encuentro (Porto Alegre 2002) dirá si se
consiguió avanzar en esa dirección o, por el contrario, el Foro se convierte en
el interlocutor "antiglobalizador" de la "globalización
neoliberal".
Un
festival de pluralidad multicolor...
a
diferencia de Davos.
No hubo brutalidad
represiva. Ni gases antidisturbios. Tampoco golpes ni arrestos como en el nevado
bunker suizo de los megaempresarios, especuladores bursátiles y cortesanos
indecentes. Allí, los rebeldes del "Otro Davos", chocaron con la mano dura de lo
"políticamente correcto". Los dueños del poder y el dinero, que se cobijaron en
el hipócrita cartel de "Bridging the divides" (reduciendo las divisiones), sólo
se permitieron un momento de tolerancia virtual para conferenciar con sus
críticos ....a través de la distancia. En un patético simulacro de
diálogo.
Porto Alegre, por el
contrario, fue una fiesta multicolor de pluralidad insolente, caótica,
resistente. Todo estuvo permitido. Confluyeron movimientos sociales, ONGs,
diversos grupos ATTAC, redes comunitarias, comités por la anulación de la deuda
externa, coordinaciones sindicales y campesinas, ecologistas, movimientos negros
y de identidad afro, organizaciones feministas y lésbico-gay, activistas de
derechos humanos, medios alternativos de comunicación, punks, "moradores de la
rua" (habitantes de la calle), movimientos barriales, cristianos por la
liberación, bandas musicales. Partidos de izquierda y de centro-izquierda en sus
diferentes variantes. Intelectuales, académicos, economistas, parlamentarios,
"empresarios sociales", unos cuantos ministros. Históricos de la lucha
anticolonialista como el argelino Ahmed Ben Bella. Personalidades como Danielle
Mitterrand. Conocidos como Cuathemoc Cárdenas, Ricardo Alarcón, Eduardo Galeano,
Frei Betto, Buenaventura de Souza, la inclaudicable Hebe de Bonafini, presidenta
de las Madres de Plaza de Mayo. Antiguos jefes guerrilleros como el venezolano
Douglas Bravo, algunos militares nacionalistas como el ecuatoriano Lucio
Gutierrez, y radicales de Euskal Herritarrok.
También ausencias
notorias: entre otras las del intelectual norteamericano Noam
Chomsky, el escritor y Premio Nobel portugués José Saramago, el
alemán Gunther Grass, el presidente del Frente Amplio de Uruguay Tabaré Vázquez.
Y el pasamontañas zapatista. Sin embargo, casi nadie faltó a la cita. de la
Babel antineoliberal.
La
agenda, apenas se vió alterada por el ridículo acto de la Policía Federal
brasilera de querer expulsar del país a José Bové, por participar en la
destrucción de cultivos de levadura transgénica en una plantación de la
multinacional Monsanto.
Fueron 4.702
delegados de 117 países, 165 invitados especiales, 104 expositores, 2000 jóvenes
y 700 indígenas que acamparon en los lugares que les fueron destinados en
parques de la ciudad, hubo 764 medios de comunicación representados por 1870
periodistas. Cerca de 20 mil personas en la marcha que por las principales
calles de la ciudad, abrió el evento. Más de 400 talleres, oficinas y
paneles.
La organización
del Foro Social Mundial contó con dos aliados singulares: el gobierno del estado
de Río Grande del Sur con Olivio Dutra a la cabeza y la prefeitura (alcaldía) de
Porto Alegre. Ambos del Partido de los
Trabajadores (PT). En particular como fuera resaltado por toda
la prensa- se destacó el papel de verdaderos "articuladores" que jugaron el
vice-gobernador Miguel Rossetto y sus colaboradores, en su mayoría, militantes
de la tendencia Democracia Socialista del
PT.
La Cuarta Internacional en el Foro:
Escuchando, aprendiendo, proponiendo.
Participó con un contigente de varias
decenas de militantes. Desembarcaron desde distintos países: Francia, Bélgica,
Suiza, Italia, Estado español, Sudáfrica, Filipinas, Canadá, México,
Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay. Además de los anfitriones de Brasil. En
todos los casos, como miembros/as y activistas de organizaciones sociales,
sindicatos, grupos de ATTAC redes, comités de solidaridad, radios comunitarias y
como militantes políticos. Los talleres, campamentos y conferencias los/as
tuvieron como animadores, coordinadores, organizadores y panelistas.
Simultáneamente, se realizaron diversas
actividades. El día 26, la presentación del libro "Marxismo, Utopía y
Modernidad" de Daniel Bensaid y Michael Lowy, con una concurrencia de más de 350
personas y que contó entre los panelistas a Emir Sader, Isabel Loureiro, Raúl
Pont, y José Correa Leite. El 31 al mediodía, un almuerzo de camaradería y
en la noche, un encuentro donde los compañeros Alain Krivine, Pierre Rousset,
Christophe Aguiton y Raúl Pont, expusieron, ante 400 personas, las primeras
impresiones sobre el Foro y sus desafíos. A lo largo de los cinco días de
actividades, se distribuyeron 3.000 ejemplares de la publicación
"Resistencias" en tres idiomas (portugués, español, inglés)
donde se incluía el proyecto de Resistencias a la Mundialización Capitalista que
será puesto a votación en nuestro próximo Congreso Mundial. En el prólogo, fue
presentado un texto de Michael Lowy que bajo el título de ¿Qué es la Cuarta
Internacional? resumía el por qué de nuestro compromiso con el Foro Social
Mundial:
"La Cuarta Internacional está presente
en el Foro Social Mundial a través de sus militantes, de sus parlamentarios, de
cuadros dirigentes sindicales y de activistas de varios movimientos sociales.
Traemos nuestra contribución: el punto de vista marxista revolucionario
internacionalista. Pero también estamos aquí para escuchar, para aprender con la
experiencia y la reflexión de otros. Porque sabemos que es en los combates en
las calles como Seattle y en las reuniones de reflexión como ésta en Porto
Alegre que se están plantando las semillas del internacionalismo del siglo
XXI".
También se distribuyeron 500 ejemplares
de la revista Desde los Cuatro
Puntos, que editan los compañeros mexicanos del
Partido Revolucionario de los Trabajadores, y donde además de los proyectos de
resolución para el Congreso Mundial, está la resolución del Comité Ejecutivo
Internacional en contra del Plan Colombia y la campaña de solidaridad con las
organizaciones políticas y sociales de ese país.
Por su parte, los compañeros de
Democracia Socialista hicieron una edición
especial de 1.500 ejemplares con la ponencia de Raúl Pont "Democracia
Participativa: la experiencia de Porto Alegre". Los órganos de prensa de la
Cuarta Internacional, Inprecor e
International Viewpoint estaban a la
venta en el stand del Partido de los Trabajadores, lo mismo que nuevas ediciones
de los libros "El lugar del marxismo en la historia" de Ernest Mandel, y
"Democracia, Participación, Ciudadanía" de Raúl Pont.
En todas las actividades, participó el
compañero Dick Nichols, dirigente del Partido
Socialista Democrático, organización
revolucionaria de Australia, que mantiene relaciones fraternales con la Cuarta
Internacional.
El consenso de Porto
Alegre
Con cierta discreción, desde hace más
de doce años, una coalición de izquierdas que lidera el Partido de los
trabajadores (PT), en Porto Alegre, capital del estado de Rio Grande do Sul, en
Brasil, lleva a cabo una experiencia política singular: el presupuesto
participativo. Los ciudadanos intervienen directamente en la elaboración del
presupuesto del municipio. En cada barrio, un comité democráticamente elegido,
decide soberanamente a qué sector debe ir el financiamiento comunal. No sólo
decide sino que supervisa todo el proceso de contratación de empresas, de
realización de las obras y de verificación de pagos, lo que suprime toda
posibilidad de corrupción. Resultado: en doce años esa ciudad de millón y medio
de habitantes ha conocido una espectacular transformación: escuelas, hospitales,
pavimentación, alcantarillado, transporte, recogida de basura, museos, parques y
jardines, restauración del casco antiguo, seguridad, etétera. Es hoy día, en
opinion general, una de las ciudades de América Latina mejor administradas y de
mayor calidad de vida. La satisfacción de los ciudadanos se manifiesta en los
comicios locales: en noviembre 2000, una vez más el candidato a alcalde del PT,
Tarso Genro, fue elegido con más del 60% de los votos... Todo esto en una
atmósfera de debate democrático abierto, pues existe una oposición de derechas
muy activa y el PT no controla ninguno de los grandes medios de comunicación de
masas, ni la prensa, ni la radio y menos aún la televisión.
No resulta pues extraño que a la hora
de escoger un lugar simbólico como sede del primer Foro Social Mundial se
designase a Porto Alegre.
Pero, ¿por qué organizar un Foro
Social Mundial? Para comprenderlo hay que remontarse a la caída del muro de
Berlín en 1989, y a la implosión de la Unión Soviética en 1991. Estos dos
mega-acontecimientos, por razones no fáciles de explicar, provocaron un
adormecimiento momentáneo de lo que podríamos llamar el pensamiento crítico. La
aplastante victoria del campo occidental en la guerra fría y la del capitalismo
sobre el comunismo de tipo soviético favorecieron una irresistible expansión de
las tesis neoliberales y de la dinámica de la globalización. Hasta mediados de
los años noventa, estas tesis triunfaron de manera arrolladora sin encontrar
apenas resistencia. Fueron años en los que el principal esfuerzo de los
oponentes críticos a estas corrientes se consagró esencialmente a identificar,
describir y comprender estos fenómenos (¿Qué es el neoliberalismo? ¿Cómo
funciona la globalización?).
Fue la época en la que propusimos,
como concepto de identificación crítico, aquello del "pensamiento único". Una
manera de designar al adversario y su ambición hegemónica. Una forma también de
decir que donde algunos -los ultraliberales- afirmaban que nos hallábamos ante
una pura realidad técnica y científica, otros veíamos concretamente de lo que se
trataba: sencillamente de una ideología. La ideología del mercado. El mercado y
sus leyes como solución total a los problemas de la sociedad. Y como mecanismo
totalitario con vocación de sustituir al Estado y a todos los organismos
colectivos. El mercado contra el Estado, lo privado contra lo público.
En el curso de esta primera fase de
observación, de reflexión y de comprensión, se identificaron también los
principales actores de la globalización. Se desenmascaró al " gobierno oculto"
del planeta, constituido por cuatro organismos centrales: el Fondo monetario
internacional (FMI), el Banco Mundial, la Organización de Cooperación y
Desarrollo Económico (OCDE) y la Organización Mundial del Comercio (OMC). En el
seno de estos cuatro "ministerios" se elaboran los marcos políticos (el "ajuste
estructural") que luego los gobiernos locales tienen que imponer a sus
sociedades, pervirtiéndose así el sentido de la democracia y el contrato social.
Con estupor descubrimos además que la
aplicación sistemática en la mayoría de las regiones de planeta de estas
políticas neoliberales, había agravado las desigualdades. Que si en 1960 el 20%
de la población rica tenía unos recursos 30 veces superiores a los del 20% de
los más pobres, en 1995 los recursos de los ricos ¡eran 82 veces superiores! Que
en más de 70 países la renta per cápita era inferior a la de hace veinte años...
Que a escala planetaria, 3 mil millones de personas -¡la mitad de la humanidad!-
vivían con menos de 2 dólares diarios. Finalmente, estimaciones recientes de la
ONU muestran que las 225 personas de mayor fortuna del planeta poseen un
patrimonio equivalente a la renta anual acumulada de 2.500 millones de personas
(o sea, ¡el 40% de la población mundial !). Y que la fortuna de las 15 personas
más ricas es superior al PIB total del conjunto de los países del África
subsahariana...
Ante estas escandalosas revelaciones
comenzó una segunda fase de protesta e insurrección. Simbólicamente, podemos
decir que empieza el día uno de enero de 1994, cuando irrumpen en la escena
internacional el subcomandante Marcos y su movimiento zapatista. Marcos teoriza
la articulación entre globalización planetaria y marginalización de los pobres
del Sur. Se produce después una ola de protestas de gran envergadura que alcanza
a los países desarrollados, como el movimiento social francés de noviembre 1995.
Esta fase de protesta contra las injusticias de la globalización propone nuevos
héroes emblemáticos -como el propio subcomandante Marcos o el campesino francés
José Bové-, organizaciones combativas de nuevo tipo -como ATTAC- y batallas
insólitas, ampliamente mediatizadas: Seattle, Washington, Praga, Okinawa,
Niza...
A estas dos primeras fases, de
análisis y de protesta, debía inevitablemente suceder una tercera etapa de
proposiciones. Fin de la rebelión en contra y principio de una acción en favor.
Pero, ¿en favor de qué?
Aquí aparece el sentido del Foro
Social Mundial de Porto Alegre. Concebido como la antítesis del Foro Económico
Mundial de Davos. Si éste se instaló en el Norte, el de Porto Alegre se sitúa en
el Sur. Si en Davos se reúnen los nuevos amos del mundo (empresarios, banqueros,
gobernantes), en Porto Alegre se reunirán los ciudadanos y los pueblos del
planeta. Lo único en común, por razones de eficacia mediática, las fechas: del
25 al 30 de enero en los dos casos.
Mientras un Davos fortificado y
militarizado apareció sumido en la mala conciencia y en la culpabilidad, el
éxito festivo de Porto Alegre salta a la vista. Unos 12.000 participantes (sólo
se esperaba a 5.000), 120 países representados, 1.600 periodistas acreditados,
más de 800 ONGs, 400 talleres de reflexión, decenas de intelectuales de talla
internacional (de Samir Amin a Armand Mattelart, de Eduardo Galeano a Walden
Bello, de Ariel Dorfman a Tarek Ali...).
El nuevo siglo empezó efectivamente en
Porto Alegre. Y los fanáticos de la globalización saben que las cosas
probablemente ya no serán como antes. Porque se ha comenzado a entrever que otro
mundo es posible. Un mundo en el que se suprimiría la deuda externa; en el que
los países pobres del Sur jugarían un papel más importante; en el que se pondría
fin a los ajustes estructurales; en el que aplicaría la tasa Tobin en los
mercados de divisas; en el que suprimirían los paraísos fiscales; en el que se
aumentaría la ayuda al desarrollo y en el que éste no adoptaría el modelo del
Norte ecológicamente insostenible; en el que se invertiría masivamente en
escuelas, alojamiento y sanidad; en el que se favorecería el acceso al agua
potable de la que carecen 1.400 millones de personas; en el que se obraría
seriamente por la emancipación de la mujer; en el que se aplicaría el principio
de precaución contra todas las manipulaciones genéticas y en el que se frenaría
la actual privatización de la vida.
En suma, un mundo en el que el
"consenso de Washington" sería por fin sustituido por este nuevo consenso de
Porto Alegre.
Pronunciamiento de los Movimientos
Sociales
Llamamiento de
Porto Alegre para las próximas movilizaciones
Los
movimientos sociales, procedentes de todas partes del mundo, nos hemos
reunidos aquí en el Foro Social Mundial. Construimos una gran alianza para
crear una nueva sociedad, distinta a la lógica actual que coloca al mercado y
al dinero como la única medida de valor. Davos representa la concentración de
la riqueza, la globalización de la pobreza y la destrucción de nuestra
planeta. Porto Alegre representa la lucha y la esperanza de un nuevo mundo
posible donde el ser humano y la naturaleza son el centro de nuestras
preocupaciones. Formamos parte de un movimiento en crecimiento a partir de
Seattle. Desafiamos a las elites y sus procesos anti-democráticos,
representados en el Foro Económico de Davos. Venimos a compartir nuestras
luchas, intercambiamos experiencias, fortalecemos nuestra solidaridad y
manifestamos nuestro rechazo absoluto a las políticas neoliberales de la
presente globalización.
Somos mujeres y hombres: campesinas y
campesinos, trabajadoras y trabajadores, desempleadas y desempleados, pueblos
indígenas y negros, provenientes del Sur y del Norte, comprometidos a luchar
por los derechos de los pueblos, la libertad, la seguridad, el empleo y la
educación.
Estamos en contra de la hegemonía del
capital, la destrucción de nuestras culturas, la degradación la naturaleza y
el deterioro de la calidad de vida por las corporaciones transnacionales y las
políticas anti-democráticas.
Al mismo tiempo, que fortalecemos nuestro
movimiento, resistimos a la elite global, con el fin de mejorar la equidad, la
justicia social, la democracia y la seguridad para todos, sin distinción
alguna. Nuestra metodología y las alternativas constituyen un fuerte contraste
a las políticas destructivas del neo- liberalismo.
Nuestra lucha se basa en la equidad entre
mujeres y hombres. Al contrario, la globalización refuerza un sistema sexista,
excluyente y patriarcal, incrementa la feminización de la pobreza y exacerba
la violencia, donde las principales víctimas son las mujeres y niños.
Las políticas neo-liberales desatan el
racismo como continuación del genocidio y los siglos de esclavitud y
colonialismo que destruyeron sus bases civilizatorias de las poblaciones
negras de África. Llamamos a todos los movimientos a solidarizase con el
pueblo africano dentro y fuera del continente, en la defensa de sus derechos a
la tierra, la ciudadanía, la libertad, la igualdad y la paz, mediante el
rescate de la deuda histórica y social. El tráfico de esclavos y la esclavitud
son crímenes contra la humanidad.
Expresamos especialmente nuestro
reconocimiento y solidaridad con los pueblos indígenas en su lucha por la
defensa de sus derechos, sus recursos naturales y su cultura.
La globalización neoliberal destruye
el medio ambiente, la salud y las condiciones de vida del pueblo. La
atmósfera, el agua, la tierra y también los seres humanos son transformados en
mercancías. La vida y la salud deber ser reconocidos como derechos
fundamentales y las decisiones económicas deben estar sometidas a ese
principio.
La deuda pública externa, injusta y
fraudulenta, ha sido pagada varias veces. Funciona como instrumento de
dominación, privando a los pueblos de su pan y futuro, con el único fin de
aumentar la usura del capital internacional. Exigimos su anulación
incondicional y la reparación a las deudas históricas, sociales y
ecológicas.
Los mercados financieros extraen los
recursos y la riqueza de los pueblos y sujetan las economías nacionales a los
vaivenes de los especuladores. Reclamamos el cierre de los paraísos fiscales y
la introducción de impuestos sobre transacciones financieras. Las
privatizaciones transfieren los bienes públicos y los recursos hacia las
transnacionales. Nos oponemos a toda forma de privatización de recursos
naturales y bienes públicos. Hacemos un llamado de proteger el acceso a los
mismos para proporcionar una vida digna para todos.
Las organizaciones multinacionales
organizan la producción mundial con un desempleo masivo, bajos salarios y
trabajo no calificado y se niegan a reconocer los derechos fundamentales de
los trabajadores tal como definidos por la OIT. Queremos el reconocimiento
genuino de los derechos de los sindicatos para organizarse y negociar y para
alcanzar nuevos derechos para los trabajadores.
Demandamos un sistema de comercio
justo que garantice empleo pleno, soberanía alimentaria, términos de
intercambio equitativos y bienestar. El "libre comercio" provoca la
acumulación acelerada de riqueza y poder a las corporaciones transnacionales,
a la vez que genera mayor marginalización y empobrecimiento de campesinas y
campesinos, trabajadoras y trabajadores y empresas locales.
Convocamos a apoyar las movilizaciones
en contra de la creación del Área de Libre Comercio de las Américas, una
iniciativa que significa la reconquista de la región y la destrucción de los
derechos básicos sociales, económicos, culturales y ambientales.
El FMI, el Banco Mundial y sus bancos
regionales, la OMC, la OTAN y los otros acuerdos militares son algunas de las
agencias multilaterales de la globalización transnacional. Exigimos el cese de
su interferencia en las políticas nacionales. La legitimidad de estas
instituciones está debilitada y vamos a continuar con protestas en contra de
sus medidas.
La globalización neoliberal ha
provocado la concentración de la tierra y promovido una agricultura
transnacionalizada, destructiva en lo social y lo ambiental. Demandamos una
Reforma Agraria democrática con usufructo por parte del campesinado de la
tierra, del agua y de las semillas. Promovemos procesos agrícolas
sustentables. Las semillas y el material genético son patrimonio de la
humanidad. Exigimos la abolición del uso de transgénicos y patentes sobre la
vida. El modelo económico neoliberal se basa en producción para exportación
que necesita de grandes plantaciones y de construcción de represas lo que trae
aparejado la expulsión de la gente de su tierra y la destrucción del medio
ambiente.
El militarismo y la globalización en
manos de corporaciones transnacionales se refuerzan para socavar la democracia
y la paz. Nos negamos totalmente a aceptar la guerra como camino para resolver
los conflictos. Estamos contra el armamentismo y el comercio de armas.
Exigimos el fin de la represión y la criminalización de la protesta social.
Condenamos la intervención militar extranjera en los asuntos internos de
nuestros países. Rechazamos la intervención militar estadunidense a través del
Plan Colombia en América Latina.
Llamamos a reforzar la alianza frente a
estos temas principales e implementar acciones en común. Vamos a seguir
movilizándonos alrededor de ellas hasta el próximo Foro que tendrá lugar en
enero del 2002.
Reconocemos que contamos ahora con una
mejor posición para emprender una lucha en favor de un mundo distinto, sin
miseria, hambre, discriminación y violencia; en favor de la calidad de vida,
equidad, respeto y paz. Nos comprometemos a apoyar a todas las luchas de
nuestra agenda colectiva que movilice la oposición al neoliberalismo.
Entre las prioridades para los meses
venideros, vamos a movilizarnos globalmente en contra:
*El Foro Económico Mundial en Cancún, México del 26 al 27
de febrero.
*El Área de Libre Comercio de las Américas en Buenos
Aires, Argentina del 6 y 7 de abril y en Quebec del 17-22 de abril.
*La reunión del G-8 en Génova, Italia del 15-22 de julio.
*La reunión anual del FMI y del Banco Mundial en
Washington DC, del 28 de septiembre al 4 de octubre.
*La OMC del 5-9 de noviembre.
*Y nos unimos a la movilización internacional del 17 del
abril en la lucha contra las importaciones de productos agrícolas baratos
que generan "dumping" económico y social.
Estas propuestas formuladas forman parte
de las alternativas elaboradas por los movimientos sociales en todo el mundo.
Se basan en el principio que los seres humanos y la vida no son mercancías.
Asimismo, afirman el compromiso hacia el bienestar y los derechos humanos de
todas y todos.
Nuestra participación en el Foro Social
Mundial ha enriquecido la comprensión de cada una de nuestras luchas y estamos
más fortalecidos. Llamamos a todos los pueblos del mundo a unirse a este
esfuerzo, a luchar por construir un futuro mejor. El Foro Social Mundial de
Porto Alegre es un camino hacia un mundo más justo y la soberanía de los
pueblos.
Porto Alegre, 28 Enero de 2001
Sugerencias
1ª. Desde
Guatemala, dos paginas feministas. Tertulia,
revista feminista -abierta a colaboraciones-
que cuenta con un servicio informativo sobre mujeres con enfoque de género
y carácter internacional, que se difunde desde Centroamérica a América Latina,
EEUU y Europa. Litertulia, es
otra pagina, destinada a recoger contribuciones y análisis más extensos. Ambas
paginas las edita Laura E.
Asturias, columnista del diario Siglo
Veintiuno de Guatemala.
2ª. CÁDIZ
REBELDE, Revista quincenal de izquierdas de la Bahía de
Cádiz; con secciones dedicadas a su comarca, Andalucía, Estado español, Mundo,
Derechos Humanos, Cultura, Debate... Una voz rebelde en la
Red.
3ª. Para ayudar a
conocer nuestra Nación, dos paginas. Andalucía Turismo, pagina oficial de la
Consejería de Turismo de la Junta de Andalucía, en castellano, francés, inglés y
alemán. Aparte de toda la información necesaria para un viaje y una estancia en
Andalucía, su Atlas Turístico recoge mapas, itinerarios, patrimonio artístico,
resumen histórico, espacios naturales, fotografias... de todas las ciudades y
pueblos andaluces.
El
Legado Andalusí, una pagina incompleta -ligada a la
Consejeria de Cultura- pero que hoy ya ofrece un resumen de historia andalusí en
Historia, la Ruta del
Califato entre Córdoba y Granada -pueblo a pueblo- y el
Itinerario de los Almorávides y
Almohades, en castellano, árabe, francés e ingles,
recorriendo tierras de Marruecos, Andalucía, España, Portugal y los Países
Catalanes.
Música: La
Internacional
-------
Directorio de Andalucía en
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