nº 98
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EEUU
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Tiempos
infames: El Ataque a EEUU
Opinión
Los
atentados sobre Nueva York y Washington llevan impresos consigo el estigma de
estos tiempos infames que nos ha tocado vivir.
Los
atacantes
Infame e inadmisible es el desprecio absoluto a la
muerte de civiles y el recurso consciente al terror indiscriminado que han
demostrado los atacantes. No cabe justificación alguna para secuestrar aviones
comerciales para utilizarlos como bombas volantes, condenando a la muerte a
pasajeros y tripulantes. No cabe justificación para destruir con premeditación
unos rascacielos como las Torres Gemelas donde trabajan y circulan miles de
personas, por mucho que en ellos se radiquen oficinas de corporaciones o
servicios gubernamentales civiles. No cabe duda que la decisión de no limitarse
en la elección de objetivos al Pentágono, la Casa Blanca o similares, responden
a una fría opción previa por declarar enemiga a toda la población de los
EEUU, sin distinción alguna. Quienes planificaron o ejecutaron estos actos
se han ganado a pulso ser calificados como terroristas.
Estas acciones muestran un nivel de deshumanización
radical. Una indiferencia escalofriante hacia los costes humanos; no existe
proporción razonable entre objetivos y consecuencias. Ni su propia
inmolación ni la imaginación, audacia y eficacia que han manifestado los
atacantes para burlar los sistemas de inteligencia, de prevención y de seguridad
yanquis pueden afectar ni limitar en nada al rechazo y condena
rotunda que merecen.
Con
estas acciones, los atacantes reconocen que no pretenden de ninguna
manera despertar comprensión o solidaridad alguna hacia su causa entre la
población norteamericana en particular y de los países imperialistas en general.
Dan por perdida esa batalla. Manifiestan un odio y una sed de venganza ciegas,
totales y fanáticas. Los medios y objetivos de la acción manifiestan una
voluntad de fomentar un enfrentamiento global y promover una escalada de
sufrimiento por la vía de las previstas represalias yanquis.
En
el momento de redactar este comentario, las hipótesis que circulan sobre la
autoría de los atentados apuntan hacia el islamismo fundamentalista simbolizado
en la red de Osama Bin Laden. Se comenta también la posibilidad de que hayan
contado con colaboraciones estatales y hay quien especula sobre una provocación
que finalmente se le haya ido de las manos a sus controladores en la sombra. En
cualquier caso, hay que recordar ahora que el islamismo fundamentalista es una
corriente política e ideológica que tiene tras de si una larga trayectoria; que
fue políticamente marginalizado durante décadas por el ascenso del
nacionalismo panarabe (del que formaba parte el nasserismo) y la izquierda. El
fracaso de estos últimos para conseguir la emancipación de la nación árabe y la
evolución de la situación internacional, le dio nuevo impulso. No es, aun así,
una corriente homogénea; junto a islamistas antioccidentales existen otros que
siguen apostando por la colaboración con el imperialismo y los regímenes árabes.
La génesis de lo que ahora encarna Osama Bin Laden arranca de los Hermanos
Musulmanes y del wahabismo saudí y su expansión es inexplicable sin el sostén
político y financiero combinado de estados reaccionarios prooccidentales como
Arabia Saudí, los emiratos del Golfo o Pakistán. Este islamismo integrista
creció y se desarrolló bajo la protección de los mismos Estados Unidos que
ahora sufren su ataque, con el objeto de utilizarlo como aliado contra la
izquierda no sólo en Afganistán sino también en el conjunto de la nación árabe y
de los países islámicos. De igual manera el Estado sionista de Israel
amparó en su inicio la reimplantación del fundamentalismo en Palestina para
restarle fuerza al nacionalismo y la izquierda palestinas.
Los
atacados
El
imperialismo yanqui arrastra tras de sí la responsabilidad de la muerte y el
sufrimiento de millones de personas en todo el planeta. Las intervenciones
militares directas e indirectas de los EEUU son numerosas. EEUU es el ejemplo
paradigmático del terrorismo de Estado. No tiene sentido enumerar de nuevo aquí
la larguísima lista de países que han sufrido sus invasiones y ataques, sus
interferencias, su apoyo a regímenes criminales y genocidas. Los intereses y el
sistema que defiende y encarna han causado y causan muerte, miseria, hambre y
enfermedad. Con todo ello, no es posible sin rebajarse a la misma estatura moral
y naturaleza política del imperialismo, olvidar que una cosa es el imperialismo
yanqui y otra distinta la población norteamericana, por muy alienada que
esté.
El
imperialismo yanqui siempre ha usado el lenguaje de la fuerza. Ha hecho gala de
prepotencia y chulería. Hoy ha recibido -pero sobre las espaldas de la
población- una respuesta a su misma altura; de un enemigo que se ha
manifestado tan implacable y despiadado como el mismo. El impacto político
del ataque no sólo radica en el fin del mito de su invulnerabilidad sino también
de su impunidad. Un sistema y un poder criminal e inhumano ha recibido un ataque
criminal e inhumano de una organización cruel e inhumana. Sus antiguos aliados y
colaboradores han usado contra él su misma técnica y sus enseñanzas de todo
orden.
El
contexto
Lo
ocurrido en EEUU resulta inexplicable sin un contexto mundial donde reina la
barbarie, la miseria, la desigualdad, la humillación. Un orden mundial en donde
se impone el doble rasero bajo el paraguas de la hipocresía y la manipulación
mediática; donde decenas de miles de victimas son ignoradas y despreciadas
mientras otras son recordadas. Un contexto en que buena parte de la llamada
izquierda tanto en el Norte como en el Sur -los presuntos antagonistas de ese
orden- no ejercen de tal sino actúan como colaboradores y cómplices de ese
sistema y en donde incluso antiguos oponentes capitulan de diversa
manera ante lo que consideran invencible, bien adaptando su discurso y
su practica a lo admisible bien incluso inventando bellas retóricas en prosa o
verso para eludir la confrontación. Un mundo en el que la socialdemocracia,
el estalinismo y el populismo han dejado tras de si un reguero de decepciones y
frustaciones. La debilidad de la oposición anticapitalista y
antiimperialista en los países imperialistas centrales crea, entre otras
consecuencias, un terreno abonado para que la exasperación sea capitalizada al
Sur por corrientes reaccionarias como el fundamentalismo
islámico.
El
papanatismo humanitarista, la huida hacia la caridad vestida de ONGs, la
genuflexión ante la ONU, la ocultación tras reivindicaciones marginales y
utópicas como la Tasa Tobin transmutadas en bálsamo milagroso, la aceptación de
la ideología demoliberal... no sólo manifiestan ese retroceso sino que laminan
como actores activos a la izquierda en la escena internacional. La debilidad de
la solidaridad con Palestina -a pesar de lo ocurrido en Durban- (y también
con Chechenia) que en nada se acerca a la que recibió Vietnam en su día, también
trabaja a favor de los islamistas.
Palestina es un eje simbólico del momento histórico
presente. Resulta sintomática de estos tiempos infames una situación en la
que mientras la parte oprimida sufre una opresión tan evidente e
indiscutible a manos sionistas, negandose al pueblo palestino los más
elementales derechos individuales y nacionales, la parte opresora disfruta
de tal nivel de impunidad y colaboraciones internacionales para
persistir. El desprecio y el abandono es de tal magnitud que no ha de
extrañar que esa soledad y esa desesperación colectivas sea instrumentada
políticamente.
Las
consecuencias
El
imperialismo yanqui se prepara para, a través de la preparación y ejecución de
las represalias, dar una vuelta de tuerca más a su hegemonía mundial. Sería muy
ingenuo creer que el objetivo se reduce sólo a los expresamente ligados al
fundamentalismo islámico. Las analogías interesadas pronto encontraran chivos
expiatorios convenientemente criminalizados a lo ancho y largo de todo el orbe,
incluso en organizaciones, movimientos y luchas que en nada tienen que ver con
los responsables de los actos de estos días. Vuelven tiempos de Santa Alianza,
ahora denominada OTAN. Probablemente la respuesta militar inmediata causará
tantas o más victimas inocentes que los atentados, aunque ahora sean denominados
daños colaterales, no digamos sus consecuencias políticas, policiales y
económicas a medio plazo. No es aventurado adelantar que los intereses
estratégicos imperialistas harán la correspondiente selección discriminadora
entre los santuarios fundamentalistas, exculpando a sus aliados como Pakistán o
Arabia Saudí. La presencia militar yanqui y británica en territorio andaluz
y la entusiasta complicidad del Gobierno español con los EEUU, ponen en riesgo a
Andalucía de sufrir a su vez posibles contrarrepresalias; concreción nacional de
lo que se intuye como una escalada infernal global, sin que el pueblo andaluz
vuelva a tener más derecho que asistir embobado ante la propaganda uniforme que
se difunde desde la TV. En Palestina, el sionismo recrudecerá sus presiones para
que Arafat se convierta en un Quisling y declare la guerra civil y sólo
retrocederá ante una nueva limpieza étnica como las de 1948 y 1967 por el temor
de desestabilizar definitivamente con ello a los satélites árabes del
imperialismo.
Quizá todo esto induzca a la izquierda a reconsiderarse
a si misma y con ello a la convicción de que dar la batalla en su nación, de
pensamiento, palabra y obra, como imprescindible contribución a la confrontación
universal no es una mera opción sino una necesidad ineludible para evitar que el
siglo XXI sea el siglo de la barbarie. Esperémoslo y sobre todo, trabajemos por
ello.
Sugerencias y
Avisos
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y malévola inoculación, algunos con muy nefastas consecuencias. Es por ello
recomendable, aparte de trabajar con sentido común ante la recepción del
correo electrónico, tener actualizado el programa antivirus. En todo caso, es
posible realizar revisiones gratuitas totales en Red conectándose a determinadas
paginas. Ofrecemos dos opciones:
Se aconseja, por el tiempo del
procedimiento, proceder a la conexión en horario de tarifa
plana.
Cuatro sitios sobre
Lorca
Nunca está de más
saber donde se puede tener una cita en la Red con este poeta andaluz
universal.
Federico
García Lorca
"Andalucía no es el país de la
alegria y de la pandereta,
sino el pais de la
melancolía sentimental y de las corrientes internas del
espiritu"
Federico Garcia Lorca,
Diario de Avila, 20/10/1916
"Fue un momento malisimo, aunque
digan lo contrario en las escuelas.
Se perdieron una civilización
admirable, una poesía, una astronomía, una arquitectura y una delicadeza únicas
en el mundo,
para dar paso a una ciudad
pobre, acobardada;
a una `tierra del chavico'
donde se agita actualmente la peor burguesía de España"
Sobre la Toma de Granada, Federico
García Lorca, El Sol, junio de
1936
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Solidaridad con
Palestina
Ennio Morricone,
Erase una vez en el
Oeste
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