El rumor de que se crearán casas para calés
saca a la calle a 3.500 personas en breve tiempo en Pinos Puente
Un rumor sobre la construcción de viviendas
para familias gitanas de fuera del municipio causó ayer la ira de la población.
Las protestas se iniciaron por la mañana con una concentración frente a las
puertas del Ayuntamiento, a la que asistieron más de 150 personas. Por la tarde,
los propios vecinos convocaron una manifestación a la que asistieron más de
3.500, entre ellas cientos de habitantes de etnia gitana. Éstos tampoco aceptan
la llegada de más personas de esta raza, al considerar que de esta manera
aumentará la inseguridad ciudadana. El alcalde, Manuel Bejarano, no cree que
esta reacción tenga tintes xenófobos ni racistas, sino que se produce «por el
miedo que está causando la droga y los robos». También negó que el proyecto de
construcción de viviendas sea cierto.
Estas declaraciones la realizó tras la
concentración que tuvo lugar momentos antes frente a la casa consistorial. Esta
medida de protesta fue totalmente improvisada, pero logró reunir a decenas de
vecinos del municipio mientras el alcalde recibía a un grupo de personas que le
pedían explicaciones sobre este rumor. La comisión mostró su rechazo a la
construcción de viviendas para gitanos de fuera.
Según una vecina, «éste es un rumor que se
conoce desde hace por lo menos un año. Estamos investigando en el Ayuntamiento
de Granada, ya que se dice que se quiere desmantelar el polígono de Almanjáyar y
distribuir a los gitanos de allí entre varios pueblos».
En la manifestación se pudieron leer pancartas
en las que se decía ¡No queremos drogas ni delincuencia!, además de la frase que
se vitoreó en todo momento: ¡No queremos más!. Los vecinos que participaron en
la protesta recorrieron las principales calles de la localidad, e incluso se
llegó a cortar durante unos minutos la carretera de Córdoba.
Manuel Bejarano, que asistió a la
manifestación, junto a concejales de otros partidos, afirmó que en el asunto de
la inseguridad ciudadana se están dando «los pasos según marca la ley. El
Ayuntamiento hace todo lo que puede, pero hay competencias que corresponden a
otros organismos». Además informó sobre la incorporación de un nuevo teniente de
la Guardia Civil, y sobre su compromiso de mejorar las cosas. Para el portavoz
del grupo socialista en el Ayuntamiento, Antonio Trujillo, esta protesta «se ha
organizado de manera espontánea, producto del malestar que hay a raíz de los
últimos acontecimientos, como son las entradas a viviendas, robos... y que según
los vecinos es la misma persona los que los comete».
El concejal de la oposición coincidió con el
alcalde en no catalogar este acto como un brote racista o xenófobo, sino
«causado por asuntos de drogas y delincuencia. Se está superando con creces el
tema del paro y de la marginación y eso preocupa a la
gente».
Hace ya dos años de la intervención de la OTAN en los
Balcanes para "imponer" a Milosevic el respeto de los Derechos Humanos
correspondientes al pueblo kosovar.
El resultado es de sobra conocido: destrucción masiva de
infraestructuras y medios de producción yugoslavos, bombardeos con uranio
empobrecido que comienzan a pasar factura, profundización en la pobreza de los
pueblos balcánicos, etc. y sobre todo, ofrecer al régimen yugoslavo la coartada
que necesitaba para desatar una brutal campaña de limpieza étnica que desplazó a
centenares de miles de personas de sus hogares en pocos días.
Curiosamente, el argumento de defensa de los Derechos Humanos
fue desoído durante todos los años anteriores, pese a los contundentes informes
elaborados, años tras año, por diversas organizaciones humanitarias. En aquellos
momentos no procedía hablar del pueblo de Kosovo para no irritar a Milosevic y
pactar con él y los suyos una salida negociada al cruel conflicto que en
aquellos momentos se desarrollaba en Bosnia. En este sentido, tan responsables
son los USA como la ONU o la Unión Europea, quienes con uno u otro plan buscaron
siempre alcanzar algún acuerdo con los serbios de Bosnia y su mentor, Milosevic,
que apagara el conflicto, al precio de dividir Bosnia.
Durante todos esos años años el pueblo de Kosovo se movilizó
con el objetivo de alcanzar la República Kosovar. Para ello se recurrió a la
estrategia de movilizaciones de masas, no violentas y animando el desarrollo de
un movimiento de resistencia y desobediencia civil. El líder indiscutido fue I.
Rugova y su partido la Liga Democrática de Kosovo (LDK). En esos finales años
ochenta se consolidó una corriente nacionalista serbia radicalizada que ponía
sobre la mesa la construcción de la Gran Serbia y Kosovo fue el lugar desde el
que esta tendencia inició su ofensiva. La justificación vino dada por la
resurrección del mito serbio de Kosovo, una construcción ideológica que hace una
interpretación histórica del territorio de Kosovo como la cuna donde nació la
patria serbia. En este sentido, el territorio kosovar se convierte en algo
irrenunciable para el patriotismo serbio, incluso aunque la población étnica
serbia sea inferior al 15% del total. De este modo, la ocupación de Kosovo y su
gobierno, a lo largo de las diversas fases históricas recientes, ha sido la
historia de una imposición de la minoría serbia sobre la mayoría albanesa. La
caída del Muro de Berlín abrió una nueva etapa en la que el nacionalismo serbio
de base esencialista alcanzó la hegemonía ideológica.
Por todo esto Kosovo, que había alcanzado solamente el status
de Región Autónoma dentro de Serbia vio como se anulaba legalmente su autonomía
al tiempo que comenzaba un proceso destinado a segregar de forma progresiva a la
población albanesa hasta llegar a construir una sociedad de apartheid en el
corazón de los Balcanes. La pérdida de puestos de trabajo, el hundimiento de la
economía --la más pobre de Yugoslavia--, la represión creciente sobre cualquier
manifestación de descontento y de nacionalismo albanés no impidieron que la
sociedad kosovar fuera construyendo poco a poco nuevas estructuras de gobierno
paralelo en un intento, finalmente frustrado, de ganar tiempo de cara a
construir esa soñada república. Para ello se votó afirmativamente en un
referendum clandestino, se proclamó después una República de Kosovo, se eligió
un Parlamento e incluso se llegó a crear en la última fase de los años noventa
un Gobierno de la República de Kosovo dirigido por los fieles a Rugova.
Sin embargo esta estrategia no dio los frutos esperados
porque Occidente aplicaba en los Balcanes, como en otros muchos lugares, una
doble vara de medir. Los referendum de autodeterminación servían para Croacia o
Eslovenia, pero no para Kosovo. Se condenaba la utilización de la violencia en
Bosnia pero no se apoyaban movimientos pacíficos en Kosovo. Precisamente por
ello cuando en 1995 se llegó a la Paz de Dayton la lectura que se hizo de la
misma en Kosovo no dejó lugar a dudas. Los serbios de Bosnia habían logrado el
reconocimiento de una entidad propia federada dentro de la República de Bosnia
Hercegovina gracias a la utilización de la lucha armada, mientras que en Kosovo,
usando las tácticas recomendadas por Occidente, la situación no había dado
ningún resultado positivo. Peor aún, el apoyo de Milosevic a los citados
acuerdos, hizo que éste se volviera puntualmente un aliado imprescindible para
Occidente de cara a imponer a los sectores mas radicales los acuerdos de Dayton.
De este modo el futuro de la lucha en Kosovo aparecía difícil y sombrío.
Una nueva generación entra en escena.
En este contexto se abrió espacio para una nueva coyuntura
marcada por la radicalización que venía impulsada por la acción de grupos más
activos partidarios de un cambio de estrategia. Se imponía la necesidad de
aplicar en Kosovo la misma táctica que los serbios habían usado en Bosnia con
éxito. Así se inició el ascenso del UÇK (Ejército de Liberación de Kosovo),
partidario de una salida militar al conflicto y el desbordamiento de la táctica
no violenta patrocinada por Rugova y la LDK.
El UÇK no era una organización fantasma como se dijo al
principio, sino el resultado de un lento trabajo político, impulsado entre la
diáspora kosovar y luego en el interior de Kosovo por un pequeño partido, el
Movimiento Popular de Kosovo (LPK) surgido a principios de los años 80 tras la
primera explosión violenta protagonizada por los estudiantes kosovares poco
después de la muerte de Tito. Este grupo era el resultado de la fusión de cuatro
pequeños núcleos de inspiración comunista, en su vertiente más stalinista de
inspiración hoxista, que venían trabajando entre la población albanesa de la
entonces Yugoslavia Socialista. El trabajo clandestino permitió lograr una
modesta presencia en el interior de Kosovo, sobre todo en Pristina y zona de
Drenica con gran tradición insurgente respecto al gobierno serbio desde los años
veinte.
El referendum clandestino fue el momento aprovechado por LPK
para dar un salto cualitativo con la creación de una estructura militar, el UÇK,
llamado a defender por las armas lo que el pueblo había votado en referendum: la
república kosovar. Aunque las primeras acciones permanecen todavía oscuras, se
produjeron algunas acciones en contra de policías serbios, atentados contra
refugiados serbios procedentes de la Krajina croata instalados por el régimen en
Kosovo con la idea de reforzar la proporción de población serbia en el conjunto
de la provincia.
Al igual que ocurriera con otros grupos de ideología hoxista,
la caída del régimen comunista albanés supuso una grave crisis ideológica que
obligó a la LPK-UÇK a revisar sus planteamientos ideológicos y estratégicos.
Recuérdese que un grupo semejante, el Frente Popular de Liberación de Tigré (en
Etiopía) hizo en esos mismos años una experiencia semejante y finalmente logró
acceder al poder pese a la pérdida del referente ideológico albanés.
En este sentido, la aceleración de los acontecimientos
facilitó la adaptación de la LPK-UÇK a las nuevas condiciones. La renuncia a
elementos ideológicos anteriores ocurrió en un contexto de crecimiento de la
influencia política entre los jóvenes estudiantes radicalizados y también entre
algunos clanes rurales. De este modo, la intensificación de la práctica política
y militar sustituyó al vacío ideológico. Por otro lado, el estallido de la
insurrección espontánea de la población albanesa tras la crisis surgida con la
quiebra bancaria a finales de los noventa abrió nuevas posibilidades: flujo de
armas en el mercado negro que posibilitaron armas para el UÇK, vuelta al poder
del Partido Socialista, heredero del viejo partido hoxista con quienes existían
buenas relaciones políticas, frente a las malas con el anterior de Berisha que
prefería como interlocutor kosovar al moderado Rugova.
Desde 1997 el UÇK y LPK compiten con Rugova por alcanzar la
hegemonía dentro del movimiento kosovar. Los planteamientos ideológicos de UÇK
son de base esencialmente nacionalista pero a la vez, marcados por la definición
ideológica anterior lo que hacía que desarrollaran un discurso mas preocupado
por los sectores populares. Se formaron organizaciones de masas como Vedlindjia
Therret (la patria te llama) que pronto se convirtió en una verdadera oficina de
recaudación, y quemas adelante competirá con Rugova por controlar los fondos
económicos aportados por la diáspora para financiar la lucha.
En el plano militar el UÇK impulsará una línea agresiva de
enfrentamiento con la policía serbia, de estructura y formación militar. Se
consolidó una especie de estrategia de acción- represión- acción que obligó a la
policía serbia a incrementar los niveles represivos ante la osadía y
determinación del UÇK que se estructuró por zonas operativas, incrementó sus
efectivos, consolidó un significativo núcleo de cuadros militares y políticos al
tiempo que animaba la creación de zonas liberadas. Esta estrategia dio
resultados contradictorios. Por un lado algunos sectores ideológicamente más
ortodoxos, en la línea de estrategia de guerra popular se escindieron dando
origen al Movimiento de Liberación Nacional de Kosovo (LKCK) quien también
asumía la estrategia de lucha armada pero con unos ritmos mas lentos, lo que
hacía que acusara a la LPK y UÇK de militaristas. En el lado contrario se sitúa
el incremento de la represión oficial serbia (asesinato del clan de los Jashari,
incluidas mujeres y niños, acusados de militar en el UÇK, matanza de Racak y
otras) que hizo que Occidente no pudiera hacer nuevamente oídos sordos ante esta
realidad.
El incremento de la acción militar, el apoyo creciente del
movimiento de masas, la incorporación de figuras políticas como Adem Demaqi,
prestigioso dirigente político con años de cárcel a la espalda durante la época
de Tito, o Rexhep Qosja, intelectual universitario, críticos con la estrategia
de Rugova, hicieron que la importancia del factor UÇK aumentara. Rugova se vio
obligado a nombrar una gobierno en el exilio e incluso a fundar una Fuerza
Armada de la República de Kosovo que intentaba contener el desbordamiento de la
situación. La confrontación entre UÇK y FARK hizo que se ocurrieran episodios
sombríos como el asesinato del dirigente de la FARK Ahmed Krashniqi en plena
insurrección albanesa en Tirana.
También Occidente tuvo que modificar su actitud ante el
problema de Kosovo ante la posibilidad de que el incremento de la tensión
hiciera saltar por los aires el frágil e insatisfactorio acuerdo de Dayton para
la paz en Bosnia. De este modo pasó de una actitud de sorpresa y escepticismo a
una creciente implicación en el conflicto. Sin embargo, este apoyo se condicionó
a la firma de los Acuerdos de Rambouillet en los que el UÇK se comprometía a
renunciar a la independencia inmediata de Kosovo a cambio de formar un Gobierno
Provisional hegemonizado por UÇK-LPK llamado a negociar el proceso de
autodeterminación. Todo este trabajo permitió la consolidación de nuevos cuadros
políticos como Haxim Taçi, Jakup Krashniqi, Agim Ceku, Sulejman Selimi, Ramush
Haradinaj, etc. Se trata de una nueva generación dirigente, forjada en el
interior, al calor de la lucha armada, con posiciones más pragmáticas que harán
que pronto estalle la crisis interna. El motivo de la misma fue la firma de los
acuerdos de Rambouillet y el aplazamiento de la proclamación de independencia.
Definitivamente, Occidente se disponía a acudir en ayuda de los kosovares, pero
cobraba un precio en forma de renuncia a la proclamación inmediata de la
independencia.
En la política balcánica los llamamientos a la intervención
exterior para modificar con la misma una correlación de fuerzas adversa tiene
una larga tradición. Los últimos en utilizarla habían sido los bosnio-musulmanes
y habían logrado cierto éxito al hacer que finalmente los USA bombardearan
posiciones serbias que desmantelaron su estructura militar y posibilitaron el
decisivo avance croata que obligó a los serbios a negociar en Dayton. De este
modo la estrategia de UÇK no aparecía en el contexto balcánico como algo
novedoso.
La apuesta era arriesgada pero necesaria. El UÇK había
resultado seriamente tocado por la ofensiva militar serbia y carecía de medios
para invertir la correlación de fuerzas. El conjunto de estas decisiones abrió
una fuerte crisis en el seno del movimiento kosovar así como una lucha por el
poder entre los nuevos dirigentes. El veterano Adem Demaqi que había sido
portavoz político se retiró, la tutela política que ejercía LPK sobre la
estructura militar desapareció y se abrió una fuerte pugna por el control del
movimiento en plena intervención de la OTAN, lo que posibilitó que en un primer
momento el UÇK fuera visto más como un grupo de desorganizados que como una
fuerza política afectada por una crisis en su dirección.
Kosovo como protectorado: nada de
independencia.
El final de los bombardeos de la OTAN abrió paso a una nueva
coyuntura marcada por una inestable situación. Por un lado era evidente que sin
la intervención de la OTAN nunca se habría logrado la retirada del ejército
yugoslavo de Kosovo. Por otro, el UÇK aparecía ante la población como el
vencedor indiscutible del enfrentamiento, con un Rugova en retirada tras su
intento en plena crisis de negociar con Milosevic. Sin embargo, las piezas no
encajaron desde el comienzo. Occidente siempre mantuvo que la soberanía formal
sobre Kosovo seguía siendo yugoslava, aunque en la práctica éstos habían sido
expulsados por la OTAN. Se abría una situación confusa en varios planos. Una
especie de situación de doble poder en la que pronto habría que decidir quién
mandaba realmente en Kosovo, el UÇK y sus combatientes o las fuerzas
multinacionales presentes en el territorio.
Que la OTAN, los USA y la Unión Europea no estaban dispuestos
a reconocer de facto la independencia pronto se vio claro. Quizás el primer
símbolo de este antagonismo de objetivos fueron los impedimentos para que los
comandantes de UÇK desfilaran triunfalmente por las calles de Kosovo. Al fin y
al cabo, una cosa era ayudar en la lucha contra Milosevic y otra contribuir a
hacer estallar el mapa de los Balcanes. Ante esto se imponían dos posibilidades
para el campo kosovar: o aceptar la hegemonía e imposiciones norteamericanas y
dulcificar progresivamente los planteamientos políticos o asumir una posición de
enfrentamiento con las autoridades internacionales instaladas en el territorio.
Algunos grupos optaron por esta segunda posición (LKCK aunque pronto
rectificará, y un Partido Revolucionario Albanés (PRSh), de ideología comunista.
Pronto se oirán las primeras consignas que señalan a las tropas de la OTAN como
"los nuevos serbios".
Ahora bien, la consolidación de los pragmáticos se produjo en
período de tiempo corto. Muy pronto Haxim Taçi surgió como la figura emergente
dentro de las filas del UÇK, en pugna con otros comandantes, aunque con mas
capacidad de iniciativa y acción, lo que le permitió convertirse ante la
comunidad internacional como el dirigente del UÇK. De cara a consolidar su
posición tanto en las filas propias como ante la comunidad internacional, éste
pronto moderó su discurso y planteamientos políticos. De este modo, el UÇK
inició un proceso de desarme que culminó con la disolución oficial del mismo,
así como la del Gobierno Provisional; la formación de un Cuerpo de Defensa de
Kosovo (TMK) fue el logro más importante, aunque limitado en si mismo ya que
estaba llamado a tener estructura interna de carácter militar aunque desarmado
ya que sus funciones estaban limitadas a prestar un servicio de protección y
defensa civil. Aún así, este hecho fue presentado como un gran logro ya que el
TMK estaba llamado a convertirse en el embrión del Ejército de Kosovo en
posteriores etapas.
La dirección política de UÇK tuvo que diseñar un proyecto
político nuevo que cubriera el vacío creado por la actitud de Rugova y, al
tiempo, lanzarse a la arena política para captar apoyos y acabar con la
hegemonía de la LDK. De este modo surgió el Partido Democrático y del Progreso
de Kosovo (PPDK, más adelante PDK) dirigido por el propio Taçi. Las progresivas
cesiones ante las presiones combinadas de KFOR y la OTAN, hicieron que en el
interior del extinto UÇK comenzaran a desarrollarse diferentes opciones sobre el
futuro y se abrieran paso otros proyectos políticos alternativos que acabaron
rompiendo totalmente la herencia del disuelto UÇK.
De este modo surgieron nuevas formaciones políticas. La
posición negociadora de Taçi llevó a la ruptura entre el UÇK y su patrocinador
originario la LPK ya en el mismo momento de la intervención de la OTAN. Ésta,
poco después del final de la contienda celebró su V Congreso en el que decidió
disolverse, aunque esta decisión fue contestada por un sector contrario a la
misma que pronto inició una serie de tareas con la finalidad de reconstruir la
LPK. El sector mayoritario, dirigido por el histórico Bardyl Mahmuti optó por
fundar el PDB (Partido de Unidad Democrática), donde se nucleaba un sector del
antiguo directorio de UÇK, entre otros Jakup Krashniqi, Rame Buja, Azem Syla y
Jashar Salihu. Quizás la característica mas importante del nuevo grupo fuera su
posición de confrontación con la KFOR y las críticas al papel de interlocutor
privilegiado que con la misma iba adquiriendo Taçi. Precisamente por ello, tanto
desde KFOR, órgano impulsado por la OTAN como desde UNMIK, dirigido por la ONU,
se dio especial relevancia a las fuerzas partidarias del diálogo que pronto se
agruparon en una plataforma consultiva, el Consejo de Gobierno temporal de
Kosovo, donde se integraron la LDK de Rugova, el PDK de Taçi y el Movimiento
Democrático Unido (LDB) del intelectual Qosja, ya crítico con Rugova antes de la
intervención internacional. La plataforma de taçi se consolidó pronto con una
rama política, el PDK y una estructura "militar" el Cuerpo de Protección de
Kosovo, aunque paradójicamente sin armamento. En un primer momento esta
plataforma dirigida por Taçi agrupó a la mayor parte de los cuadros políticos
del extinto UÇK, aunque algunos de ellos mantenían en su interior posiciones
críticas, centradas principalmente en la discusión sobre qué camino elegir para
seguir la lucha hasta alcanzar el objetivo final de la proclamación de
independencia y reconocimiento internacional. Que Taçi en esta época no había
logrado el objetivo de convertirse en interlocutor privilegiado de KFOR/UNMIK lo
demuestra el hecho de que durante varios meses se mantuvieron unas relaciones
políticas marcadas de forma simultánea por el respeto y la denuncia de su
figura.
Pronto los críticos con la deriva pactista de Taçi se
agruparan alrededor de un nuevo proyecto, la Alianza para el Futuro de Kosovo
(AAK) dirigida por el ex comandante de UÇK Ramush Haradinaj, quien en la misma
jugó desde el inicio un papel integrador. Esta alianza surgió con una
perspectiva crítica, con vocación de trabajo en la legalidad para disputar el
espacio electoral al PDK. Se integraron en la nueva plataforma grupos
minoritarios como el LKCK, que decidió pasar a la legalidad, la LPK
reconstruida, el Partido parlamentario de Kosovo, dirigido por Adem Demaqi y
otra organización nacionalista fundada a mitad de los años 90, el Partido de
Unión Nacional (UNIKOMB) que operaba en Albania y Kosovo donde fue duramente
golpeado por la policía de Milosevic antes de la intervención de la OTAN. Esta
Alianza para el Futuro de Kosovo (AAK) se presentaba manteniendo una posición de
principios mas centrada en la izquierda, con el objetivo de hacer una pinza al
PDK de Taçi entre la LDK de Rugova por el ala derecha y ellos mismos por la
izquierda. En el interior de la AAK se dio en su origen una hegemonía de fuerzas
contrarias al reconocimiento del protectorado internacional sobre Kosovo y
partidarias de abrir un proceso que condujera a la unidad nacional de todos los
albaneses.
Definitivamente el mapa político kosovar se movía hacia un
pluralismo político e ideológico. Sin embargo, con las plataformas legales no se
agotaba ya fuera de los cauces políticos integrados en el sistema se movían
pequeños núcleos políticos llamados a jugar un importante papel más adelante.
Así la LPK reconstruida pronto dio señales de vida. Fue la sección exterior de
la misma quien se declaró contraria al proceso de disolución acordado en el V
Congreso. Algunos de sus dirigentes habían jugado un papel político importante
durante los primeros años de existencia del movimiento. Cabe destacar a Musa
Xhaferi, Rexhe Iberdemj y Emrush Xhemaili. Este último ya denunció desde el
exterior el peligro que suponía crear una dirección política de UÇK justo antes
de iniciar el proceso de negociación en Rambouillet. Por eso en cuanto se
presentó la oportunidad comenzaron a trabajar con la idea de implantarse en el
interior de Kosovo.
Este grupo pronto comenzó a trabajar y coordinar a los
sectores insurgentes existentes en Presevo, territorio de población albanesa
dentro de Serbia lo que significaba que seguían bajo soberanía y control
político yugoslavo.
Otro grupo a tener en cuenta es el Partido Revolucionario
Albanés (PRSh), de ideología enverista. Aunque sus efectivos no deben ser
especialmente numerosos, pronto se convirtió en una amenaza para el proceso de
consolidación y normalización política de la vida kosovar impulsado por la OTAN
y la ONU. En efecto, además de su definición ideológica basada en realidades
políticas desaparecidas con la caída del Muro de Berlín, el PRSh optó por el no
reconocimiento de las instituciones levantadas por la comunidad internacional en
Kosovo. Por ello se mantuvo en la clandestinidad desde el inicio, negándose a
conectar con UNMIK. Este partido, de pequeñas dimensiones mantiene a cerca de
mil militantes y hace escasos meses ha realizado un congreso en Prizren, zona de
control alemán en el protectorado de Kosovo.
Su origen se remonta al año 1992. Partidario de la lucha
armada desde su nacimiento, impulsó la creación de la Fuerza Armada del PRSh que
se integró en UÇK a principios de 1998 para salirse del mismo coincidiendo con
la firma de los acuerdos de Rambouillet. Su zona de influencia mas destacada se
encuentra en la región Suroeste de Kosovo, hoy bajo control USA, desde la que se
sospecha que ha realizado en los últimos meses trabajos de abastecimiento y
entrenamiento para la nueva guerrilla del valle de Presevo.
En 1999 formalizaron una propuesta para crear un Frente
Nacional Albanés que tuviera como bases principales de trabajo la vigencia de la
lucha armada por la independencia de Kosovo y la unificación de los territorios
de población albanesa. La novedad del proyecto residía en la propuesta de formar
un brazo militar del frente que llevaría el nombre de UÇK (Ejército de
Liberación Nacional--Kombetar, que no Kosovës--), siglas bajo las que ahora ha
comenzado a operar la guerrilla albanesa de Macedonia. Sin embargo la propuesta
fue abandonada poco después ante la fría respuesta de las otras formaciones
comunistas albanesas. Esto no impide sospechar la posibilidad de que tras la
aparición del UÇK pueda existir algún tipo de colaboración del PRSh.
La coyuntura reciente en Kosovo.
Dos han sido los acontecimientos que han marcado la evolución
reciente en Kosovo. Por un lado la caída de Milosevic en serbia y la llegada al
poder del candidato favorito de Occidente, Kostunica, y por otro, la celebración
de las elecciones municipales en el territorio de Kosovo bajo protección
internacional.
La caída de Milosevic ha contribuido a cambiar de forma
importante la visión que Occidente tiene de la situación en el área. Presentado
como el único candidato viable para sacar a Serbia de su aislamiento
internacional, la llegada de Kostunica invirtió la situación de modo importante.
Desde ese momento se replanteó el futuro de Kosovo desde un plano diferente.
Mientras Milosevic se mantuvo en el poder era imposible pensar en la posibilidad
de un retorno de Kosovo a cualquier tipo de control serbio, pese a que
formalmente, la protección internacional no significaba el fin de la soberanía
serbia sobre el mismo. Sin embargo, la llegada de un gobernante favorable a una
transición hacia la democracia suponía la apertura de un nuevo y peligroso
frente para los independentistas kosovares. Desde ese momento los países
occidentales no han escondido su deseo de encontrar en el seno de la sociedad
kosovar interlocutores dispuestos a negociar algún status que permitiera
conciliar el deseo de soberanía política kosovar con el mantenimiento de una
soberanía serbia, siquiera fuera en el plano formal.
Sin embargo, pese a sus diferencias políticas todas las
fuerzas políticas albanesas que se presentaban a las elecciones municipales
mantenían un principio independentista sin fisuras. Ni siquiera el moderado
Rugova apareció dispuesto a rebajar sus planteamientos de República Kosovar
independiente. Esto ha dado como resultado una apreciación diferente del
proyecto albanés en Occidente, que ahora pasa a ser un incómodo e intransigente
aliado. Algunos aspectos como el inicio de la lucha armada en Presevo, el acoso
a la residual población serbia, excepto en la ciudad de Mitrovica, las llamadas
a la unificación de los territorios albaneses suscitan cada vez mas irritación
tanto en los gobiernos occidentales como entre los gobernantes del protectorado,
que ven en el mantenimiento irreductible de esos objetivos un obstáculo cada vez
mayor para alcanzar algún acuerdo capaz de estabilizar las cosas.
Solo el hecho de que desde su llegada al poder Kostunica se
haya negado a entregar a Milosevic para ser juzgado en La Haya hace que se
mantengan también las suspicacias occidentales ante las intenciones del nuevo,
flamante y demócrata presidente yugoslavo.
Como no podía ser de otra manera, las elecciones se
celebraron pocos días después. En realidad, vista la unanimidad de criterios
independentistas, el interés se centraba en conocer la relación de fuerzas entre
el bloque moderado de Rugova y las fuerzas herederas del UÇK. Los resultados
dieron una holgada mayoría a la LDK de Rugova con un 58% de los votos y 504
representantes en los ayuntamientos; el PDK de Taçi quedó en segundo lugar con
el 27% de los votos y 267 representantes; la Alianza para el Futuro de Kosovo
(AAK) de Haradinaj logró el 7,7% y 71 representantes electos y el pequeño
Partido Democratacristiano Albanés un 1% de los votos con 4 representantes.
Ninguna otra fuerza política obtuvo representación. Esto ha servido, al menos,
para clarificar el mapa político y la correlación de fuerzas entre los
diferentes partidos. Aunque llama la atención la sólida mayoría alcanzada por
Rugova, no es menos cierto que las fuerzas políticas procedentes de UÇK han
logrado en conjunto un tercio de los votos, hecho no despreciable si tenemos en
cuenta las dificultades para consolidar primero a la formación militar y después
las disputas internas. Sin embargo, con ser importantes estas elecciones, a
nadie se le oculta que las fundamentales, las presidenciales, están todavía por
venir y, aunque existe la promesa de celebrarlas en el plazo de un año, son
muchos los acontecimientos que pueden ocurrir en ese período de tiempo con los
cambios de alianza que ello supone.
De lo que no cabe duda es que desde los ministerios europeos
se ha comenzado a ver con cierta aprensión la evolución de los acontecimientos
en Kosovo y que cada vez son más abundantes las condenas dirigidas hacia los
radicales albaneses y el irredentismo albanés que aparece como el mayor
obstáculo para levantar una alternativa que conjugue el respeto a los deseos de
la población albanesa con la integridad territorial de Serbia.
El fantasma de la Gran Albania.
La existencia de un irredentismo albanés, que reclama la
formación de una entidad estatal que integre todas las áreas de población
albanesa es tan antigua como el nacimiento del moderno nacionalismo albanés en
1878 con la Liga Albanesa de Prizren.
Sin embargo, el naciente nacionalismo albanés tropezó desde
sus inicios con la existencia de proyectos políticos más avanzados y elaborados
que habían construido ya sus bases ideológicas, en unos casos negando el derecho
albanés e incluso su existencia como pueblo, casos de Grecia y Serbia. En ambos
casos encontramos las realidades estatales más antiguas de la región que se
adelantaron en casi cincuenta años al nacionalismo albanés. Durante ese periodo
se consolidaron propuestas ideológicas que presentaban a Kosovo como el corazón
de la nación serbia y la base del estado serbio medieval. La existencia de una
sólida mayoría étnica albanesa en la zona fue vista como el resultado de la
política turca encaminada a acabar con la nacionalidad serbia. Desde entonces
surgieron voces y propuestas oficiales que planteaban la expulsión de la
población albanesa, usando diferentes medidas de fuerza. Igualmente los griegos
visualizaban a los albaneses a través de los arvanitas, población albanófona, de
religión ortodoxa, lo que permitía justificar un proceso de asimilación de los
mismos poniendo como elemento central de su identidad la religión en lugar del
idioma.
Contra todas estas propuestas tuvo que luchar el nacionalismo
albanés. Finalmente la desaparición del Imperio Otomano tras las guerras
balcánicas permitió la creación de una Albania que nacía amputada
territorialmente ya que el 50% de la población étnica albanesa quedaba fuera de
sus fronteras, hecho éste que anunciaba una inestabilidad política que se
mantiene hasta la actualidad. Albania pasaba a ser "un país rodeado por si
mismo" como gustan decir los propios albaneses.
La redefinición de fronteras ocurrida durante la II Guerra
Mundial permitió la creación momentánea de una Gran Albania bajo dominio
italiano. Sin embargo, la derrota de los fascismos al finalizar la contienda
volvió las fronteras a la situación anterior al conflicto. Pero no todo estaba
perdido porque la lucha conjunta de los comunistas yugoslavos y albaneses
permitió, al comienzo, albergar esperanzas de una próxima unión en una
federación que agrupara a Albania, Yugoslavia y Bulgaria. Pero la ruptura entre
Tito y Stalin cortó en seco el proyecto. Durante décadas se cortaron las
relaciones entre Kosovo y Albania y las relaciones albano-yugoslavas estuvieron
congeladas alcanzando un elevado grado de hostilidad. Durante esos años los
comunistas albaneses denunciaron de manera constante la situación de marginación
y opresión del pueblo kosovar en el seno de la Federación Yugoslava.
Ahora bien, esa mutua hostilidad no se concretó en ningún
apoyo práctico desde Albania a quienes en Kosovo luchaban por un reconocimiento
legal. Las sucesivas reformas constitucionales de Tito intentaron mejorar la
situación de los albaneses de Kosovo, quienes en 1974 alcanzaron el rango de
región autónoma dentro de la República de Serbia. En aquellos años la
reivindicación principal se centraba no en la integración de Kosovo en Albania
sino en la proclamación de una república en igualdad de condiciones con el resto
de las existentes en la Federación. Pero la evolución de los acontecimientos fue
la contraria a la prevista ya que tras la muerte de Tito se inició una lenta
reaparición del nacionalismo serbio que se aceleró a mitad de los años ochenta
tras la publicación del famoso Memorandum de la Academia Ciencias Sociales que
reclamaba el restablecimiento de la supremacía serbia y recuperaba proyectos
políticos para reequilibrar la balanza étnica en la zona. Finalmente, con la
llegada de Milosevic al poder, en pleno desmantelamiento de los regímenes
comunistas del este de Europa, se procedió a la desaparición de las
instituciones autónomas en Kosovo.
Desde entonces la consigna de independencia se abrió paso
entre la élite política kosovar y, algunos, comenzaron a hablar de una futura
unidad de las tierras albanesas. La desaparición del régimen albanés, poco
atractivo para los dirigentes kosovares de los ochenta, la aparición de nuevos
estados y, sobre todo, el ejemplo de lo ocurrido en Bosnia, donde los serbios
vieron reconocida su república federada hicieron que un modelo semejante
comenzara a percibirse como posible entre diversos sectores políticos albaneses,
tanto en Kosovo como en otros lugares.
La actitud occidental hacia tal proyecto ha sido
continuamente de rechazo. Una Gran Albania se tiene que construir modificando
varias fronteras (Macedonia, Serbia, Montenegro y, para los más radicales
Grecia, ya que los çams permanecen activos en Tirana y reclaman el Épiro,
territorio griego poblado por los arvanitas expulsados durante la guerra civil
griega de los años cuarenta). Este hecho es visto con aprensión en Europa
Occidental ya que supondría una serie de cambios en cadena que podrían generar
un conflicto internacional de consecuencias incalculables. Quizás lo más
significativo fuera el peligro de la integridad territorial de Macedonia, estado
soberano surgido tras la desaparición de Yugoslavia, que mantiene litigios
territoriales y políticos con todos sus vecinos: Albania, Grecia, Bulgaria y
Serbia.
Frente a esta situación de rechazo, el proyecto panalabanés
ha ido cobrando fuerza conforme se desarrollaban los acontecimientos de
Kosovo.
La insurgencia en Presevo o Kosovo
Oriental.
Durante los años ochenta y noventa los observadores políticos
centraron toda su atención en la evolución de los acontecimientos en el
territorio de lo que fue la región Autónoma de Kosovo, sin atender a la
existencia de áreas de poblamiento albanés fuera de la demarcación
administrativa kosovar. Sin embargo, existían zonas compactas donde la población
albanesa es mayoritaria. Una de esas zonas es lo que la población kosovar
denomina Kosovo Oriental, que abarca las comunas, integradas en la República de
Serbia de Presevo, Medvedja y Bujanovac. Se trata de una zona que mantiene una
continuidad territorial con Kosovo y que, de hecho, formó parte de Kosovo hasta
los años cuarenta. En aquella época, de cara a modificar, siquiera fuera
ligeramente, el predominio étnico albanés se optó por separar esos territorios
de Kosovo y, a cambio, integrar la actual zona norte donde se encuentra
Mitrovica, con población serbia y que alberga lugares que en el imaginario
nacionalista serbia son importantes dada su transcendencia durante la época
medieval. De este modo se lograba unir en una misma demarcación áreas que
reforzaban la unidad territorial desde una perspectiva histórica serbia y, al
tiempo, reducir el componente albanés en el conjunto kosovar.
El ascenso de las reivindicaciones kosovares en los años
ochenta afectó también a esta comarca, pese a que los medios nunca diferenciaron
su presencia en el interior de Serbia de la situación de Kosovo, también
integrada en serbia pero con demarcación propia e incluso con gobierno autónomo
durante un periodo. Quienes si fueron conscientes de esta situación desde el
comienzo fueron los propios albaneses que ya en los ochenta comenzaron a
desarrollar actividades en la zona, intentando unir su evolución futura a la del
conjunto kosovar pero, al tiempo, respetando unas especificidades marcadas por
su diferente condición administrativa. Incluso en algunos casos llegó a
reclamarse la comuna de Medvedja solo en parte, no en su integridad.
Conviene recordar que entre los grupos fundadores del UÇK
existían organizaciones que en su nombre dejaba ya clara la existencia de
población étnica albanesa fuera de Kosovo como son los casos del Movimiento de
Liberación nacional de Kosovo y otras regiones albanesas de Yugoslavia (LKCKShJ)
y del Partido Comunista Marxista Leninista de los Albaneses de yugoslavia
(PKMLShJ).
También los seguidores de Rugova crearon allí su propia
organización, el Partido de Acción Democrática (PVD), que si bien mantenía
relaciones formales con la LDK, al tiempo, aparecía con una personalidad
separada. Este movimiento siguió en su zona de actuación los mismos pasos que en
el resto de Kosovo. Por ello se celebró allí un referendum en el que la
población albanesa votó a favor de su incorporación a Kosovo. Sin embargo, la
atención informativa siguió centrada en los acontecimientos de Kosovo, ocupando
esta área una posición política marginal.
Cuando se produjo la intervención de la OTAN y la posterior
implantación del protectorado internacional, la situación en Kosovo Oriental
permaneció relativamente estable. Las fuerzas occidentales negociaron la
retirada final del ejército yugoslavo respetando de forma escrupulosa los
límites administrativos de Kosovo. De este modo, la región oriental, que hasta
ese momento había mantenido unos lazos estrechos con el resto del territorio vio
como la fuerza de los acontecimientos presionaba más hacia la separación que
hacia la integración. Sin embargo, el hecho de que se creara una zona de
seguridad de 5 kms. en torno a la frontera de Kosovo transmitía al menos la
sensación de seguridad de que no volverían a repetirse allí los hechos
represivos que hasta aquél momento venían ocurriendo. La ciudad más importante,
Presevo estaba gobernada por el PVD a través de la figura de Riza Halimi.
Sin embargo, pronto se vio que los acontecimientos de Kosovo
no pasarían inadvertidos en el área ya que diversos movimientos sociales y
políticos redoblaron su actividad solicitando la incorporación del territorio a
la zona bajo protectorado internacional. Nuevamente los deseos panalbaneses
chocaban con la intangibilidad de las fronteras.
El irredentismo albanés se puso pronto en marcha guardando en
sus orígenes relación el proceso de disolución del UÇK.
Son varios los grupos armados minoritarios que reclaman la
vigencia de la lucha armada hasta lograr la reunificación de todos los
territorios étnicos albaneses. Uno de ellos es el Ejército Nacional Albanés
(AKSh) del que se sospecha que es una prolongación del PRSh, aunque el propio
partido ha desmentido esta relación. Este AKSh ha lanzado varios ataques tanto
en territorio serbio como macedonio. Los escasos datos de los que se dispone
hacen pensar que este AKSh está formado por un conglomerado de fuerzas entre las
que hay que contar a la Fuerza Armada del PRSh, ex UÇK descontentos con la
disolución e independientes, entre los que habría que contar con población
natural de Presevo. Se presentó oficialmente en Podujevo en enero de 2000 y
reivindicó sus primeras acciones militares en febrero en Presevo y Macedonia.
Sin embargo, la realidad de este grupo sigue siendo un misterio.
Unos meses antes se había presentado en sociedad otra
organización armada el Ejército de Liberación de Presevo, Medveja y Bujanovac
(UÇPMB), en enero de 1999. Su origen, según diversas fuentes, residía en un
conglomerado de fuerzas entre las que predominaban antiguos combatientes de UÇK.
En este grupo habría que incluir a militantes simpatizantes con las diversas
líneas en las que en esa misma época se estaban fraguando en el UÇK. Cuando la
situación comenzó a volverse preocupante la KFOR presionó a Taçi para que usara
su prestigio y detuviera el desarrollo de la nueva organización armada. Esta se
especializó en ataques con morteros, disparos y tiroteos a policías serbios en
las áreas próximas a la zona de seguridad, que era usada como retaguardia ya que
los acuerdos establecían la prohibición de que unidades militares serbias
pudieran penetrar en ella.
Las presiones del sector cercano a Taçi debieron surtir
efecto porque en marzo del 2000 el UÇPMB anunció una tregua así como el inicio
de un proceso de disolución. Sin embargo, muy pronto se pudo constatar que en su
interior, al igual que lo que había ocurrido en UÇK, coexistían líneas con
planteamientos muy diferentes. Por ello la prensa serbia diferenció enseguida
entre blandos y duros, logrando hacerse con el control de la misma los duros y
frustrándose así la disolución del grupo. Se inició una escalada que tenía como
objetivo golpear a las fuerzas policiales y militares serbias. La estrategia era
la misma que la aplicada antes en Kosovo, puesto que se buscaba el desarrollo de
una especie de espiral de acción-represión-acción que obligara al ejército
serbio a intervenir, con la contundencia habitual, de este modo, aunque al
comienzo KFOR condenara las acciones militares, acabaría entrando en la zona
para proteger también a la población albanesa del área.
Desde el mes de marzo del 2000 aparece como representante
político Jonuz Misliu, quien firmó la tregua de marzo, pero poco después el
propio Misliu junto con Shefqet Hasani rompen el acuerdo y, en una entrevista al
diario Kota Dihore, anuncian la ruptura del acuerdo, el final del proceso de
disolución del UÇPMB al tiempo que niegan vinculaciones con el AKSh. Detrás del
ala dura del movimiento se encontraría la LPK reconstruida que se lanza a
recuperar el espacio político perdido a raiz de la desvinculación y posterior
disolución del UÇK. La implantación de la LPK entre la diáspora, especialmente
en Suiza, hace que la financiación del grupo corra a cargo del exterior. Pronto
se hace público que el cuartel general del UÇPMB se encuentra en Dobrosin y que
el propio Hasani, de la LPK se ha instalado allí.
La consolidación de la lucha armada hizo que el resto de
organizaciones tuviera que definirse con respecto a la misma. Así, Riza Halimi,
alcalde de Presevo, denunció la gravedad de la situación al tiempo que tomaba
distancias respecto al UÇPMB, pero poco tiempo después, en declaraciones a
medios de comunicación kosovares, señalaba también la existencia de aspectos que
hacían comprensible que existiera gente que adoptaba decisiones radicales. Por
su parte, la LKCK tomó distancias desde el principio tanto respecto al AKSh como
al UÇPMB. Ambos grupos eran acusados de desviación militarista, la misma
acusación que en su día lanzó contra UÇK añadiendo que existía el riesgo de
cometer errores como el infravalorar la capacidad de repuesta del estado
yugoslavo en un contexto en el que no volvería a repetirse una intervención
internacional favorable. Habría que recordar que en los meses anteriores a la
intervención internacional en Kosovo, la estrategia de guerra popular de la LKCK
se basaba en un largo proceso de acumulación de fuerzas que permitiría pasar por
cuatro etapas: partiendo de la educación política de la población, pasando a las
acciones armadas individuales para posteriormente formar el frente de Liberación
y culminar con una insurrección popular. En aquél momento, con un movimiento de
masas en ascenso, entendía la LKCK que todavía se estaba en la segunda fase con
acciones armadas individuales. En el caso de Presevo, con la desmovilización y
división de los revolucionarios la situación era mucho más difícil a sus
ojos.
Sin embargo, el UÇPMB siguió adelante con su estrategia de
confrontación, causando una creciente alarma tanto en la propia Serbia como
entre los occidentales que pronto, tras la llegada de Kostunica al poder,
comenzaron a acariciar la idea de devolver el control de la zona de seguridad a
los serbios para que fueran ellos quienes patrullaran la zona y no los soldados
de KFOR, lo que limitaría el riesgo de enfrentamientos con los insurgentes así
como las posibles bajas occidentales. En definitiva, hacer que los posibles
muertos los pusieran los naturales de la zona.
La estrategia de UÇPMB no se modificó. Por el contrario
comenzaron a hacerse declaraciones anunciando el inicio de actividades militares
en el área de Macedonia poblada por albaneses. Además, se confirmó la
colaboración con el AKSh, en forma de mutuo apoyo para impulsar la lucha primero
en Presevo y posteriormente en Macedonia. Todos estos acontecimientos son los
que han precipitado los acontecimientos que han ocurrido en los meses de febrero
y marzo que han dado como resultado el inicio de actividades militares de
envergadura en Macedonia occidental.
La guerra se extiende a Macedonia.
Desde que se proclamó la independencia de la ex República
yugoslava de Macedonia se ha venido señalando el riesgo de que este país salte
por los aires debido a la difícil convivencia entre eslavos y albaneses. La
existencia de dos grandes partidos albaneses en ese país, el Partido de la
Prosperidad Democrática (PPD) de Imer Imeri y el posterior Partido Democrático
de los Albaneses (PDSh) de Arben Shaferi, fundado a partir de una escisión del
primero, con planteamientos más radicales en su origen no ha resuelto los
problemas principales planteados por la población albanesa, que se siente
reconocida como una simple minoría, pese a representar no menos del 25% del
total de población, porcentaje que algunos elevan hasta casi el 40%, sin datos
reales ya que el estado macedonio se niega a realizar un censo nuevo por temor a
que los datos reflejan una caída de la representación eslava en el conjunto
estatal, poniendo en peligro de ese modo su actual condición de nacionalidad
titular.
Los datos del último periodo ofrecen muestras de un
progresivo distanciamiento que no se ha podido detener ni siquiera con la
entrada de Arben Shaferi en el gobierno central. La cultura albanesa sigue sin
lograr alcanzar un reconocimiento oficial. La Universidad Albanesa de Tetovo
continua sin alcanzar una legalización y apoyo gubernamental pese a que desde
hace años diversas misiones mediadoras de instancias europeas intentan, sin
éxito, alcanzar algún tipo de acuerdo. Por ello cada vez se oyen más voces que
reclaman, cuanto menos una federalización del estado, de modo que se pudiera
constituir una parte albanesa que afectaría a los distritos de Tetovo, Gostivar,
Debar y partes de Kumanovo, Kiçevo y Struga. Sin embargo esta propuesta es
rechazada de plano por los eslavomacedonios que, al igual que ocurriera en la
época de Tito en Yugoslavia, piensan que solo sería el primer paso para luego
reclamar el ejercicio de la autodeterminación y unirse a Albania.
La situación en Macedonia merece un detallado análisis para
poder conocer en profundidad los mecanismos políticos en marcha antes y después
de la aparición de las actuales acciones armadas. En todo caso se puede avanzar
que en territorio macedonio existen y operan desde hace tiempo diversas
organizaciones armadas, aunque con un bajo perfil político y a la sombra de los
acontecimientos de Kosovo. Por ello quizás hayan cogido por sorpresa a los
medios de comunicación internacionales.
En este sentido diversas fuentes señalan la existencia de una
actividad estable y permanente del PRSh en todos los territorios de la ex
Yugoslavia poblados por albaneses. Igualmente se sabe de la existencia de un
compromiso de apoyo mutuo entre UÇPMB y AKSh, comprometiéndose el segundo en
apoyar los esfuerzos por lograr una solución militar al caso de Kosovo Oriental
a cambio de ofrecer posteriormente apoyo logístico y militar para lanzar de
inmediato la lucha armada en Macedonia. Sin embargo, estos datos no agotan el
inventario de grupos armados ya que está confirmada la existencia de pequeños
núcleos desde hace años. Lo que se desconoce es el grado de influencia que sobre
los mismos pueden tener personajes políticos como Taçi o Shaferi. Es posible que
en el interior de los mismos puedan coexistir dos líneas como ocurrió en los
orígenes del UÇPMB.
Respecto al reciente UÇK-M (Ejército de Liberación
Nacional-Macedonia) pocos datos se tienen sobre él. Está constatada su
existencia desde hace mas de un año. Durante este tiempo ha cometido y
reivindicado varios atentados: contra comisarias, bombas e incluso la muerte de
un policía macedonio. La reciente escalada militar se inició con la toma del
poblado de Tanusevci, cerca de la frontera con Kosovo, lo que permitió al
gobierno macedonio acusar a los kosovares de exportar el terrorismo a su país.
Sin embargo no está nada claro quiénes forman este UÇK-M. Se sospecha que su
principal dirigente es Shefit Shaferi, albanés nacido en Macedonia. Ha
sorprendido que las reclamaciones políticas de la nueva guerrilla se centren
exclusivamente en reclamar un reconocimiento de los derechos del pueblo albanés
y una federalización del estado macedonio. Coinciden estos planteamientos con
los expresados en los mismos días en los que se inició la insurrección por
Kastriot Haxiregja, portavoz del recién creado Partido democrático nacional, que
ya ha sido señalado como el ala política del UÇK-M.
Las
discusiones se presentan ahora en temas como el alcance y capacidad de la nueva
guerrilla, sobre sus áreas de implantación, sobre los niveles de infiltración
desde Kosovo o sus raíces autóctonas, sobre el calificativo de terrorismo para
caracterizar sus acciones o si, por el contrario, responden a un estado de
desesperación que hacen legítimo el recurso a la violencia, sobre el papel que
jugarán las potencias occidentales ante este acontecimiento que contribuye a
desestabilizar todavía mas una situación que se mantienen bajo un control
inestable, etc. Todos estos datos bien merecen una respuesta en otro artículo
específico.
Sugerencias
Una
pagina vasca, la del Kolectivo La
Haine, con noticias, comentarios y musica. Para conocer Mallorca,
L'Estel. En
Cataluña, una pagina de una revista independentista de izquierda, Poble Insurgent; su
nombre lo dice casi todo. En un viaje virtual a Corcega conviene detenerse en Amnistia.