Asunto: | [brisasrenovadoras] ELOGIO AL DESORDEN | Fecha: | Miercoles, 14 de Marzo, 2007 09:42:11 (-0300) | Autor: | marias carla sobral <mariascarlas @.........ar>
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En el infinito no arden las cosas, en el infinito las cosas permanecen...
Elogio al desorden María Farber.
Aunque haya
organizadores de zapatos hasta dentro del placard, no faltan los que salen a
defender las cualidades del desorden. Argumentan que es una muestra de
creatividad y que los desorganizados ganan los mejores sueldos.
Es
paradójico, pero se va organizando: el movimiento contra la hiperorganización,
inesperadamente está poniendo en orden una serie de ideas en defensa de eso que
tantos llevamos dentro: el desorden. Lo interesante es que no sólo hacen
apología del caos (del bueno, eso ya se va a explicar), sino que también atacan
abiertamente a los cada vez más numerosos fanáticos de la organización, a sus
métodos y herramientas de optimización del tiempo y los recursos que, en
definitiva, dicen, son una pérdida de tiempo y recursos. Para los apologistas del
desorden, los escritorios caóticos son signo de
creatividad y agilidad mental, los dueños de roperos a punto de estallar son
mejores padres y concretamente: los desorganizados son, al final, los que se
llevan los mejores sueldos.
Por empezar, los defensores de lo que para algunos
es indefendible, tienen bibliografía. Por ejemplo, El desorden perfecto:
los beneficios ocultos del desorden, Cómo roperos repletos, oficinas
revueltas, y planes sobre la hora hacen del mundo un lugar mejor .No es
chiste. Los esfuerzos de organización tienden a cerrar los sistemas a lo azaroso, a las
influencias inesperadas que pueden conducir a los grandes avances. Por eso
recomiendan a las empresas desechar los
planes estratégicos a largo plazo y renunciar al control de ciertos procesos.
En síntesis: que los sujetos y las empresas moderadamente desordenados pueden
ser más eficientes, robustos y creativos que los obsesivos por el orden".
Los
desordenados tienen adeptos y defensores de lo más sorprendentes: uno de ellos
es, Arnold Schwarzenegger, con su estridente eslogan mess for success (desorden
para el éxito) asegura que no sigue una agenda diaria. Pero también se suma a las
filas el rabino Irwin Kula, desordenado militante y autor de "Yearnings: embracing the Sacred Messiness of Life". Kula no es
el típico rabino, si de algo vale la aclaración, y opina: "el orden puede ser
profano y reducir la vida. Si nunca tuviste la cocina desordenada, probablemente
nunca tuviste una comida hecha en casa. La vida real es muy desordenada, pero
necesitamos tener modelos acerca de cómo funciona ese desorden". Después de todo.
vivir no es fácil, ¿por qué debería ser ordenado?
"Es perseguir una ilusión
pensar que cualquier organización –sea una familia o una corporación- puede
deshacerse completamente del desorden bajo ningún fundamento consistente", dijo a
The New York Times Jerrold Pollak, neuropsicólogo del Seacoast
Mental Helth Center, cuyo trabajo consiste en ayudar a la gente a tolerar el
desorden inherente de sus vidas. "La organización total es un intento fútil de
negar y controlar lo impredecible de la vida", sentencia.
Pero más allá de los
análisis sutiles, la lectura cae simpática a los desordenados del mundo,
perseguidos en la infancia y la adolescencia por los padres, en la adultez
por el cónyuge, ahora estos buenos muchachos dicen: "ser desordenado no es
necesariamente algo malo". Ser organizado y mantener ese orden en los diferentes
aspectos de nuestra vida consume más tiempo y dinero que vivir con un grado
moderado de desorden.
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