La seguridad de que El nos espera siempre

Lc 15,1-3.11-32):  La parábola del hijo pródio

¿Quién de nosotros no conoce, hasta de memoria, la parábola del hijo pródigo? Es una de las que a todos se nos queda en la mente desde que pequeños frecuentamos el roce con el Evangelio. Es como la entraña de la misericordia.

En pocos días nos ha traído la Liturgia, para nuestra consideración,  el mismo Evangelio: El Hijo pródigo. Es algo que llama la atención.

Y en la Misa de esta mañana, alguien ha leído en voz alta unas frases, que vienen a ser como la actualización del hijo pródigo con realidades de hoy.

Unas frases que decían:

          Cada mañana, sales al balcón para ver si vuelvo.

          Cada mañana bajas saltando las escaleras y echas a correr por el campo cuando me adivinas a lo lejos.

           Cada mañana, me cortas la palabra, te abalanzas sobre mí y me rodeas con un abrazo el cuerpo entero.

           Cada mañana contratas la banda de músicos y organizas una fiesta por mì, por el mundo entero.

           Cada mañana me dices al oido :

                                           "HOY PUEDES EMPEZAR DE NUEVO".

Y es que, sobre todo, es el Padre la figura principal del Evangelio de hoy.  Nos podemos fijar en su generosidad para darle su parte cuando la pide, en la libertad que da al hijo para irse, en la confianza que tiene en él... sabiendo que volverá... y le espera...En su prisa por recibirle ...

Y llama mucho la atención el que no le dejase hablar.  El hijo, traía su "discursito "  preparado... cómo iba a pedirle perdón ... cómo iba a reconocer su falta ...  ¡¡sabía lo que tenía que decirle...!!, por que realmente pensó en volver a su casa, cuando se gastó todo ... se vió solo y tuvo hambre ... Fue entonces cuando se acordó de los jornaleros de su casa... y decidió volver ... Tuvo que pensar qué decir a su padre, por que no fue, precisamente, el amor, lo que le hizo "levantarse" .Pero el Padre salió presuroso. Se le adelantó y no le dejó hablar.

Quizá a nosotros también, a veces, no nos mueva sólo el amor. Pero una vez más hoy tenemos la seguridad de que El nos espera siempre.

María Consuelo Mas y Armando Quintana

18 03 07