El lago
de los cisnes es uno de los ballets clásicos tradicionales más conocidos en todo
el mundo.
Se estrenó en el Teatro Bolshoi de Moscú en 1877 y para 1895 con una nueva
concepción de Marius Petipa y Lev Ivanov, con lo que logró un gran éxito en el
Teatro Marinsky de San Petersburgo, El lago de los cisnes es sin duda el ballet
más popular a lo largo de la historia. La obra transcurre entre el amor y la
magia, enlazando en sus cuadros la eterna lucha del bien y del mal. La
protagonizan el príncipe Sigfrido, enamorado de Odette, joven convertida en cisne
por el hechizo del malvado Von Rothbart y Odile el cisne negro e hija del
brujo.
Coreogtafia de Marius Petipa y Lev Ivanov. Música Pitr Ilich
Tchaikovsky. Libreto de Vladimir Beghitchev / Vasili Geletzer.
Acto
I
El joven príncipe Sigfrido celebra su cumpleaños con una fiesta que
tiene lugar en los jardines del palacio. Nobles y campesinos acuden para rendirle
homenaje. Llega la Reina Madre y entrega al príncipe un hermoso arco de caza,
recordándole al mismo tiempo que ya se encuentra en edad de desposarse. Para
esto, ha invitado a cinco bellas princesas que le serán presentadas al día
siguiente en el baile que se ha dispuesto en su honor. Entre ellas, el joven
deberá elegir esposa. Sigfrido acepta esta noticia con bastante desagrado. Al
retirarse la reina, el bufón invita a los campesinos para que distraigan con sus
alegres danzas al atribulado príncipe. Al caer la noche, cuando los invitados se
disponen a retirarse, Benno descubre que una bandada de cisnes sobrevuela los
jardines. Sigfrido, fascinado por esta inesperada aparición, toma su arco y en
compañía
de algunos nobles, que le servirán de guía, se dirige hacia el bosque siguiendo
el vuelo de las aves.
Acto II
Persiguiendo a los cisnes, el
príncipe ha llegado a orillas de un lago, donde se levanta el castillo del mago
von Rothbart. Cuando Sigfrido se dispone a disparar con la ballesta a un blanco
cisne, observa con inmensa sorpresa, como el ave se transforma en una bellísima
joven. Es Odette, la princesa hechizada por el maligno von Rothbart, que ante la
presencia de un ser humano, experimenta extraña inquietud. Antes de que ella
pueda advertir al príncipe sobre los peligros que le acechan, se presenta el mago
que ha presentido la amenaza que se cierne sobre su maleficio. Sigfrido intenta
atacarlo, pero
Odette se interpone, implorándole desista de su propósito, ya que la muerte del
hechicero implicaría también su muerte y la de los demás cisnes que pueblan el
lago. Fascinado por la belleza de Odette, Sigfrido la sigue, jurando amarla
eternamente. La princesa comprende entonces que felizmente ha llegado el hombre
que podrá liberarla del fatal hechizo. Los cisnes desaparecen, volando hacia la
luz del amanecer.
Acto III
En el gran salón del castillo todo
está dispuesto para iniciar el baile. Anunciadas por los heraldos aparecen las
cinco princesas con su séquito. El príncipe baila con cada una de ellas, pero sus
pensamientos están tan lejos de la realidad que no repara casi en las bellas
invitadas. La
reina, preocupada por la indiferencia de Sigfrido, lo a elegir a la doncella
que prefiera como esposa, pero un heraldo anuncia una inesperada visita: es el
mago von Rothbart, quien, bajo el aspecto de un noble caballero, presenta a su
hija Odile, una nueva pretendiente. Sigfrido queda impresionado por la enigmática
mujer, que enrarecidamente, le recuerda a Odette. Odile toma su lugar junto a las
demás princesas y baila con el príncipe. El engaño es ahora total y el príncipe
está convencido de que se trata efectivamente de la princesa Odette. Radiante de
felicidad la presenta a la reina como la esposa elegida. von Rothbart exige ahora
al príncipe un juramento de fidelidad. Sigfrido lo pronuncia con firmeza. Odile y
el hechicero descubren su engaño a Sigfrido, quien advierte desesperado que
traicionó el amor de Odette, y corre al bosque a su encuentro para, arrepentido,
pedirle perdón.
Epílogo
Los cisnes, muy entristecidos, tratan de
infundirle ánimo a la desolada Odette. La desdichada joven sabe que todo se ha
perdido y que no recuperará ni su amor ni su forma humana. El triunfante von
Rothbart impone a su antojo, su dominio sobre los cisnes. El príncipe Sigfrido
llega al lago decidido a alcanzar el perdón de Odette y se enfrenta, poniendo en
riesgo su propia vida, a la maldad y el poder hechicero de von Rothbart.
La valentía que motiva el verdadero amor que Sigfrido siente por Odette, se
transmite a todos los cisnes y juntos enfrentan al oscuro poder. Sigfrido conduce
a von Rothbart a las tinieblas eternas, Finalmente, el amor destruye el hechizo.
Al amanecer, las doncellas dejan de ser cisnes; Odette y Sigfrido se unen para
siempre.