Me levanté esa mañana algo triste y entonces Dios
me dijo "Este día te daré grandes regalos". Me impacienté mucho y
entonces salí corriendo sin despedirme de mi familia. Llegué al
trabajo muy preocupado y no salí de la oficina en todo el día. Al
salir, conduje rápido y preocupado esperando los regalos. Cuando
llegué a dormir, no entendía por que Dios no había cumplido su
promesa, pero entonces ví en mi mente a mi hijos pequeños corriendo
tras de mi para abrazarme en la mañana, pero no la vi. Entonces vi
como un compañero de trabajo me iba a pedir un consejo y no le quise
atender. Me percaté de que al almuerzo mientras yo comía mucho daban
una noticia de un hombre que se alimentaba por medio de una sonda. Y
en la tarde, un precioso atardecer que no tuve tiempo de ver.
Todos tenemos y poseemos grandes cosas que Dios nos
regala. Salud, bienestar, familia, amigos y dones como el consejo y
la escucha. Todos nos pueden hacer mejores para con los demás, pero
a veces en las carreras del día olvidamos donde buscar los regalos y
pensamos en buscar a Jesús en los palacios y entre los reyes, cuando
el siempre está en los pecebres con los pobres.
Que no te pase como en la historia, y aprovecha
este día para disfrutar TODOS los regalos que Dios te da.