Asunto: | [brisasrenovadoras] Temperamento EL FLEMATICO | Fecha: | Lunes, 26 de Marzo, 2007 14:41:55 (-0300) | Autor: | marias carla sobral <mariascarlas @.........ar>
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Jaime gracias por leer el mensaje !!!....va completandose...
FLEMÁTICO El
flemático es un individuo tranquilo, sereno, que nunca se alarma y casi nunca se
enoja. Sin duda alguna es la
persona con la cual es más fácil llevarse y es, por naturaleza, el más
simpático de los temperamentos. Para él la vida es una alegre y agradable
experiencia, sin emoción, en la que evita comprometerse todo lo posible. Es tan
tranquilo y sereno que parece no agitarse nunca, cualesquiera que sean las
circunstancias que lo rodean. Es el único tipo temperamental que es
invariablemente consecuente. Bajo su personalidad tranquila el flemático
experimenta más emociones de las que aparecen en la superficie, y tiene capacidad
para apreciar las bellas artes y las cosas buenas de la vida. Al flemático
no le faltan amigos porque le gustan las personas y tiene un sentido del humor
natural y satírico. Es del tipo de persona que puede hacer que los demás se
desternille de la risa mientras él permanece imperturbable. Posee una capacidad
especial para descubrir el lado humorístico de los demás, y de las cosas que
hacen los demás, y tiene
una actitud siempre positiva hacia la vida. Tiene buena retentiva y puede ser
un buen imitador. Una de sus grandes fuentes de diversión consiste en provocar a
los demás o en burlarse de los otros tipos temperamentales. El flemático
tiende a ser más bien espectador, y procura no comprometerse mucho con las
actividades de los demás. Más aún, cuesta mucho lograr que tome parte en alguna
actividad que no sea su rutina diaria. En general el flemático es de buen corazón
y compasivo, pero raras veces deja traslucir sus verdaderos sentimientos. Sin
embargo, toda vez que su interés ha sido despertado, y resuelve poner manos a la
obra, sus capacidades de cualidad y eficiencia se ponen de manifiesto. No se
ofrece voluntariamente para ocupar la posición de líder, pero, cuando se ve
obligado a ocuparla, da muestras de ser un líder sumamente capaz. Ejerce una
influencia conciliadora sobre otros y es un planificador nato.
El flemático es un maestro en todo aquello que requiera de una paciencia
meticulosa y la presencia de la rutina diaria. La mayoría de los maestros de
la escuela primaria son flemáticos. Esto se aplica también al nivel secundario y
superior, donde tienen preferencia por las matemáticas, la física, la gramática,
la literatura, etc. Otro campo que apela al flemático es la ingeniería. Le atraen
los planos y los cálculos, es bueno como ingeniero civil tanto en estructuras
como en sanitaria, ingeniero químico, ingeniero mecánico, dibujante, estadística,
etc. Tienen además excelentes aptitudes artesanales, por lo que suelen ser buenos
mecánicos, torneros, carpinteros, electricistas, relojeros, especialistas en
cámaras fotográficas y otros instrumentos de precisión. Suelen también ser
excelentes capataces, supervisores o dirigentes de personal pues son diplomáticos
y no provocan
roces. El flemático es organizado, jamás concurre a una reunión
desprevenido o tarde, tiende a trabajar bien bajo presión y es extremadamente
confiable. Es frecuente que el flemático conserve el mismo trabajo toda la
vida. Como tiende a luchar con el problema de la inseguridad personal, el
flemático puede preferir ocupaciones con beneficios de jubilación u otras
seguridades. Por ello lo atraen los cargos en la administración pública, en las
fuerzas armadas, en funciones de gobierno y otras semejantes. Es raro que el
flemático inicie alguna actividad comercial por su cuenta, aún cuando está
capacitado para ello. DEBILIDADES DEL FLEMÁTICO Sin interés, lento
y ocioso: La debilidad más evidente del
flemático es su aparente falta de empuje o de ambición. Si bien pareciera que
siempre hace lo que se espera de él, raras veces hace más de lo necesario. Hace
pensar en que tiene un metabolismo bajo, o lento, y con frecuencia se queda
dormido en el momento que se sienta. Raramente propicia alguna actividad, y en
cambio busca excusas para evitar tener que comprometerse en las actividades de
los demás. Incluso su ritmo tiende a disminuir con el paso de los años. El
flemático generalmente se levanta temprano, se va a su trabajo o actividad diaria
de buen humor, y habiendo cumplido un horario corrido, regresa "completamente
agotado". Con frecuencia duerme una larga siesta, tras lo cual se sienta frente
al televisor ( que maneja a control remoto), y en el curso de la tarde se duerme
y se despierta según los programas. Por último, después de las noticias de la
noche, su mujer lo despierta y lo ayuda a meterse en la cama, donde se duerme
profundamente hasta la mañana siguiente. Y
esto todos los días invariablemente. Autoprotección: A nadie le
gustan las heridas, y esto resulta particularmente cierto en el caso del
flemático. Si bien no es tan sensible como el melancólico, tiene piel bastante
delgada y, por lo tanto, aprende a protegerse a una edad muy temprana. Es
bastante frecuente que aprenda a vivir como una tortuga, erigiendo un duro
caparazón protector que lo escude de todo dolor o afrenta externos. Mezquino y avariento: Esta es una característica de las que solo
pueden dar fe las personas que viven con un flemático, pues su actitud siempre
cortés y correcta para con los demás, hacen que el resto de las personas no se
percaten de ella. El flemático cuida cada centavo y actúa como un avaro, excepto
cuando se trata de comprar algo para sí mismo.
Normalmente es el que da las propinas más pequeñas. Terco, terco y
terco: Nadie es más terco que el flemático; pero es tan diplomático, hasta en
eso, que a la gente le puede pasar desapercibido. Casi nunca se enfrenta con otra
persona, ni se niega a hacer algo, pero de algún modo se las arregla para eludir
la responsabilidad. Ante una situación familiar el flemático jamás grita o
discute. Se limita a arrastrar los pies o se planta y se niega a moverse. Indeciso y temeroso: Debajo de la amable superficie del flemático
diplomático late un corazón sumamente temeroso. Esta tendencia a temer le impide,
con frecuencia, aventurarse por su cuenta para sacar el mayor provecho de sus
potencialidades.
Hans Eysenck
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