Asunto: | [brisasrenovadoras] Temperamentos EL MELANCOLICO | Fecha: | Lunes, 26 de Marzo, 2007 00:07:42 (-0300) | Autor: | marias carla sobral <mariascarlas @.........ar>
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MELANCÓLICO El melancólico tiene el temperamento más rico
de todos. Es un tipo analítico, talentoso, perfeccionista, abnegado, con una
naturaleza emocional muy sensible. Nadie disfruta más del arte que el
melancólico. Por naturaleza tiende a ser introvertido, pero como predominan sus
sentimientos, lo caracterizan una serie de disposiciones de ánimo. A veces lo
elevan a las alturas del éxtasis que lo llevan a obrar en forma más extrovertida.
Sin embargo, en otros momentos está triste y deprimido, y en esos momentos se
vuelve escurridizo y puede incluso, volverse antagónico. El melancólico es
un amigo muy fiel, pero a diferencia del sanguíneo no hace amistad con facilidad.
Pocas veces se
esfuerza por conocer a la gente; mas bien se limita a esperar que acudan a él.
Quizás sea el de temperamento más confiable, por cuanto sus tendencias
perfeccionistas no le permiten hacerse a un lado o abandonar a otros cuando
cuentan con él. Su reticencia natural a tomar la delantera no es indicación de
que no le guste la gente. Como a todos, no sólo le gusta la gente sino que tiene
un gran deseo de ser aceptado por ellos. Las experiencias desalentadoras lo
llevan a rehusar a la gente por lo que parecen; por ello tiende a sospechar
cuando lo buscan o le hacen atenciones. Su excepcional capacidad analítica
lo impulsa a diagnosticar acertadamente los obstáculos y los peligros de
cualquier proyecto en el que participa. Esto contrasta marcadamente con el
colérico, que pocas veces ve los problemas o dificultades, pero que confía en que
va a poder resolver cualquier crisis que se le presente. Estas características a
menudo
hacen que el melancólico no quiera iniciar algún nuevo proyecto o que se vea en
conflicto con los que quieran iniciarlo. Cuando una persona ve los obstáculos en
lugar de los recursos o metas, es fácil que se descorazone antes de empezar.
Dicho de otra manera el melancólico es un pesimista nato. El melancólico
suele descubrir su mayor sentido de la vida entregándose al sacrificio personal.
Con frecuencia elige una vocación difícil, que requiera mucho sacrificio
personal. Pero una vez que ha elegido, tiende a ser sumamente metódico y
persistente en el cumplimiento de la misma, y es mas que probable que realice
grandes cosas si su tendencia natural a quejarse del sacrificio que significa no
lo deprime hasta el punto de hacerlo abandonar totalmente. Toda vocación que
requiera perfección, abnegación y creatividad es adecuada para el melancólico. La
mayoría de los grandes
compositores, artistas, músicos, inventores, filósofos, teóricos, teólogos,
científicos y dedicados educadores del mundo han sido predominantemente
melancólicos. La capacidad analítica necesaria para proyectar edificios, concebir
proyectos requiere el temperamento de un melancólico. Pero también pueden ser
artesanos de primera: carpinteros, albañiles, plomeros, horticultores,
científicos, abogados, escritores, mecánicos, ingenieros. Pueden ser miembros de
toda profesión que proporciona un servicio con sentido humanitario. DEBILIDADES DEL MELANCÓLICO Negativo, pesimista y crítico: Las
admirables cualidades del perfeccionismo y la escrupulosidad conllevan con
frecuencia la seria desventaja del negativismo, el pesimismo y de un espíritu de
crítica. Normalmente, la primera reacción de un melancólico ante cualquier
cosa va a ser negativa o pesimista. Éste sólo rasgo limita la actuación
vocacional del melancólico más que ningún otro. Apenas se le presenta una nueva
idea o un proyecto nuevo su habilidad analítica se enciende y comienza a imaginar
toda clase de problemas y dificultades que en su opinión podrían surgir al poner
el proyecto en práctica. Para la industria esto es una ventaja, porque mediante
este rasgo el melancólico puede anticipar los problemas y prepararse para ellos.
Pero para él mismo es una desventaja porque le impide largarse por su cuenta y
sacar ventaja de su creatividad. Es raro que una persona predominantemente
melancólica inicie un nuevo negocio o proyecto por su cuenta; en cambio es fácil
que sea utilizado por personas menos dotadas pero de temperamento más
emprendedor. El melancólico es capaz de experimentar el "arrepentimiento del
comprador" antes de comprar la mercancía, y no como los otros que la experimentan
tiempo después.
Los melancólicos deben luchar constantemente contra su espíritu de crítica
que proyectan hacia los que lo rodean como hacia sí mismo, razón por la cual
suele sentirse sumamente disconforme consigo mismo. Egocéntrico,
susceptible, y quisquilloso: El melancólico es más egocéntrico que cualquier
otro temperamento, pues todo lo interpreta en relación consigo mismo. Si, por
ejemplo, se anuncia en su trabajo alguna nueva disposición, inmediatamente
reacciona alarmado pensando que es a él al que quieren agarrar. Tiende además a
compararse con los otros en apariencia exterior, en talento, en intelecto,
sintiéndose invariablemente deficiente porque jamás se le ocurre que se compara
con los mejores rasgos del otro y hace a un lado sus puntos débiles. Este
rasgo de egocentrismo, juntamente con
su carácter sensible, hace que el melancólico sea muy susceptible y
quisquilloso por momentos. Se puede ofender a un melancólico con solo mirarlo.
Vengativo y propenso a sentirse perseguido: El talentoso cerebro del
melancólico puede ser terreno fértil para conceptos creativos y positivos, o la
fuente de pensamientos perjudiciales. Aun cuando no es tan expresivo como el
sanguíneo o el colérico en su enojo, es perfectamente capaz de alentar un rencor
de ebullición lenta y de larga duración que se manifiesta en pensamientos
vengativos y en meditaciones de auto persecución. Si se alienta esto por un
tiempo suficiente el resultado puede ser el que se transforme en un maniático
depresivo o por lo menos que explote de ira, de un modo que resulta enteramente
distinto de su naturaleza normalmente suave. Las líneas negativas de
pensamiento hacen que el melancólico tome decisiones poco realistas. El noventa
y cinco por ciento de las veces su línea de pensamiento vengativa y opresiva saca
el problema fuera de toda perspectiva. Temperamental, depresivo,
antisocial: Una de las características más prominentes del melancólico se
refiere a los vaivenes de ánimo. En algunas ocasiones se siente transportado a
tales alturas que obra como si fuese un sanguíneo y en otras, se siente tan
deprimido que quisiera deslizarse por debajo de las puertas. A medida que aumenta
en años aumentan los momentos de insatisfacción, amargura y depresión, a menos
que halla a prendido a autocontrolarse. Legalista y rígido: Ningún
temperamento es tan susceptible a ser rígido, implacable e intransigente, hasta
el punto de ser totalmente
irrazonable, como el melancólico. Es el mártir natural de su causa. Es
incapaz de falsear la información en los formularios de impuestos o cualquier
otro. Es intolerante e impaciente con los que no ven las cosas como las ve él; en
consecuencia le resulta difícil formar parte de un equipo y con frecuencia se
desenvuelve sólo en el mundo comercial. Impráctico y teórico: El
melancólico es un idealista por lo que a veces tiende a ser impráctico y muy
teórico por lo que le convendría someter siempre sus proyectos a la prueba de la
viabilidad y le conviene asociarse con personas de otro temperamento que se
complementen Hans Eysenck
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