Viernes de Dolor y Sábado de
Gloria
Pensamos que muchas palabras pueden
enturbiar
el silencio de hoy
y la alegría de mañana.
Dejémosnos empapar de su
mensaje
sin más comentarios.
Solo este texto que nos llégó de una
amiga argentina que se llama María Elena
y que puede resumir nuestro deseo
sincero en estos dias de Semana Santa:
ponernos de verdad en las manos del
Maestro
y dejarnos tocar por
ellas
María Consuelo Mas y Armando
Quintana
Estaba golpeado y
marcado el ritmo con su martillo de madera y por alguna inexplicable razón, el
Hombre de la subasta pensó que por su escaso valor, no tenía sentido perder
demasiado tiempo con aquel viejo violín, pero lo levantó con una amplia sonrisa
cuando gritó.
-¿Cuánto dan
señores? -gritó-, ¿quién empezará a pujar por este viejo violín? -Un dólar, un
dólar- alguien replicó, después dos dólares. -¿Sólo dos?
-exclamó algo desorientado- -Dos dólares y ¿quién da tres?, tres dólares, a la una; tres
dólares a las dos; y van
tres... AÚN NO, -se escucho en toda la sala-
Desde el
fondo del recinto, un hombre canoso se adelantó y recogió el arco; luego,
después de quitar el polvo del violín y estirado las cuerdas flojas, las
afinó y tocó una melodía pura y dulce como un coro de ángeles.
Cesó la música y
el Hombre de la subasta, con una voz silenciosa y baja dijo:
-¿Cuánto me dan por el viejo violín? y levantó con firmeza en un brazo el
violín en el otro majestuoso arco.
-Mil dólares y...
¿quién da dos? -preguntó- -¡Dos mil!, ¿Y quién da tres? -insistió- Tres
mil a la una, tres mil a las dos; y se va y se fue, -dijo el Hombre de la
subasta-
La gente aplaudía, pero algunos decían: "No entendemos bien, ¿qué
cambió su valor?". La respuesta no se hizo esperar: "¡La Mano del
Maestro!"
Que una
melodía celestial brote hoy en tu vida, y escuches el maravilloso sonido de
tu corazón fluyendo en la armonía de los acordes celestiales que
solo Las Manos del Maestro pueden tocar!.recibido.

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