Mis agravios me muestran cosas falsas y esconden de mi lo
que deseo ver. Al reconocer esto me pregunto: ¿Para qué quiero los
agravios? Me mantienen en las tinieblas y me ocultan la luz. Los
agravios y la luz no pueden ir juntos pero la luz y la visión deben unirse para
que yo pueda ver. Podré ver si aparto de mi los agravios.
Hoy haré uso del poder de mi voluntad. No es mi deseo
caminar a tientas en la oscuridad, temeroso de las sombras y con miedo a lo
desconocido e irreal. Hoy la luz me guiará. La seguiré a donde
quiera que me conduzca y veré solo lo que la luz me muestre. Hoy
experimentaré la paz profunda de la verdadera percepción.
Hoy quiero darme cuenta de que el problema es alguna forma
de resentimiento que yo aún guardo. Quiero entender que la solución es
siempre un milagro que tomará el lugar del resentimiento. Deseo recordar
la sencilléz de la salvación al reforzar la elección de que hay un solo problema
y una sola solución. El problema es un resentimiento. La solución es
un milagro. Abro paso para que me llegue la solución a través de mi perdón
del agravio y mi aceptación del milagro que lo reemplace.
Un Curso de Milagros
Abrazos de Luz
Amal