Me resulta un tanto
iluso
anhelar paraísos
imaginarios.
El paraíso sigue
estando
en su piel de color de
miel
que mantiene vivo mi
deseo
después de tantos
años.
El paraíso es poder
sumergirme
en la claridad de sus
ojos
y nadar en su inmensa
profundidad.
El paraíso se muestra en
la calidez de sus manos
y en la apacibe acogida
de sus abrazos.
El paraíso está en la
suavidad de sus labios
y en la natural
espontaneidad de sus besos
Mario Armengou-
Barcelona; Magazine 31 07 05
------------------
A. QUINTANA, fondo
de Grace F. |