Primero,
Sadam Hussein gaseó, fusiló, ahorcó a quien le dió la
gana;
después,
Al Qaeda derribó las Torres Gemelas para no ser
menos;
después,
los norteamericanos, con la acostumbrada
prepotencia
de quien
sabe que en los países "civilizados" nadie se opondrá a sus
prácticas genocidas,
invadió
Iraq pasando por Afganistán.
Consiguieron encontrar a Sadam,
asesinarle a su forma, es decir, con aberrante
espectáculo televisivo, indigno de la raza
humana.
Después
metieron guerra y odio en todo el territorio
iraquí,
y ahora a
los iraquíes ya no tienen que venir a matarles des
fuera.
Se matan
ellos solos: suníes contra chiíes, musulmanes contra cristianos y
viceversa.
Yo, por
mi profesión, sé lo que es vivir bajo el miedo a los coches bomba,
el tiro en la nuca,
el
asesinato cobarde, el ser un blanco
fácil;
y por eso
hago un llamamiento, porque sé que pasado el tiempo se
preguntarán;
¿por qué
no lo evitamos antes?
No
esperen más, háganlo ahora, que no mueran más
inocentes,
una sola
vida vale más que todo el petróleo iraquí.
También
los españoles tuvimos una guerra civil, y al cabo del tiempo nos
dimos cuenta de lo absurdas y trágicas que fueron tantas muertes.
Espero que más pronto que tarde firmen la paz,
y tal vez
yo pueda ofrecerles mi estilográfica para esa deseada
firma