Observando voy, con profundo asombro

Sobre el agreste paisaje invernal,

El purísimo blanco de la nieve eterna

Bajo el ancho cielo de azul sin igual.

Enormes cipreses y añejos coihues

Soportan erguidos el invierno frío

El pequeño arroyo de aguas cristalinas

Ahora congelado, parece dormido.

En el sur de mi patria, en la Patagonia

Donde reina inmutable la paz infinita

Duermen su letargo con serena calma

La flora, la fauna y los que la habitan.

Pasado setiembre, con la primavera,

Los rayos del sol, los despertarán,

Bajarán las aguas de nevados cerros

Y el arroyo dormido, otra vez cantará.

Dejarán los pinos sus trajes de nieve

Se vestirá la pradera de muy bellas flores

Cobrará el paisaje de esta tierra mía

Un aroma nuevo y hermosos colores.

Y habré de volver, como siempre lo hago

A encontrar amigos que tengo esperando,

Volveré Patagonia a decir que te amo,

Y seré uno más, que te está cuidando.

Juan Alberto Flores

(Argentino) 03/09/2002