Conocí algo importante, un día sin
querer.
Despertó su luz incolora, y esclareció en mí una
verdad.
Absoluta aquella señal, cómo un amanecer
fresco.
Lo vi. en su mirada apasionada, con una rama en los
labios.
No tenía más pudor su palabra en el
silencio.
Manos apretadas tiernamente al olvido.
El
misterio descorrió sus velos anecdóticos, reflejados en
un
cristal.
Puede decirse que visite, a alguien que viajaba en
un tren de niebla.
No pude sentir mis lágrimas esa tarde, aquella
antorcha fría me las seco
todas.
Desde entonces:
Me acorde de Hemingway, al preguntarse;
¿Por quien doblan
las campanas?
Fabio Domínguez Fiallo
Artista
plastico y poeta
mariluz21
en agosto