Tú eres el
precursor de ti
mismo, amigo mío, y las torres y ciudadelas erigidas en tu vida no son más que
cimiento para la esencia soberbia que a su vez será cimiento para la otra.
Yo soy como
tú, precursor de mí mismo, porque la sombra desplegada ante mí, a la salida del
sol, eclipasará bajo mis pies al mediodía.
Amanecerá
nuevamente y otra sombra se bosquejará;
también ésta
se esfumará, otra vez, bajo mis pies, al otro día.
Somos desde
el principio precursores de nosotros mismos, y así seremos hasta la
eternidad.
Todo lo
que acumulamos en nuestra vida no es más que una semilla que preparamos para un
erial.
Somos el
erial y los sembradores; somos la fruta y los
cosechadores.
Cuando eras, amigo mío, un pensamiento perdido en
la tiniebla,
yo era, como
tú, otro pensamiento extraviado.
Te
llamé y acudiste a mi llamado.
De nuestros
afanes nacieron los sueños.
Los sueños
eran tiempo sin cadena, y los tiempos fueron espacio sin
fin.
Eras
una palabra muda entre los temblorosos labios de la vida; también era yo, como
tú, otra palabra muda, y no bien nos pronunció la vida cuando asomamos al mundo
con corazones vibrantes por el recuerdo del pasado y con el afán para el mañana.
Y el pasado
no es más que la muerte expulsada; y el mañana es el nacimiento
buscado.
Ahora
estamos en manos de Dios.
Tú eres un
sol radiante en su derecha y yo una tierra iluminada en su izquierda.
Tu poder en
la iluminación no es superior al mío en reflejar tu luz.
Y nosotros no
somos el sol ni la tierra sino el comienzo de un sol más
grande
y de
una tierra más gigantesca.
Así
seremos hasta el fin de los siglos.
Tú eres
el predecesor de ti mismo, ¡oh, extraño!, tú, que franqueas el umbral de mi
jardín;
yo soy,
como tú, precursor de mí mismo,
no obstante
vivir bajo la sombra de mis árboles, reposado y tranquilo.
Khalil
Gibran
El
Precursor
Aunque unos
reflejen a Dios siendo como la Luz del día
y otros como
la Luz de la Luna y las Estrellas...
todos en
definitiva deberán reflejar en sí mismos
el Amor de
Dios.
CAIA
Imagen:
VILLA D'ESTE (Roma)