La Virgen del Pino nunca defrauda, decían ayer los feligreses,
cientos, que acudieron a la Basílica de Teror para contemplar la tradicional
bajada de la imagen. Ataviada de rojo y plata, la Virgen del Pino descendió
desde su camarín, en el altar mayor, hasta la nave lateral de la Basílica.
Atrás quedan los tiempos en los que los encargados del camarín bajaban a
la Virgen por las escaleras. La técnica se ha limado y ahora se utiliza
la tecnología, a través de un sistema de raíles guiados, para bajar la imagen de
la Virgen del Pino de forma rápida y precisa.

Pero la modernidad del proceso de bajada no quita majestuosidad
y, sobre todo, emoción. Y es que los cientos de feligreses que ayer se
agolpaban en la Basílica de Teror asistieron con fervor a todo el
proceso. Es un acto simbólico que expresa la cercanía de la Madre a sus
hijos, especialmente en esta quincena festiva.

Extracto de Canarias7
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A.Quintana