Estos
síntomas en general se hacen progresivamente más notorios. Debido a
las características de este síndrome, una vez hecho el diagnóstico, se
debe tener a una persona que cuide del paciente con Enfermedad de
Alzheimer, a quien se le denomina 'cuidador' y quien es, generalmente, un
familiar, lo que hace indispensable que reciba una adecuada orientación
por parte de los profesionales de la salud.
De esta manera, éste podrá brindar los cuidados
necesarios al tiempo que mejora la calidad de vida del paciente y de la
familia.
Los cuidados que se deben brindar cambian a medida que la
enfermedad avanza, sin embargo se deben tomar en cuenta algunos
lineamientos generales:
- Organizar la vivienda de tal
manera de quitar aquellos
objetos o muebles que pueden ser
peligrosos o dañinos
para la persona (cuchillos, detergentes, alfombras suel-
tas, etc.)
- No discutir con el paciente
sus pensamientos y creen-
cias irracionales, en todo caso
validar la emoción que
le acompaña.
- Preservar la dignidad del
paciente, respetándolo como
persona y recordar que las conductas
y síntomas que
presenta van más allá de su control.
- Establecer una rutina de
actividades y conformar un
ambiente estructurado, con
ayudas para la memoria,
la orientación y la planificación, para
favorecer la auto
nomía del paciente.
- Estimular las funciones
cognitivas conservadas y la ac
tividad física, a través de la
realización de actividades
agradables y variadas para el paciente.
- Proporcionar un ambiente
social afectivo, que favorez
ca el intercambio emocional con predominio
de expre-
siones positivas y de comprensión de
las necesidades
del paciente.
Comúnmente se distinguen tres fases en el desarrollo de
la demencia tipo Alzheimer:
En la fase
inicial, lo predominante es la necesidad de tomar decisiones con
respecto a las actividades independientes del paciente (conducir, el manejo del dinero y los bienes, salir
solo), facilitar ayudas para la memoria
y para la orientación en la realidad (calendario, reloj, etc.).
En la fase
intermedia, se requiere auxilio en las actividades de la vida
diaria y una completa supervisión. Es necesario adaptar el hogar
para incentivar la independencia y la seguridad del paciente, y se
recomienda un control médico general y periódico.
Es importante compartir con el paciente vínculos y
recuerdos de familia, proporcionar una sensación de bienestar y
protección, y enfrentar los problemas de conducta de la manera más
positiva y creativa posible.
En las fases
finales se deben enfrentar los problemas físicos inherentes al
deterioro (postración, las caídas, las
escaras, etc.), por lo que las familias
deben prever los mecanismos necesarios para satisfacer las crecientes
necesidades del paciente. Es importante proporcionarle al paciente
compañía y contacto físico.
Por último, visto que el cuidado de estos pacientes
resulta una tarea ardua y difícil, es importante que el cuidador principal
se informe sobre la enfermedad y que esperar, involucre a toda la familia
en el cuidado, se tome un descanso semanalmente y no abandone sus
actividades recreativas.
Recuerde que mientras mejor se sienta el cuidador, mas
fácil resulta el cuidado y la comunicación con el
paciente.