Asunto: | [brisasrenovadoras] Fw: LA DESTRUCCIÓN O EL AMOR | Fecha: | Martes, 6 de Noviembre, 2007 16:16:20 (-0300) | Autor: | Gladys Enciso <gladysenciso @.........ar>
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----- Original Message -----
Sent: Tuesday, October 30, 2007 1:13 PM
Subject: LA DESTRUCCIÓN O EL AMOR
LA DESTRUCCIÓN O EL
AMOR
Ahora que tenemos el otoño caminando dentro de nosotros,
conviene empezar a mirar todo con la mayor calma posible, disfrutando de los
buenos libros, de los buenos paisajes que nos rodean, así como es imprescindible
compartir veladas y periplos con los buenos amigos y con cualquier ser y
sueño que existen y renacen en cualquier libro, en cualquier encuentro, en
cualquier esquina... disfrutando siempre de esa contagiosa fuerza
y magnífica ternura que tiene todo lo necesario, y que existe y late en
cualquier obra de arte, en cualquier encuentro o en una plaza o
puente...
Leer despacio, muy despacio a Vicente Aleixandre, el
magistral y humilde impulsor de la poesía libre en lengua castellana, a la vez
que gran e indiscutible guía, maestro y amigo de poetas como Miguel
Hernández, Pablo Neruda, Salinas... es el mejor homenaje que podemos hacernos a
nosotros mismos.
Seguro que el amable Vicente Aleixandre se siente orgulloso
al saber que sus sentidos textos reviven y renacen en nosotros mientras avanza
el otoño...
Antonio Marín
Segovia http://www.loquesomos.org/lacalle/Autores/AntonioMarinSegovia.htm
EL ÚLTIMO
AMOR
I Amor mío, amor mío. Y la palabra suena en el vacío. Y se
está solo. Y acaba de irse aquella que nos quería. Acaba de salir. Acabamos
de oír
cerrarse la puerta. Todavía nuestros brazos están tendidos. Y la voz se queja
en la garganta. Amor mío... Cállate. Vuelve sobre tus pasos. Cierra
despacio la puerta, si es que
no quedó bien cerrada. Regrésate. Siéntate ahí, y descansa. No, no
oigas el ruido de la calle. No vuelve. No puede volver. Se ha marchado, y
estás solo. No levantes los ojos para mirarlo todo, como si en todo aún
estuviera. Se está haciendo de noche. Ponte así: tu rostro en tu
mano. Apóyate. Descansa. Te envuelve dulcemente la oscuridad, y lentamente
te borra. Todavía respiras. Duerme. Duerme si puedes. Duerme poquito a
poco, deshaciéndote, desliéndote
en la noche que poco a poco te anega. ¿No oyes? No, ya no oyes. El
puro silencio eres tú, oh dormido, oh abandonado, oh
solitario. ¡Oh,
si yo pudiera hacer que nunca más despertases!
II Las palabras del
abandono. Las de la amargura. Yo mismo, sí, yo y no otro. Yo las oí.
Sonaban como las demás. Daban el mismo sonido. Las decían los mismos labios,
que hacían el mismo movimiento. Pero no se las podía oír igual. Porque
significan: las palabras significan. Ay, si las palabras fuesen sólo un suave
sonido, y cerrando los ojos se las pudiese escuchar en el sueño...
Yo
las oí. Y su sonido final fue como el de una llave que se cierra. Como un
portazo. Las oí, y quedé mudo. Y oí los pasos que se alejaron. Volví, y
me senté. Silenciosamente cerré la puerta yo mismo. Sin ruido. Y me senté.
Sin sollozo. Sereno, mientras la noche empezaba. La noche larga. Y apoyé
mi cabeza en mi mano. Y dije... Pero no dije nada. Moví mis labios.
Suavemente, suavísimamente. Y dibujé todavía el último gesto, ese que
yo ya nunca repetiría.
http://amediavoz.com/aleixandre.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Vicente_Aleixandre
La
destrucción o el amor (Signo, 1935)
2Ş edición con prólogo del poeta: Alhambra (Madrid, 1945). Publicado por
Aguilar, Castalia (junto a “Espadas como labios”), Losada, Orbis, P.P.P.
Ediciones.
Definido por el propio Aleixandre como un «canto al renacer
de las fuerzas y el apetito vital». El mismo título, con esa «o» que es al mismo
tiempo disyuntiva y asociativa, ofrece una intuición muy exacta del contenido:
no hay otra salida sino el amor, porque fuera de éste se destruye todo sentido,
pero amar es también destruirse. Es una de los libros más bellos de Aleixandre,
que por entonces era ya tan prestigioso como para que se le otorgara el Premio
Nacional de Literatura correspondiente a 1933, cuando la obra estaba aún
inédita. Publicado
en: alemán por Coron, Klett-Cotta. coreano por Pyonemin. francés por
Federop. inglés por The Susquehanna University Press. italiano por
Einaudi, UTET. noruego por Aschehough. portugués por Dom
Quixote.
“El mundo animal, el mundo vegetal, aparte de dar
tema a muchos poemas del libro se entretejen constantemente con los pensamientos
y sentimientos del poeta, y el libro adquiere soberbios vislumbres de selva
virgen, donde animales feroces, plantas desmesuradas, lianas, cercan al hombre
perdido que se busca en ellos, debatiéndose en estériles esfuerzos.
[...]
Uno de los valores
de Aleixandre en este libro será, a nuestro juicio, el haber dado a la poesía
española ejemplo de un instrumento de expresión lírica de magnífica altura
verbal, movido, rico, de fuerza plástica certera y de sutileza bastante para
llegar a las más finas capas de los estados poéticos. Se comprende que las
muchas personas que se sientan por completo ajenas, por respetabilísimas razones
de criterio estético, de formación, a este linaje de poesía, rechacen este
libro. Pero en la evolución innovadora de nuestra lírica de hoy, su
significación nos parece capital”.
Pedro Salinas, en “Índice Literario”,
Madrid, diciembre de
1935.
“Hay, sí, un amor (acaso habría que escribirlo con mayúscula) que
significa, como en el filósofo griego Empédocles, fuerza de cohesión unificadora
que implica la deslimitación del ser individual y, por consiguiente, la muerte.
La luz, el mar, los astros, las selvas, los animales libres de la naturaleza y
con ellos el hombre, indiferenciado del resto de las criaturas, se funden en una
unidad indistinta obedeciendo a esa suprema fuerza del ‘amor’. La ley del amor
es ley de reconciliación y conjunción, pérdida de la individualidad, gozosa y
mística disolución en el Todo.... Esta interpretación es cierta. Pero la poesía
de Aleixandre, por su frondosidad simbólica, no es fácil de encajar en un
esquema tan rígido. Lo afirmado sobre el amor, en cuanto pensamiento –o si se
quiere, sentimiento– filosófico, es verdad, pero no la verdad completa. Y el
mismo poeta parece adelantarse a una respuesta definitiva cuando al hablar del
amor humano, interpersonal, escribe: “El amor en esta misma poesía, [es] como un
ardiente simulacro de la confusión última”. Simulacro, esto es, apariencia,
representación de la realidad y no realidad misma. ...Después de lo dicho, y volviendo sobre “La destrucción o el amor”, se
comprende la disemia de su título. Cuando es la lectura filosófica y absoluta la
vía que elegimos, la o actúa como conjunción con valor identificativo entre los
nombres. Destrucción igual a amor, amor igual a destrucción. Pero cuando
analizamos el título a la luz del amor concreto y personal la o toma un valor
disyuntivo, excluyente: o se ama o se muere. Nos hallamos, por tanto, ante un
título que simultáneamente admite, mejor sería decir exige, dos planos o formas
de entendimiento.”
Alejandro Duque Amusco: “Destino del hombre”,
Ayuntamiento de Madrid, 1998, págs. 77-79. http://www.quediario.com/blogs/13746/ VALENCIA
AMABLE
http://www.clubcultura.com/clubliteratura/clubescritores/aleixandre/obra_destruccion.htm
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