La Palabra
La palabra y el pensamiento, producen vibraciones que afectan a
todo el organismo, a nuestra psique y al plano espiritual, con simultaneidad. No
saberlo, nos convierte en inocentes. Pero cuando despertamos a la mente
consciente, debemos ajustar a la brevedad, sin represión alguna, la calidad
de los mismos. Observando la relación que posee el pensamiento con nuestras
conductas cotidianas, como así, con la energía corporal y el estado
anímico. Por lo tanto, el entendimiento con los demás, debe ser un efecto y no
un objetivo fijo; el cual se produce como resultado de una conciencia alerta y
expandida. Si así lo fuere, estaríamos en condiciones de des-cubrir,
o sea, quitar el velo que oculta el verdadero sentido que posee el Bien
Común. Tal actitud, produce la liberación de las amarras que nos atan
al egoísmo, como forma habitual de convivencia, que dañan tanto a
lo personal como al colectivo social. Esto es debido a la interacción que posee
nuestro estado vibracional interno, con el entorno vibracional
que nos circunda. De lo que deducimos, que la práctica del silencio amable y de
la intención recta, expresada en el adecuado uso de la fuerza del pensamiento
y la palabra, nos hará libres del peso de la ignorancia que padece
hoy la Humanidad. Dejando de actuar como factor generador del conflicto
permanente, evitando la explotación del hombre por el hombre, y previniéndonos
de la degradación psicológica que vivimos. Crecer sin resolver es decrecer. Para
generar un salto evolutivo, es fundamental entender que la comunicación
profunda, requiere del alma sensiente al prójimo, como partícipe necesario
en el acto de vivir conscientes; y nada tiene que ver con la especulación, la
competencia, la hipocresía social o la diplomacia. Es simplemente Amor obrando
en el corazón del Ser-humano humilde.
Néstor Hugo Almagro - 15/01/08
Nosotros,
son los otros que también son nuestros. Jorge
Sosa