Desterrar la corrupción, será el
resultado de un trabajo interior muy profundo; el cual debería realizarse
en cada habitante del planeta, más allá de toda
discriminación. La realidad que hoy vivimos nos invita a vernos
con crudeza en el espejo de la otredad, sintiendo al otro como un hermano.
Sabiendo que el personalismo margina y automargina, dejándonos aislados en las
más terrible soledad. Todos sabemos que la corrupción genera violencia
justificada, por estar basada en la búsqueda del poder; para ello, hace alianzas
o redes de tinieblas. Esto es degradante para la especie humana, pero aun existe
por doquier y sólo sirve para dar cumplimiento a objetivos egoístas. No hay
duda que la dualidad nos confunde y nos hace creer que optamos por la
verdad, pero perdura el conflicto y la contradicción. Decía Salvador Porta
March, El personalismo nos aleja de Dios y la impersonalidad nos aproxima a
Él , y J. Krishnamurti, Sólo el Recto Pensar non conduce
a la Paz.
El verdadero cambio surgirá del
desapego, muy especialmente como resultado de nuestras propias acciones, ésto
nos otorgará la visión clara para saber por nosotros mismos, a donde vamos. No
hay duda que hemos sido educados (domesticados) para restar; observando el
aspecto negativo de todas las cosas y actuando en forma apropiativa. Dividiendo
todo, con el triste objetivo de dominar a los demás mediante la competencia
encarnizada. Creyendo que la posesión de la materia era posible por el ejercicio
de la voluntad; a eso le llamamos ser positivos y no es más que una
ilusión del ego, que siempre actúa muy rápido como un gran prestidigitador.
Cuando Randolfo López Barboza, decía, ¡Quién te vive? La respuesta era
obvia, el ego o yo personal o el Maestro Interior. Tal elección nos
invita al discernimiento. Cada uno tendrá que revisar, si su acción es
egocéntrica o no lo es. Una vez realizada tal opción, sólo nos queda sumar y
multiplicar, en favor de la solidaridad y el amor. Sin la conciencia expandida,
nos será imposible alcanzar la convivencia pacífica.
De no entender el valor que posee
cada individuo en el contexto del colectivo social humanitario, el proceso
autodestructivo adoptará formas monstruosas en forma inevitable.
Llegando incluso a aproximarnos al riesgo de una conflagración nuclear, que deje
sumido en el caos a gran parte del Planeta. Es obvio, que el egoísmo justifica
la violencia y tiene el poder de deglutir generaciones enteras, sin dar tregua a
la estupidez y la dependencia, basada en el condicionamiento. En cambio la
conciencia se expande en círculos concéntricos y el primero de todos corresponde
a la conciencia de sí, luego viene la conciencia familiar,
social, nacional, continental, humanitaria y
planetaria. No podemos huir de nosotros mismos. Somos una unidad
trascedente, integrada por limitaciones y posibilidades, carencias y potencias;
ignorancia y conocimiento. Ser una unidad consciente para entrar en unidad con
la Vida, es la clave fundamental para salir del conflicto bipolar.
A veces perdemos la confianza y nos
parece que por el momento la hipocresía no tiene fin; es que a diario
vemos instituciones que en su aspecto exterior, se muestran dedicadas a la
solidaridad o la ecología o dedicadas a la enseñanza espiritual y no son más que
lobos disfrazados de corderos, que con su rostro "altruista", encubren en el
doble discurso, la corrupción y la perpetuación del conflicto. No
obstante, es cada vez es más fuerte el grito que clama en el corazón humilde, el
cual nos pide desde el desierto de la ignorancia, que alcancemos una verdad sin
vueltas, sin tapujos ni especulaciones, basada en el bien común; la cual nos
hará libres y dará luz a la nueva humanidad. Estamos pariendo entre todos el
Tiempo Nuevo. *Juntos
Podemos!!!
Néstor
Hugo Almagro