Que Se Enferma Primero
el cuerpo o el Alma?
Entrevista al Dr. Jorge Carvajal
Médico
Cirujano de la UNIVERSIDAD DE ANDALUCÍA - ESPAÑA
Pionero
de la Medicina Bioenergética
Marzo
10, 2009
¿Qué enferma primero, el cuerpo o el
alma?
El alma
no puede enfermar, porque es lo que hay perfecto en ti, el alma evoluciona,
aprende
En
realidad, buena parte de las enfermedades son todo lo contrario:
son la
resistencia del cuerpo emocional y mental al
alma.
Cuando
nuestra personalidad se resiste al designio del alma es cuando
enfermamos.
La Salud y Las
Emociones
¿Hay emociones perjudiciales para la salud?
¿Cuáles son las que más nos
perjudican?
Un 70
por ciento de las enfermedades del ser humano vienen del campo de conciencia
emocional.
Las
enfermedades muchas veces proceden de emociones no procesadas, no expresadas,
reprimidas.
El
temor, que es la ausencia de amor, es la gran
enfermedad, el
común denominador de buena parte de las enfermedades que hoy tenemos.
Cuando
el temor se queda congelado afecta al riñón, a las glándulas suprarrenales, a
los huesos, a la energía vital, y puede convertirse en
pánico.
¿Nos hacemos los fuertes y descuidamos
nuestra salud?
De
héroes están llenos los cementerios. Te tienes que cuidar. Tienes tus límites, no
vayas más allá. Tienes
que reconocer cuáles son tus límites y superarlos porque si no los reconoces,
vas a destruir tu cuerpo.
¿Cómo nos afecta la
ira?
La ira
es santa, es sagrada, es una emoción positiva porque te lleva a la
autoafirmación, a la búsqueda de tu territorio, a defender lo que es tuyo, lo
que es justo. Pero
cuando la ira se vuelve irritabilidad, agresividad, resentimiento, odio, se
vuelve contra ti, y afecta al hígado, la digestión, el sistema
inmunológico.
¿La alegría por el contrario nos ayuda a
estar sanos?
La
alegría es la
más bella de las emociones porque es la emoción de la inocencia, del corazón, y es
la más sanadora de todas, porque
no es contraria a ninguna otra. Un poquito de tristeza con alegría escribe
poemas. La alegría con miedo nos lleva a contextualizar el miedo y a no darle
tanta importancia.
¿La alegría suaviza el
ánimo?
Sí, la
alegría suaviza todas las otras emociones porque nos permite procesarlas desde
la inocencia. La alegría pone al resto de las emociones en contacto con el
corazón y les da un sentido ascendente. Las canaliza para que lleguen al mundo
de la mente.
¿Y la
tristeza?
La
tristeza es un sentimiento que puede llevarte a la depresión cuando te envuelves
en ella y no la expresas, pero también puede ayudarte. La tristeza te lleva a
contactar contigo mismo y a restaurar el control interno. Todas las emociones
negativas tienen su propio aspecto positivo, las hacemos negativas cuando las
reprimimos.
¿Es mejor aceptar esas emociones que
consideramos negativas como parte de uno
mismo?
Como
parte para transformarlas, es decir, cuando se aceptan
fluyen, y ya
no se estancan, y se pueden transmutar. Tenemos que canalizarlas para que
lleguen desde el corazón hasta la cabeza.
¡Qué
difícil! Sí, es muy difícil. Realmente las emociones básicas son el
amor y
el temor (que es ausencia de amor), así que todo lo que existe es amor, por exceso o
defecto. Constructivo o destructivo. Porque también existe el amor que se aferra, el
amor que sobreprotege, el amor tóxico, destructivo.
¿Cómo prevenir la
enfermedad?
Somos
creadores, así
que yo creo que la mejor forma es creando salud. Y si creamos salud no tendremos ni que prevenir
la enfermedad ni que atacarla, porque seremos salud.
¿ Y si aparece la
enfermedad?
Pues
tendremos que aceptarla porque somos humanos. También enfermó Krishnamurti de un
cáncer de páncreas y no era nadie que llevara una vida desordenada. Mucha gente
muy valiosa espiritualmente ha enfermado. Debemos explicarlo para aquellos que
creen que enfermar es fracasar. El fracaso y el éxito son dos maestros, pero
nada más. Y cuando tú eres el aprendiz, tienes que
aceptar e
incorporar la lección de la enfermedad en tu vida. Cada vez más personas sufren
ansiedad. La
ansiedad es un sentimiento de vacío, que a veces se vuelve un hueco en el
estómago, una sensación de falta de aire. Es un vacío existencial que surge
cuando buscamos fuera en lugar de buscar
dentro. Surge
cuando buscamos en los acontecimientos externos, cuando buscamos muletas, apoyos
externos, cuando no tenemos la solidez de la búsqueda interior. Si no aceptamos
la soledad y no nos convertimos en nuestra propia compañía, vamos a experimentar
ese vacío y vamos a intentar llenarlo con cosas y posesiones. Pero como no se
puede llenar con cosas, cada vez el vacío aumenta.
¿Y qué podemos hacer para liberarnos de esa
angustia?
La
angustia no se puede pasar comiendo chocolate, o con más calorías, o buscando un
príncipe azul afuera.
La
angustia se pasa cuando entras en tu interior, te aceptas como eres y te reconcilias contigo
mismo. La
angustia viene de que no somos lo que queremos ser, pero tampoco lo que somos,
entonces estamos en el "debería ser", y no somos ni lo uno ni lo
otro.
El
estrés es otro de los males de nuestra época. El estrés viene de la competitividad, de que
quiero ser perfecto, quiero ser mejor, de que quiero dar una nota que no es la
mía, de que quiero imitar. Y realmente sólo se puede competir cuando
decides ser tu propia competencia, es decir, cuando quieres ser único, original,
auténtico, no una fotocopia de nadie.
El
estrés destructivo perjudica el sistema inmunológico. Pero un buen estrés es una
maravilla, porque te permite estar alerta y despierto en las crisis, y poder aprovecharlas como una
oportunidad para emerger a un nuevo nivel de conciencia.
¿Qué nos recomendaría para sentirnos mejor
con nosotros mismos?
La
soledad. Estar con uno mismo cada día es
maravilloso. Estar
20 minutos con uno mismo es el comienzo de la meditación; es tender un puente
hacia la verdadera salud; es acceder al altar interior, al ser interior.
Mi
recomendación es que la gente ponga su despertador 20 minutos antes para no
robarle tiempo a sus ocupaciones. Si dedicas, no el tiempo que te sobra, sino
esos primeros minutos de la mañana, cuando estás fresco y descansado, a meditar,
esa pausa te va a recargar, porque en la pausa habita el potencial del alma.
¿Qué es para usted la
felicidad?
Es la
esencia de la vida. Es el sentido mismo de la vida, encarnamos para ser felices,
no para otra cosa. Pero la felicidad no es placer,
es
integridad. Cuando
todos los sentidos se consagran al ser, podemos ser felices.
Somos
felices cuando creemos en nosotros, cuando confiamos en nosotros, cuando nos
encomendamos transpersonalmente a un nivel que trasciende el pequeño yo o el
pequeño ego.
Somos
felices cuando tenemos un sentido que va más allá de la vida cotidiana, cuando
no aplazamos la vida, cuando no nos desplazamos a nosotros mismos, cuando
estamos en paz y a salvo con la vida y con nuestra conciencia.
Vivir el
Presente
¿Es importante vivir en el presente? ¿Cómo
lograrlo?
Dejamos
ir el pasado y no hipotecamos la vida a las expectativas de futuro cuando nos
volcamos en el ser y no en el tener. Yo me digo que la felicidad tiene que ver
con la realización, y ésta con la capacidad de habitar la realidad. Y vivir en
realidad es salir del mundo de la confusión.
¿Tan confundidos estamos, en su
opinión?
Tenemos
tres ilusiones enormes que nos confunden. Primero creemos que somos un cuerpo y
no un alma, cuando el cuerpo es el instrumento de la vida y se acaba con la
muerte. Segundo, creemos que el sentido de la vida es el placer; pero a más
placer no hay más felicidad, sino más dependencia. Placer y felicidad no es lo
mismo. Hay que consagrar el placer a la vida y no la vida al placer. La tercera
ilusión es el poder; creemos tener el poder infinito de vivir.
¿Y qué necesitamos realmente para vivir?,
¿acaso el amor?
El
amor, tan
traído y tan llevado, y tan calumniado, es una fuerza
renovadora.
El amor
es magnífico porque crea cohesión. En el amor todo está vivo, como un río que se
renueva a sí mismo. En el amor siempre uno puede renovarse, porque todo lo
ordena. En el amor no hay usurpación, no hay desplazamiento,
no hay
miedo, no hay
resentimiento, porque cuando tú te ordenas porque vives el amor, cada cosa ocupa
su lugar, y entonces se restaura la armonía. Ahora, desde la perspectiva humana,
lo asimilamos con la debilidad, pero el amor no es débil. Nos debilita cuando
entendemos que alguien a quien amamos no nos ama.
Hay una
gran confusión en nuestra cultura. Creemos que sufrimos por amor, que nuestras
catástrofes son por amor. pero no es por amor,
es por
enamoramiento, que es
una variedad del apego. Eso que llamamos habitualmente amor es una droga. Igual
que se depende de la cocaína, la marihuana o la morfina, también se depende del
enamoramiento. Es una muleta para apoyarse, en vez de llevar a alguien en mi
corazón para liberarlo y liberarme. El verdadero amor tiene una esencia
fundamental que es la libertad, y siempre conduce a la libertad. Pero a veces
nos sentimos atados a un amor. Si el amor conduce a la dependencia es eros. Eros
es un fósforo, y cuando lo enciendes se te consume rápidamente, en dos minutos
ya te quemas el dedo. Hay muchos amores que son así, pura chispa.
Aunque
esa chispa puede servir para encender el leño del verdadero amor. Cuando el leño
está encendido produce el fuego. Ese es el amor impersonal, que produce luz y
calor.
¿Puede darnos algún consejo para alcanzar el
amor verdadero?
Solamente la
verdad.
Confía
en la verdad;
no
tienes que ser como la princesa de los sueños del otro, no tienes que ser ni más
ni menos de lo que eres. Tienes
un derecho sagrado, que es el derecho a
equivocarte; tienes
otro, que es el derecho
a perdonar,
porque el error es tu maestro. Ámate, sincérate y
considérate.. Si tú
no te quieres, no vas a encontrar a nadie que te pueda querer. El amor produce
amor. Si te amas, vas a encontrar el amor. Si no, vacío. Pero nunca busques una
migaja; eso es indigno de ti. La clave entonces es amarse a sí
mismo.
Y al
prójimo como a ti mismo. Si no
te amas a ti, no amas a Dios, ni a tu hijo, porque te estás apegando, estás
condicionando al otro. Acéptate
como eres; lo que no aceptamos no lo podemos transformar, y la vida es una
corriente de transformación
permanente.