Dime muchas veces que me quieres.
Dímelo con palabras,
obras y gestos. Dímelo, no des por
descontado que ya lo sé,
porque dudoso de mí como soy ,
necesito oír una y mil veces
que tú me amas. Dímelo , tal vez te
parezca que tanto
repetírmelo me violenta. Hasta puede
que yo te diga que no
me hace falta. Pero tú no lo creas y
sigue diciéndomelo.
Es lo que más necesito, yo inseguro y
que continuamente
tiendo a dudar de
mí.
Felicítame a menudo por los trabajos
bien hechos. Y
cuando algo me salga mal , por favor
no me lo eches en
cara, sinó anímame . Y otra cosa:
nunca aceptes lo
hago por tí como algo natural y
debido. Reconócemelo.
Eso me animará a seguir . Con gusto
te hago la comida
y te preparo la ropa , pero ¿por qué
has de pasar
desapercibido? ¿Nunca te lo han
dicho? Cuando nadie
te lo reconoce, uno hasta se cansa de
ser bueno.
Cuando te sientas tristes, solo o
incomprendido, dímelo.
Me alegrará saber que tengo la
capacidad de consolarte.
Los sentimientos , si no se expresan
en palabras, pueden
convertirse en destructivos. Recuerda
que, aunque te quiero
mucho, no siempre puedo leer tu
pensamiento.
Cuando estés conmigo, exprésame
pensamientos y
sentimientos alegres. Tienen el poder
de dar vida nueva
a nuestra relación. Fíjate:¿No es
maravilloso celebrar
"cumpleaños" y días particulares,
exclusivamente nuestros,
de San Valentín. Haz regalos de
amor.
Y hazme sentirme importante. Si con
tu manera de
tratarme en la casa me haces sentir
así , esa delicadeza tuya
me compensará de tantas veces que hoy
,cada día, me he
sentido anulado por la indiferencia
de los demás. Si me
amas, construye tú en mí lo que
destruyen otros.
Nunca desprecie mis criterios
diciendo que lo que yo veo
o entiendo no tiene relevancia ni
realismo. Si yo lo
entiendo así, para mí ¡sí es
real y tiene importancia!
Escúchame sin prejuicios ni ideas
preconcebidas. Ser
escuchado , como ser visto, es vital
para el hombre. Cuando
tú me oyes y me ves tal como soy y me
siento ahora,
reafirmas mi personalidad, y eso nos
ayuda a los dos a
evolucionar en nuestro
amor.
Tócame, abrázame, acaríciame. Yo soy
cuerpo también y
mi ser físico se revitaliza con el
lenguaje afectuoso del gesto.
Respeta mis silencios. En los
momentos de callada reflexión,
se perfilan alternativas para mis
problemas, se desarrolla
mi creactividad y se manifiesta mis
necesidades espirituales.
Yo necesito a veces estar a solas
conmigo: déjame.
Haz saber a los demás que me quieres.
La afirmación
pública de nuestro amor me llena de
orgullo. Es bueno
compartir con los demás el gozo de
nuestra relación.
Leo
Buscaglia