SONETO
Quedó en mis manos un girón
de encaje;
te escapaste de mí como una sombra,
mas al huir, se te enredó
el ropaje
y rodaste de espaldas por la alfombra.
Te curvé bajo el yugo de
mis brazos,
y de mis dientes la caricia ruda
rasgó cendales y deshizo
lazos,
hasta dejar tu castidad desnuda.
Y allí, sobre la alfombra,
entrelazados,
las sombras como hiedras agitadas,
nuestras bocas
rampantes y lascivas.
confundidos en un bárbaro
grito,
resucitamos el antiguo mito
del amor, en las selvas
primitivas.
FRANCISCO
VILLAESPESA
( España,
1877 - 1936
)