POR LA PAZ
Muerte.
Maldita seas.
Que llegas
travestida de todas las maneras posibles. Eres bomba, eres bala y también llegas
en trenes, colectivos, o te quedas agazapada en edificios que vuelan por los
aires, Muerte nauseabunda, que despellejas a inocentes, acosas con el hambre,
mutilas, aprietas las gargantas, decapitas, infame, te disfrazas
de
orden
Escoltada
por
Quienes
resuelven
Explicarnos
que
Un enemigo
aguarda
Cuando
discrepa
Con los que
se creen
Patrones
del poder
Y te
dispersas arrasando, diezmando, aniquilando, englobando cada día más espacios en
pos de las mercancías que los miserables mercaderes malversan a escala
planetaria. Y el Poeta te dijo aquella vez: -¡Muerte Puta! Cuando te llevabas a
inocentes.
¡Detente,
oh Tiempo!
Dentro
del
Tiempo.
Antes de
que caiga
La bomba
por
La que el
hombre
Dice sus
plegarias.
No,
lágrimas de pánico
No, ayes
quejumbrosos
Miembros
dispersos
Entremezclados
Confundidos
de cuerpos.
Y manos en
el
Rostro
Apretadas
manos
Que se
clavan con
El intento
de mitigar
El
dolor
Claman
lloran gritan
Manos que
debieran hacer, tomar la pala, remover la tierra y sembrar la semilla que
dará fruto. Pero las manos están quietas. Lloran con el mismo cuerpo al que
pertenecen. Sólo se mueven para levantar del suelo otro cuerpo, destrozado. Es
un niño y acarician esas heridas como si fuese tersa y suave piel, inocente piel
que un rato antes temblaba emocionada en sus juegos infantiles. Y los aviones y
la metralla y esas caras tapadas, escondidas, embozadas esparciendo miedo,
cuando las manos esparcían las semillas, o creaban objetos para un mundo hecho a
mano. Un mundo en paz. En la paz que no existe. Que está lejos, porque
Esa puta
muerte
Abarca
todos los
Rincones
del
Planeta y
se está
Llenando
poco a poco
De un olor
insoportable.
Miedo que
avanza
Haciéndonos
creer
Que se
instala para
Imponer la
paz.
Pero otros
hombres, otras mujeres sienten y piensan distinto a como piensan los mercaderes
de la muerte. Y siguen, aún junto al tanque que humea, sembrando las semillas,
haciendo su trabajo, acariciándose entre sí, acariciando a sus hijos. Ese otro
hombre y esa otra mujer que hacen el amor, que esperan, que saben. Y saben que
otro mundo es posible en este mundo. Otro tiempo dentro del tiempo.
Y llegarán
los días
Muerte
puta
En que
cuando
Alguien
termine
Su estancia
en el
Planeta,
Se diga:
-murió
De muerte
natural.
Helios
Buira
13 de septiembre del 2006
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