Por miedo a sufrir que alguien no te quiera, te
convertís en posesivo y lo único que conseguís es que todos te huyan y te quedes
solo.
Por miedo a sufrir una relación sexual no bien lograda, sufrís por
años la castración de una impotencia impuesta por vos mismo.
Por miedo a
fracasar en tus proyectos, sufrís el terrible fracaso de no emprender
ninguno.
Por miedo a que tu hijo de un mal paso, lo convertís en un
inmaduro y un sobreprotegido, incapaz de dar un paso por su cuenta.
Hay
un temor al sufrimiento que es sano, porque funciona como una señal de alarma
que suena a tiempo para que evites el dolor innecesario.
Pero hay un
temor al sufrimiento que es dañino, porque es como una alarma que suena todo el
tiempo, que te impide vivir y te causa sufrimientos que podrías
evitar.
Evita, entonces, el miedo innecesario.
El miedo existe en cada uno de nosotros ante diferentes
situaciones pero lo malo del miedo es cuando somos parte de él o somos
generadores de miedo en forma continua.
No está mal tener ciertos miedos pero cuando sufrimos temor
ante todo lo que se nos presenta debemos detenernos y ver qué está pasando en
nuestro interior.
El miedo paraliza y tambien cuando lo transmitimos a los
que nos rodean, sobre todo a nuestra descendencia origina traumas de por
vida.
Por eso ¡Cuidado! Sufrir en la vida por lo que ocurre en
determinados momentos está bien, pero sufrir por todo y sumar a esto hechos
imaginarios, suponer que todo va a conducirnos a un mal final, a un pésimo
resultado hace estragos en nosotros, en nuestras vidas y eso es lo lamentable
que por no parar esa ola de miedo que nos invade, por no cerrar esas puertas por
donde se filtra nos vamos haciendo sus prisioneros y una vez que estamos en su
celda tal vez podamos encontrar con ayuda la llave que nos permita salir pero el
daño interior en muchos casos es irreparable y todo lo que no supimos vivir por
estar presos ya no puede recuperarse.
Debemos comprender que en la vida todos pasamos en algun
momento por el camino del sufrimiento, que a veces no lo podemos evitar, pero no
hagamos que nuestros temores, nuestros miedos lleguen a enfermarnos al punto tal
de vivir siempre caminando por el sendero lleno de obstáculos que sólo
nosotros fabricamos...
La vida pasa demasiado rápido, no tenemos que detenernos, no
tenemos que ponernos piedras, no tenemos que pensar que nos espera lo peor, o
condicionarnos a algo que pensamos que es nuestra única alternativa... al
contrario debemos aprender a vivir instante por instante y así como una sorpresa
toca nuestro corazón y nos alegra, dejemos que todo fluya y no suframos antes de
tiempo... Pase lo que pase: El show debe seguir y el mejor actor se nutre
de su experiencia, de sus fallas y de todo aquello que muchas veces quebró
su fortaleza, que lo hizo temblar, dudar, sufrir y hasta llorar.
Dejáte llevar, sin temores, sin miedos, en esta obra de
teatro que llamamos Vida, vos y yo somos los protagonistas... Es
nuestro desafio salir a escena con las piernas firmes o temblar detrás del
telón.