Dicen que las alegrías cuando se comparten se agrandan.
Y que en cambio, con las penas pasa al revés, se achican.
Tal vés lo que sucede es que, al compartir, lo que se dilata es el
corazón
y así se está mejor capacitado para gozar de las alegrías
y mejor defendido par que las penas no nos
lastimen.
Mamerto
Menapace