Aparte de leer, hagan clik donde corresponda y verán...
Cada vez que viajo a una ciudad nueva, hago casi lo
mismo: voy al mercado porque alguien me dijo que una ciudad se entiende por su
mercado, y voy a un bar porque nadie me dijo nada pero a mi me gustan los bares.
Y en Sudaquia me ha pasado que, a veces, me encuentro con imágenes que ya creo
conocer: mercados y bares tan parecidos a otros mercados y bares sudacas, por
ejemplo. Digo, sin mencionar que en todos lados hay muñequitas artesanales,
chicha de maíz y empanada rellena, hay una sensación, una idea, un paisaje
humano que de tanto en tanto se vuelve a repetir. Como éste:
En Sudaquia hay un señor calvo que vende
verduras en el mercado y una señora que compra pieles falsas
en un mall. Un nene sucio que vive en la banca
de un parque y una nena de trenzas que va a un colegio francés, y le saca la
lengua. También hay hombres de corbata con esposas rubias que escuchan música
cross over en el gimnasio. Hay una fila larguísima en la sección de visas de la
embajada gringa, hay clases de inglés y comida fusión. Hay señores que lavan
autos, hay autos modernos y autos robados. Hay carretas de madera cargadas de
verduras, que una mucama de uniforme, que llegó del campo, le compra a un señor calvo en el
mercado.
En un bar cualquiera un sudaca jubilado le pide al mozo
un café negro, abre el diario y reflexiona: "no somos Suiza, pero tampoco
Somalia". Entra al bar una niña que regala flores a cambio
de monedas; entra una mujer robusta que lleva de la mano a un niño que llora
porque quiere un helado: "¡no pida tanto que en Africa no comen!", le dice. Por
la ventana del bar pasa una pareja elegante cargada de bolsas que discute a los
gritos: "¡¿acaso crees que gano en euros?!". Y el sudaca jubilado reflexivo,
café en mano y ceño fruncido, niña a su lado con manita estirada, mozo en frente
con la cuenta del café y diario abierto en la sección deportes, piensa que en
Sudaquia hay extremos.
Piensa en los ricos y en
los pobres y
piensa en el juego de esta tarde. "No somos Suiza pero tampoco Somalia", vuelve
a decir, mientras saca unas monedas, paga el café y compra una flor que le
perfuma el día.

Fuente: Margarita Garcia - Diario Clarin
(Argentina)
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