Haz mi paso lento, Señor…
Madre Teresa de
Calcuta
Alivia el latido de mi corazón mediante la
quietud de mi mente.
Dame, en medio de la confusión de mi día,
la calma de los cerros
eternos.
Atenúa la tensión de mis nervios y músculos
con la música suavizadora de las corrientes cantarinas que sirven en mi
memoria.
Ayúdame a conocer el poder restaurador del
sueño y tu presencia…
Enséñame el arte de tomar vacaciones de un
minuto, detenerme para mirar una flor, conversar con un amigo, acariciar a un
gato, leer unas pocas líneas de un buen
libro.
Recuérdame cada día la fábula de la liebre y
la tortuga para que pueda saber que la carrera no siempre gana el más veloz,
para tener presente que la vida es más que aumentar la
velocidad.
Haz que mire hacia arriba a las ramas del
imponente roble y que sepa que creció grande y fuerte porque creció lentamente y
bien guiado por tu tiempo y
dirección.
Haz lento mi paso… e inspírame para que envíe
mis raíces profundamente en el suelo de los valores perdurables de la vida, para
que pueda crecer hacia la felicidad de la Tierra, preámbulo de la que tendré en el
cielo.
En este mundo agitado, recordemos quien es la
paz
en medio de la tormenta
y la quietud en medio del
bullicio.