MUY BIEN, MUY
BIEN...
En una aldea de
pescadores, una muchacha soltera tuvo un hijo y, tras ser vapuleada, al fin
reveló quién era el padre de la criatura: el maestro Zen, que se hallaba
meditando todo el día en el templo situado en las afueras de la aldea.
Los padres de la muchacha y
un numeroso grupo de vecinos se dirigieron al templo, interrumpieron bruscamente
la meditación del Maestro, censuraron su hipocresía y le dijeron que, puesto que
él era el padre de la criatura, tenía que hacer frente a su mantenimiento y
educación.
El Maestro respondió
únicamente: "Muy bien, muy bien...".
Cuando se marcharon,
recogió del suelo al niño y llegó a un acuerdo económico con una mujer de la
aldea para que se ocupara de la criatura, la vistiera y la alimentara. La
reputación del Maestro quedó por los suelos. Ya no se le acercaba nadie a
recibir instrucción.
Al cabo de un año de
producirse esta situación, la muchacha que había tenido el niño ya no pudo
aguantar más y acabó confesando que había mentido.
El padre de la criatura era
un joven que vivía en la casa de al lado.
Los padres de la muchacha y
todos los habitantes de la aldea quedaron avergonzados.
Entonces acudieron al
Maestro, a pedirle perdón y a solicitar que les devolviera el niño.
Así lo hizo el Maestro.
Y todo lo que dijo fue:
"Muy bien, muy bien...".
*"No permitas que el error
de otros, impida tu ayuda a quien lo necesita"
" Escucha a tu corazón,
mira con los ojos del alma y no con la perspectiva de
otros"
(
El_Chamán)
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