22 de febrero de 2007
Por Armando Quintana
No parece que haya terminado de
concretarse en el último Foro Social Mundial cómo va a desarrollarse su futuro:
si sólo un lugar de encuentro o intercambio de comunicaciones y claves conjuntas
de situaciones que afecten a todos, o va a ser también un espacio para afrontar
propuestas comunes que conduzcan a la acción.
Tampoco ha transcurrido tanto
espacio de tiempo – nació en el 2001- cómo para hacer historia y marcar líneas
y, en frase de algunos de sus líderes, “hay procesos históricos que no se pueden
acelerar, al margen que nos gustaría hacerlo”.
Lo que sí parece evidente es la
constatación de su eficacia, pues ha comenzado a abrir redes de signo similar en
muchísimos lugares del mundo – aquí mismo en Gran Canaria su Foro Social anuncia
asamblea para los días 3 y 4 de marzo próximo-. Y va existiendo la constatación
de que solos, aislados no se puede ser alternativa. Es necesario estar juntos el
mayor número posible de personas y de grupos.
De la misma forma que las grandes
potencias emplazan al resto mundial a aliarse contra el terrorismo, hay otros
terrores en el globo terráqueo en los que también se requieren alianzas. Me
refiero a la pobreza, las relaciones Europa – Africa, la deuda externa, el SIDA,
la lucha contra la miseria, la enfermedad, la ignorancia,… En estos otros
terrores hay que aplicar la ley que Desmond Tutu recordaba últimamente en Kenya:
“la ley fundamental de nuestro ser es que nos debemos los unos a los otros, y la
única manera de cumplirla es en unión, todos nosotros”.
Idea clave en estos foros es la
creación de redes. Ha nacido una red de luchas laborales. Está en proceso una de
intelectuales activistas. Se sigue potenciando la de movimientos rurales,
campesinos. La feminista sigue muy activa. Y lo han estado también en el último
foro las redes de defensores de sexualidades alternativas. Si esto se va
concretando en cada lugar del mundo, también en Canarias, podemos empezar a
hablar de que otro mundo está naciendo, y que el pesimismo no nos puede invadir.
No vendría mal que estas ideas sean
hechas propias por partidos que se precian de un talante humanista y que
empiecen a establecer las bases de un nuevo gobierno donde las personas sean lo
más importante. Y sí, la sorpresa es que muchos grupos políticos, ya en
contienda electoral, lo dicen: “las personas, lo primero”. Pero en esta batalla
ideológica las palabras ya sobran.
Las personas, lo primero. De
acuerdo. Más eso significa defender la universalización de los derechos,
criticar la mercantilización de la vida de los pueblos y sus organizaciones,
propugnar una cultura de paz y no violencia, defender la equidad en las
relaciones de género, respetar la diversidad sexual, valorar la cultura del
afecto y de la solidaridad frente al choque de las civilizaciones, empeñarse en
redistribuir la riqueza a nivel mundial con formas de democracia participativa
desde el pequeño municipio hasta situaciones más planetarias, considerar la
naturaleza más como vivienda que como recurso, etc… Y que eso se vea en los
programas electorales y en las medidas y acciones a desarrollar.
Sí, ya sé que son utopías. Pero ¿para
qué está la política sino para ir haciéndolas realidad? Por eso, porque aún no
lo hacen, son necesarios los Foros Sociales mundiales, y también los insulares
y/o regionales. Y de ellos tendrán que aprender los grupos políticos, si quieren
seguir existiendo y no entrar en cuestionamiento. De hecho, la abstención
electoral que nos ronda, ¿no es una forma de criticar lo que existe?