Puedes irte y no
importa, pues te quedas conmigo como queda un perfume donde había una
flor.
Tú sabes que te
quiero, pero no te lo digo; y yo se que eres mía, sin ser mío tu amor.
La vida nos acerca y la vez
nos separa, como el día y la noche en el
amanecer...
Mi corazón sediento ansía tu
agua clara, pero es un agua ajena que no debo beber...
Por eso puedes
irte, porque, aunque no te sigo, nunca te vas del todo, como una
cicatriz;
y mi alma es como un
surco cuando se corta el trigo, pues al perder la espiga retiene la raíz.
Tú amor es como un río,
que parece más hondo, inexplicablemente, cuando el agua se va.
Y yo estoy en la orilla,
pero mirando al fondo, pues tu amor y la muerte tienen un más allá.
Para un deseo así, toda la
vida es poca; toda la vida es poca para un ensueño así...
Pensando en ti, esta
noche, yo besaré otra boca; y tú estarás con otro... ¡pero pensando en mí!
Miguel A.
Buesa.
aporte de Xavier Rivera
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