Asunto: | [brisasrenovadoras] hacer el amor | Fecha: | Jueves, 1 de Marzo, 2007 11:35:40 (-0300) | Autor: | marias carla sobral <mariascarlas @.........ar>
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ya se que lo leimos mil y una vez pero es lindoo para un dia de lluvia como
hoy Ella y yo hacíamos el amor diariamente. En otras palabras,
los lunes, los martes y los miércoles hacíamos el amor invariablemente... Los
jueves, los viernes y los sábados, hacíamos el amor igualmente... Por último los
domingos hacíamos el amor religiosamente... Hacíamos el amor compulsivamente. Lo
hacíamos deliberadamente. Lo hacíamos espontáneamente. Hacíamos el amor por
compatibilidad de caracteres, por favor, por supuesto, por teléfono, de primera
intención y en última instancia, por no dejar y por si acaso, como primera medida
y como último recurso. Hicimos el amor por ósmosis y por simbiosis:
y a eso le llamábamos hacer el amor científicamente. Pero también hicimos el
amor yo a ella y ella a mí, es decir, recíprocamente. Y cuando ella se quedaba a
la mitad de un orgasmo y yo con el miembro convertido en un músculo fláccido no
podía llenarla, entonces hacíamos el amor lastimosamente. Lo cual no tiene nada
que ver con las veces en que yo me imaginaba que no iba a poder y no podía, y
ella pensaba que no iba a sentir y no sentía, o bien estábamos tan cansados y tan
preocupados que ninguno de los dos alcanzaba el orgasmo. Decíamos entonces, que
habíamos hecho el amor aproximadamente. O bien a Estefanía le daba por recordar
las ardillas que el tío Esteban le trajo de Wisconsin que daban vueltas como
locas en sus jaulas olorosas a creolina, y yo por mi parte recordaba la sala de
la casa de los abuelos con sus sillas vienesas y sus macetas de rosas esperando
la eclosión de las cuatro de la tarde... así era como hacíamos el amor
nostálgicamente,
viniéndonos mientras nos íbamos tras viejos recuerdos. Muchas veces hicimos el
amor contra natura, a favor de natura, ignorando a natura. O de noche con la luz
encendida, o de día con los ojos cerrados. O con el cuerpo limpio y la conciencia
sucia. O viceversa. Contentos, felices, dolientes, amargados. Con remordimiento y
sin sentido. Con sueño y con frío. Y cuando estábamos concientes de lo absurdo de
la vida y de que un día nos olvidaríamos el uno del otro, entonces hacíamos el
amor inútilmente. Para envidia de nuestros amigos y enemigos hacíamos el amor
ilimitadamente, magistralmente, legendariamente. Para honra de nuestros padres,
hacíamos el amor moralmente, Para escándalo de la sociedad, hacíamos el amor
ilegalmente. Para alegría de los psiquiatras hacíamos el amor
sintomáticamente Hacíamos el amor físicamente, de pie y cantando, de rodillas y
rezando, acostados y soñando. Y sobre todo, y por la simple razón de que yo lo
quería así y ella también hacíamos el amor voluntariamente...
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