Asunto: | [brisasrenovadoras] el silencio | Fecha: | Miercoles, 7 de Marzo, 2007 08:51:34 (-0300) | Autor: | marias carla sobral <mariascarlas @.........ar>
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En el silencio indescriptible marcha el más sabio de los consejos, la palabra
más dulce, la verdad más pura. Es en el camino del silencio donde se construyen
las grandes bases, los más fuertes cimientos, los más elementales pensamientos
que trasmiten la paz de los tiempos. Las acciones más nobles nacen del
silencio. Cada palabra sin pronunciar es doblemente poderosa si nace del
silencio con que se manifiesta el pensamiento. El
silencio es la llave para detener las ambiciones, los ímpetus, las energías
desbordadas. El silencio nutre el pensamiento porque es su esencia.
La
tristeza se lleva mejor en el silencio porque las emociones intensas son de
origen personal. Nadie siente con la misma intensidad, por ello no es posible
sentir igual. Sólo es posible sentir en silencio y en soledad. El silencio y la
soledad son complementos. La soledad es el silencio del alma y el silencio es la
soledad de las palabras. La palabra es un don tan hermoso que es mejor dejarla ir
solo cuando es estrictamente necesario. El silencio
es la voz del corazón hablando contigo. Es lo que expresa tu corazón. Por eso
hay que escuchar lo que dice el corazón en silencio y si es necesario dejar al
corazón expresar con el verbo. Lo que se dice pocas veces es
igual a lo que se siente. Una hermosa enseñanza es la que nos cuenta el origen
del eco. El eco fue creado para que siempre recuerdes que lo que dices siempre
regresará a ti. Hubo un tiempo en que las grandes batallas se pelearon usando
la palabra. Eran palabras como flechas y dardos envenenados que causaban
desolación, muerte y llanto. Un día en que los pueblos estaban casi exterminados,
se reunieron y decidieron pedir ayuda y consejo al viejo maestro de la montaña.
Tres gobernantes marcharon durante tres días y al llegar le pidieron consejo ante
la inminente destrucción de su raza. El anciano parecía no escuchar el pedido de
los gobernantes. Sólo observaba el infinito a través de sus ojos color miel. Uno
de ellos llenándose de furia incontenible lanzó una palabra mortal hacia el
maestro de la montaña. Después de proferirla al cabo de unos instantes la misma
palabra se escuchó por tres veces más antes de que el agresor cayera abatido de
inmediato a los pies de éste. Los otros dos le miraron sorprendidos y
regresaron con la enseñanza de que el silencio es el mejor escudo a las palabras
de ira y odio. Desde ese instante aquel pueblo encontró en el silencio el mejor
escudo, el mejor instrumento de paz, la mejor pregunta, la mejor respuesta. El silencio es la elocuencia del corazón. Sólo en el silencio
aprendes a escuchar. Si escuchar es la razón de la comprensión, el silencio es la
razón de la sabiduría. ¿Pero acaso el callar es lo mismo que el
silencio? ¿Calla el ave cuando llega un nuevo día? ¿Calla el agua del río al
encontrar su camino al mar? ¿Calla el llanto del dolor en cada ser? Nunca dejes
sin palabra lo que estremece tu corazón. Es por eso que el ave canta con la
alegría de un nuevo día, el agua del río por volver al mar, el llanto del dolor
por escapar del corazón. Aún en estos actos hay silencio, porque viene de la
esencia misma. Algunos suelen decir que el silencio es la ausencia del sonido.
El silencio es el equilibrio del sonido. Si dos ondas de sonido con la misma
intensidad y en sentido contrario se encuentran, entonces, se produce el
silencio. Por ello no podrá existir el silencio sin el equilibrio del verbo en
ti. Que tus palabras sean el reflejo fiel de un alma noble, para
que cuando salga regrese a ti con la misma intensidad como se fue. Sólo así
sabrás que el silencio le dio en justa medida el
equilibrio a tu alma, a tu mente y a tu corazón. El silencio es
la primera herramienta para saber si el mundo a tu alrededor te escucha y tú lo
escuchas a él. Se aprende a oír en el silencio, pero se aprende más a sentir
cuando aprendes a escuchar. Sé entonces como el silencio, aparentemente
inexistente pero firmemente útil y recuerda siempre esto: - Quien
conoce el silencio dice más con menos palabras.
- Quien conoce el
silencio piensa más de dos veces lo que quiere decir.
- Quien conoce
el silencio habla de corazón a corazón.
- Quien conoce el silencio calla
primero, luego observa y finalmente decide la utilidad de la palabra.
- Quien conoce el silencio venera el valor sagrado del verbo.
- Quien
conoce el silencio ejerce control de su existencia.
- Quien conoce el silencio
conoce la luz de la existencia suprema.
Del BREDAM, el
Canto Cósmico del Universo
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