FUNCIONANDO
PLENAMENTE
La
persona que funciona plenamente tiene un sentido muy profundo de espiritualidad.
Sabe que su calidad de persona y el mundo en el que vive, no se pueden explicar
o comprender solamente a través de la experiencia humana.
Sabe
que debe ir más allá de sí misma y de su limitada realidad. Sabe que debe dar el
"salto".
Posee
una inexplicable sensación de algo más…
Siente que existe un intelecto operativo mayor que el suyo, aunque no encuentre
palabras para nombrarlo.
Está
consciente de un gran diseño incesantemente operativo, en el cual todo es
compatible y sin contradicciones.
La vida ofrece pocas explicaciones: No podemos estar seguros del verdadero
significado de la vida, de la fuente de la misma, ni de la vida después de
la ésta.
Solamente nosotros podemos aceptar con fe o elegir la
nada.
La espiritualidad, la fe, y el misterio, son inherentes a cada aspecto de la
vida.
Estar en contacto con la naturaleza, experimentar plenamente su hechizo, saber
como trabajan las cosas que llamamos inanimadas…, es sumergirse en la divinidad de todo lo que vemos.
Nunca he podido dar por naturales, las cosas comunes y todavía tiemblo de
emoción, cuando marco un número telefónico directo al otro lado del país, o
del mundo y escucho la voz de la persona diciendo "hola"…
El
hecho de que al apretar un botón, se produzca calor, frío, música... es algo que
no deja de admirarme.
El plantar una semilla y que ésta se convierta en flor, el enseñar algo que pasa
a ser parte de otro, el intercambio de una sonrisa… son para ejercicios
espirituales continuos.
La gran variedad de alimentos a nuestra disposición, me maravillan
también.
Admiro
el hecho de que cada alimento tenga su sabor, cada ser vivo sus propias
características y cada mañana y cada anochecer; su propia música.
Es
palpable que no es el mundo el que está vacío y falto de magia, si no nosotros.
La magia no es prerrogativa única del hechicero.
Cada
uno de nosotros tiene el poder de conjurar y
desencantar.
Somos
creadores del misterio de la vida cada día.
Los
secretos yacen debajo de cada árbol, en cada insecto, en cada
pensamiento…
Las plantas florecerán, nos interesemos por ellas o no.
Todos
los alimentos tendrán diferentes sabores, aunque no los
probemos.
Siempre
habrá magníficos amaneceres y atardeceres, aunque no nos movilicemos a ver
ninguno.
El
espíritu de cada persona y cada cosa, está presente aunque estemos
demasiado dormidos para sentirlo o neguemos su existencia.
La espiritualidad abarca una conciencia de todo lo que hay y una apertura a
lo que no se ve. Es esa fortaleza e intrepidez nuestra que nos permite
trascender la fisicalidad y trascendernos a nosotros mismos.
El
individuo que funciona plenamente, sabe que la magia del espíritu es la que
mueve la vida, la que erradica el aburrimiento y eleva la existencia más
allá del espacio y tiempo.
Una persona que funciona plenamente, se embelesa ante una naranja y se
extasía ante una brizna de hierba.
Funcionar
plenamente es estirar la mano con absoluta confianza y tocar la Grandeza en
todas las cosas.