La revelación se
manifiesta según una secuencia arrítmica. Es impredecible. Posee un
encadenamiento lógico, respecto a las que la preceden y sucederán. Es ajena
a la personalidad o ego. Tiene existencia por derecho propio y libera las
fuerzas del alma.
Estar atentos,
bien despiertos para detectarla, otorga un sentido trascendente a la existencia.
Encontrando así, el verdadero valor del saber, del no-saber. Por tal motivo, es
válido reconocer que la tristeza, posee una acción inhibidora de la misma.
Dicho de otro modo,
ser felices y agradecidos por las cosas simples de la Vida, nos predispone a
percibir con certeza, el efecto sanador de la revelación.
Néstor Hugo
Almagro