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En esa tolerancia caprichosa y desnuda
la hoja simple ondula con su belleza muda.
Cuando todos te ignoren aquí esta mi locura,
como viento deseoso de llevarte en sus brazos,
desgajaré tus besos y los haré pedazos
con mis labios sedientos de amor y de ternura.

Hoja en arrullo, la vida te ama y te castiga,
la primavera te mece, el otoño te hostiga.
Entre todas las cosas que te ofrece la vida,
encontraras mis huellas aiguiéndote los pasos.
Si al golpearte la vida te duelen los fracasos,
regresa que mi cuerpo te sanara la herida.

Déjame que te hable con la voz del silencio,
esperando paciente sin temor ni desprecio,
que renacida vuelvas como retoños nuevos
arropando las ramas desnudas de mi cuerpo.
En esta tarde el cielo despliega su concierto,
y en las nubes hay ramas que les brotan renuevos.

G.g