UN CAMINO UNIVERSAL

Más allá de las diferentes filosofías, religiones, escuelas, tendencias y
subtendencias que invitan al Ser Humano al crecimiento personal, más allá de
todo lo que separa los diferentes caminos, me ha preocupado siempre encontrar
esos aspectos universales que están presentes en la mayoría de ellos, porque
creo muy necesario realzar todo aquello que nos une frente a lo que nos
separa.
Desde esa perspectiva hoy quiero presentaros una fórmula de crecimiento,
la expresada en el dibujo de arriba que enseguida explico. Una especie de
fórmula universal de la realización personal.
HIJOS DEL CIELO Y DE LA
TIERRA
Gráficamente está representada por dos triángulos equiláteros
cuyos vértices apuntan en direcciones opuestas: uno hacia arriba, hacia el cielo
y otro hacia abajo, hacia la tierra.
Es decir, esta fórmula refleja las dos energías básicas y
opuestas que nos constituyen: una espiritual que nos eleva y hace que tendamos a
la trascendencia y una energía material que nos centra en la tierra y tiende a
que manifestemos en el aquí y ahora todos nuestros dones y carencias.
Esto es lo primero a destacar de la fórmula que os propongo pues,
en lo mejor de las tradiciones taoísta y tántrica, pretenden reconciliarla
materia y el espíritu de que estamos hechos, reconociendo que aunque ciertamente
somos Hijos del Cielo también somos Hijos de la Madre Tierra y necesitamos
reconciliar o mejor fusionar creativamente esas dos tendencias que algunos ven
como opuestas aunque en realidad
son complementarias.
Cuando ambas están
equilibradas todas nuestros sueños, metas, ideales y aspiraciones –la energía
del triángulo espiritual que nos eleva y nos invita a crecer- tienen una
adecuada manifestación práctica en nuestros actos en la tierra y viceversa.
EL TRIÁNGULO DE LA TRASCENDENCIA
AMOR, CONCIENCIA y FUERZA
Son las
tres virtudes espirituales que nos hacen crecer como personas y avanzar en
cualquier camino de superación o realización personal.
EL AMOR es el vértice
superior del triángulo espiritual porque es la fuerza que cohesiona el universo,
que une y no separa, que integra, que nos hace salir de nosotros para ir al
encuentro del otro, del amado o de los demás en general.
Cultivar el Poder del Amor significa vivir su plenitud en tu
propio interior al margen de lo que ocurra fuera, es encontrar el
manantial permanente de la plenitud en tu corazón para poder beber cuando tengas
sed, para poder ofrecer su agua pura y fresca a quien ames o lo necesiten, para
que su energía creativa se manifieste en actos concretos por la vida en su
conjunto y los demás.
Cierto
que a veces tememos amar por miedo a ser vulnerables, a ser
heridos o rechazados y también podemos decir amar mucho pero no
traducir en hechos concretos nuestras intenciones o ser
estos desequilibrados; en ninguno de estos casos se ha llegado al verdadero
manantial del amor que vive dentro de cada uno, porque cuando se descubre la
pureza de sus aguas sanadoras ya nadie puede hacerte daño porque la plenitud
está dentro de ti, siempre a tu alcance.
El amor y su plenitud no
pueden ser solo un gozo o un anhelo, deben traducirse en actos concretos, deben
manifestarse en el mundo de la materia y así, la cualidad a
través de la que el verdadero amor se manifiesta en el mundo es mediante LA
ARMONÍA O EL EQUILIBRIO, el vértice central del
triángulo material.
EL TRIÁNGULO DE LA MANIFESTACIÓN
Está constituido por las tres cualidades que expresan o
manifiestan creativamente en el mundo material los ideales del triángulo
espiritual. Son Armonía, Voluntad e
Integridad.
LA
ARMONÍA o el EQUILIBRIO son el vértice inferior del triángulo material
porque la manifestación más práctica y básica del amor es la armonía que crea
entre las personas que se aman, el equilibrio entre Tú y el otro, entre el Yo y
los Demás, la armonía o el equilibrio que hay en tu vida cuando tú realmente te
amas.
El verdadero amor sana, integra y equilibra, nos hace vivir en
armonía con lo que nos rodea, con nosotros mismos y con los demás. Una relación
donde uno siempre da y el otro recibe, donde uno siempre exige y el otro se
sacrifica no está equilibrada y no será duradera.
LA FUERZA o Fortaleza Interior.- Es uno de los vértices en que se apoya
el triángulo que nos eleva, el espiritual,
porque sin fortaleza interior no puede manifestarse el verdadero amor.
Sólo los fuertes pueden amar porque los débiles más bien piden o incluso exigen
el amor de los demás para llenar su propio vacío.
Cultivar la Fuerza es aprender a desarrollar tu poder
personal, cultivar la autosuficiencia, saber generar y desplegar la
energía, confiar en ti y en tu propio destino, tener la certeza de que podrás
afrontar con creatividad cualquier desafío que la vida te imponga.
Pero más allá de esa aspiración por alcanzar la verdadera
fortaleza, ¿cúal es su manifestación práctica?.
Si cuando nuestras relaciones se viven en armonía y estamos
realmente equilibrados sabemos que amamos de verdad y sabemos amarnos, ¿cómo sabemos si realmente estamos cultivando la fuerza?: cuando
tenemos voluntad, cuando hacemos aquello que realmente queremos y no hacemos lo
que no queremos.
LA VOLUNTAD.- Es uno de los
vértices en los que se apoya el triángulo descendente, el de la manifestación en
la materia.
Yo puedo sentirme fuerte
hoy y mañana amanecer deprimido. El sentido del poder personal es algo que unas
veces se tiene y otras veces se pierde y sólo mediante un ejercicio consciente
de la voluntad, la fuerza es algo que permanece.
Voluntad y Fuerza están
íntimamente relacionadas. La verdadera voluntad nace de la
fortaleza interior y sin fortaleza interior no auténtica voluntad sino
obstinación y terquedad.
Cultivar la Voluntad es desarrollar la constancia, actuar de
acuerdo con lo que tú realmente quieres y no dejarte llevar por los demás o la
inercia.
LA CONCIENCIA es el otro
vértice del triángulo ascendente o espiritual. Alcanzar la sabiduría mediante el
desarrollo de la conciencia y tener Poder Personal mediante el ejercicio de la
Fortaleza Interior son las dos metas que acompañan a nuestra aspiración
espiritual de AMAR.
La Conciencia y la Fuerza
dan sabiduría y plenitud al amor y es a la vez el amor quien da sentido a la
fuerza y la conciencia.
Desarrollar la conciencia es querer ver la realidad tal y como es,
no en función de nuestros miedos o de nuestros deseos, es querer aprender
dejando de juzgar continuamente, es la búsqueda continua de la sabiduría.
Pero más allá de acumular conocimientos, ¿Cuál es la
manifestación práctica y material de la verdadera sabiduría?. ¿Quién es el
verdadero sabio?. ¿El que simplemente sabe o el que actúa de acuerdo con lo que
sabe?.
Si sabemos algo y no
vivimos de acuerdo con lo que sabemos es como si en realidad lo ignorásemos, por
eso la integridad o el ser consecuentes con nosotros mismos
y lo que sabemos es la manifestación práctica de la sabiduría.
VIVIR LA PLENITUD DE TU
DESTINO
AMOR, FUERZA Y CONCIENCIA
son las tres aspiraciones o energías que nos elevan.
ARMONIA, VOLUNTAD Y
COHERENCIA O INTEGRIDAD son sus manifestaciones prácticas, quienes nos indican
que estamos en el camino correcto, las cualidades mediante las que esas energías
que nos elevan se manifiestan correctamente en la materia.
Ejercitando estas seis energías nos aseguramos un sadhana
completo donde nuestra parte espiritual y la material se complementan pero aún
así, todas juntas deben servir a un propósito fundamental, a algo que las
integra y las da sentido: VIVIR CON GOZO Y CREATIVIDAD TU
PROPIO DESTINO.
En el dibujo que
explico hay un sol en el centro, ese sol representa la individualidad del propio
destino, representa a cada uno de nosotros como seres individuales porque ¿qué mejor garantía de que todas esas cualidades tienen un sentido
práctico en tu vida que la de hacerte vivir tu destino con creatividad y gozar
de tu vida y de la vida?.
CADA
PERSONA ES UN CAMINO
La filosofía de nuestra escuela es que cada persona
es un camino aunque muchos caminos individuales confluyan en uno solo, aunque la
meta sea la misma para todos: retornar a la Totalidad de donde procedemos, cada uno
recorre el camino por sí mismo, tiene sus propias dificultades, aprende de sus
personales errores y encuentra sus más o menos geniales
soluciones.
Esta fórmula que es
propongo es universal y por eso es la sadhana de nuestra escuela y la
esencia de nuestra enseñanza, creo que es un camino válido para todos pero cada
uno lo vivirá de su peculiar manera y añadirle incluso cosas de su particular
credo; aun así, aunque todos podemos esforzarnos por llegar a la misma meta,
cada uno tendrá que recorrer su propio camino, aplicarla en su vida concreta
para poder solucionar sus peculiares retos y desafíos.
Con mis
mejores deseos de Paz, Fuerza y Gozo
ã Francisco Torres
Perales
http://escueladeamor.com