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¿Hay
Alguien Justo?
Podríamos pensar que hay una contradicción entre los dos versículos del
encabezamiento, pero si leemos bien la Palabra de Dios en su conjunto,
nos daremos cuenta de que no es así. Ciertamente ningún hombre es justo
a los ojos de Dios. La justicia de Dios no es como la de los hombres,
pues Dios no se limita a la superficialidad de las cosas y a las
acciones que cometemos, sino que conoce los pensamientos secretos de
nuestro corazón y nuestras motivaciones.
Él discierne la envidia, el orgullo, el deseo de hacer el mal,
que muy a menudo escondemos a nuestros semejantes. Y nos comunica su
veredicto sin apelación. “No se justificará delante de ti ningún ser
humano” (Salmo 143:2).
Sin embargo, en la Biblia varios hombres son declarados justos.
¿Por qué? Porque creyeron a Dios. “Creyó Abraham a Dios, y le fue
contado por justicia… al que no obra, sino cree en aquel que justifica
al impío, su fe le es contada por justicia” (Romanos 4:3, 5).
Lo que hace que Dios pueda considerarnos como justos es la fe que
ponemos en la obra cumplida por Jesús.
Somos “justificados gratuitamente por su gracia, mediante la
redención que es en Cristo Jesús… por medio de la fe en su sangre” (Romanos
3:24-25). El amor de Dios encontró el método para hacernos justos: “Cristo
padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para
llevarnos a Dios” (1 Pedro 3:18). ¡Qué motivo de
agradecimiento y adoración!
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