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Sent: Monday, September 01, 2008 8:43
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Subject: [fedicaria] Nueva
publicación
Estimados amigos: Se ha publicado
recientemente la siguiente obra colectiva:
Juan Mainer (Coordinador): PENSAR
CRÍTICAMENTE LA EDUCACIÓN ESCOLAR. PERSPECTIVAS Y CONTROVERSIAS
HISTORIOGRÁFICAS. Prensas Universitarias de Zaragoza, 2008.
256 págs.
El Índice ya
puede decir a muchos lectores sobre el contenido del libro:
-
Presentación,
por el Proyecto Nebrasca
- Memoria y poder. La
historia como empresa crítica, por Juan-Sisinio PÉREZ GARZÓN.
- La genealogía, historia
del presente y didáctica crítica, por Raimundo CUESTA, Juan MAINER y Julio
MATEOS (del Proyecto Nebraska)
-La escuela y la escolaridad
como objetos históricos. Facetas y problemas de la historia de la
educación,
por Antonio VIÑAO FRAGO.
-Un paseo por la historia,
la educación y la historia de la educación, por Manuel FERRAZ LORENZO
-La cultura empírica de la
escuela: aproximación etnohistórica y hermenéutica, por Agustín ESCOLANO BENITO
- Perspectiva histórica de
la continuidad y el cambio en la historia de la escuela: ¿una paradoja de la “nueva”
historia cultural de la educación? por Marc DEPAEPE.
- La salud y la norma. Para
una
genealogía de la mirada médica y la norma, por Rafael HUERTAS.
- Escuela, hygiene y
sexuelidad infantil, por José-Benito SEOANE
CEGARRA
La
miscelánea de autorías, enfoques y trabajos que concurren en el presente
volumen es, en sí misma, un síntoma de las intenciones que animan a sus
promotores: entre otras,
trastocar las convenciones que encasillan y ponen fronteras precisas a
intereses y temas de estudio que, supuestamente, constituyen objeto exclusivo
de los impermeables campos académicos, que tradicionalmente han venido
ocupándose del universo educativo. Por eso comparecen aquí, en franco y
fecundo diálogo aportaciones provenientes de la historia contemporánea, de la
historia de la educación, de la didáctica crítica, de la historia social de la
medicina o de la sexualidad; y se abordan con un rico abanico de enfoques
(la historia social de la
tradición marxista, la genealogía foucaultiana, o las posiciones
etnohistóricas deudoras del giro
cultural). Sus cualificados y bien conocidos autores han colaborado muy
conscientemente en este proyecto que pone en fructífera conexión enfoques,
problemas y disciplinas que generalmente transcurren por sendas paralelas, sin
encontrarse. Así, la pluralidad temática y teórica que impregna el contenido
del libro lo convierte en objeto de interés para investigadores de las
ciencias sociales (muy en particular de la historia), para profesores que
enseñan esas materias en unos u otros niveles educativos, para historiadores
de la educación y, en general, para cualquiera persona dispuesta a pensar
histórica y críticamente sobre los problemas de la educación y de la cultura
de nuestro tiempo. Se trata de un
ensayo colectivo de indagación a propósito de la fuerza explicativa que los
distintos paradigmas historiográficos poseen a la hora de afrontar la tarea de
pensar críticamente la cultura escolar heredada.
No
quisiéramos que estas iniciales líneas den la impresión de una invitación al
uso dirigida a potenciales lectores; como si fuese una presentación de las
virtudes del libro con un elogio ayuno de ideas, de argumentos y de
intenciones explícitas. Si, por ejemplo, nos fijamos en la utilidad de la obra
como material para la formación crítica del profesorado, lo que se ha dicho
más arriba remite a unos principios poco comunes que han de ser subrayados
alto y claro. Negaríamos, en primer lugar, de forma radical, el consenso y la
práctica que escinde la reflexión teórica de los saberes más específicos del
oficio de enseñar; la distinción entre expertos y profesores prácticos; la
división de competencias entre los que cultivan la indagación científica y los
que se ocupan de menesteres docentes. Desde que la formación del profesorado
fue institucionalizándose, esa división del saber-poder fue adquiriendo una
arrolladora envergadura y consistencia, con abundantes efectos indeseables.
Entre ellos, cabe aludir a una jerárquica relación paternalista por medio de
la cual se pretendía (y se pretende) una profesionalización de los docentes
mediante variables dosis de tecnicismo didáctico y de las correspondientes
especializaciones disciplinares. Por otra parte la formación de profesores y
maestros, tanto la adquirida en centros universitarios o (de forma muy
distinta) en los primeros años de ejercicio profesional, imprime también, una
mirada sobre la escuela y su función social, sobre la misión del docente y
otros aspectos de la educación cuajada de idealismo: un brebaje narcótico que requiere de
sanos antídotos. Tanto a los profesores noveles como a aquellos que ya han
acumulado alguna experiencia en las aulas, les conviene saber cuanto antes
sobre la realidad que se esconde tras el idealismo y la ideología de la
educación. Al respecto es imprescindible el conocimiento histórico de los
propios cuerpos docentes, de la invención social de las disciplinas que se
enseñan, de las llamadas culturas de la escuela.
Por todo
ello, la heterogeneidad de autores y colaboraciones que aparecen en la obra no
es producto de una azarosa coincidencia, sino de un discurrir intencionado, de
un programa no sólo válido para formar profesionales de la educación sino
también como fértil semillero de sugerencias para proyectos de investigación,
y cuya naturaleza queda bien definida desde el mismo título.
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